The Jon Spencer Blues Explosion, ‘Freedom Tower’

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Si el éxito fuera una simple cuestión de actitud no me cabe la menor duda de que The Jon Spencer Blues Explosion figuraría en los puestos de privilegio del mainstream actual. Formados en Nueva York a principios de los noventa, década en la que publicaron al menos tres trabajos fantásticos, parecía claro que su época dorada había quedado atrás hasta que en 2012 se desmarcaron con un excelente disco que parecía desafiar todos los augurios. Tan crudos como en sus años mozos, con Meat & Bone volvían a asomarse en la cabeza de ese nuevo blues que ellos contribuyeron a desperezar antes de abandonarlo en manos de gente como The White Stripes o The Black Keys. 

Intacta su formación original, compuesta por el propio Jon Spencer junto a Judah Bauer a la segunda guitarra y Russell Simins a la batería, también mantienen su apuesta por el blues-rock directo y enérgico mezclado con punk y garage. El resultado continúa siendo personalísimo; la pose y el desgarro de las interpretaciones de Spencer siguen siendo únicos y aún destaca el virtuosismo en las guitarras y la batería de sus compañeros, aunque en esta ocasión suenan menos inspirados que en su anterior disco. Se echa en falta alguna pieza instrumental como contenían sus mejores trabajos y una mayor variedad de registros, a pesar de lo cual el resultado no defrauda.

En la enérgica apertura de Funeral y Wax Dummy resuenan sus innegociables señas de identidad antes de la rapeada y funky Do The Get Down. En Betty vs. The NYPD la cosa se anima al bordear el ska y White Jesus y Born Bad son dos canciones de alma negra y estructura clásica en las que se lucen las guitarras. Down and Out aporta un poco de calidez y Crossroad Hop un riff destacable. En The Ballad of Joe Buck regresan al rap, en Dial Up Doll al garage y en Bellevue Baby al blues. El único hit identificable es Tales Of Old New York: The Rock Box antes del punto final con la menos ruidosa Cooking For Television.

La JSBX vuelve a entregar una inimitable, aunque cada vez menos sorprendente, interpretación del blues a base de canciones que, vestidas con lo mínimo, recrean ritmos incendiarios que nos invitan sin remedio a bailar emulando a Elvis; otro conjunto de canciones notables para las que no han necesitado desviarse del personal sonido que hace tiempo les trajo el reconocimiento de la crítica.

St. Paul & The Broken Bones, ‘Half the City’

imagesDe vuelta al Soul, como no podía ser menos en este blog, y en este caso para un disco de debut como es este Half the City, publicado en 2014, de St. Paul & The Broken Bones, y que ha sido producido por Ben Tanner, músico de acompañamiento de los esperados Alabama Shakes (en unas semanas, ¡por fin!, su segundo disco), y uno de los descubridores de la banda. St. Paul & The Broken Bones son también de Alabama y lo forman siete integrantes, liderados por la voz poderosa de Paul Janeway, un frontman que promete. Siguiendo el proceso institucionalizado desde hace poco más de una década de resurgimiento del Soul, parte del mismo protagonizado por blancos como es el caso que nos ocupa, la banda de Alabama juega con las piezas de hace unas décadas, tanto musical como estéticamente. Canciones que parecen sacadas de los años 60, con la presencia indispensable de los vientos y el órgano. De nuevo surgirán las voces que hablen de imposturas y apuestas retro, pero St. Paul & The Broken Bones nos han convencido porque cuentan con varias canciones muy potentes, aunque en algunos momentos puedan bajar el nivel, especialmente en los medios tiempos.

El inicio, ‘I’m Torn Up’, es un medio tiempo que va creciendo a medida que lo hace la sección de viento, con la voz de Janeway presentando sus credenciales. ‘Don’t Mean a Thing’ se nos queda a medio camino, puede que por esos toques jazzísticos del inicio, manteniendo esa constante de medio tiempo más sufriente, pero con ‘Call Me’ la cosa despega, una canción de las más logradas del disco, con un estribillo maravilloso que va acercándonos más a una celebración y que bebe indisimuladamente de sus influencias, de la Motown a la Stax, con homenaje incluido a Otis Redding. ‘Like a Mighty River’ también es una canción demoledora, con un inicio más ecléctico para volver al clasicismo y con la voz de Janeway dándolo todo. ‘That Glow’ relaja el tempo, es otro medio tiempo donde se lucen los instrumentistas. Y llega otro de nuestros momentos favoritos, ‘Broken Bones & Pocket Change’, esta vez sí que es un medio tiempo conseguido y que se inicia de forma lenta hasta ir creciendo empujado de nuevo por la sección de viento y la voz privilegiada de Janeway.

Con la lección bien aprendida, ‘Sugar Dyed’ se presenta festiva y ‘Half the City’ más ecléctica, más electrificada. Poderosa es ‘Grass Is Greener’, que sigue la tónica de los medios tiempos del disco, siendo de los más destacados. ‘Let It Be So’ nos llena menos, igual es más reiterativa, aunque mantiene la elegancia del conjunto de disco. Menos nos convence ‘Dixie Rothko’, aunque levanta al final. Y se cierra Half the City con ‘It’s Midnight’, un tema muy pausado.

Buen debut de St. Paul & The Broken Bones, Soul del bueno, de raíces, de calidad, y muy buenas canciones, especialmente aquellas en las que ponen más revoluciones. Un disco que va cayendo hacia el final, pero que consigue que sumemos a los de Alabama a la lista de bandas de Soul a seguir.

The New Raemon, ‘Oh, Rompehielos’

índiceApuntado en la lista de los debes desde hace mucho tiempo, Oh, Rompehielos (2015) ha sido la razón para acercarnos a The New Raemon, la banda liderada por Ramón Rodríguez, su proyecto más importante. Su discografía recoge ya una amplia trayectoria, muy consolidada, y que con Oh, Rompehielos mantienen desde la independencia, de hecho está autoproducido por el propio Ramón Rodríguez. Tuvimos la oportunidad de verlo en el ya lejano Actual 2012, y nos convenció. Provisto de unas más que interesantes letras, que abordan la cuestión del amor y del desamor, y en las que se va entrando sin pausa, The New Raemon tiene un punto melancólico muy poderoso pero también de cierta luminosidad, con un atisbo de esperanza. Y todo ello con un toque acústico, donde priman esas guitarras que sirven de soporte a sus poéticas letras.

El inicio con ‘Una Historia Real’ te va situando, en uno de los temas con mayor contenido épico. Le sigue la más oscura ‘Oh, Rompehielos’, que crece en intensidad con las escuchas. A continuación nos encontramos con dos de los mejores temas del disco, dos canciones redondas, con dos de las mejores letras de todo el trabajo: en primer lugar, ‘Reina del Amazonas’, más rotunda y animada; a continuación ‘El Yeti’, creo que mi favorita, un medio tiempo que cuenta con un estribillo demoledor, una melancolía que te impregna, y un breve contrapunto eléctrico que cuadra a la perfección. Una canción que no es para todos los estados de ánimo, pero vaya pedazo de canción. ‘Mientras Sea un Intruso’ es más luminosa en lo musical pero la letra es dura, dentro de la ecuación amor-desamor

Pero para demoledora la letra de ‘Quimera’, otro de los grandes temas de Oh, Rompehielos, con una percusión de fondo que sólo descansa en el gran estribillo de la canción. En ‘Desencuentros’ hay un inicio más pop, pero luego se torna más oscura, en consonancia con la letra, que sigue en ese tono en la más explícita ‘Al Margen’, muy épica en la instrumentación. Y cabe destacar la bellísima ‘Los Hechos’, desnuda y cruda al servicio de una letra también directa. Finaliza Oh, Rompehielos con un tema como ‘Moneypenny’, que parece apuntar algo de esperanza y una cierta luminosidad.

Oh, Rompehielos es un disco muy interesante, con unas letras que te pueden dejar tocado, y que sirve para acercarnos a The New Raemon. Aquí os dejamos «Reina del Amazonas»: