La fama efímera de Matchbox Twenty (o Matchbox 20)

Hay grupos y artistas que están en el momento y el lugar adecuado, y luego dejan de estarlo. Posiblemente eso es lo que les pasó a Matchbox Twenty, un grupo que surgió tras la eclosión del grunge. Recapitulemos, a mediados de la década de 1990 el grunge había dejado de tener sentido para las discográficas y para parte del público. El suicidio de Kurt Cobain fue un golpe demasiado fuerte. Había que sacar una nueva escena basada en la «autenticidad» y la «independencia». Lo intentaron con el punk (Green Day, Offspring, etc.), a la vez que el Britpop se adueñaba del mercado. Sin embargo, en EEUU otros grupos y artistas tormarían el testigo en la segunda mitad de los noventa, mezclando una cierta nostalgia con las raíces americanas, con matices. Counting Crows, Sheryl Crow, Hootie & The Blowfish, etc., eran ejemplos de este hecho, más accesibles a las grandes masas. Y Matchbox Twenty pertenecerían a una segunda hornada, que quedó más difuminada que la anterior. El primer disco del grupo se publicó en 1996, «Yourself or someone like you», y lo firmaban como Matchbox 20. Era un álbum contundente, con grandes canciones de rock. Su primera mitad, las seis canciones del comienzo, son importantes. «Real world», «Long day», «Push», «3 AM», «Girl like that» y «Back 2 good» destacan por encima del resto del disco, y especialmente lo hacen «Push» y «3 AM», sus hits más aclamados. En la MTV debieron de aburrirse de programar sus vídeos, y es que llegaron a vender más de 15 millones de discos en todo el mundo. Casi nada. Alcanzaron el quinto puesto en el Billboard americano, y ni que decir tiene que en España eran casi unos desconocidos. El grupo tenía un cantante carismático, Rob Thomas, que sería más conocido en nuestro país por cantar «Smooth» en el disco de Santana «Supernatural» (1999), un regreso triunfal del guitarrista mexicano donde colaboraron gente como Dave Matthews, Lauryn Hill, Maná o Wyclef Jean. Pero, para entonces Matchbox Twenty estaban consolidados como una de las bandas del momento.

Sin embargo, su segundo disco no llegaría hasta 2000. Y con «Mad season» perdieron gran parte de su crédito. El disco, irregular y sobreproducido, apenas contaba con cuatro o cinco canciones salvables, muy alejadas de la creatividad de su debut. Aunque entraron en el 3 del Billboard, pocos se acuerdan de este disco, más allá de su mejor canción, «If you’re gone». En 2002 publicaron «More than you think you are» que, aunque adolecía de los mismos defectos que el anterior, contaba con mejores canciones, como por ejemplo «Feel», «Unwell» o «All I need». Pero el tiempo de Matchbox Twenty había pasado y fueron cayendo en el olvido. En 2005, su cantante Rob Thomas publicaba su primer disco en solitatario, «…Something to be», que incidía en el pop y que alcanzó el número 1 en EEUU, aunque el disco era bastante malo.

En 2007 Matchbox Twenty se reunían para sacar un nuevo disco, «Exile on Mainstream» (sacad vuestras conclusiones del título), una mezcla con canciones nuevas y recopilatorio. Llegaron de nuevo al 3 en EEUU, lo cual demuestra que tenían una base de seguidores, pero el grupo, que ya había perdido un miembro por el camino (no sabemos si cansado del mainstream), volvió a separarse. Si en 2002 no eran tiempos para Matchbox Twenty, en 2007 ni te cuento, no llegaron al millón de ejemplares en EEUU. En 2009 Rob Thomas sacaba su segundo disco en solitario, que tampoco superaba los 500.000 discos vendidos en todo el mundo. Lejísimos quedaban los quince millones del «Yourself or someone like you», y sí, obviamente los tiempos habían cambiado mucho.

En 2012 se produce la segunda reunión del grupo con «North», recientemente publicado y, la verdad, lo que hemos escuchado nos confirma que al grupo se le acabó la creatividad prácticamente en el primer disco. Canciones como «She’s so mean» y «Overjoyed» nos parecen flojas. Como hemos señalado anteriormente, en España nunca fueron muy conocidos, pero seguro que «Push», «3 AM» o «If you’re gone» suenan alguna vez en emisoras nostálgicas, esas que se han impuesto finalmente.

Nosotros nos quedamos con su primer gran disco, «Yourself or someone like you», que sigue sonando todavía bien y que mantiene la potencia de sus canciones. Y, para terminar, una de sus mejores canciones, que pertenece a «Mad season», la ya señalada «If you’re gone».

Una nueva temporada

Llega septiembre y comienza una nueva temporada en casi todos los órdenes de la vida. Y la música no podía ser una excepción. Pero, desde hace unos años, estos inicios en casi todos los órdenes de la vida no son los que eran. Y en la música tampoco. Estos días aparecen artículos con las novedades para las próximas semanas, lanzamientos que estarán destinados a ocupar portadas, o simplemente a contentar a las cada vez más reducidas bases de seguidores. En un mundo tan fragmentado como el de la música actual, el inicio de esta temporada se parece mucho al decepcionante año que llevamos.

Y es cierto. De todas las novedades que llevamos este año, el disco que más nos ha gustado de los que hemos escuchado es el ya comentado de Alabama Shakes, «Boys & Girls». El otoño no parece ofrecer nada que pueda levantar el panorama. En revistas, periódicos y páginas web se habla mucho de The XX, joven grupo británico que publican «Coexist», muy británicos ellos y muy tristes, pero no parece que vayan a pasar del hipster. En esa misma división se encuadran otros grupos, también británicos, como Two Door Cinema Club y gente aún más inclasificable como Spector o Toy. Otros que también presentan nuevo disco son Mumford & Sons, aunque estos van de un palo muy diferente a todos los anteriores, y aunque nos gustan, nos queda cierto regusto a impostura. Sin embargo, esperamos con ilusión «Babel» tras el recomendable «Sigh no more» (2009).

El rock americano parece en estado de hibernación. Pocas novedades a la vista y posiblemente sea uno de nuestros grupos favoritos, Band Of Horses, el más destacado, con «Mirage rock». Tienen el listón muy alto con el imprescindible «Infinite arms» (2010) y, bueno, el single de adelanto «Knock Knock» no está a la altura de «Laredo», pero creemos en Ben Bridwell y los suyos.

También hay que destacar el nuevo disco de Calexico, «Algiers», que llega tras varios años de silencio. Calexico es el típico grupo que aparece siempre en «lo mejor del año», pero están muy alejados del mainstream. Su música fronteriza y melancólica no parece muy adecuada para esos tiempos, o sí. En otro extremo, y muy vendedores ellos, aparecen Muse y The Killers. Muse están abocados al más difícil todavía y a la megalomanía extrema. «The 2nd law» no ha sido recibido muy entusiastamente, pero creemos que es un grupo que tiene un discurso propio y que no siguen modas. Aquí no es que seamos muy fans de Muse, pero les tenemos bastante respeto. En cuanto a The Killers, llega su cuarto disco «Battle born». Si Muse tiene una idea, The Killers creemos que no, y nunca perdonaremos a nuestro idolatrado Pep Guardiola el haber elegido «Human» como himno de su segunda temporada, una canción insufrible.

Curioso lo de Green Day que, en el más difícil todavía, lanzan ¡tres discos! en el intervalo de unos meses. Algún día tendremos que hablar de Green Day. Y, para finalizar, tres grandes y ancianos artistas siguen en la brecha, y menos mal, pero con sus matices. En primer lugar Bob Dylan. El bueno de Bob publica «Tempest» y la crítica lo saluda como su mejor obra en diez años. Más allá de lo promocional, su primer single, «Duquesne whistle» suena muy bien con su voz rota y el vídeo de Robert Hunter merece la pena.

Más dudas nos merece el nuevo disco de Van Morrison, «Born to sing: no Plan B». El «León de Belfast» lleva más de una década con el piloto automático, sacando discos medianos o directamente malos, considerando su último disco notable «Back on top» (1999), y no incluimos el maravilloso directo del «Astral Week» publicado en 2009. Van Morrison es uno de nuestros artistas favoritos, autor de discos y canciones inmortales, pero hace tiempo que parece que pasó su hora.

Y, como no, The Rolling Stones. Tras unos años divertidos, con la biografía de Keith Richards, el lamentable grupo de Mick Jagger Super Heavy, las pullas entre los dos, etc., etc., hace unas semanas se decía que estaban ensayando, que estaban componiendo, que iban a publicar un disco nuevo, que había gira, que si el 50 aniversario…pues sí y no, un nuevo recopilatorio «Grrr!» con dos canciones nuevas. Y uno ya tiene muchos discos de los Stones, entre los oficiales, los directos, los recopilatorios, etc. Y te ofrecen ¡cinco formatos!, y para cuando te quieres dar cuenta, ya te habrán robado la cartera. Pero los queremos.

¿Y lo demás?, pues nada nuevo, que seguimos asistiendo al imparable ascenso y dominio de la Electronic Dance Music (EDM) y su apoderamiento del pop. Liderados por el inefable David Guetta y seguido por Tiësto, Swedish House Mafia o Steve Aoki, parece que nos acercamos al reino definitivo de Lady Gaga, Rhianna o gente como LMFAO, unos tipos que te pueden quitar el sueño durante varios días y cuyo vídeo «Party Rock Anthem» es premonitorio.

En el horizonte suenan noticias de nuevos discos de Arcade Fire, Franz Ferdinand, Pearl Jam o Nick Cave & The Bad Seeds, necesarios para combatir esta invasión zombie que representa la EDM y compañía.