Amaral, ‘Superluna. Directo desde el planeta Tierra’

Amaral son una de las principales bandas de este país, de eso no cabe duda, aunque han cargado en no pocas ocasiones con prejuicios bastante injustos. Su ‘pecado’ fue el descomunal éxito de su tercer disco Estrella de mar (2002) que fue capaz de superar el primer Operación Triunfo, toda una hazaña gracias a hits como ‘Salir corriendo’, ‘Estrella de mar’, ‘Sin ti no soy nada’, etc. Sobrevivir a todo eso no es fácil y Eva Amaral y Juan Aguirre lo han hecho a lo largo de más de una década y media de forma honesta y publicando discos en los que han ido mostrando una evolución. Desde Los Restos del Concierto hemos sido muy de Amaral y a comienzos de 2017 disfrutamos de su gran directo en Actual. Allí mostraron su fortaleza tras presentar en 2015 el notable Nocturnal y hace unas semanas publicaron el directo que nos ocupa grabado en el WiZink Center de Madrid el 28 de octubre de 2017. Con una cuidada edición y con textos de Fernando Navarro, este doble disco nos presenta a unos Amaral en plena forma con un setlist en el que combinan buena parte de su último trabajo con la mayoría de sus clásicos que han conquistado al público a lo largo de estas más de dos décadas que llevan de trayectoria.

Superluna. Directo desde el planeta Tierra es un doble disco que recoge el cierre de la última gira de Amaral y lo hace con grandeza con un sonido impecable. Acompañados por Toni Toledo a la batería, Tomás Virgós a los teclados y Ricardo Esteban al bajo y sintetizador, Eva Amaral y Juan Aguirre abordan la mayoría de su último disco, doce de los catorce temas del mismo, con destacadísimas ‘Chatarra’, ‘Nocturnal’, emocionante ‘En el tiempo equivocado’, el tono más electrónico de ‘Noche de cuchillos’, un intenso final con ‘Nadie nos recordará’. etc. Pero no dejan de lado las visitas a buena parte de sus grandes canciones, aquellas que son coreadas por un público entregado, canciones que en ocasiones son revisitadas con nuevos matices más electrónicos como ‘No sé qué hacer con mi vida’ o una fantástica ‘Estrella de mar’, y otras no se desvían del original como una más nostálgica ‘Días de verano’, ‘El universo sobre mí’, ‘Moriría por vos’, ‘Sin ti no soy nada’, ‘Revolución’ adquiere dimensiones épicas así como ‘Hacia lo salvaje’, que es una de mis canciones favoritas de Amaral.

Gran directo de Amaral que demuestran que es una de las grandes bandas de nuestro país sin ninguna duda. Esperemos que no tarden mucho en sacar un nuevo disco. Aquí os dejamos con una muestra de lo que saben hacer en directo.

 

Chris Stapleton, ‘From a Room – volume 2’

Segundo disco en apenas medio año de este talentoso artista norteamericano que, tras su exitoso salto a la primera línea del country con su debut (‘Traveller‘, 2015) después de años componiendo para otros, continúa deslumbrando con su poderío vocal y su efervescencia creativa. De nuevo firma casi todas las canciones (coescritas la mayorías de ellas) de esta continuación del ‘From a Room – Volume 1‘ que publicara en mayo del pasado año para completar una uniforme colección de canciones, en general más íntima y austera que en su debut, pero igualmente efectivas y brillantes.

De nuevo producido junto a Dave Cobb, vuelve a beber de las más variadas fuentes de la música norteamericana para componer este rico muestrario cosido con buen pulso a base de ricas guitarras y derroche vocal. Lenta pero firme Millionaire abre el disco desde una tradición puesta al día tras la que Hard Livin’ introduce unas guitarras más ligeras y de mayor dureza. El ritmo country más evidente aparece en Scarecrow in the Garden, un medio tiempo contundente que precede al blues pesado y lleno de emoción e interpretado con desgarro de Nobody’s Lonely Tonight y al también efectivo blues-country de Tryin’ to Untangle My Mind. Una cálida y suave balada como A Simple Song da paso al subidón eléctrico que carga el estupendo riff de Midnight Train to Memphis antes del cierre a lomos del blues pesado e íntimo (guitarra y voz) con Drunkard´s Prayer y el medio tiempo también bluesero y melódico de Friendship.

Acompañado en los coros por su esposa Morgan y arropado por una modesta banda, vuelve sin hacer ruido este vaquero de Kentucky a hacer una demostración de su rico bagaje musical y de la sabia fórmula de la que resulta su música tradicional a la vez que actual; sin duda uno de los artistas más interesantes del country último.

Cuando The Cranberries llegaron arriba y la nostalgia de los 90

De nuevo las Redes Sociales el medio a través del que nos llega el fallecimiento de Dolores O’Riordan, cantante del grupo irlandés The Cranberries, una de esas bandas que siempre asociaremos a los noventa. O’Riordan contaba con cuarenta y seis años y, en el momento de escribir estas líneas, no se conocen todavía las causas de su muerte. Tengo que reconocer que me ha sorprendido la repercusión del fallecimiento de O’Riordan. Obviamente, no niego que en los noventa tuvieron su momento pero desde los comienzos del siglo XXI eran una banda que, aunque seguía funcionando, estaban en un muy segundo plano, así que entiendo que también hay un peso a la nostalgia de esa juventud que hace tanto que dejamos atrás. Yo mismo tengo en mi estantería varios CDs de The Cranberries pero hace más de una década que no los ponía, la verdad. Sin embargo, no es menos cierto que la posición de The Cranberries es curiosa. Salieron cuando nos habíamos metido en todo el rollo de lo ‘independiente’ y lo ‘alternativo’ y los irlandeses sonaban guitarreros, en parte porque también había tiempos medios, pero también encajaban en unos gustos más eclécticos. Cuando triunfaron, 1994 – 1995 como veremos, les pilló el BritPop pero allí no podían encuadrarse. Tuvieron discos y singles de éxito pero no contaron con el beneplácito de la crítica. Así que nos ponemos a repasar su trayectoria como homenaje también a O’Riordan.

The Cranberries se habían formado a finales de los ochenta y estaban liderados por una Dolores O’Riordan que no sólo era el icono del grupo sino que llevaba el peso compositivo, especialmente en las letras pero también en la música junto al guitarrista Noel Hogan. Eran acompañados por el bajista Mike Hogan y por el batería y por el guitarrista Fergal Lawler. Su primer disco salió en 1993 en un sello como Island y llevó por título Everybody Else Is Doing It, So Why Can’t We?. Como carta de presentación no estuvo mal aunque su repercusión se centró fundamentalmente en las Islas Británicas siendo número 1 en Reino Unido e Irlanda y alcanzando un meritorio puesto 18 en el Billboard de Estados Unidos. La voz de O’Riordan era muy potente y sobresalía en canciones como ‘Linger’ o ‘Dreams’, pero el pelotazo estaba por llegar y se produjo en su segundo disco, No Need to Argue (1994).

Allí estaba el Hit, ‘Zombie’. No me cabe duda que es una de esas canciones que se te quedan clavadas y que en aquellos momentos nos impactó muchísimo, de hecho era un tema que también ponían en los bares, en las radios y que contaba con un buen vídeo que también ayudó. Con una letra dura y crítica con el conflicto norirlandés y con una épica sin paliativos, apoyada en la voz de O’Riordan, el tema catapultó al disco que llegó a vender millones de copias y a ser 2 en Reino Unido y 6 en Estados Unidos donde colocó la friolera de siete millones de discos. En media Europa fue número 1 y, aunque el disco tenía canciones interesantes como la preciosa ‘Ode to My Family’, una enérgica ‘Ridiculous Thoughts’, ‘I Can’t Be With You’, la teatral interpretación de ‘The Icicle Melts’ entre otras, no había un tema que pudiese igualar a ‘Zombie’ y, claro, para el siguiente disco les estaban esperando con un ‘Zombie 2’.

To the Faithful Departed (1996) contó con un single de presentación, ‘Salvation’, que me parece una gran canción, me lo parecía entonces también, con mucha fuerza y garra, más guitarrera y menos accesible para una parte del público que se había entregado a ‘Zombie’, pero ya todo había cambiado en unos pocos años y The Cranberries ya eran identificados como una banda mainstream. De hecho, para la producción de su tercer trabajo contaron con la colaboración de todo un todoterreno en estas lides como Bruce Fairbairn (Bon Jovi, Aerosmith, AC/DC, Poison, Van Halen, etc.) que igual no era una elección muy adecuada. El disco no alcanzó las ventas de su predecesor aunque tuvo tiempo de alcanzar de nuevo el 2 en Reino Unido y el 4 en el Billboard, pero con dos millones de copias en este último caso.

Para su cuarto disco, Bury the Hatchet (1999), se decantaron para un inicio marca de la casa con la efectista ‘Promises’ y la delicada ‘Animal Instinct’, que es una de mis canciones favoritas de los irlandeses, pero ya iban perdiendo más visibilidad aunque se colocaban en las listas pero sus ventas seguían reduciéndose, a pesar de temas de carácter más comercial como ‘Just My Imagination’ que no funcionó mal. Su quinto disco, Wake Up and Smell the Coffe (2002) pasaría más desapercibido con posiciones en los charts más modestas y mejores ventas en la Europa continental que en Reino Unido y Estados Unidos. The Cranberries parecían un grupo amortizado y no encajaban en los cambios que se estaban produciendo en esos momentos en el mundo de la música por lo que, y tras el recopilatorio correspondiente publicado en 2002, se separaron en 2003. O’Riordan emprendería carrera en solitario aunque hasta 2007 no llegaría su primer disco, Are You Listening?, y en 2009 lo haría su continuación, No Baggage. Ninguno de los dos logró una gran repercusión y The Cranberries se reunieron en 2009. Sólo publicaron un disco de estudio con material nuevo, Roses (2012), que salió como los discos de O’Riordan en sellos minoritarios. En 2017, de vuelta a una major como BMG, sacaron Something Else que no era otra cosa que una revisión orquestal y acústica de sus temas más conocidos.

El fallecimiento de O’Riordan nos ha hecho recordar a The Cranberries, una O’Riordan que no tuvo una vida fácil, desde abusos sexuales por un amigo de la familia a problemas de anorexia, entre otras cuestiones. Pero siempre nos quedarán los discos y canciones de una banda que forma parte de esa memoria colectiva de los noventa, especialmente de sus años centrales, y que nos ha despertado una vez a la nostalgia.