Tired Pony: » Ghost of the Mountain»

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Es de admirar la tenacidad con la que Gary Lightbody se ha empecinado a lo largo de su carrera en repetir la misma fórmula musical. Lo ha hecho los últimos diez años al frente de Snow Patrol y parece que con Tired Pony la tónica sigue siendo la misma, y aunque esto pueda parecer un reproche no es sino lo contrario; los cuatro primeros discos de Snow Patrol me parecen destacables y el debut de Tired Pony en 2010 o este segundo trabajo no están nada mal.

Ya en los dos últimos discos de Snow Patrol se percibían evidentes síntomas de agotamiento pero Lightbody no se arredró y puso en marcha este ambicioso proyecto alternativo para dar salida a sus creaciones country, como él las calificó. Para ello reclutó a prestigiosos músicos como miembros de la banda (Peter Buck de R.E.M., Richard Colburn de Belle & Sebastian, Iain Archer, Jacknife Lee y Scott Mcaughey) además de otros tantos colaboradores igualmente estelares (Tom Smith de Editors, Lisa Hannigan, Zooey Deschanel o M. Ward para su primer trabajo y Minnie Driver, Bronagh Gallagher o Kim Topper para este último) cuya presencia dotaba al proyecto de una evidente garantía de calidad.

El resultado está más cercano a unos Snow Patrol con menos cables que a un sonido propiamente americano; los arreglos son más sencillos y me atrevería a decir que más adecuados a las composiciones de Lightbody que las sobrecargadas producciones de su banda original. Estas canciones pueden sonar efectivamente repetitivas pero de ellas sigue emanando la sinceridad que a mi entender sustenta el éxito de Lightbody entre su público y la razón principal de que músicos de tanto nivel se hayan sumado a este proyecto por segunda vez.

Si bien desprenden cierta energía canciones como Blood, The beginning of the end o Ravens and wolves, en el disco dominan los medios tiempos y las baladas pop con menos rasgos country de lo que cabría esperar, aunque temas como I´m begging you not to go  o el sencillo All things all at once recuerden algo más las intenciones iniciales del compositor principal junto a los dos últimos del disco, The ghost of the Mountain y Your way is the way home, que adoptan mayor actitud campera en el título que en la propia ejecución.

Se trata por tanto de un disco que si es escuchado con la misma pretensión con la que parece haber sido creado, la de disfrutar en buena compañía de unas composiciones sencillas y efectivas producidas al estilo tradicional norteamericano, no defrauda en absoluto, al contrario despierta el interés por la continuidad de un proyecto que parece cada vez menos secundario para este grupo de músicos de primera línea.

 

Arctic Monkeys, «AM»

arctic_monkeys_am_artwork-500x500Quinto disco de estudio en apenas siete años de Arctic Monkeys y Alex Turner y compañía siguen sin bajar su elevado nivel. A estas alturas, los Arctic Monkeys se han convertido en una de las bandas más importantes del rock de la última década. «AM» supone una evolución en todo lo aprendido en las entregas anteriores, pero también aparecen nuevos elementos a tener en cuenta. Por ejemplo, Turner canta más que frasea en numerosas canciones, hay un uso elevado del falsete, y algunos temas cuentan con estribillos más reconocibles. También destaca cómo la sección rítmica, Nick O’Malley al bajo y Matt Helders a la batería, siguen ganando puntos, junto a la guitarra de Jamie Cook.

«AM» tiene un sonido más endurecido, la influencia de Josh Homme es notoria, pero igualmente cuenta con canciones de pop elegante. En esta amalgama de sonidos, entre estos dos extremos, Arctic Monkeys están cimentando su reputación. El disco comienza con «Do I Wanna Know?», todo un trallazo, que se mantiene con «R U Mine». En «One for the Road» cambian el paso hacia el pop más elegante y con «Arabella», una gran canción con solos de guitarra incluidos, vuelven a la senda del principio. «I Want it All» continúa con esa tendencia, predominando un Turner cantando en falsete con un muro guitarrero. «No. 1 Party Anthem», una delicada canción, nos recuerda al pop británico más clásico. «Mad Sounds» también sigue esa dirección, siendo uno de los momentos más relajados de todo el disco.

«Fireside» es más experimental, por momentos se podría decir que juegan un poco con la electrónica. «Why’D You Only Calle Me When You’Re Hig?» es un medio tiempo que va creciendo y endureciéndose, siendo una de las canciones más destacadas de todo el disco. En «Snap Out of It» Turner recuperan el pop británico más tradicional, ese que los emparenta directamente con Scott Walker y compañía, pero incorporando la potencia de su base rítmica, lo que construye otra gran canción. Termina el disco con «Knee Socks», muy hipnótica y con coros de Homme incluidos, y con la más pausada «I Wanna Be Yours».

Arctic Monkeys no dan tregua y siguen haciendo grandes discos y, para parte de la crítica, «AM» es el mejor trabajo de Arctic Monkeys, pero eso merece otro análisis que contemple su carrera en perspectiva. De lo que no hay duda es que «AM» estará entre los mejores discos de 2013.

Franz Ferdinand, «Right Thoughts, Rights Words, Right Action»

Franz_Ferdinand_-_Right_Thoughts_Right_Words_Right_Action-coverLas dudas que podría ofrecer la vuelta de Franz Ferdinand, más de cuatro años desde el electrónico «Tonight» (2009), han sido resueltas favorablemente. La primera gran novedad de la temporada ha puesto el listón alto, con un disco notable que, en algunas canciones, nos devuelve la efervescencia de los Franz Ferdinand de sus dos primeros discos, de aquellos ya lejanos 2004 y 2005. «Right Thoughts, Right Words, Right Action» llega en un momento en el que no sabemos dónde «encuadrar» (no es obligatorio) a Franz Ferdinand. No son BritPop, la ola que pudieron inaugurar ha quedado sepultada (¿alguien se acuerda de, por ejemplo, Bloc Party?), y han sido superados por otras muchas bandas.

Pero Kapranos y compañía tienen talento y canciones, y lo demuestran con su disco de 2013. En él, recuperan las esencias que les hicieron el grupo del momento: temas bailables, optimistas, pegadizos, estribillos conseguidos, y unos riffs que se convirtieron en la marca de la casa. Tras la experimentación de «Tonight», vuelven con canciones adictivas. El inicio ya es premonitorio: «Right Action» es una grandísima canción que no hubiese desentonado en «Franz Ferdinand» (2004). Se produce un cierto relajo con «Evil Eye» pero, inmediatamente, las soberbias «Love Illumination» y «Stand on the Horizon» nos devuelven a los riffs bailables y al optimismo contagioso. «Fresh Strawberries» es más pop, creciendo la canción por momentos.

«Bullet» está entre los mejores temas del disco, y «Treason! Animals» y «The Universe Expanded» nos convencen menos, aunque esta última también va ganando con las escuchas. «Brief Encounters» es una de las canciones más extrañas, pero también es de las que se te pegan con más fuerza. Y termina con la más floja de todas, «Goodbye Lovers & Friends» (¿un título premonitorio?).

Franz Ferdinand han facturado un disco corto, apenas 35 minutos, pero han vuelto con energía y fuerza, lo cual se agradece. No tendrá la misma repercusión que hace apenas una década, pero se agradece. Esperemos que no suponga su canto del cisne o que no tarden otros cuatro años en ofrecer material nuevo, porque grupos como Franz Ferdinand son necesarios.