Fake Teddy, ‘Nowhere. Now, Here’

fake-teddyHace apenas unos meses, en febrero concretamente, Fake Teddy se hacían con el triunfo en el V Concurso de Maquetas Musicales de la Universidad de La Rioja. En una reñida competencia, la banda de Juan Mateos, Diego Santo, Mike Moreno y Nico Mariñán conquistaron el certamen con su Pop – Rock que también tiene su punto más Lo-Fi en algunos temas, aunque no dejan de sobresalir las guitarras. Por cierto, mención aparte merece Juan Mateos, que junto a Gabriel Fernández lidera Tempo Phobia y en el que también está Mariñán y de la que nos está faltando el tiempo para hablar en Los Restos del Concierto de ellos, prometemos subsanarlo en breve. Retomando a Fake Teddy, hace unas semanas representaron a la Universidad de La Rioja en el IV Certamen Musical Interuniversitario del G9 en Santander, y no toca detenernos en su recomendable debut, Nowhere. Now Here. Con la lección bien aprendida, estos jóvenes riojanos nos presentan un disco con personalidad y con algunas constantes que dejan ver en parte de sus temas, como por ejemplo el tono que le dan a las guitarras o la voz de Mateos. Composiciones que suenan más experimentales en el disco que en el directo, donde se muestran más orgánicos, y que van ganando con las escuchas.

El comienzo lo marca ‘Insecticide’, una composición ecléctica que sirve de presentación de, por un lado, ese lado más experimental que decíamos pero que también presenta guitarras más rockeras. Más ambiental y atmosférico es ‘Side of the Coin’, un tema que podría encuadrarse en lo que se puede denominar como ‘Indie’, que da paso a ‘The Great Escape’ donde dan un salto hacia un sonido más electrónico y bailable. ‘The Golden Mistake’ es una de las joyas del disco, un tema fantástico, también con un punto Pop que entra a la primera y que se caracteriza por una gran elegancia. ‘The War’ gana con las escuchas, camino del medio tiempo sin dejar ese toque ambiental, mientras que con ‘Whatever’ dan un giro muy rockero, esas guitarras eléctricas en un primer plano, y que resulta muy convincente.

Tras el intervalo de ‘Whatever’, retoman la senda anterior con ‘Ordinary Mind’ aunque no dejan la contundencia que consiguen con el tema anterior. Lo ambiental se combina con unas guitarras más pesadas en ‘Let This Kill Me’ y ‘Fading Away’ tiene una buena parte instrumental para dar entrada a la voz de Mateos en una canción que combina diferentes estilos. ‘Saturnalia’ se escora más hacia el Pop, pero sin su personalidad, y cierran con ‘Creepy Tune’, en mi opinión deudora del sonido Pixies y muy conseguida.

Tomen nota de este nombre, Fake Teddy, cuatro chavales que demuestran que tienen la lección bien aprendida como decíamos al principio de esta reseña, un disco que se disfruta y un directo muy interesante, y más con temas como ‘The Golden Mistake’:

The Head And The Heart, ‘Signs Of Light’

headandtheheart-signsoflightMás pulcros y vigorosos (también más guapos y arreglados) vuelven estos seis elegantes neohippies  con un tercer disco que parece calculado para aumentar un par de tallas su tipografía festivalera. Lo que, apadrinado por Sub Pop, empezó en Seattle en 2009 como un proyecto de indie folk en la estela de Arcade Fire, y con evidentes coincidencias con los primeros Mumford & Sons, se desmarca con lo que parece ser un paso adelante hacia el estrellato (ahora desde Warner, entraron directamente al número 2 de ventas del billboard estadounidense) y presentan una colección de canciones coreables y llenas de empuje y buenas vibraciones, que dejan un excelente sabor general.

En lo que quizás sea un metraje excesivo (pongamos que sobran dos o tres canciones) vuelven a demostrar una pericia instrumental y un talento compositivo que, arreglados con limpieza y precisión (¿demasiado?), deberían acercarles a una mayor audiencia general a la vez que les alejan de esos oídos exquisitos que rehuyen todo lo que suene a radiable.

El arranque es demoledor con la romántica All We Ever Knew de inicio marcando sus nuevos derroteros, seguida del pop-rock de City Of Angels y el precioso medio tiempo de Rythm & Blues. Retoman el folk, banjo incluido, en la cálida y bonita False Alarm antes del soul potenciado de la bellamente cantada Dreamer. Se suavizan en la acústica Library Magic, con bonitos juegos de voces, y en Turn It Around aparece con acierto su vena más bailable, casi disco. Colors es puro y enérgico pop y Take A Walk contiene preciosas partes de cuerdas y una lograda parte vocal. Tras el breve interludio de Oh My Dear viene I Don’t Mind a bajar un poco el nivel. Tampoco tienen mucha historia ni Your Mother’s Eyes ni Signs Of Light, que levanta en la emotiva despedida, rayando la épica.

The Head And The Heart crecen con inteligencia en este ambicioso tercer disco, y lo hacen en una dirección que debería auparles a ligas mayores sin, de momento, ver reducido el interés ni la expectación que hasta ahora ha ido aumentando con cada trabajo. No debería pasar desapercibido, por tanto, a los amantes del folk-pop este disco que, sin descubrir nada, contiene dosis de enorme fuerza y apreciable talento.

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Cómo Jamiroquai no salvó el Planeta Tierra pero nos puso a bailar

buffalomanoriginalA veces nos dan momentos curiosos y nos ponemos a recordar artistas o bandas, y sí que es fácil que algunas de nuestras debilidades salgan continuamente, pero en otras ocasiones nos centramos en artistas más alejados de nuestros gustos más definidos. Es el caso que nos ocupa, los británicos Jamiroquai, que tuvieron sus éxitos en los 90 y luego comenzaron a decaer en el siglo XXI. Pero vayamos por parte. Primero, hay muchas canciones de Jamiroquai que me encantan y que pondría en una fiesta para bailar, también que tenían su calidad y que su aparición en 1993 fue una anomalía en el mundo de la música pop. También hay que señalar que Jamiroquai es una banda por mucho que lo identifiquemos con su integrante principal, Jay Kay, principal compositor, cabeza visible, frontman, etc. A todo ello se añade una imagen difícil de olvidar con sus gorros que se ha ido colocando a lo largo de su trayectoria, ahí queda el penacho de plumas y demás. Además, Jay Kay también se marcaba unos pases de baile muy particulares que se convirtieron en otra de sus señas de identidad. Pero, como decíamos Jamiroquai fue una anomalía con su debut en 1993 con el disco Emergency on Planet Earth, que incidía en una mezcla de ritmos del Funk, el Jazz, el Acid Jazz, el Soul, etc., con una clara influencia también del gran Stevie Wonder, además de esa voz también particular que le permitía pasar de un registro a otro. Su música era muy optimista y vital y todavía el eclecticismo del Pop no llegaría a los cauces donde hubiese encajado mejor su propuesta. Pero canciones como ‘When You Gonna Learn’ o ‘Too Young To Die’ sonaban muy bien y los subieron arriba.

Entre los ingredientes de Jamiroquai destacaba una conciencia ambiental en los años en los que ya se advertía del cambio climático y de las consecuencias de la mano del hombre sobre la naturaleza. Entre sus contras, la más evidente y que se reiteraría con los años, una linealidad muy clara en su música que, por momentos, no descubría más allá. Seguramente eso le pasó en su segundo disco, The Return of the Space Cowboy (1994), que le consolidó de forma muy clara con temas como ‘Space Cowboy’, ese bajo en la tradición Funk, o el muy Soul ‘Half the Man’. Jamiroquai continuaban vendiendo millones de discos pero también daba la sensación de que no cambiaban de tema. Entonces, deciden cambiar un poco y lo hacen con el mejor disco de su carrera, en mi opinión, Travelling Without Moving (1996), un trabajo donde enlazan cuatro temas tan redondos como ‘Virtual Insanity’, ‘Cosmic Girl’, ‘High Times’ y, mi favorita de toda la discografía de la banda, ‘Alright’.

Hay un cierto cambio de dirección e incluso podemos señalar que se centran en temas más bailables, además de canciones como ‘Cosmic Girl’ que se convierte en uno de los hits de la banda más importantes. Atrás queda la conciencia medioambiental, el vídeo de ese tema con los coches de alta gama chirria mucho más de la cuenta y otros acontecimientos posteriores de Jay Kay lo confirman. Pero, musicalmente, creo que con su tercer disco logran su cima creativa. El giro más disco también se aprecia en su siguiente trabajo para el que se dejan un margen de tres años. Synkronized (1999) cuenta con la menos lograda ‘Deeper Underground’ pero con un llenapistas como es la soberbia ‘Canned Heat’, un tema redondo que les sigue manteniendo en primera línea, con esas guitarras deudoras de Chic (como tantas otras), esa sección de cuerda y el estribillo, y que es de lo más salvable de uno de sus discos más irregulares:

La apuesta sigue con esa línea con A Funky Odyssey (2001) donde comienzan también con tema que, sin estar a la altura de ‘Canned Heat’, no deja indiferente como es ‘Litte L’, otro tema que te lleva a mover los pies, como también lo hace la también muy lograda ‘Love Foolosophy’ donde queda claro que aquello de salvar el planeta, bueno, lo dejamos para otra ocasión. El disco descendía en su calidad pero también supuso que la otra cabeza creativa de la banda, Toby Smith que permanecía muy discreto en un segundo plano, dejase la formación. Aquello sí que implicó un punto de inflexión muy importante y, además, la diversificación de la música Pop y los cambios en las tendencias dejaron en una situación complicada a Jamiroquai:

Su siguiente trabajo llegaría en 2005, Dynamite, que pasó muy inadvertido. Valga como indicador que yo pude comprar el disco en una gran superficie comercial por cuatro euros casi un año después de su lanzamiento, todo un indicador de la evolución de la industria. Aunque contenía algunos temas interesantes, ahí queda ‘Seven Days in Sunny June’, estaba claro que el tiempo de Jamiroquai había pasado, aunque había temas bailables y esas secciones de viento incorporadas con los sintetizadores habían venido para quedarse hace tiempo. Con un muy recomendable recopilatorio en 2006, el siguiente disco de la banda no llegaría hasta 2010 con el muy desapercibido Rock Dust Light Star y se espera disco para este 2016. Está claro que tuvieron su momento y que su apuesta, si no novedosa, era interesante. Aunque repititivos, nos quedan unas cuantas canciones (algunas de ellas carne de emisoras nostálgicas) y todavía bailaremos con ellas, aunque no consiguiese salvar el planeta.