The War On Drugs, «Lost in the Dream»

The-War-On-Drugs-Lost-In-The-Dream-608x608Llevamos unos meses con «Lost in the Dream» de The War On Drugs colocado como uno de los mejores discos del año para la crítica especializada. The War on Drugs es el grupo de Adam Granduciel, amigo y compañero de Kurt Vile, que también formó parte de la banda hasta 2009. Hasta la fecha, Granduciel ya no es que fuese un secundario de lujo, sino que estaba en la cuarta fila del indie rock. Su segundo disco, «Slave Ambient», había conseguido también una gran aceptación de la crítica, pero no llegaba su momento, hasta «Lost in the Dream», y lo ha hecho construyendo un trabajo que desentonaría en ciertos cánones del indie rock y demás etiquetas. Es un disco de claro sabor ochentero, del que se han señalado reminiscencias a The Waterboys, Dire Straits, U2, The Cure o parte de lo que hicieron Petty y Springsteen en esa década.

Y sí, no lo vamos a negar, el disco remite a ese periodo con la omnipresencia de teclados y sintetizadores, con esos solos de guitarra, y con el saxofón en no pocos temas, dando lugar a una cierta épica. Pero el disco es muy auténtico, en el sentido que no es una copia, ni mucho menos. Nos llamaba la atención y teníamos que acercarnos al mismo, y hay que decir que tiene algo, aunque cuesta entrar en él. Son canciones complejas, de larga duración, que van ganando peso. El comienzo es un medio tiempo muy épico, y muy largo ya que casi se va a los nueve minutos, que es mi tema favorito del disco: «Under the Pressure». Le sigue el primer single, una canción muy buena como es «Red Eyes», muy de los 80, con esos solos de guitarra y esa base rítmica. La cosa se suaviza con la balada ambiental «Suffering», que puede que tenga algo de Knopfler, y vuelve el rock con «An Ocean in Between the Waves», otra gran canción que supera los siete minutos. También tiene su calidad el medio tiempo «Disappering», donde destacan las guitarras.

En «Eyes on the Wind» nos encontramos con otro de los grandes temas del disco, con un toque a lo Petty de esos años y los saxos de canciones de Springsteen de sus discos de la segunda mitad de los 80. «The Haunting Dile» es un tema instrumetal, que da paso a «Burning», una de las canciones con más ritmo de todo el disco. «Lost in the Dream» es otro medio tiempo, tampoco muy destacado, que también recuerda a Springsteen, armónica incluida. Y llegamos al final con «In Reverse», también de lo mejor del disco, un tema épico, que crece a través de sus guitarras incisivas.

En definitiva, «Lost in the Dream» ha catapultado a Adam Granduciel y sus The War On Drugs, y todo ello a través de una apuesta muy arriesgada, como es basarse en la década de los ochenta. Pero Granduciel, a través también de su melancólica voz, lo lleva a su terreno. A nosotros nos ha costado, pero nos ha sorprendido y te engancha.

Los Rodríguez, «Sin Documentos»

Los_Rodriguez-Sin_Documentos-FrontalSe anuncia estos días la inmediata reedición de uno de los discos más importantes del rock en español: «Sin Documentos» de Los Rodríguez. Esta nueva edición traerá consigo directos, algún tema inédito y un libreto imprescindible. Por lo tanto, es hora de recordar uno de esos discos que nos marcaron y que hemos escuchado sin parar durante más de veinte años. Y es que, en 2014, «Sin Documentos» puede parecernos algo que forma parte del universo simbólico del rock español, pero los comienzos para Los Rodríguez no fueron nada fáciles. Ariel Rot y Julián Infante habían tocado el techo a finales de los 70 con Tequila pero, tras su disolución, los 80 se les habían atragantado. En 1990, Infante junto al batería Germán Vilella, con el que ya había coincidido en otra banda, llama a Rot, que incorpora a un desconocido entonces en España Andrés Calamaro, que en Argentina ya contaba con su reputación, especialmente en Los Abuelos de la Nada. También reclutan al guitarrista Guillermo Martín (Desperados, Loquillo & Trogloditas, y fallecido en 2006), para hacerse cargo del bajo.

Con una base rockera muy potente, y con nuevas influencias más «autóctonas», Los Rodríguez publican en 1991 el desapercibido «Buena Suerte», perjudicado por problemas de la discográfica. Allí estaban las bases de Los Rodríguez y temas tremendos como «A los Ojos», «Engánchate Conmigo», «Mi Enfermedad», «Canal 69», «Buena Suerte», etc. En 1992 aparece el disco en directo «Disco Pirata», que también está desaparecido. Sin embargo, Los Rodríguez siguen siendo muy minoritarios y su repercusión es mínima.

Estamos en 1993, Los Rodríguez han fichado por Gasa (Warner), y Daniel Zamora ha sustituido a Guillermo Martín al bajo. Hay que ponerse en circunstancias, en 1993 los grandes grupos de rock o pop españoles están o bien ya separados (Radio Futura) o dando sus últimos coletazos (Héroes del Silencio, El Último de la Fila), y todavía no ha llegado una nueva hornada ni los primeros retazos del indie. Queda también poco para la popularización del flamenco-pop y sus derivados (Ketama, Raimundo Amador), de los que Kiko Veneno ha dado un suculento avance con el colosal «Échate un Cantecito» (1992). Es el año en el que aparece «Sin Documentos», que contará con el afamado productor Nigel Walker, y ya nada volverá a ser igual.

El primer single elegido es un tema de Calamaro, el ya celebérrimo «Sin Documentos», un tema sorprendente y adictivo, con sus teclados y sus guitarras, y ese ritmo que entronca el rock con otras latitudes. La canción se convierte en un hit, tanto en España como especialmente en Argentina. Los Rodríguez cultivan además una imagen que les sitúa en el lado más canalla, junto con otros elementos como la afición taurina de Calamaro. Pero el disco «Sin Documentos» tendría un grandísimo recorrido gracias a la calidad de sus composiciones, un trabajo rockero que no tenía ningún desperdicio. Había temas muy potentes como «Pequeño Salto Mortal», «Na, Na, Na», «Mi Rock Perdido», «Mala Suerte», «Algo Se Está Rompiendo» o «Dulce Condena»; medios tiempos destacadísimos como fueron «Hasta Que El Sueño Venga», «Especies Que Desaparecen» o «Me Estás Atrapando Otra Vez», mi canción favorita de todo el disco»; y una balada como «7 Segundos» y la arrabalera «Salud (Dinero y Amor)». Calamaro firmó prácticamente todas las canciones del disco, participanto Rot en algunas de ellas, y quedando Rot en exclusiva en «Na, Na, Na», que también la cantó, y con Infante en «Me Estás Atrapando Otra Vez».

1994 consolidó a Los Rodríguez, que no dejaban de girar. Y en la primavera de 1995 llegó «Palabras Más, Palabras Menos», otro disco sobresaliente con temas que también se consolidaron en el imaginario colectivo como «Para No Olvidar», «Milonga del Marinero y el Capitán», «Mucho Mejor», «Aquí No Podemos Hacerlo», etc. Igualmente, iniciaron una gira con Joaquín Sabina, otro golpe de efecto. Sin embargo, al grupo le quedaba muy poco tiempo como tal. Su ruptura fue traumática por la tensión entre Calamaro y Rot. Su despedida llegó con el recopilatorio de 1996 «Hasta Luego», un éxito de ventas. Fue el triste final de una grandísima banda, que todavía tendría que sufrir los fallecimientos de Julián Infante (2000) y Daniel Zamora (2007).

En 1997, Andrés Calamaro retomaría su carrera en solitario con el magnífico «Alta Suciedad», y se convertiría para siempre en un icono. Ariel Rot también haría lo mismo ese mismo año con «Hablando Solo». En 2006 se unieron de nuevo para recordar sus viejos temas. Los Rodríguez son un grupo que siempre debe ser reivindicado y que influyó decisivamente en las generaciones posteriores. Nos dejaron poco más de cuarenta canciones, muchas de ellas clásicos del rock en español, y fueron una de las bandas que mejor representaron ciertos valores rockeros. Así que brindemos por Los Rodríguez y no dejemos de escucharlos.

Manic Street Preachers, «Futurology»

10170758_10152116824271089_888587649526038167_nHace menos de un año, «Rewind the Film» se convertía en uno de nuestros discos favoritos del momento. Los galeses Manic Street Preachers habían creado un gran trabajo basado en la nostalgia y en la melancolía. Además, anunciaban que también tenían otro disco, más duro, preparado y grabado en las mismas sesiones. Pues bien, ya está aquí «Futurology», el duodécimo trabajo de James Dean Bradfield, Nicky Wire y Sean Moore. Y sí, nos encontramos ante otra cosa, un disco que bebe de un rock más industrial, electrónico y hasta del krautrock, y funciona, vaya si funciona, porque Manic Street Preachers vuelven a hacer un buen disco, donde hay temas que nos recuerdan a sus etapas iniciales, otros son más experimentales y queda un leve toque nostálgico a lo «Rewind the Film». El disco ha sido un éxito de crítica y público, llegando al 2 en el Reino Unido.

Ya la portada y el cuidadísimo formato del CD son totalmente diferentes a la brumosidad de «Rewind the Film», en este caso prima lo metalizado, los ángulos rectos y lo industrial, con imágenes tomadas en la Bahnhof Potsdamer Platz berlinesa. Y también vuelven las referencias a sí mismos y a su trayectoria, además de contar con una nueva nómina de imponentes colaboradores.

El disco comienza de forma contundente, con dos temas poderosos y épicos como son «Futurology» y «Walke Me to the Bridge», cuya letra Wire ha desmentido que haga referencia a Richey Edwards, guitarrista y letrista de la banda que desapareció en 1995. «Let’s Go to the War» ya tiene un toque más electrónico y en «The Next Jet to Leave Mosco», con colaboración de Cian Ciaran (Super Furry Animals) crean otro tema futurista, con un «abuso» de los sintetizadores. «Europa Geht Durch Mich» es una de las mejores canciones del disco, la más rupturista y que cuenta con versos en alemán, con la actriz germana Nina Hoss imponente en su participación. Parece salida de «Rewind the Film», por su melancolía, el tema en el colabora Georgia Ruth, la delicada «Divine Youth». Y «Sex, Power, Love and Money» vuelve a las bases del disco, más electrónica y con un gran final.

«Dreaming a City (Hughesovka)» es un tema instrumental, para recordarnos lo que están haciendo, a la que sigue «Black Square», una de las canciones más flojas con la anterior de todo el trabajo. Para resarcirnos, «Between the Clock and the Bed» es el mejor tema del disco, un medio tiempo épico donde Bradfield da el contrapunto a la voz de Green Gartside (Scritti Politti). También destaca la industrial y electrónica «Misguided Missile», a la que le sigue la pausada e irregular «The View From Stow Hill», para teminar con la casi totalmente instrumental «Mayakovsky», que es un desparrame final electrónico, sin más. Además, el disco aporta las demos de todos los temas y tres canciones más, como son «Blistered Mirrors», «Empty Motorcade» y «The Last Time I Saw Paris».

Manic Street Preachers siguen en estado de gracia, con otro disco más que notable, el segundo en menos de un año. Aunque nosotros somos más de «Rewind the Film», no cabe duda que «Futurology» es un gran trabajo y que Bradfield, Wire y Moore lo han vuelto a hacer.