The Shins, ‘Heartworms’

No sería justo ni realista esperar que esta quinta entrega de la banda de James Mercer reeditara la frescura y la inmediatez de sus dos primeras y enormes obras, por ello quien lo escuche con esa esperanza puede resultar defraudado. El tiempo ha pasado y la realidad de la banda ha cambiado mucho; ahora es un proyecto unipersonal y con los años su sonido se ha ido templando e innovando  con medida sin alterar sus rasgos principales. Las melodías vitales y soleadas se conservan en unas canciones que no se desmarcan todo lo que cabía esperar de sus precedentes, si acaso son algo menos densas que las de ‘Port Of Morrow’ (2012), y puntualmente recuperan el empuje de sus mejores momentos.

Por primera vez Mercer se ocupa en solitario de la producción, además de firmar todas las canciones como ya venía haciendo, y de esta forma tiene la oportunidad de tratarlas de un modo más personal, especialmente en la temática (su familia, sus problemas de ansiedad…), porque en cuanto al sonido no hay demasiadas variaciones con respecto a lo que venía haciendo en sus dos últimos trabajos. La electrónica ochentera se abre paso con timidez en detrimento del habitual protagonismo absoluto de las guitarras, los ritmos exóticos aportan color y animación y en el horizonte se mantienen los Beach Boys y la New Wave como principales referentes.

Con Name For You se abre el disco de forma radiante y tropical e introduce los sintetizadores que con mayor insistencia sonarán en la oscura y potente rítmica de Painting A Hole. Cherry Hearts se sirve de una electrónica básica hasta que estalla el colorido pop en el estribillo antes de que Fantasy Island ponga la pequeña pausa sin alejarse de la melodía. En Mildenhalls recupera los sonidos más orgánicos y se aproxima con tino al country y en Rubber Ballz mantiene el medio tiempo sin sobresaltos aunque algo más electrificado.

Lo mejor del disco comienza con Half A Million, de enérgica electrónica, un hit en potencia. Le siguen dos temas que remiten a los orígenes de la banda: la frescura de Dead Alive culmina con mucho ritmo y Heartworms suena pegadiza, especialmente su logrado estribillo. Ya editada en 2014 para la banda sonora de la película de Zach Braff ‘Wish I Was Here’, So Now What suena onírica, sedosa y algo más intensa, antes de culminar en la misma línea con The Fear, más clásica y con mayor calidez.

Un buen y animoso disco por tanto este regreso tras cinco largos años que, aunque alternando momentos brillantes con otros menos inspirados, deja un buen sabor de boca y demuestra que Mercer sigue siendo un maestro en el «pequeño» arte de alumbrar piezas de pop-rock.

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‘Héroes del Blues, el Jazz y el Country’ de Robert Crumb

Algunas publicaciones son delicias o podríamos decir que son delicatessen, y es el caso de la que nos ocupa: Héroes del Blues, el Jazz y el Country (Nórdica, 2016) del gran Robert Crumb, el ilustrador e icono del cómic underground norteamericano. El amigo Sergio Pérez de Heredia me sorprendió con este fantástico regalo al que, por motivos de agenda, me ha costado llegar pero que he disfrutado con pasión. Esta obra nos presenta una serie de ilustraciones de Crumb, con su característico e inconfundible estilo, de pioneros del Blues, el Jazz y el Country en las primeras décadas del siglo XX en Estados Unidos. Los dibujos de Crumb tienen una fuerza inusitada, también fruto de su pasión por la música, y ven acompañados de unas breves reseñas, que en algunas ocasiones son meras descripciones de unas páginas, y que sin duda proceden de su origen como cuenta en la ‘Introducción’ el director de cine Terry Zwigoff, y es que estas ilustraciones estaban pensadas para funcionar como cromos. Realizadas a comienzos de la década de 1980, Crumb se basó en las fotografías de la época de estos pioneros aunque Zwigoff insiste en que lo que marcó a Crumb fue la música de esos viejos discos de 78 r.p.m. La obra nos presenta a numerosas figuras de esos momentos primigenios del Blues, el Jazz y el Country y, a pesar de la brevedad de los textos, quedan marcadas numerosas diferencias. Los orígenes del Blues y las variables que le determinan, el peso del Sur y la omnipresencia, obviamente, de la guitarra. El Jazz y su componente mucho más urbano y sofistificado, donde hay espacio para mitos como Louis Armstrong y ‘Duke’ Ellington. Y, para mí el más conseguido, capítulo dedicado al Country, donde la grandísima mayoría son conjuntos, blancos, muy familiares, y con una fuerte presencia rural que, en no pocas ocasiones, suponía un componente estigmatizador. Y es que, en este apartado, los autores se detienen un poco más en las explicaciones y contextualizaciones de numerosos conjuntos, incluso especificando los orígenes por estados y zonas, que todavía mantienen vínculos con la tradición de los primeros colonos (esos montes Apalaches), en el uso de algunos instrumentos, el banjo es central pero también el violín, y cómo muchas de estas formaciones quedan en un gran olvido, como los músicos de Blues. Sin embargo, no ocurre lo mismo con los del Jazz que harán carrera en orquestas propias o en las más destacadas de la década de los veinte como la Creole Jazz Band de King Oliver. Consecuencia de la época, no hay una gran presencia femenina, apenas en el Blues y el Jazz, creo que dos casos, pero más extendida en el Country aunque también es cierto que en un rol secundario formando parte de los conjuntos. Además, también queda evidente una segregación étnica. Y, de regalo, un CD que veintiún temas originales de la época elegidos por el propio Crumb. Una historia fascinante, no cabe duda y, cuando estás leyendo la parte del Blues y, especialmente la del Country, no puedes dejar de recordar la fantástica Oh Brother! (2000) de los Hermanos Coen y la música de T-Bone Burnett, que captura esa época.

El mensaje de esperanza de Kase.O

Polideportivo Las Gaunas, Logroño (La Rioja), 18 de marzo de 2017

Javi Castro y yo sabíamos que íbamos a ser de los más veteranos en un Polideportivo Las Gaunas que registraba un ‘Sold Out’ para ver a Kase.O, concierto de la mano de BoogyMusic y Promociones Iregua. Integrante de los míticos Violadores del Verso, la expectación por verlo estaba más que justificada y, especialmente, por la presentación que realizaba de su último trabajo, el aclamado por la crítica El Círculo (2o16), con el que también ha superado la barrera del Hip Hop y ha llegado a otros públicos. Y es que hay que resaltar que en no pocas ocasiones pesan sobre este estilo ciertos prejuicios y estereotipos que están injustificados y que, lamentablemente, en ciertos ámbitos no se le tiene la consideración que merece. Además, es uno de los estilos favoritos de los más jóvenes, y eso también es comprensible ya que les ofrece algo, en parte un mensaje y en parte un espacio propio, que también muchas veces no aparece en otros con los que nosotros nos podemos sentir más identificados. Y eso es lo que vimos también en el concierto del sábado en el Polideportivo Las Gaunas.

Pasados unos pocos minutos de las 22:00 aparecía R de Rumba como DJ y aquello comenzaba a caerse, cosa que hizo cuando hizo acto de presencia Kase.O para comenzar a desgranar los temas de El Círculo, apoyado en todo el concierto por El Momo. Cayeron impecables ‘Esto no para’, la tremenda ‘Yemen’, ‘Triste’ y ‘Guapo Tarde’. A continuación ya fueron entrando también canciones de Violadores del Verso, como no podía ser de otra manera, como ‘Pura droga sin cortar’ y ‘Ninguna chavala tiene dueño’, ambas muy celebradas, para retornar a su último disco con ‘Amor sin cláusulas’. Luego le tocó el turno para ‘Billete de ida hacia la tristeza’ y ‘Viejos ciegos’ con Xhelazz. Aquello era un continuo no parar con las rimas de Kase.O imponiéndose, crudas, duras pero con un importante punto reivindicativo. ‘Chúpala’ fue su colaboración con Dogma Crew. ‘Vivir para contarlo’ de Violadores del Verso levantó de nuevo al público, y mientras intercalaba temas de El Círculo llegó al final con ‘Mitad y Mitad’, también de su última entrega. El retorno se produjo con ‘Javat y Kamel’, ‘Como el sol’ y ‘Repartiendo arte’. Pero había tiempo para más que fueron para la impactante interpretación de ‘Basureta’, ‘Cantando’ y ‘Outro’ que fue una de las letras que más nos gustaron. Mención aparte para las últimas palabras de Kase.O al finalizar, en ese momento te acabas de dar cuenta del impacto del Hip Hop entre los más jóvenes porque, entre otras cosas, al menos les ofrecen esperanza.