Simplemente, «Fantástico»

Norma, Logroño (La Rioja), 22 de febrero de 2013

La gira de Love Of Lesbian (2013) recalaba en la capital riojana y conseguía un hecho no sólo inusual sino casi milagroso: colocar el cartel de «Agotadas Entradas». Y es que Logroño, y el conjunto de La Rioja, es un lugar complicado para esto de la música, que merece por sí mismo un estudio sociológico, pero tiempo al tiempo que todo llegará. Volviendo a LOL, el grupo se ha convertido en un fenómeno también a analizar en el mundo de la música, pero con una serie de matices que seguimos confirmando en sus conciertos. Y lo que vimos ayer en la Sala Norma no fue una excepción. Por una parte, de nuevo un público heterogéneo y completamente entragado a la banda, coreando todas las canciones, y resistiendo con fuerza el envite de un grupo en estado de gracia.

Fueron más de dos horas y media de concierto, que para nada se hicieron eternas. En este sentido, hay que agradecer a LOL la magnitud de este directo en términos cuantitativos, a diferencia de alguna experiencia reciente con otros grupos. En cuanto a lo cualitativo, teníamos ganas de ver la defensa de un disco complejo como es «La noche eterna/Los días no vividos». Y no nos decepcionó. LOL atacó casi todos los temas de este disco doble, tanto sus partes más melancólicas como las más divertidas, todo ello aderezado de temas clásicos de sus discos anteriores, con irrenunciable vuelta a 1999 incluida. Ojo, que las tentaciones de acomodarse son grandes, pero LOL demostraron que no, que además de grandes músicos y muy buenas canciones, tienen también los pies en el suelo. Lejos de mostrarse «endiosados» o distantes, LOL siguieron haciendo gala de humildad y conexión con un público, que también lo ponía fácil.

El concierto tuvo algunos problemas técnicos que no minaron su calidad. El comienzo con «La noche eterna» y la engrandecida en directo «El hambre invisible», presagiaba que esa primera parte iba a centrarse en su nuevo trabajo. Fueron cayendo temas como «Los seres únicos», «Belice» (muy mejorada en directo también), «Wio, antenas y pijamas», la esperanzadora «Si salimos de ésta», y la springtiniana «Nadie por las calles» (así la definió Santi, una apreciación que ya recogimos en nuestra crítica del disco). En esa primera parte del concierto se colaron las muy emotivas «1999» (junto a unos versos del «Por qué te vas» de Jeanette, los pelos de punta) y «2009. Voy a romper las ventas», una desnuda «Allí donde solíamos gritar», la soberbia «Las malas lenguas», el hit de «Club de Fans de John Boy». También entraron en la lista de temas «La niña inmantada», «Domingo astromántico» y «Los colores de una sombra».

Pero la fiesta no había hecho más que comenzar, a «Pizzigatos» le siguió «Miau» y luego la delirante «Me amo», que en directo es una auténtica gozada. Y la parte más gamberra se desató con «Si tú me dices Ben, yo digo Affleck», no hay que negarlo, todos nos hemos sentido así, seguida de «Algunas plantas». Y, posteriormente, «Los toros en la wii (Fantástico)», también impresionante. Fueron los momentos culminantes del concierto, con toda la sala bailando y pegando botes, algo que era bastante complicado por otra parte debido a que allí no cabía nadie más. Una fiesta de las de verdad.

No nos queríamos ir y hubo tiempo para un nuevo bis, más relajado y sentimental. «Los días no vividos» es una bella canción de su último disco que dio paso a «Incendios de nieve». Y aquí todo se convirtió en un enorme karaoke, con el publico más entregado si cabe, cantando y coreando el tema, uno de los clásicos ya de LOL. Llegó el final con «Oniria e Insomnia», el primer single de su último disco, otra preciosa canción de corte muy melancólico.

No había tiempo para más, acabamos todos exhaustos, convencidos cada vez más en la trascendencia de este grupo. Una banda generacional, pero de esas generaciones que superamos la treintena y nos encontramos en la frontera de los cuarenta, o superándolos. Puede que llegasen tarde a nuestras vidas, pero lo hicieron para quedarse, y sus versos son más necesarios que nunca: «Y al parecer nos sienta bien pelear. Justo al contrario, fortalece más» y «sí, saldremos de ésta». No lo dudéis, saldremos de ésta.

Love Of Lesbian en tres actos

El día 22 de febrero, viernes, Love Of Lesbian vuelven a Logroño, concretamente a la Sala Norma. En este blog somos muy fans de Love Of Lesbian, ya señalamos a «1999» como uno de los «Discos que nos marcaron», e hicimos una extensa reseña de su último disco «La noche eterna/Los días no vividos». Nos quedaba recordar los conciertos a los que acudimos de mayo de 2010 a febrero de 2011. En total fueron tres citas con Love Of Lesbian (LOL) en las que pudimos observar la evolución del fenómeno. Nosotros también llegamos tarde a él, pero lo cogimos con ganas. Incluso, en nuestro libro «La pelota en La Rioja», un estudio con el que recorrimos la región durante tres años, los pusimos en los agradecimientos como banda sonora del trabajo. Sí, yo tampoco me imagino ni a Titín III ni a Merino II escuchando a LOL, pero a nosotros nos acompañaron durante centenares de kilómetros. Lo que sigue es una crónica en tres actos, un aperitivo para el viernes:

Acto 1. 29 de mayo de 2010, Sala Movie, Ainzoain (Navarra)

En mayo de 2010, LOL estaban en la antesala de su eclosión festivalera de ese verano. Nosotros éramos unos recién llegados y, aunque ya nos sabíamos bien «Maniobras de Escapismo» y «Cuentos chinos para niños del Japón», era el extraordinario «1999» el que nos tenía atrapados. Cuando vimos que LOL tocaban en Pamplona no lo dudamos un momento. Pero primero había que encontrar el sitio, un lugar en las afueras de Pamplona, un «no lugar», o un escenario de película extraña. Ainzoain está camino de San Sebastián y tiene un polígono industrial y unas urbanizaciones. La Sala Movie está en una nave del polígono, vamos, como si en Logroño se encuentra en La Portalada o en El Sequero. Llegamos pronto y nos quedamos atrapados en una bolera, era el único bar del entorno. Demasiada pereza para ir a Pamplona y nuestra visita al «pueblo» sólo dio como resultado un café-degustación, por lo que volvimos a la bolera. Allí, se combinaban en la planta baja familias y en la de arriba una despedida de solteros/as, o lo que fuese aquello. No penséis mal, la parte de arriba era privada pero bajaban las criaturas en un estado lamentable.

La espera se hizo eterna y por fin nos dirigimos a la Sala Movie, otro lugar para asustar, con porteros que tampoco invitaban a la cordialidad. Para colmo, había un artista invitado, de nombre Roberto Cia Meyer (lo sé porque tengo la entrada delante), cuya actuación no hemos podido olvidar (esa sensación la tuve también ante el que antecedió a Radiohead en el BBK 2012, pero esa es otra historia). La sala no estaba ni mucho menos llena, habría una media entrada. Se encontraban despegando pero aún no eran tan masivos. Ofrecieron un concierto brillante y muy divertido, con un punto gamberro muy gracioso. Para el recuerdo «Las malas lenguas», «Incendios de nieve», «Club de Fans de John Boy», «Universos infinitos», «Me amo» (dedicada a Mourinho) y ese final con «Houston, tenemos un poema» (enlazada con el «Ritmo de la noche») y la fiesta de «Algunas plantas». Y a nuestro alrededor, un público entregado con alguna curiosidad. Por un lado, un individuo que venía de Bilbao, de verlos algún día antes, pero que estamos seguros que no pudo volver esa noche a Bilbao por su estado. Y la segunda, una pareja desubicada, en términos generales unos «pijos» muy monos ellos, con el pobre hombre aguantando todo el concierto y la chica que sólo se entusiasmó con «Club de Fans de John Boy», hecho que alegró mucho al de Bilbao, no así al novio.

Nos volvimos muy emocionados, con camiseta incluida, y con ganas de más.

Acto 2. 12 de noviembre de 2010, Kafe Antzokia, Bilbao

Tras el verano de 2010, LOL se habían convertido en el fenómeno indie de la temporada. Decidieron repetir gira por locales, pero con un concepto distinto. La gira se llamaría «Últimos días de 1999» y se centraría más en «1999», con montajes de vídeo muy atractivos. Cuando vimos que tocaban en Bilbao, y en un lugar tan maravilloso como el Antzokia, un antiguo cine en pleno centro de la ciudad, no lo pensamos dos veces. Colgaron el cartel de «No hay entradas» dos noches seguidas, como en tantos otros sitios. Y es que en ese momento, LOL ya estaban jugando en otra liga y se notaba en la sala, repleta y con un público más heterogéneo que el que vimos en Pamplona apenas medio año antes. En este caso, había mucho fan nuevo, pero también muchos desubicados y «obligados».

Como concierto, este fue el mejor de los tres. Creo que estaban más contenidos, ya que el concepto de «1999» es nostálgico y melancólico. Cayó casi todo el disco, con canciones que no habían sonado en la otra ocasión, como la bellísima «Cuestiones de familia». Para entonces, muchas canciones de «1999» eran hits, desde las ya consabidas «Club de Fans de John Boy» o «Incendios de nieve» a «Segundo asalto» o las divertidas «Electoplasta» y «Te hiero mucho (Historia del amante guisante)». Ya no había lugar para la fiesta de «Algunas plantas», cuando los LOL bajaban a bailar con el público, porque se había convertido en un actividad de riesgo. Tampoco descuidaron los otros discos, siendo un concierto de dos horas y media de duración.

Para el recuerdo, Santi Balmes rememorando cuando habían tocado en el Antzokia a finales de los 90, cuando había salido una canción suya en un recopilatorio del indie español, y sólo vinieron a verlos dos personas, que se fueron cuando terminó la susodicha canción. Y el error que cometió Santi al decir en Bilbao «el Bilbao». Creedme, eso no se puede decir, que es el Athletic. Tardaron menos de un minuto en hacérselo saber, y tuvo que rectificar, claro.

Acto 3. 17 de febrero de 2011, Concept, Logroño

«Últimos días de 1999» traía por primera vez a Logroño a LOL. La acústica del Concept no ayuda mucho, la verdad, pero a los LOL se les veía ya cansados, no en vano era el final de una gira de dos años, «1999» había salido en 2009. El Concept presentaba un muy buen aspecto de gente, estaba prácticamente lleno, un hecho excepcional en nuestra ciudad. Con un público también heterogéneo y muy entregado, el concierto superó de nuevo con creces las dos horas de duración, pero no pudimos disfrutar de los vídeos del Antzokia. Había mucha gente que, como nosotros, ya los había visto en otras ciudades, pero para muchos otros era la primera vez, y ese entusiasmo se notó. La banda respondió, a pesar de ese cansancio visible, y lo volvimos a pasar muy bien. El tono fue parecido al de Bilbao, pero mis mejores recuerdos de esta cita están en «Noches reversibles», «Los colores de luna sombra» y «La parábola del tonto», tres temas de «Cuentos chinos para niños del Japón». Eso sí, la gente entregada desde el inicio de «Allí donde solíamos gritar», llegando al éxtasis en «Club de Fans de John Boy»:

Fueron tres conciertos en menos de un año, y fue la evolución de una banda que estaba creciendo en popularidad. Eso sí, decidieron arriesgar con la segunda parte de la gira, y acertaron. Siempre hemos defendido y aplaudido el carácter conceptual de «1999», aspecto que no abandonan del todo en «La noche eterna/Los días no vividos».

Tim Burgess: «Oh no, I love You»

 

Haciendo un esfuerzo por obviar los fáciles comentarios a los que invita el flequillo de Tim Burgess  en la portada y en el propio videoclip, me centraré en  el contenido de este segundo trabajo en solitario del vocalista de los Charlatans.

Se trata de un disco no apto para ansiosos. El lento tempo de algunos de sus temas (A case for vinyl, Tobacco fields, A gain) sumado a la delicadeza de las interpretaciones resultan un conjunto cuando menos desconcertante para un músico forjado en los clubes de Manchester. Es aquí donde la mano de Kurt Wagner, líder de Lambchop y coautor de todas las composiciones, se hace patente. Ya en su primer disco en solitario (I believe) se producía ese alejamiento de su sonido originario, pero en este trabajo esa ruptura es mucho más evidente. En cualquier caso es natural que emerjan las diferencias cuando el miembro de una banda consolidada emprende una aventura en solitario, de hecho cabe pensar que ese sea el sentido principal de este tipo de aventuras.

El disco está lleno de buenas melodías producidas al estilo del gran T Bone Burnett, dominado por la energía contenida de los sonidos acústicos y graves y sin rastro de electricidad. El bueno de Tim nos ofrece sus interpretaciones más intimistas como si se tratase de un crooner sureño envuelto en un sonido de inconfundible origen norteamericano.

En ausencia de potenciales hits la escucha de este Oh no, I love You es agradable en su conjunto. Aunque inicialmente pueda exasperar el ritmo de alguno de sus cortes, el resultado es más que aceptable y, tras varias escuchas, son precisamente los temas más pausados los que más llegan a emocionar.