El ‘hasta aquí hemos llegado’ de The Black Crowes

imagesEra el verano de 1990, eran los años en los que los veranos los pasabas en el pueblo, en mi caso uno de montaña en el que había costado un mundo la llegada de la televisión por las dificultades del terreno. Aquel verano estaba viendo el programa de televisión ‘Rockopop’ (si ahora lo piensas, te da la risa), y apareció el vídeo de unos tipos llamados The Black Crowes. El vídeo que ví en aquel viejo televisor en blanco y negro que teníamos en el pueblo era el de ‘Hard to Handle’, de su disco de debut Shake Your Money Marker (1990) y recuerdo que me quedé con el vídeo y la canción. Por aquel entonces, mi cultura musical estaba mediatizada por una socialización deficiente basada en los 40 Principales y el ya citado ‘Rockopop’. A falta de hermano mayor o figura que me ilustrase musicalmente, a excepción de un antiguo amigo y de mi hermano menor, estaba yo muy alejado de saber que ese ‘Hard to Handle’ en realidad era una versión de un tema de Otis Redding, aunque yo ya había entrado en la senda del Soul gracias a The Blues Brothers.

En la primavera de 1992, ya creciendo mi cultura musical afortunadamente, aparecieron de nuevo en dicho programa musical The Black Crowes, en este caso con el vídeo de ‘Remedy’ de su segundo largo, el incombustible The Southern Harmony and Musical Companion (1992). Ahí ya me quedé clavado: esa canción, esos coros, ese Chris Robinson, esas guitarras, el órgano…se me pone la piel de gallina. El verano de 1992 fue en el que devoré ese disco y a partir de ahí casi nada fue igual.

The Black Crowes es una de las bandas de mi vida. Aquí hemos hablado de ellos en más de una ocasión y el viernes 16 de enero anunciaron su separación, no es la primera vez, aunque esta vez parece que las tensiones y disonancias entre los dos hermanos Robinson han tocado techo. Chris y Rich, dos personalidades tan opuestas que se traslucían en el escenario, del carismático Chris y sus bailes al tímido y en un segundo plano a la guitarra, pero capital, Rich. Una banda que sufrió numerosísimos cambios en su formación y que, sin duda, en gran medida fueron una anomalía a sus tiempos, pero que hicieron grandes discos y dejan decenas de grandes canciones, de rock puro y duro, de rock sureño, con la influencia del Blues y el Soul. Pero en esta ocasión las diferencias parecen enormes, a tenor del comunicado de Rich, en el que su versión no deja en buen lugar a Chris por las reclamaciones económicas de este último.

Y es que The Black Crowes se iniciaron a finales de los 80, una década terrible para la música que hacían. Con un casi adolescente Rich, firmaron un debut alucinante, el ya señalado Shake Your Money Maker, que contenía canciones del nivel de ‘Jealous Again’, ‘She Talks to Angels’, ‘Twice As Hard’ o el ya mencionado ‘Hard to Handle’, entre otras. Un debut que demostraría que el directo sería uno de sus puntos fuertes y donde darían rienda suelta a su capacidad. Luego llegaría su obra maestra, The Southern Harmony and Musical Companion, poderosísima y con la formación más clásica de los Crowes, con Marc Ford (guitarra), Johnny Colt (bajo), Steve Gorman (batería) y Eddie Harsch (teclados). Un disco al que no le sobraba ningún tema, de ‘Remedy’ a ‘Sting Me’, pasando por ‘Hote Illness’, ‘Thorn in my Pride’, ‘Sometimes Salvation’…El contexto era casi igual de negativo para ellos, con el grunge cabalgando desbocado mientras que la música de The Black Crowes sonaba desde el pasado que no antigua, combinado con una imagen poderosísima. The Black Crowes se convirtieron en una de las bandas favoritas de nuestra generación y acabaron atrayendo a las anteriores.

Pero desde ahí, la cosa fue cuesta abajo. En 1994 publican Amorica, menos digerible que los anteriores, en el que se apuntaba un toque que derivaba más hacia los Led Zeppelin y un punto más psicodélico. Aquí no había ya singles poderosos, aunque el resultado no era malo. Sin embargo, salieron de la primera línea y fueron más notorios por la polémica que rodeó al disco por su portada. De Three Snakes and One Charm (1996) casi nadie se enteró, un trabajo mucho más psicodélico. Y uno de los puntos más criticados llegó con By Your Side (1999), del que se ha cuestionado su producción pero que me parece que tiene grandes temas (‘Only a Fool’ o ‘Kickin’ My Heart Around’). Desde 1997 ya no estaban en la banda Ford y Colt, entrando al bajo Sven Pipien, que ha aguantado hasta el final. Este fue el último paso de The Black Crowes para recuperar la posición del pasado. Como anécdota, recuerdo que incluso llegaron a actuar en ‘El Séptimo de Caballería’, aquel programa en TVE que presentaba Miguel Bosé, impagable la entrevista que le realizó a Chris Robinson y que se puede buscar en YouTube.

En 2000 realizaron un disco con Jimmy Page en directo, unión natural por otra parte. Y en 2001 publicaron Lions, en el que incidían en el rock más clásico y con sus señas de identidad intactas, y para muestra la grandísima ‘Soul Singing’. Y desde entonces, pues muchos años de parón compositivo que no de publicar directos (2002 y el destacadísimo Freak ‘n’ Roll…Into the Fog en 2005), junto con recopilatorios y giras, aunque de 2002 a 2005 la banda estuvo inactiva. En 2006 sacaron The Lost Crowes, un recopilatorio de temas inéditos grabados entre 1993 y 1997, junto con las versiones primigenias de temas que vieron la luz en los discos de esos años. Con más cambios de formación, vuelta y salida exprés de Ford incluida y con el icónico Harchs echado de la banda en 2006 por sus problemas con algunas adicciones, The Black Crowes regresaron a la senda de la composición con el notable Warpaint (2008). Calculad, habían sido siete largos años sin temas nuevos y en 2009 fue la primera vez que los vimos en Azkena, donde se salieron, como no podíamos esperar menos de ellos. Disco en directo y de nuevo sorpresa, nuevo trabajo en 2009, Before the Frost…Until the Freeze, al que siguieron más giras, incluida visita de nuevo al Azkena en 2013, otro buen concierto con todos sus éxitos, con otro disco en directo también en el camino, que se añadía a otros recopilatorios anteriores, el último la revisión acústica de sus canciones más destacadas que fue Croweology (2010).

Pero no podía durar. Las relaciones entre los Robinson siempre fueron inestables y ahora lo dejan (otra vez), cuando ya estaba claro que no iban a poder seguir creando música juntos, sólo así se explica el hecho de que en casi quince años sólo hayan publicado tres discos con material nuevo, dos de ellos en el intervalo de un año (2008-2009). Chris y Rich han contado con sus proyectos en solitario, donde cada uno ha explotado sus líneas más características, más introspectivas que en The Black Crowes. Rendimos homenaje a uno de los grandes grupos de la historia del Rock and Roll, una banda que nos hizo ahondar en las raíces de la música que amamos. Nada fue igual después de ‘Remedy’ para algunos locos y apasionados. Quién sabe si en un futuro…

Monserrat y Sr. Chinarro para combatir el frío de una noche de enero

Biribay Jazz Club, Logroño (La Rioja), 16 de enero de 2015

10926389_822278221144965_7286226938226332241_nHacía un frío que pelaba en la noche logroñesa del viernes 16 de enero, por otra parte lo que toca en estas épocas del año. Afortunadamente, había concierto muy atractivo en el Biribay. El cartel formado por Monserrat y Sr. Chinarro invitaba. Tenemos que reconocer, y agradecer, la labor y el trabajo de auténticos luchadores de la escena musical logroñesa y riojana que están permitiendo que podamos disfrutar de una oferta que, hasta hace no muchos años era impensable. En este sentido, Boogye es uno de los más significativos desde hace ya unos cuantos años, con gran acierto en sus programaciones y, como decíamos, con una lista de nombres que hace pocos años sería una utopía. Y si contamos con lugares como el Biribay, pues perfecto. Algún día tendremos que escribir sobre todo esto de forma más general, pero vamos al concierto del pasado viernes 16, donde volvimos a encontrarnos con las caras habituales y con algunos buenos amigos que no quisieron perderse la cita. Teníamos ganas de volver a ver a Monserrat tras nuestra experiencia en el Actual de 2014, concretamente en el Centro Cultura del Rioja. Como ya comentamos aquí, ese concierto se vio lastrado por un sonido deficiente y por una parte del público que estaban a otras cosas. Con su notable disco, Monserrat, en la que como ya hemos señalado milita nuestro amigo Pablo Magariños, han ido actuando y cosechando buenas críticas durante todo el año 2014. Tienen potencial Monserrat, que se trasluce en canciones basadas en la melodía y con un pop gratificante que va a tener recorrido. Temas como ‘Puzles, ‘La Playa’ o ‘La Chica de Nombre Palíndromo’ son un ejemplo claro.

Le tocó el turno a Sr. Chinarro, uno de los iconos de indie que ha ido ganando su espacio con los años. La banda encabezada por Antonio Luque lleva una trayectoria muy consolidada que se traduce en quince discos en dos décadas de trayectoria. Venían a presentar su último trabajo, el muy valorado por la crítica Perspectiva caballera que publicaron a finales de 2014. Luque y los suyos se lanzaron a una espiral de temas de su variada carrera, destacando los del ya citado Perspectiva Caballera. Sin embargo, obviamente no es un concierto fácil el de Sr. Chinarro, en el caso de no estar muy familiarizado con sus discos, ya que Luque destaca también por sus letras. En este sentido, se notaba entre el público aquellos que sí que lo estaban, lo cual no quiere decir que Sr. Chinarro no ofreciesen un buen concierto, al contrario, que fue ganando en contundencia a medida que avanzaba el setlist. Ya advirtió el propio Luque que precisamente su último disco no se caracterizaba por la alegría o la animación. Entre sus comentarios ácidos e irónicos sobre la actualidad, Luque se ganó al público, especialmente en temas como ‘San Borondón’, ‘Una Llamada a la Acción’, así como en el bis, en donde atacaron con la fantástica ‘Babieca’ y cerraron con ‘Los Ángeles’.

Buen concierto en definitiva el de Monserrat y Sr. Chinarro en el Biribay y, como señala Diego Marín en su estupenda crónica en larioja.com, destacar la sorpresa que supuso el hecho de que Sr. Chinarro no contase con discos a la venta en la sala, máxime cuando su último trabajo ha sido editado por su sello propio. Como señala Marín, extraño porque hubiese vendido unos cuantos.

‘Shakey. La biografía de Neil Young’ de Jimmy McDonough

9788494216770Shakey. La biografía de Neil Young, de Jimmy McDonough, Editorial Contra

¿Sabes cuándo tienes un libro y no puedes parar de leerlo?, pues eso es lo que pasa con el monumental Shakey de Jimmy McDonough. Lo primero que mucha gente hará es echarse para atrás ante las dimensiones del libro, casi 1.000 páginas. Pero no, esta obra es tan brillante y devastadora a partes iguales que es imposible levantar la vista de sus páginas. Contra recupera esta obra imprescindible en el que Jimmy McDonough realizó un gran trabajo de investigación para elaborar la biografía de alguien tan complicado y complejo como Neil Young, y después de leer Shakey te das cuenta que no quisieras cruzarte en tu vida con alguien así, por mucho que uno admire a Neil Young, y que conste que es el tipo del que más discos tengo. Si sus memorias del año pasado El Sueño de un Hippie nos dejaron un tanto fríos, porque seguramente reflejan esa personalidad tan convulsa del bueno de Neil, pero era todo tan desordenado y efervescente, Shakey, uno de los nombres que utiliza Young, nos va a dar las claves de la figura de Neil.

Y es que McDonough rompe con la hagiografía de raíz, con un estilo directo y sin concesiones. En un libro que le llevó muchos años escribir por la forma de trabajar de Young y por la gran cantidad de entrevistas que realizó a su entorno, McDonough huye del camino fácil y se mete en un camino lleno de trampas, muchas de las cuales se las pone en imprevisible e inconsistente Neil, especialista en arrasar con todo. Este libro cubre hasta finales de la década de 1990 y, por las entrevistas que ha concedido McDonough, no le quedaron ganas de acercarse a la figura de Young ni por todo el oro del mundo. Y es que Neil Young es una de las grandes figuras de la música rock, un tipo que no para y que tiene en su cabeza mil proyectos, un tipo que ha publicado casi cuarenta discos de estudio y no sé cuántos directos. Un tipo que ha participado en Crosby, Stills, Nash, Young (CSNY). Un tipo que ha vivido varias vidas en una. Un millonario caprichoso que, por la época en que termina el libro, sólo está empecinado en los trenes eléctricos de juguetes, lo cual puede agradecer McDonough ya que no le tocó vivir lo del coche eléctrico y lo del Pono. Tras leer el libro, creo que McDonough no hubiese sobrevivido si llega a durar un día más la experiencia.

Shakey no es un libro que se pueda contar, es un libro que hay que leer. No va a dejar indiferente a nadie. Encontramos las claves, imprevisibles, de su trayectoria y los impulsos que mueven a Young de pasar de un estilo a otro, de no parar de hacer cosas. De sus comienzos en su Canadá natal a los Buffalo Springfield, de su incorporación a CSNY y sus discos en solitario con sus triunfos en los 70 con bandas de todo pelaje y condición y con Crazy Horse a la cabeza, a los erráticos 80, con aquellos discos imposibles, la demanda con Geffen, la enfermedad de su hijo Ben, y su vena conservadora que le llevó directamente a apoyar a Ronald Reagan. Y llega su resurrección en los 90 con el grunge y un nuevo periodo incontrolable de Young, si es que alguno lo es. No se escatima tampoco en los detalles más escabrosos, los relacionados con las drogas en los 70 y todo el mundo, extraño, que rodea a Young, recluido en su rancho.

Intercalando decenas de testimonios y las entrevistas con Neil, casi nadie sale bien parado en este libro. Comenzando por el propio Young, del que se señala su bondad y buen corazón, su apasionamiento, pero también (y eso muchas veces más) su capacidad para destrozar los sentimientos de los demás. Ralph Molina, Billy Talbot y Frank ‘Poncho’ Sampedro, los míticos Crazy Horse, acaban retratados como unos incompetentes musicales; se salva de esta quema el miembro original de la banda Danny Whitman, que fallecería víctima de los excesos en los 70. Peor quedan gente como Stephen Stills (una relación la que mantiene con Young incomprensible y destructiva a más no poder), David Crosby (impagable) o Graham Nash. Y mención especial para David Briggs, el productor con el que más trabajó Young y que falleció en 1995, un personaje de los más interesantes del libro y de los que mejor podía llevar el carácter de Neil. Y esto sólo es una pequeña muestra.

Vas viendo como McDonough sufre con la creación de este libro y en los dos últimos capítulos ya explota. McDonough también se caracteriza por arremeter contra casi todo, incluso contra algunos de los éxitos más grandes de Young. Pero percibes su desazón y cómo se enfrenta contra un muro que es el carácter de Neil, siempre vencedor en todos los duelos con todo el mundo porque siempre logra lo que quiere. Pero esa volubilidad, esa forma de ser, se resume seguramente en que al bueno de Neil le gusta hacer el camino porque para cuando ha llegado ya está en otra cosa, o en varias. Genio y figura, Shakey es un libro imprescindible y, como Young, imprevisible. No se lo pierdan.