Formar un supergrupo: de ‘híbridos’ y superbandas (I)

AudioHace unos días, haciendo zapping, en un canal de televisión estaban poniendo la película Collateral (2004) de Michael Mann, aquella en la que Tom Cruise (en un gran papel, todo sea dicho), hace de asesino a sueldo que se mueve por Los Ángeles en un taxi que conduce un apabullado Jamie Foxx. La película es muy buena, con todas las virtudes y defectos del cine de Mann, y en una de sus escenas, toma el protagonismo el tema ‘Shadows of the Sun’ de Audioslave. Una cosa llevó a la otra y aquí me pongo a escribir sobre superbandas, grupos reconstituidos y otros experimentos, acertados o fallidos, en los que unos y otros se juntan para hacer un disco (la mayoría de las veces) o una carrera. Luces y sombras de iniciativas que en ocasiones dan un gran resultado y, en otras, un fiasco inmenso. Es importante que, en todo caso, sus integrantes, o la mayor parte, sean gente ya de un reconocido prestigio, con carreras muy consolidadas, aunque también puede entrar algún amigo o compañero con menos lustre, lo que sirve para tener su momento de gloria. Muchas de estas aventuras acaban con el primer disco, o se centran en un proyecto concreto después de haber terminado otros, o bien se trata de relanzar ciertas carreras. Y luego hay otra gente con un elevado grado de hiperactivismo que salta de una cosa a otra. En estos artículos vamos a analizar algunos ejemplos y casos de estas superbandas.

Y comenzamos precisamente con los mencionados Audioslave, una de las bandas más curiosas de esta categoría. Y es que en Audioslave, que se mantuvo en activo de 2001 a 2007, confluían integrantes de dos de las principales bandas de Rock de los 90, de todo aquello que se había denominado ‘alternativo’, pero de forma muy descompensada. Por un lado, el frontman de la banda era Chris Cornell, uno de los iconos y voces características del Grunge desde Soundgarden, grupo con final apagado. Y el resto eran los componentes de Rage Against the Machine, exceptuando al cantante Zach de la Rocha, que se ve que la cosa no había acabado muy bien. El virtuoso guitarrista Tom Morello, el bajista Tim Commerford y el batería Brad Wilk siguieron por su camino pero, claro, juntarse con un tipo de la categoría de Cornell implicaba que eso no podía llamarse Rage Against the Machine, y habría que ver la cara de de la Rocha. El camino fue crear un sonido diferente, ni Soundagarden ni Rage Against the Machine, sino aprovechar la voz épica de Cornell, la guitarra de Morello y la base rítmica de Commerford y Wilk, y ponerse en manos de Rick Rubin para firmar un debut que tuvo repercusión, Audioslave (2001), con canciones como ‘I’m the Highway’, ‘Cochise’, etc. Un disco que se hacía pesado y que tendría continuidad en el más destacable Out of Exile (2005) y su canto del cisne Revelations (2006), esta vez con Brenda O’Brien en la producción. Luego, todos volvieron a sus bandas de origen, en 2007 a Rage Against the Machine y en 2010 a Soundgarden, aunque los primeros no han vuelto a publicar material nuevo. Audioslave tuvieron éxito y sus fans, siendo número 1 del Billboard con su segundo disco y 2 con el tercero. Siguieron haciendo gala de compromiso político, que venía de los integrantes de Rage Against The Machine en gran medida, y sus directos fueron uno de sus puntos fuertes.

Cornell ya tenía experiencia en estas lides. Más de una década antes, cuando Soundgarden estaban consolidándose y el Grunge a punto de llamar fuerte, Cornell sufrió el golpe del fallecimiento de Andrew Wood por sobredosis. Wood era el compañero de piso de Cornell y gran amigo, y era el líder de un grupo que estaba destinado a cambiar la música desde Seattle antes de Nirvana: Mother Love Bone. En esta banda estaban Stone Gossard y Jeff Ament, que luego formarían Pearl Jam. Cornell compuso una lista de canciones para superar su pérdida y reclutó a Gossard, McCready y Ament, con Pearl Jam emergiendo, sumándose al proyecto el batería de Soundgarden, y posteriormente también de Pearl Jam, Matt Cameron, y en algunas canciones a Eddie Vedder, vocalista recién fichado para Pearl Jam. Se llamaron Temple of the Dog y sólo publicaron un disco homónimo en 1991, un trabajo excelente que alcanzó el 5 en el Billboard y que se convirtió en un hito. Ha habido momentos para revisitar las canciones de Tempe of the Dog en directos, pero nunca hubo un nuevo trabajo. Y es que canciones como ‘Hunger Strike’ siguen sonando urgentes y necesarias:

No abandonamos Seattle. Allí, por esos años, tres tipos iban a reventar la banca, se llamaban Nirvana, y su batería era Dave Grohl. Aquí somos muy de Dave, aunque reconocemos que no sea el mayor talento de su generación. El bueno de Dave, hiperactivo donde los haya, también es de los que se apunta a lo que sea, o lo promueve directamente. Y, con tantos amigos como debe tener, es lógico que surjan nuevos proyectos. Ya en 1994, Grohl participó en la Banda Sonora de la película Backbeat, que rememoraba los primeros días de The Beatles, cuando eran unos desconocidos y actuaban en Hamburgo, centrándose en la relación entre Lennon y Stuart Sutcliffe, primer bajista de la banda y que falleció en 1962. Grohl fue uno de los integrantes de la denominada The Backbeat Band, que tocaban clásicos primigenios del Rock & Roll como The Beatles en Hamburgo. Y allí estaban Dave Pirner (Soul Asylum), Greg Dulli (The Afghan Whigs), Mike Mills (REM), Thurston Moore (Sonic Youth) y Don Fleming (Gumball). El disco es una delicia y merece la pena, aunque ya esté olvidado para la gran mayoría. Grohl también se enroló en la banda de los actores Jack Black y Kyle Gass, Tencious D. Pero su proyecto más reconocido, al margen de Foo Fighters, fue el disco que hizo en 2009 con otro tipo muy inquieto, Josh Homme (Queens of the Stone Age), y John Paul Jones (Led Zeppelin), Them Crooked Vultures, con un sonido duro y contundente, muy enmarcado en la línea de Homme. Las últimas noticias que hemos tenido de las ‘aventuras’ de Grohl es la formación de un megagrupo de Rock duro Teenage Time Killers, que tendrían ya grabado un disco, y en el que participan, entre otros muchos, Corey Taylor (Slipknot), Nick Oliveri (ex bajista de Queens of the Stone Age), Jello Biafra (Dead Kennedys), etc., a partir de una iniciativa de integrantes de Corrosion of Conformity. En fin, que Dave no para, y le da a muchos palos, y seguro que no será el último proyecto en el que se embarca.

Dejamos aquí la primera entrega de esta serie de artículos sobre supergrupos, en la siguiente habrá espacio para gente como Jeff Tweedy, Gary Louris, Slash, Duff McKagan y otros muchos que han formado bandas de estas características, algunas con mayor fortuna que otras.

Neil Young + Promise of the Real: ‘The Monsanto Years’

8177d2bdLa debilidad y admiración que sentimos por el amigo Neil Young es tan grande que olvidamos pronto discos tan flojos, por no decir otra cosa, como el reciente Storytone (2014), que no es el primero. Escribimos frecuentemente sobre Neil, de sus libros, sus memorias (ojo, en unas semanas la segunda parte de las mismas en castellano en Malpaso), su demoledora biografía…etc. Y Neil no para, y ahora publica un nuevo disco, esta vez con Promise of the Real, el grupo de Lukas Nelson, hijo de su gran amigo Willie Nelson, y en el que también participa su hermano Micah. El carácter volcánico y ‘aquí te pillo, aquí te mato’ de Neil hace que aborde proyecto tan proyecto, con esa dispersión tan característica, y dando la impresión en no pocas ocasiones de dejar muchas cosas a medias, cuando se le ocurre otra idea, a por ella. The Monsanto Years es un disco conceptual, en la línea del notable Living With War (2006), un disco urgente y grabado en muy poco tiempo fruto de la reacción de Young ante las consecuencias de la invasión de Irak y de la política exterior de Estados Unidos en la era del segundo Bush. Aquel disco se benefició de esa urgencia que decíamos, de una espontaneidad, un disco emotivo y emocionante. Puede que la idea de The Monsanto Years vaya en esa línea, pero no está a la altura, carece de la épica de Living With War, puede que de forma calculada. En este disco, Young arremete contra la multinacional Monsanto, una compañía que utiliza transgénicos, y ya sabemos que todo el tema medioambiental está en muy presente en el universo simbólico de Neil. También hay algún estacazo para Starbucks, en unas letras que transitan entre la denuncia y las imágenes que suele evocar Young. El peso de Promise of the Real le otorga una cierta potencia, aunque en ocasiones nos recuerda a los discos que suele facturar con Crazy Horse.

El disco cuenta con temas que parten de esa estructura característica de Young, canciones largas, con riffs que se extienden, y también hay un cierto uso de los coros en los estribillos, aunque no en el sentido de Living With War, donde fue una de sus señas de identidad. Uno de las principales debilidades del disco es que puede sonar muy lineal, y eso que el comienzo promete con ‘A New Day For Love’, canción que asciende y en la que Young incluso frasea, otra de las características del disco. Pero luego llega la aburrida ‘Wolf Moon’, donde tira de un inicio con armónica, aunque retoma la furia con ‘Peope Want to Hear About Love’, con un comienzo contundente y guitarrero, aunque la letra…’Big Box’ sigue el esquema anterior, no llega a su altura y ataca a las grandes corporaciones, recordando también épocas pasadas, un tema que supera los ocho minutos. Y llega otra canción que se le queda a medio camino como es ‘A Rock Star Bucks a Coffe Shop’, en este caso los dardos van para Monsanto y Starbucks, y aunque comienza bien, con un tono irónico, luego se dispersa, aunque los coros no le quedan mal.

También a medias, aunque su letra es interesante, es ‘Workin’ Man’, donde Young se alinea una vez más con el granjero medio estadounidense. Contundente es el inicio de ‘Rules of Chance’ pero pierde fuelle. El final es marca de la casa Young, primero con la épica y dotada de una cierto carácter de himno ‘Monsanto Years’, casi ocho minutos de guitarras pesadas, en el buen sentido, con estrofas como ‘Every year he buys those patented seeds, Poison ready, They’re the corporation needs, Monsanto, Monsanto’, siendo uno de los temas más destacados del disco. Y finaliza con la más lenta, pero también con su toque, ‘If I Don’t Know’, una elegía sobre la Naturaleza y la Tierra.

The Monsanto Years está muy lejos de ser una obra maestra, incluso no es un disco notable, pero es aceptable, superando como decíamos el aburrimiento de Storytone. Young viene otra vez muy combativo pero segur que, para él, esta nueva aventura es pasado y anda ya embarcado en numerosos proyectos…en breve seguro que vemos alguno, se lo puede permitir.