‘Dirty Day’ de U2

8195AGp0IfL._SL1244_Menos de dos años después del lanzamiento de ‘Achtung Baby’ (1991), e inicialmente proyectado como EP, llegó el octavo disco de estudio de U2, probablemente el más descaradamente experimental de su carrera. Mayormente alabado por la crítica, sus ventas no alcanzaron lo esperado y ha pasado a la historia como el disco con menos difusión mediática de los años más gloriosos de los dublineses.

El caso es que de entre todos sus temas quizás los incluidos en su segunda mitad sean los menos conocidos y a la vez los de resultados más apreciables. Canciones como Daddy’s Gonna Pay For Your Crashed Car o Some Days Are Better Than Others ahondaban con éxito en los riesgos iniciados por los U2 de los noventa, y la colaboración de Johnny Cash en la evocadora The Wanderer, anterior a que Rick Rubin relanzara su carrera con la serie de American Recordings, cerraba el disco de manera estelar.

Con dedicatoria a Charles Bukowski, Dirty Day es la penúltima canción del disco y narra el regreso de un padre junto a su hijo años después de haberle abandonado, un asunto recurrente en la temática de Bono (el de las relaciones padre-hijo) a pesar de firmar en esta ocasión la letra junto a The Edge. Grabada con aparente economía de medios se trata de una interpretación densa y oscura, sustentada en la sección rítmica de la banda que se electrifica en el estribillo y unificada por un tono sintético e industrial que termina estallando en un último verso coral («days run away like horses over the hills»). Lejos de la épica de sus trabajos más populares esta canción es sin duda un efectivo ejemplo de los años más osados del cuarteto irlandés.

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‘Your Favorite Band is Killing Me’, de Steven Hyden

7c8a7566596aeee98516ae8744f347f6Con el explícito título Your Favorite Band is Killing Me: What Pop Music Rivalries Reveal About the Meaning of Life (Tu banda favorita me está matando: lo que las rivalidades de la música Pop revelan sobre el significado de la vida), Steven Hyden plantea un interesante y divertido libro que analiza algunas de las confrontaciones más interesantes de la música popular, algunas muy reales y otras más impostadas. Hyden es periodista y también ha escrito para medios como Rolling Stone o Pitchfork. Es otro «enfermo» de todo lo que rodea de la música y profundiza en algunas de esas relaciones dicotómicas, yendo más allá, analizando en relación al contexto y a otras figuras políticas, literarias, cinematográficas. Y, obviamente, también aprovecha para contarnos parte de su historia ligada a esos recuerdos musicales y lo que significaron cada una de ellas en su momento y para el autor, todo ello muy centrado en el ámbito norteamericano. También es interesante ver cómo en algunos casos va cambiando su perspectiva, que es algo que nos ha pasado a todos y todas. Hay que decir que algunas de las confrontaciones que nos cuenta Hyden están más logradas que otras, y en otras se nota más forzada la situación pero, en las primeras, alcanza una nota alta.

El primer capítulo lo dedica a la «madre de todas las confrontaciones» con permiso de alguna otra, y los que somos de estas generaciones lo vivimos como fue Oasis vs. Blur. Es uno de los capítulos más logrados y divertidos, y no nos olvidemos que en aquellos 90 lo de Oasis y Blur llegó a cotas muy elevadas (cómo olvidar cuando Noel Gallagher deseó que Damon Albarn y Alex Jame cogiesen el SIDA y se muriesen). La guerra entre Oasis y Blur tuvo también mucho impacto mediático, obviamente, y las compañías discográficas hicieron también su agosto. La mayoría íbamos con Oasis, pero con el tiempo, tendríamos que matizar muchas cuestiones, como lo realiza Hyden en su libro.

En algunas de estas confrontaciones la inquina está muy presente, recientemente hemos asistido a la guerra entre Jack White y Dan Auerbach, que alcanzó cotas muy desagradables por cierto, con Jack White acusando a The Black Keys de todo. También es ilustrativo el capítulo que le dedica al conflicto entre Roger Waters y el resto de Pink Floyd, donde Waters no queda nada bien por cierto. Y no podía faltar tampoco el que hace referencia a Tupac Shakur y Notorious Big, que acabaron los dos tiroteados, una historia donde Hyden trata de lanzar algunas luces. La cuestión política aparece claramente y explícita a raíz de la controversia ocurrida con las Dixie Chics, cuando criticaron a George W. Bush (y la que les cayó encima), y la respuesta de Toby Keith, realizando Hyden una interesante aproximación sociológica de su país.

 

Y para los amantes de los comienzos de los 90 no podía faltar la supuesta mala relación entre Nirvana y Pearl Jam. Hyden lo cuenta muy bien, Pearl Jam eran señalados como un reverso comercial del Grunge, y eso generó algunas declaraciones no muy halagüeñas de Kurt Cobain. Hyden analiza esa relación, que tampoco era «a muerte» pero no idílica como trataba de reflejar el documental Pearl Jam Twenty (2011), aunque queda en el lado de Cobain la responsabilidad de ese supuesto mal rollo. Y también hay espacio para las rivalidad entre Michael Jackson y Prince, aunque tenían trato personal se analiza más en el plano artístico, o la también supuesta entre The Beatles y The Rolling Stones. El resto de los capítulos profundizan en numerosos artistas y bandas muy conocidas, además de algún capítulo que se cuela por ahí donde se hace referencia a esos momentos en los que se llegaron a las manos, o casi. Y no podían faltar tampoco gente como Kanye West y Taylor Swift, Neil Young y Lynyrd Skynyrd, etc., pero eso lo dejamos para el libro.

Hyden trata de llevar estas rivalidades a otros lugares, extrapolando su significado y lo que implica el tomar partido por una u otra, o lo que quiere decir de ti. Ni que decir tiene que eso es una generalización y, como el propio autor señala, hay una evolución, y hay espacio para discrepar aunque buena parte están bien argumentados. Pero, más allá de ello, hay que reconocer el esfuerzo y el mérito del intento, además de darnos momentos divertidos y jugar de nuevo con la nostalgia.

‘Si salimos de ésta’ de Love of Lesbian

portadaDe sobra es conocida nuestra admiración por Love of Lesbian, llevamos muchos años siguiéndolos y hace unos meses presentaron El poeta Halley, un disco que suponía una evolución en su trayectoria aunque sin dejar sus señas de identidad. Hay muchas canciones de Love of Lesbian que podríamos incluir en esta sección, y ha sido complicado porque la elección era muy difícil. Y nos hemos decantado por esta ‘Si salimos de ésta’ correspondiente al doble disco La noche eterna / Los días no vividos (2012), el comprometidísimo disco tras la bomba que fue 1999 (2009). Recapitulemos, Love of Lesbian se habían convertido en 2010 y 2011 en uno de los grupos de moda con aquel ‘Club de fans de John Boy’ al que seguirían otros himnos de ese disco como ‘Incendios de nieve’, ‘Segundo asalto’, ‘1999’ o ‘Allí donde solíamos gritar’, entre otras muchas. También fue el momento de recuperar sus dos trabajos anteriores, Maniobras de escapismo (2005) y Cuentos chinos para niños del Japón (2007), donde encontraríamos otra buena colección de clásicos. El listón estaba muy alto, altísimo podríamos decir, para el nuevo disco, y encima subían la apuesta con un disco doble, un trabajo que sin duda iba a ser mirado con lupa. A su favor tenían a un buen número de seguidores y seguidoras entregados, de eso tampoco cabía ninguna duda.

Salieron de aquel envite triunfantes, La noche eterna / Los días no vividos crecía con las escuchas y además, aunque no alcanzaba la altura de su predecesor, lograba sumar nuevos hits al cancionero de Love of Lesbian que serían coreados desde entonces en los multitudinarios conciertos de la banda. Se profundizaba en las líneas anteriores, con esas canciones que pasaban de la nostalgia y la melancolía al cachondeo, destacando ‘Los seres únicos’, ‘La noche eterna’, ‘Nada’, ‘Radio Himalaya’, ‘Si tú me dices Ben, yo digo Affleck’ o ‘Los toros en la Wii (fantástico)’. Y del resto de los temas sonaban con fuerza la muy springsteeniana ‘Nadie por las calles’ y ‘Si salimos de ésta’. Y teníamos la duda entre las dos pero la elección fue para la segunda, un tema que habla de dificultades y de momentos complicados, de aguantar y de apoyarse en alguien para ello, un tema que tiene un poso duro pero que quiere transmitir una esperanza y con algunos versos muy inspiradores pero, de todos ellos, yo me quedo con los finales, porque los he vivido a lo largo de mi vida, y lo seguiré haciendo: ‘Nadie más, lo entenderá. Sólo los que allí estuvieron, sonreirán’.