Loquillo & Nu Niles, ‘Código Rocker’

baja-loquillo-cd-rLoquillo es una de las grandes figuras de la música popular en España, y del Rock ‘N’ Roll en particular. Suele ocurrir con Loquillo que, o se le ama o se le odia, es muy difícil encontrarse a alguien que se sitúe en la equidistancia. Loquillo no se corta en sus opiniones y tiene una actitud que en ocasiones no le facilita las cosas. Reconozco que no he sido un fan de Loquillo y que he tenido mis momentos. En los 80, recuerdo el directo que sacó con Trogloditas, junto a todas aquellas canciones míticas y maravillosas que forman parte de nuestra banda sonora. En los 90, me llamó mucho la atención cuando publicó La vida por delante (1994), que me pareció maravilloso con canciones como ‘La vida que yo veo’. Luego, años más tarde, ya en 2004 me entregué a Arte y Ensayo, otro gran disco. Desde entonces, cayeron directos y recopilatorios que me acercaron no solo a esas canciones míticas de sus primeros años sino a otras que me han llegado más como ‘Salvador’, ‘Cuando fuimos los mejores’, ‘Sol’, etc.

Y llega en 2015 este Código Rocker, donde Loquillo se junta con los Nu Niles, trío barcelonés de Rockabilly de amplia trayectoria y reconocimiento exterior, compuesto por Mario Cobo a la guitarra, coproductor del disco junto a Josu García, Blas Picón a la bateria e Ivan Kovacevic al contrabajo. Con una estética y una actitud muy rockera y de raíces, casi desplazándonos a la década de los 50, Loquillo ha cogido algunas de sus canciones de los 80 para darles otro matiz, en una apuesta que también supera ciertas producciones imbuidas del espíritu de esa década, y que quedaron lastradas. Apuesta decidida y un gran resultado, con grandes temas e invitados de lujo, y con la voz de Loquillo a pleno rendimiento.

‘Eres un Rocker’ es un tema que entra como un cañón, con esa batería y ese piano, al que le sigue ‘El tren de la costa’, impactante adaptación de ‘Train Kept A Rollin’, uno de los momentos más destacados del disco, con esos aullidos que le sientan como un guante. La nueva versión de ‘Quiero un camión’ es también una locura, ganando con la adaptación, al igual que ‘Channel, cocaína y Dom Perignon’, procedente de La mafia del baile (1985), y en la que participa en los coros Igor Paskual, que es el coautor de ‘Tatuados’, de su disco de 2008 Balmoral. Y otro de los momentos cumbre del disco es el toque clásico que adquiere el tema de Sabino Méndez ‘Piratas’, que se grabó en Mis problemas con las mujeres (1987), y donde aparece el saxo de Dani Nel·lo y los coros de Velvet Candles. Destaca igualmente el tema de ‘El crujir de tus rodillas’, de los propios Nu Niles, un tema más oscuro y de lo mejor, un descubrimiento.

Se te van los pies con ‘Vaqueros del espacio’ y otra revisitación de ‘Luché contra la Ley’, ya convertido en clásico de Loquillo, donde participa en los coros el televisivo Iñaki López. Y como no destacar la vitalidad de ‘Billy la Roca’, de nuevo con el saxo de Dani Nel·lo. En ‘La rubia de Hitch’, Loquillo susurra prácticamente, siendo uno de los momentos más pausados del disco. Pero vuelve a despuntar con ‘Soy una cámara’, también de Balmoral, y especialmente con la versión de ‘Someday Someway’ de Marshall Crenshaw, ‘En cualquier momento’, que es otra de las joyas de este disco. Finaliza con ‘Political Incorrectness’, tema ya presente en su disco de 2011 Su nombre era el de todas las mujeres, con letra de Luis Alberto de Cuenca.

Otro disco de Loquillo que nos apuntamos a la lista de nuestros favoritos, y con unos Nu Niles que son parte esencial del giro de estas canciones. A los fans de Loquillo, les va a convencer mucho, y a los que no lo son, pues recomendamos quitarnos los prejuicios y escuchar este Código Rocker.

Calexico, ‘Edge of the Sun’

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Maestros en la absorción y mezcla de géneros, principalmente del continente americano, y cada vez más acomodados en las tradicionales estructuras del pop, Calexico presentan una nueva muestra del excelente pulso que tan buenos resultados les dio con Algiers (2012) tras un par de discos titubeantes.

El polvo y el calor no ocultan la elegancia de las composiciones de esta banda, que nacen de un trayecto opuesto al habitual de la colonización cultural en el que Norteamérica se deja conquistar por los ritmos latinos. El resultado es una propuesta única de delicadas interpretaciones con sabor sureño y fronterizo que se mueven en un espacio y un tiempo muy evocadores. A ello hay que añadir los excelentes músicos que componen la banda, con Burns y Convertino a la cabeza, además de las extraordinarias colaboraciones recabadas para este álbum.

El disco lo abre con optimismo Falling from the Sky y sus preciosas guitarras y vientos mexicanos y con Ben Bridwell (Band of Horses) a los coros. Le sigue el blues de Bullets & Rocks en la que Sam Beam (Iron & Wine) completa un bonito juego de voces. Retoman los aires country de sus inicios, pedal steel y armónica al frente en When the Angels Played, al igual que en los también reconocibles vientos y cuerdas de Miles from the Sea. Protagonista destacada de la sencilla Tapping on the Line es la voz de Neko Case antes de que se hagan más evidentes los ritmos latinos en la salsa con ligeros toques electrónicos en Cumbia de Donde, con la ya habitual aportación de Amparo Sánchez, o en los mariachis de la instrumental Coyoacán. El medio tiempo Beneath the City of Dreams también incluye vientos y ritmos mariachis.

Empieza a ser habitual la introducción de un vals animoso en sus discos, en este caso en una efectiva fusión con el country de Woodshed Waltz, le siguen el ligero aire jamaicano de Moon Never Rises, en la que colabora la joven mexicana Carla Morrison, y la ambiental de inequívocos aires sureños World Undone. El precioso cierre lo pone Follow the River, con la destacada colaboración a los coros de Nick Urata (Devotchka).

Después de una inteligente y paulatina evolución que ha revitalizado su propuesta y les ha acercado a una mayor audiencia, Calexico parecen sentirse nuevamente cómodos en su piel y vuelven a entregar grandes canciones sin renunciar al genuino sonido que les condujo al éxito. En definitiva, se confirma con este disco que están en plena forma y nosotros de enhorabuena por ello.

Matthew E. White, ‘Fresh Blood’

5246d582Atentos a este disco titulado Fresh Blood, el segundo de Matthew E. White, y que ya está entre los más valorados por la crítica del presente 2015. Matthew E. White había salido a la palestra por un primer disco, Big Inner (2012), que también había sido encumbrado por la crítica musical. Pero una de las cosas más interesantes de White, y que también le ha situado en el primer plano, es haber sido capaz de crear un sello propio, Spacebomb, siguiendo el modelo de los antiguos Motown y Stax, entre otros, que revolucionaron la música popular con el advenimiento del Soul. Allí había un buen número de instrumentistas, productores, compositores, intérpretes, etc., y en Spacebomb, White y compañía se lo han tomado al pie de la letra, con secciones de viento, de cuerda, coros, productores, con el bueno de Matthew a la cabeza, etc. En breve hablaremos de otra de sus producciones, el debut de Natalie Prass, pero eso es para más adelante. Viendo la portada de Fresh Blood, la casa de la abuela de White, nos podemos imaginar alguna de las cosas que nos vamos a encontrar, pero que nadie se asuste. Aquí hay mucho Soul, muy barroco eso sí, como lo han definido en algunas revistas, una producción de lujo, con esas secciones de cuerda (The Spacebomb Horns) y de viento (The Spacebomb Strings), y muchas influencias de los 60 y 70, aunque con un sello muy particular, que parte de la propia voz de White.

‘Take Care my Baby’ es un grandísima canción, con sus susurros iniciales y sus arreglos, un tema que crece y te conquista desde la primera escucha. Temazo de los buenos al que le sigue una canción de las más animadas, con esos coros juguetones, y un ritmo impecable, aunque no estamos de acuerdo con su mensaje de ‘Rock & Roll Is Cold’, la canción es un lujo. ‘Fruit Trees’ comienza como un medio tiempo y cuenta con un estribillo muy potente, mientras que la forma de cantar en ‘Holy Moly’ dará lugar a un final poderoso, por cierto una canción sobre los abusos sexuales en la Iglesia. Dos grandes temas también que dan paso a uno de los pocos momentos de pausa, la notable y dura ‘Circle ‘Round the Sun’.

Pero vuelve la acción con la estupenda ‘Feeling Good is Good Enough’, que cuenta con unos coros que nos remiten más al Góspel y al Soul, y con un final fantástico. ‘Tranquility’ es más dramática, no en vano está dedicada al actor Philip Seymour Hoffman, que falleció el año pasado. Elegante es ‘Golden Robes’, Soul clásico con el sello de White, al igual que ‘Vision’, que también consigue llevarte a otra época. El final es un medio tiempo, ‘Love is Deep’, que es notable en comparación con casi todo el disco.

Apuntado Matthew E. White y su Spacebomb, una gente a seguir, y como hemos señalado, en breve Natalie Prass. El revitalismo del Soul y compañía nos sigue dando buenas noticias, y nos gustan que sean como esta, un tipo que lo lleva a otro terreno, con un estilo propio, capaz de coger también cosas del Góspel, del Rock ‘N’ Roll, y de ofrecernos canciones tan redondas. Otro gran disco de este 2015 que no nos da pausa, y lo que queda. De momento, todos y todas a bailar con ‘Rock & Roll Is Cold’: