Daniel Insa, ‘Rusty Jewel’

a0149178423_16Nos gusta estar atentos a todas las novedades que podemos, aunque imposible llegar a todas, pero hace unos meses conocimos a Daniel Insa vía Redes Sociales. Sí, todo esto se enmarca claramente en el debate del papel de Internet y las Redes Sociales en la difusión de la música, pero es otro tema. Insa procede de Madrid y Rusty Jewel es su tercer disco, autoeditado como los anteriores. Con una clara influencia del power pop, y ahí están los ecos de Teenage Fanclub claramente, y también de los sonidos más relacionados con el llamado ‘Americana’, nos lleva a un terreno intimista. En la mezcla de ambas direcciones nos encontramos con un trabajo que va calando con las escuchas, con bellas melodías, y con una presencia constante de los sonidos más acústicos.

En la primera parte del disco hay una mayor irregularidad, con un comienzo muy destacado con la bella ‘All This Time’ que nos remite directamente a los ya mencionados Teenage Fanclub, para dar paso a la más pausada y melancólica Tears Falling’. También deriva hacia el pop ‘Complications’, un tema que gana en el estribillo. Y llega uno de los mejores momentos de todo el disco como es ‘Black Tea’, de nuevo con la melancolía en primera línea y un cierto toque a Elliot Smith. Esa misma línea, aunque de nuevo regresa a parajes anteriores, aparece ‘Miss Lonely’, para terminar esta primera parte con una delicia como es ‘Going Wild’, canción también más power pop, recordándonos a una banda como The Ships.

En la segunda parte, el disco se muestra más contundente y consistente, comenzando con ese inicio pausado pero vital como es ‘You Can’t Go Wrong’, para a continuación dar paso a mis dos temas favoritos: la de nuevo melancólica ‘Another Lonely Place’, una preciosa canción muy recomendable, y ‘Manchester’, un pop luminoso que se te cuela. El disco finaliza con la notable ‘Lead a Simple Life’ y con el medio tiempo ‘Stormy Clouds’, un buen colofón.

Internet nos permite conocer a un mayor número de gente que hace cosas, algunas de ellas muy interesantes como este Rusty Jewel de Daniel Insa, pero también es cierto, y es una realidad, que el foco de los medios sigue siendo fundamental para labrarse un camino en este mundo tan fragmentado y difícil como el de la música. El trabajo de Daniel Insa, como el de muchos otros, algunos de ellos tratamos de recogerlos, merece la pena.

Formar un supergrupo: de ‘híbridos’ y superbandas (II)

goldensmogbw2Regresamos a las superbandas, y si en la anterior entrega terminábamos con el inevitable Dave Grohl, lo retomamos a través del proyecto The Backbeat Band, donde en 1994 también estaba Dave Pirner de Soul Asylum. De esta banda hablamos ya hace un tiempo, Soul Asylum se incorporaron a lo ‘alternativo’ tras años de carrera, arrastrados por el Grunge, aunque no eran tal. Pero si traemos a colación al bueno de Pirner es por su presencia muy activa en una banda que a nosotros nos parece muy grande: Golden Smog. Golden Smog es un proyecto a modo de superbanda del indie-country-rock (si todo esto se puede decir así), o de la etiqueta ‘America’, y la lista de integrantes es, cuanto menos, apabullante: al propio Pirner había que sumar la presencia de Jeff Tweedy (Wilco); de Gary Louris, al que acompañaba su también compañero en The Jayhawks y Kraig Johnson, que en alguna ocasión ha militado en estos últimos y en Run Westy Run; Chris Mars de The Replacements; y Jody Stephens de Big Star. Casi nada. Golden Smog fue un proyecto muy serio con varios discos en su haber en la segunda mitad de los 90, y todavía tuvieron tiempo en 2006 de sacar un discazo como Another Fine Day, producido por Paco Loco. Sonaban a todas las influencias que hemos señalado, especialmente ese sonido tipo ‘Americana’ y al power pop que también está presente en todos ellos. Hace muchísimo que no hay noticias de este proyecto, pero sus canciones son tremendas, con un punto muy equilibrado entre tantos integrantes, pero con la batuta de Pirner y Louris más visible, estando muy patentes esos juegos de voces a los que nos acostumbró Louris con The Jayhawks.

Menos repercusión tiene un macroproyecto llamado The Minus 5, liderado por el gran Scott McCaughey (The Young Fresh Fellows y músico de gira, y también en estudio, de amigos de REM). En The Minus 5, McCaughey tira de muchísmos amigos, lista interminable la verdad, para una superbanda que lleva ya diez discos, el último de este año, y por el que lo raro es el que no pasa. Pero esto nos lleva a otra banda que sigue estos estilos y que también es ecléctica en su composición, nos referimos a Tired Pony, promovida por Gary Lightbody, de los británicos Snow Patrol, en la que deja de lado sus inclinaciones más pop de su banda matriz para irse a sonidos más norteamericanos. Y en Snow Patrol, además de McCaughey, está Peter Buck (REM), Richard Colburn (Belle & Sebastian) o el productor Jacknife Lee (que ha trabajado con Snow Patrol, REM, U2, Weezer, The Hives, etc., pero también, uff, con Taylor Swift o One Direction), entre otros. Tired Pony debutaron en 2010 con un disco agradable, The Place We Run From y en 2013 llegó The Ghost of the Mountain, y nos pasa que no acaban de arrancar, seguramente es por la imagen de sosería que tenemos de Lightbody, aunque hay algunas cosas destacables.

Si antes hablábamos de The Backbeat Band, allí estaba también Greg Dulli (The Afghan Whigs), una banda muy respetada de los 90 que quedó en una segunda línea. Dulli se juntaría con el atormentado Mark Lanegan para el proyecto The Gutter Twins que duraría de 2003 a 2011, pero que sólo contaría con un disco en 2008. Nosotros los vimos en Azkena y, la verdad, tampoco nos convencieron mucho. No nos ocurre lo mismo con la mayoría de las cosas que hace nuestro admirado Jack White. White es tan prolífico que parece ir dejando atrás a The White Stripes, mientras construye una sólida carrera en solitario y se embarca en nuevos proyectos. Dos grandes bandas ha creado el bueno de Jack que han dado grandes discos. La primera, e insistimos en que nos gustaría que la sacase del parón que llevan, son The Raconteurs, un grupo en el que militaban Brendan Benson (cantante con su trayectoria pero que adquirió más relevancia gracias a su unión con White), y de los socios habituales de White como son Jack Lawrence y Patrick Keeler, ambos integrantes también de The Greenhornes. Me encantan The Raconteurs que, sin perder el sello White, son más eclécticos y van del garage al rock, pasando por otros estilos. Si Broken Boy Soldiers (2006) era un buen trabajo, su segundo disco Consolores of the Lonely (2008) lo superaba. Sin embargo, como decíamos, no han vuelto a grabar y es una pena.

Poco después, White pondría en marcha otro proyecto, con un sonido algo diferente, mucho más oscuro, y también exitoso: The Dead Weather. Allí también estaría Lawrence y reclutaría a Dean Fertita (Queens of the Stone Age) y Alison Mosshart (The Kills). La voz y presencia de Mosshart le daban un toque diferente, aunque es reconocible el peso de White, que en esta ocasión se sitúa en directo en la batería. Horehound (2009) fue su debut, al que le siguió el más accesible Sea of Cowards (2010). Y también les ha costado, pero a finales de septiembre tendremos la tercera entrega de The Dead Weather, Dodge and Burn, del que hablaremos también aquí, y con temas como este ‘I Feel Love (Every Million Miles)’, seguro que tiene mucho que ofrecer:

Hay carreras que no son fáciles de continuar porque vienes de donde vienes, y estás muy condicionado por ello. Claro, si tu banda era Guns N’ Roses, pues la cosa es complicada. El reguero de salidas del grupo a partir de 1995 dejó a Axl Rose con un montón de ‘mercenarios’, junto a Dizzy Reed, en una espiral de la que también hemos hablado. Pero, el resto, el resto lo tenían bien para capitalizar el valor simbólico pero no era fácil. Además de proyectos en solitario, algunos más afortunados que otros, el intento más serio que tuvieron fue Velvet Revolver. Ahora nos parece lejano, y en los comienzos de siglo XXI poner en marcha una formación de rock duro de estas características podía haber sido un gran patinazo. Slash, Duff McKagan y Matt Sorum ya habían sido compañeros en Guns N’ Roses, y seguían colaborando y actuando juntos; reclutaron al desconocido David Kushner a la guitarra; y como frontman un tipo que en inestabilidad y adicciones tenía un Máster, Scott Weiland de Stone Temple Pilots. Su primer disco de 2004, Contraband, se defendía bien, con temas como ‘Fall to Pieces’ o ‘Slither’, era lo que se podía esperar de ellos, pero no iba a cambiarte la vida. Y fue número 1 en el Billboard, todo un logro. Sin embargo, lidiar con las adicciones de Weiland no era nada sencillo y su siguiente disco no llegó hasta 2007, el más irregular Libertad, que no alcanzó ni de lejos tanta repercusión. Weiland salió del grupo en 2008 para volver a Stone Temple Pilots, con los que duró hasta 2012, y aunque se han ido reuniendo alguna vez para tocar en directo, no parece que vayan a darse novedades de Velvet Revolver. Por cierto, que hablando de McKagan y Sorum, no está de más recordar el grupo que formaron cuando estaban en esa fase final de Guns ‘N Roses como fue Neurotic Outsiders, que incluso sacaron un disco en 1996, junto a Steve Jones (Sex Pistols) y John Taylor (Duran Duran), con un sonido más punk, pero con una repercusión mínima.

Y para finalizar esta segunda entrega, habrá una tercera, vamos a referirnos a un tipo de proyectos que hacen referencia a poner música a letras de grandes mitos. Uno de los más famosos fue la unión del combativo cantante folk británico Billy Bragg y Wilco con los textos de toda una leyenda como Woody Guthrie. Reconocido de forma unánime por la crítica, su primera entrega fue Mermaid Avenue en 1998, al que siguió el segundo volumen con ese mismo título en el año 2000, mientras que en 2012 aparecería un caja recopilatoria con una tercera añadida de descartes. Más recientemente, una formación de lujo recuperó letras que había escrito Bob Dylan en los años en los que realizó las míticas The Basement Tapes, a finales de la década de los 60. El proyecto, llamado The New Basement Tapes, contaba con, atentos y atentas, Elvis Costello, Jim James (My Morning Jacket), Marcus Mumford (Mumford & Sons), Tylor Goldsmith (Dawes) y Rhiannon Giddens, bajo la producción de T Bone Burnett. El disco se llamó Lost in the River (2014) y no tuvo una gran repercusión, y eso que todo lo que tenga que ver con Dylan, y con esos nombres. Sin duda, un misterio.

Nos quedan más superbandas y sé que se echan en falta algunas muy famosas, pero tranquilidad, las dejamos para la tercera y última entrega, donde seguiremos analizando estas formaciones.

Jason Isbell, ‘Something More Than Free’

descargaEn 2013, Jason Isbell publicaba un disco muy duro, melancólico y triste como fue Southeastern producto de la ruptura de una relación sentimental. El disco confirmó a Isbell como una de las apuestas más seguras del denominado ‘Americana’, o como quieran llamarlo. Tras pasar por Drive-By Truckers, Isbell consiguió con este disco el reconocimiento de la crítica y un buen puñado de seguidores. Casi sin esperarlo, llega su nuevo trabajo, Something More Than Free, de nuevo con la producción de Dave Cobb y con la participación de su esposa, la también músico Amanda Shires. Pues bien, este trabajo de Isbell es un disco que se aleja en parte de todos los demonios y fantasmas de Southeastern, y sin renunciar a los elementos característicos de sus trabajos, esas melodías y esa presencia constante de las guitarras acústicas, los violines y el slide guitar, al servicio de la voz de Isbell y de sus canciones, nos encontramos con un disco que crece con las escuchas, uno de mis discos favoritos de los últimos meses.

Ya el inicio promete, con esa alegre ‘If It Takes a Lifetime’, con un estribillo maravilloso, seguida de una de las mejores canciones del disco, ’24 Frames’, un medio tiempo nostálgico y melancólico que gana fuerza y con la voz de Isbell rozando a gran altura. Más acústica y siguiendo la sonoridad del disco anterior es ‘Flagship’, donde construye una hermosa historia. Más vital y muy del ‘Americana’ resulta ‘How To Forget’, también con el estribillo ocupando un espacio muy destacado, recuperando Isbell demonios interiores muy potentes. Y otro tema muy destacado es ‘Children of Children’, maravillosa melodía para un tema también biográfico dedicado a su madre. En ‘The Life You Chose’ recupera la alegría, otro tema notable.

En ‘Something More Than Free’, también en primera persona, Isbell presenta otro tema melancólico, y en ‘Speed Trap Town’ la inicia de forma lenta, acústica, pero va ganando al avanzar la canción y con las escuchas. ‘Hudson Commodore’ convence menos en sus primeras notas pero luego crece notablemente. El disco termina con ‘Palmetto Rose’, que no alcanza el nivel de las demás, con su comienzo diferente al resto de este trabajo, aunque luego lleva a lugares más conocidos, y con la menos lograda ‘To A Band That I Loved’, otro tema de tintes autobiográficos, también acústica.

Something More Than Free nos gusta mucho, cada vez más, es un disco que crece. Si Southastern nos transmitía esa desazón vital, en Something More Than Free hay un mayor optimismo y vitalidad, sin dejar las coordenadas melancólicas. Isbell firma un gran trabajo con temas tan destacados como este ’24 Frames’: