Ben & Ellen Harper, «Childhood Home»

benellenharper_cover_5x5_300rgb_864x864Ben Harper, uno de nuestros músicos favoritos, no para. Si hace un año presentó el destacado y enérgico «Get Up!», donde recuperaba al veteranísimo armonicista de Blues Charlie Musselwhite, en su nueva entrega se alía con su madre, la cantautora folk Ellen Harper, para publicar su disco de estudio número doce. Harper es uno de esos artistas fiables y de gran credibilidad, también con un punto hiperactivo, y que explora las fuentes del rock americano. Y la cosa le viene de herencia ya que creció en un entorno, el de su madre y sus abuelos maternos, vinculado a la música tradicional a través de su tienda-museo The Folk Music Center and Museum en Claremont (California). Allí, Ben Harper desarrolló su talento musical y con el oportuno título de «Childhood Home» rinde homenaje a través de diez canciones a su madre y sus abuelos, Dorothy and Charles Chase.

Con parte de los temas compuestos por Ellen y Ben, y el resto por el propio Ben en solitario, nos encontramos con un disco pausado, casi desnudo en su producción, y con unas raíces folkies indudables. Aunque parte de las canciones cuentan con la única presencia de las guitarras acústicas y las voces de madre e hijo, también aparecen todos los elementos de la imagenería folk como el banjo o la omnipresente slide guitar de madera de Ben Harper, una de sus señas de identidad.

Es un disco emotivo, con letras que remiten a los recuerdos y la nostalgia de la infancia. El emocionante comienzo de «A house is a home», la voz de Ellen en «City of dreams» y su también notable presencia en «Born to love you», la muy nostálgica «Heavyherated world» y la folk «Farmer’s daughter», con Ellen al banjo y a la voz, conforman una destacada primera parte del disco. La segunda se inicia con la más floja y pausada «Memories of gold», pero la country «Memories of gold» y la sobresaliente «Break your heart» remontan hasta «Learn it all again tomorrow», la que tiene el sello del Ben Harper más característico, para terminar con «How could we not believe», que es una especie de oración o plegaria.

Un disco interesante el de Ben & Ellen Harper, y un tipo Ben Harper que nos gusta mucho también por esa búsqueda de sus raíces, ese reconocimiento a su pasado y a su familia, y esa capacidad para no olvidar sus orígenes. Os dejamos con un breve documental que sirvió para la presentación del disco, muy emotivo también:

Ray Lamontagne, «Supernova»

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Después de interpretar la versión más pura del folk y el soul en sus cuatro magníficos primeros discos, Lamontagne reorienta su sonido en este quinto y para ello pone la producción en manos de Dan Auerbach. Más frescas e inmediatas (lo serían aún más si fueran un poco más cortas), en estas nuevas canciones sigue predominando un sonido clásico al que se añaden toques de psicodelia y rock setentero en lo que parece un intento por acercarse a un público más amplio. En conjunto este trabajo es más variado y accesible que los anteriores pero pierde parte de la calidez y la emotividad que caracterizan las más bellas composiciones de Lamontagne.

Abren el disco la psicodelia casi hippie de Lavender y el soul con toques sureños de Airwaves antes de que el rock setentero se haga presente con destacadas guitarras eléctricas mientras el de New Hampshire rasga su voz en She´s the One. Regresa la calma con la atmosférica Pick Up a Gun y su constante rasgueo de guitarra. En el blues eléctrico de Julia la voz resuena algo lejana antes de regresar a la frontera con la bonita No Other Way, que podría caber en el repertorio de Calexico. El pop psicodélico predomina en el primer single Supernova y el soul más clásico es retomado en la preciosa Ojai. Reaparece la psicodelia en la doble voz de Smashing y cierran el disco los arreglos pop del medio tiempo Drive-in Movies.

De nuevo se rodea de excelentes músicos cuyas interpretaciones suenan menos directas de lo habitual y la característica y preciosa ronquera en la voz de Lamontagne también suena distinta y pierde parte de su protagonismo. Se nota la mano de un Auerbach que sin duda aportará nuevos seguidores al barbudo cantautor norteamericano en una maniobra que ha dado un resultado más que aceptable a pesar de las lógicas dudas que en un principio podía suscitar.

 

Algo se quedó en «El Camino»

1398885573_The Black KeysLlegó el día y Dan Auerbach y Patrick Carney, The Black Keys (TBK) presentaban su octavo disco, noveno si contamos «Blackroc» (2009) en colaboración con varias luminarias del Hip-Hop y el R&B. «Turn Blue», del que Javi Castro ya hizo su brillante reseña hace unos días. Se esperaba con la expectación derivada de que TBK son la gran esperanza del rock and roll, un mundo a la deriva desde hace ya casi dos décadas como movimiento global. «El Camino» (2011) había situado a los dos muchachos de Akron (Ohio) en lo más alto. Un disco sobresaliente, con riffs y hits, un disco destinado a marcar una época. Pero, «Turn Blue» ha levantado una gran controversia, primero por un lanzamiento como «Fever», que a más de uno y de dos nos dejó helados, y segundo por la deriva del disco. ¿La alargada mano de Danger Mouse (Brian Burton), que firma como coautor todos los temas y está a cargo de la producción de todos ellos menos dos?, ¿la situación de tristeza de Auerbach por su más que tumultuoso divorcio?, ¿el «enfrentamiento» a su nuevo status de estrellas y salvadores del rock?…Vayamos poco a poco.

TBK nacieron en 2001 pero, durante gran parte de su trayectoria, no dejaron de ser una anomalía en el mundo de la música. Un guitarrista y un batería que destacaban a base de blues y garage. La sombra de The White Stripes era muy alargada, y el propio Jack White se lo ha recordado en más de una ocasión, entrando en una polémica entre ellos bastante estéril e inútil. TBK tienen su propia personalidad, más allá de la de White, y han sabido crear su sello. Eso no quiere decir que no les costase lo suyo llegar. Sus primeros tres discos, publicados entre 2002 y 2004, pasaron muy desapercibidos, aunque ya había críticos que los señalaban como una esperanza de futuro. En 2006 publicaron «Magic Potion» con el sello Nonesuch, donde se han quedado, lo que significaba un salto adelante aunque se saldó de forma irregular.

BlackKeys-Attack&ReleasePero en 2008 sacaron «Attack & Release», un potentísimo disco que les situaba ya en otra posición, la de banda que estaba en boca de mucha gente, aunque su repercusión seguía siendo todavía menor. En el disco están todas las constantes de Auerbach y Carney y en el mismo hacía su aparición Danger Mouse a los mandos de la producción, un acontecimiento fundamental para la evolución del grupo. La mano de Danger Mouse no se hizo notar tanto, aunque su trabajo también era muy destacado. Sólo un año después, en 2009, Auerbach publicaba un más que notable y más intimista disco en solitario titulado «Keep It Hid», que a poco acaba con el grupo ante el desconcierto de Carney. No llegó la sangre al río y en 2010 dan otro salto adelante con «Brothers», donde diversifican su estilo hacia otros caminos más soul, funk, etc. El disco es tremendo, de nuevo con Danger Mouse cerca, y sacan singles que se convierten el éxitos. Ahora ya sí que ya no son el secreto mejor guardado del rock, se constituyen en una realidad que se confirma con «El Camino» (2011), multipremiado y multivendedor, y también coproducido por Danger Mouse.

«Turn Blue» ha roto esa trayectoria, es un disco menor en comparación con los tres anteriores, lo que no quiere decir que sea malo. Gana con las escuchas y tiene canciones muy destacables, como «Weight Of Love», «It’s Up to You Now», entre otras. Pero el peso de Burton es mayor, diversifica el estilo y parece que en algunos temas TBK quieran hacer tres canciones en una. Nada que objetar, es legítimo cambiar, y tampoco parece menor la influencia del divorcio de Auerbach, especialmente en las letras. Tampoco parece que se sientan muy cómodos en el status adquirido, dos tipos con pinta de nerds o que podrían salir en las películas de Judd Apatow. «El Camino» dejó un listón tan alto que no parece fácil de superar. Todo este conjunto de factores da lugar a «Turn Blue», un punto de inflexión en la carrera de TBK.

Pero, sin duda TBK han alcanzado un lugar en el presente y puede que el futuro del rock and roll vaya a pasar por ellos. Ahora mismo, salvando posiblemente a Foo Fighters, son la banda de rock más popular. Auerbach entronca con otros luminarias como Jeff Tweedy (Wilco), Jack White, Dave Grohl y Josh Homme (Queens Of The Stone Age). Todos ellos son tipos hiperactivos, que actúan en mil frentes. Salvando a los dos últimos, estilísticamente más alejados, sí que vemos a Auerbach siguiendo la senda que marcó primero Tweedy y luego White. Si el primero revolucionó con Wilco el country-rock y el segundo ha tocado todos los palos desde el blues, el garage, el power pop, el hard rock, etc., Auerbach busca su sitio. Todos ellos han publicado en solitario; han producido a otras personas, aunque Tweedy y White han recuperado a gente del pasado, Auerbach también (Dr. John) pero se ha lanzado igualmente a gente como Ray Lamontagne (con resultados irregulares) y, cuidado, Lana del Rey; y White y Auerbach cuentan con dos hits de éxito, la «prostituida» «Seven Nation Army» y la explotada «Lonely Boy», Tweedy no consiguió ese nivel.

Con Auerbach como figura en alza, TBK ya número 1 en el Billboard norteamericano, y cabezas de cartel en todos los festivales posibles, nos queda la duda a resolver acerca del camino que vayan a llevar en el futuro. Pero, sin duda algo se quedó en «El Camino», parece que alcanzaron su cima y que «Turn Blue» es una respuesta a esa situación. «El Camino» permanecerá como uno de los discos más importantes de esta década, aunque posiblemente se llevó lo poco que les quedaba de inocencia. Eso sí, todo esto es una hipótesis y puede que en el futuro retomen esa senda, puede que dejen a Burton metidito únicamente en las labores de producción, puede que Auerbach recupere la sonrisa…Mientras tanto, cada vez que escuchamos «Turn Blue» nos gusta más, pero no es «El Camino», tampoco lo pretendían.