Salto, ‘Salto’

11041786_648010438677882_7910315429305307388_nAtentos a este disco y a este nombre, Salto. Salto es el grupo de Germán Salto, un piloto de aviones que se ha sacado de la manga una maravilla pop y que ha conquistado a la crítica. Tras haber pasado por otras bandas madrileñas, entre otras Willy Tornado, Germán Salto ofrece una colección de diez canciones en las que se deja llevar por unas bellas melodías en la línea por un lado de The Kinks y, por el otro, de esa parte norteamericana que integra el pop con otros sonidos más norteamericanos, como por ejemplo The Jayhawks, Big Star, o las canciones más escoradas al pop de Wilco. También hay ecos al Elliot Smith más vital, entre otros. Autoeditado y bajo la producción de Martí Perarnau (Mucho) y Ramiro Nieto ‘Rams’ (The Right Ons), que también tocan en el disco, las canciones avanzan a esas melodías que señalábamos anteriormente, con la voz de Germán en primer plano, entre guitarras luminosas y estribillos que se te van pegando.

Ya en su comienzo, con la acústica y desnuda ‘Monster’, junto a sus interesantes giros, el disco te va atrapando, y te hace levantar la cabeza con la fascinante ‘Girl’, un tema de factura power pop fantástica. Más clásica es la elegante ‘Hold On’, con ese estribillo. Luminosa es ‘Between the Lines’, otra de nuestras canciones favoritas, tema que va en ascenso y que te remite a otra época. En ‘Til the Morning’ hay entrada para el pedal steel, como contrapunto en otro medio tiempo notable, que se refuerza con los coros.

Sigue esa misma línea más norteamericana con la también atractiva ‘The Ain’t no Time’, y acelera y da un giro con ‘Ernie the Falconer’, un tema diferente que va ganando con las escuchas. Retorna a la línea general del disco con la sobresaliente ‘S.O.S.’, otra de nuestras canciones favoritas, un tema muy pop, apuntalado por las guitarras y de nuevo esos coros. ‘Walter Freeman’ vuelve a acelerar el ritmo y se cierra el disco con la belleza de ‘Lonesome Bird’, un tema donde también tiene un gran peso lo acústico y que nos recuerda al inicio.

Un gran trabajo el de Salto, un disco que tiene merecidos todos los elogios que viene recogiendo en los últimos meses desde la crítica especializada. Como hemos comentado en otras ocasiones, no alcanzará la repercusión que merece, pero lo importante es que gente como Germán Salto, y otros muchísimos como él, sigan en este camino, que es duro, y que nos sigan regalando grandes discos como el que reseñamos. Apuntado queda Salto.

Pablo Und Destruktion, ‘Vigorexia emocional’

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Directo y sin paradas llega desde Asturias la confirmación de una de las propuestas más rotundas y originales que la música independiente de este país ha producido en los últimos años. Tras establecer su innegociable autenticidad en sus dos primeros discos (el autoeditado ‘Animal con parachoques’ y el más reciente ‘Sangrín’) a partir de unas superadas referencias musicales y una propuesta lírica propia, este ‘Vigorexia emocional’ debería alcanzar a una mayor audiencia para situarle a la cabeza de los artistas nacionales de culto.

Atenuado en sus letras el personal componente político y social del que sigue haciendo gala en sus jugosas entrevistas, en este último trabajo sobresalen el particular romanticismo y la oscura poética con los que tiñe la temática de sus diez canciones. Escenas urbanas y costumbristas cobran trascendencia en su voz grave, aunque siempre queda la saludable posibilidad de interpretar con humor algunos de sus pasajes. En otras ocasiones el dramatismo de las letras no da opción.

El disco se abre en la oscuridad de ‘Los días nos tragarán’ revestida por una bonita instrumentación a la que sigue la emotiva mezcla de romanticismo y calle en ‘Ganas de arder’ sustentada en un profundo bajo. La popular ‘A veces la vida es hermosa’ aligera el conjunto con su humor y la propuesta rock de guitarra, bajo y batería. ‘Mis animales’ es una de las piezas más destacadas con su poética folk y su energía ascendente y ‘No sientes el peso’ es una potente demostración de letras sombrías. Los teclados ambientan el pesimismo de ‘Califato’, cerrada con brillantez por la gaita mientras que el amor salvaje y crudo es el tema de ‘Leona’, que encabezan la guitarra, la viola y los gemidos. Más austera es ‘Bares vacíos’ que apenas se sirve del piano y la viola para narrar un sugerente amor diferido. En la emocional ‘Busero español’ se mezclan realismo e idealismo para culminar en el estribillo más enérgico y desgarrador. Cierra el disco una preciosa instrumentación para la narración de amor y culpa de ‘Dulce amor’.

Anclada alrededor de los setenta y enraizada en Asturias, la música de Pablo Und Destruktion llega desde un lugar inédito y sugerente que rodea el territorio de cantautores como Nacho Vegas o el último Xoel López. Con una variedad sonora que va desde la tonada hasta la psicodelia, en este último trabajo parece afirmarse en el rock clásico apoyado en una potente banda que no olvida los instrumentos tradicionales. Capítulo aparte merecen sus letras, de una original y terrenal poética la mayoría de las veces, que alcanzan cotas de enorme intensidad en la interpretación y que son un factor distintivo fundamental de la personalidad artística del que es sin duda uno de los músicos del momento por méritos incuestionables.

My Morning Jacket, ‘The Waterfall’

The_WaterfallHace unas semanas tocaba hablar del disco de Alabama Shakes y decíamos que señalábamos a esta banda cada vez que hacíamos referencia a lo que esperábamos de cada año. Pues bien, con My Morning Jacket nos pasaba lo mismo, teniendo en cuenta que su disco anterior era de 2011, el fantástico Circuital. Han pasado cuatro años hasta la llegada del séptimo disco de la banda de Jim James, este The Waterfall, séptimo de su carrera, aunque en 2013 tuvimos su primera entrega en solitario con el atmosférico Regions of Light and Sound of God, que nos dejo un gusto agridulce. My Morning Jacket es una de las grandes formaciones del rock norteamericano de las últimas dos décadas, un grupo muy apreciado por la crítica pero que no ha alcanzado esa gran visibilidad lejos del circuito más especializado. No será por falta de grandes obras ni de canciones, aunque no es un grupo de digestión sencilla, pero su lugar está ya en la primera línea. Lejos de ser un grupo previsible, James ha ido dando sus pasos y giros, que le han llevado de beber de las raíces folk y country en sus orígenes, ahí quedan discos como At Dawn (2001); a firmar una obra maestra como Z (2005), donde ya incorpora elementos psicodélicos; y a recibir críticas más duras por el controvertido Evil Urges (2008). Nosotros todavía recordamos aquel Azkena de 2006, el del concierto histórico de Pearl Jam, cuando Wolfmather y ellos acompañaban a Vedder y compañía en su gira, y tocaron justo antes que ellos. James y los suyos se quedaron prácticamente solos, todo el mundo estaba cogiendo sitio en el otro escenario, mientras que yo tuve que convencer a mis acompañantes para verlos unas canciones, y sonaron atronadores.

Como decíamos, Jim James ha ido incorporando matices a su obra, añadiendo incluso toques de soul, de pop y de rock progresivo. Ya había esos elementos en Circuital, y en The Waterfall nos encontramos con una obra ecléctica, donde parecen coexistir muchos matices. No es un disco sencillo, aunque sí que gana con las escuchas. Ya el comienzo te sorprende, esa optimista y vitalista ‘Believe (Nobody Knows)’, que no sabes en algún momento a qué carta quedarte, pero que se diferencia de la épica del comienzo de su disco anterior, ‘Victory Dance’. Con un toque también pop, pero creciendo, llega ‘Compound Fracture’, donde James hace gala de su falsete característico. El tono atmosférico de su disco en solitario regresa con ‘Like a River’, que te va preparando para la mejor canción del disco, en mi opinión, como es ‘In Its Infancy (The Waterfall)’, una maravilla con marchamo a clásico, donde apunta sus influencias, y atentos al estribillo. ‘Get the Point’ es un medio tiempo acústico que les devuelve al folk y al country, aunque no acaba de llegar.

La segunda mitad del disco nos ofrece grandes hallazgos. Primero con la épica y psicodélica ‘Spring (Among the Living)’. Tira de nuevo de falsete en otro medio tiempo como es ‘Thin Line’, que da paso a otro de los temas más grandes de este disco, ‘Big Decisions’, una canción que destila una melodía luminosa. El cierre queda para la épica a través de las guitarras, el My Morning Jacket más clásico, con ‘Tropics (Erase Traces)’, y con la maravilla que es ‘Only Memories Remain’, una canción que tiene de todo, con James cantando con mucha alma. El disco nos ofrece también unos apetecibles Bonus Tracks: la demo de este último tema, que cierra el conjunto del disco; una versión ‘Miami Jungle’ (como suena que no me lo invento) de ‘Compound Fracture’; y dos canciones muy acústicas, como muy de sus inicios, las interesantes, especialmente ‘Hillside Song’, y ‘I Can’t Wait’.

Trabajo notable de My Morning Jacket, que ya han anunciado otro disco para 2016. Trabajo muy espiritual, en el que hay muchos matices y aspectos que se van descubriendo con las sucesivas escuchas. No sabemos lo que nos deparará el bueno de Jim James, seguro que no nos lo pondrá fácil, pero en este disco hay unas cuantas canciones que son para apuntar. Ahora sólo nos queda verlos también en directo, esperemos que pronto.