Caustic Roll Dave, ‘Approaching Noise’

cover_approachingnoise-350x350Retomamos un disco de 2014 como es el del músico barcelonés David Vilà Marfil, o lo que es lo mismo, Caustic Roll Dave, al que tuvimos la oportunidad de conocer en el Curso de Verano «Identidad y Música» de la Universidad de La Rioja celebrado los días 10 y 11 de septiembre en Logroño. Caustic Roll Dave actúo el día 10 en el Biribay de la mano de la FastFun Bizarre y luego participó el día 11 en la mesa redonda «Y la industria musical hizo crack» junto a Edi Clavo, Juan Santaner, David García Aristegui y Esteban Hernández. La actuación de Caustic Roll Dave en el Biribay fue mucho más que convincente y nos dejó tan buen sabor de boca que, rápidamente, nos hicimos con su último disco, este Approaching Noise. No es una propuesta convencional la de Caustic Roll Dave, y seguro que a más de uno y una se le atraganta, ya que, partiendo del Blues, con una presencia destacada de la armónica y de unas guitarras punzantes, su música deriva hacia terrenos muy heterodoxos donde caben samplers, cajas de ritmos, megáfonos, etc., que configuran una música por momentos hipnótica y adictiva. Se nota que David es fan de Tom Waits, porque su propuesta recuerda a ciertas derivadas del californiano, pero también nos lleva a pensar en cómo si Mark Oliver Everett (E) hubiese llevado sus Eels un paso más allá.

El comienzo de Approaching Noise es demoledor, un tema como ‘What We Understand’, que parece casi sacado de la serie True Detective, esa guitarra suena poderosa y te atrapa. Le sigue el fantástico Blues ‘You’ve Got Your Silver, You’ve Got Your Gold’, y la minimalista ‘Thoughts Send Him Down’ que también se te clava, nos lleva a las referencias que señalábamos anteriormente. Más experimental es ‘Restart’, donde pone su guitarra Pedro de Dios de Guadalupe Plata, y desnuda queda, prácticamente con la armónica, ‘Reality Falls’. En la más experimental ‘Low Cost Countdown Beat’ introduce el fraseo y con ‘Many Pigs’ sigue la tónica anterior.

Da paso a un afilado y breve interludio como es ‘My Fall’ y le siguen dos temas que se sitúan entre lo más destacado y recomendable del disco: un muy blusero ‘Into the Void’ y la más experimental pero con ese punto hipnótico que decíamos anteriormente como es ‘Distarted Rumble’. Tiene un punto Eels en la más convencional ‘Paranoid Blues’ y queda menos ajustada ‘Recognize’. El final es para la soberbia ‘Looking for Something That I Never Had’, esa guitarra suena de vicio, y culmina con la muy oscura ‘Oh Yes It Does’.

Caustic Roll Dave es un nombre que nos apuntamos a seguir porque es una propuesta que, desde la heterodoxia, crea un clima muy interesante, y con unas cuantas canciones muy recomendables.

Glen Hansard, ‘Didn’t He Ramble’

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A pesar de que este es únicamente su segundo trabajo firmado bajo su nombre, Glen Hansard es ya un veterano del negocio musical. Líder desde principios de los noventa de importantes bandas como The Frames o The Swell Season, entre proyectos personales y colaboraciones dispersas, el dublinés ha ido desarrollando una destacable carrera que en sus últimas paradas en solitario ha ido derivando hacia la música folk de raíces tanto irlandesa como americana.

En su trabajo anterior Rythm and Repose hacía una demostración de sensibilidad y dramatismo, apoyada en una extraordinaria capacidad vocal, que ha sabido redirigir inteligentemente en este Didn’t He Ramble  hacia una propuesta más variada y colorida y mejor sustentada sobre unos extraordinarios músicos de acompañamiento además de magníficas colaboraciones como las de Sam Beam (Iron & Wine) o Sam Amidon además de John Sheahan de The Dubliners. Así, a modo de intro, en la apertura del disco apenas deja acompañar su voz por unos teclados y vientos en Grace Beneath the Pines antes de acercarse al folk americano en la preciosa y sencilla Wedding Ring y en la más ágil Wining Streak. A continuación suena Her Mercy, hermosa pieza ascendente de gospel con geniales toques soul finales de vbiento y coros. Los ecos celtas de su Irlanda natal resuenan en la calmada McCormack’s Wall  a la que sigue la mandolina al frente del enérgico blues Lowly Deserter. Retorna la relajación en la desnuda Paying My Way y en el medio tiempo de My Little Ruin, las dos piezas que más resuenan a su anterior trabajo. A los destacados arreglos melódicos setenteros de Just To Be The One siguen el intimista final folkie de Stay The Road.

Varias canciones más que destacables en este regreso de Hansard, felizmente gestado con calma en un esfuerzo por aumentar los matices de su música con respecto a su trabajo anterior. Un éxito por tanto la continuación de la carrera en solitario de este músico irlandés al que siempre es un placer escuchar en cualquiera de sus proyectos.