Tarque, «Tarque»

Carlos Tarque, una de las dos mitades de M Clan junto a Ricardo Ruipérez, acaba de debutar en solitario con un disco homónimo, aprovechando el parón de la banda. Los murcianos publicaron en 2016 en muy vinculado al «Americana» Deltaun trabajo recomendable y producido por Brad Jones. En esta ocasión, Tarque regresa a sonidos más contundentes y guitarreros, aprovechando la potencia de su voz, una de las más destacadas del ámbito nacional en el campo del Rock & Roll y el Blues. Con Carlos Raya en las guitarras y en la producción, Coki Giménez en la batería e Iván «Chapo» González al bajo, Tarque ha creado un disco orgánico y directo, que en algunos momentos suena a los primeros momentos de M Clan. Tarque se cimenta en las guitarras de Raya, aprovecha los dotes de su voz y destila Rock & Roll, reminiscencias del Blues y del Rock sureño, etc., para entregar una obra que no deja indiferente.

Con «Bailo» como comienzo, Tarque ya muestra sus credenciales, un sonido muy potente con las guitarras de Raya a todo trapo, aquí con riffs poderosos. En «Ahora y en la hora» aparecen apuntes bluseros pero también hay un eco a AC/DC en el comienzo, para luego volar por sí sola. «Heartbreaker» es el tema que más se acerca a los primeros M Clan, una canción deudora del «Southern Rock» y con una mayor presencia de la melodía. En «Donde nace el R&R» las guitarras son todavía más protagonistas si cabe y en «El diablo me acompañará» se destilan sonidos muy setenteros.

La segunda parte con un medio tiempo como «Lobo solitario» en la que Tarque canta con sentimiento y que me recuerda a temas similares de The Black Crowes. «Juicio final» es más blusera y tiene una letra más interesante mientras que en «Janis, Amy, Billie» rinde homenaje a esas tres grandes damas de la música que nos dejaron antes de tiempo. El cierre es para la potente «Electroshock», que no se sale de la línea del disco, y para «Cactus en el corazón», un tema más crepuscular y cercano a un medio tiempo aunque luego las guitarras se imponen.

Puede que haya pasado un tanto desapercibido este primer trabajo de Carlos Tarque pero a nosotros nos ha convencido. Un disco que también gana con las escuchas y con una banda en plena forma, como se puede ver en los vídeos de los temas, grabados por la banda en directo.

The New Raemon, «Una canción de cuna entre tempestades»

Recién sobrepasados los diez años de carrera en solitario, hecho que conmemoró con el lanzamiento del fantástico disco/libro recopilatorio «Quema la memoria» el año pasado, el excomponente de Madee presenta nuevo material, algo que no hacía desde el «Oh, rompehielos» de 2015 (epés aparte además del delicioso «Lluvia y truenos» que grabó a pachas con Ricardo Lezón de McEnroe al año siguiente), y lo hace con sus habituales lirismo y fineza sonora y manteniendo el tino con que hasta ahora ha rubricado sus trabajos.

Grabado en los estudios sevillanos del productor Raúl Pérez (‘La Mina’), el músico de Barcelona se ha dejado imbuir por la profundidad del post-punk (ha reconocido la influencia del «Wish» de The Cure durante la gestación de estas canciones) y un ligero espítitu brit para condimentar su habitual pop límpido y templado y sostener unas letras fieles a su crudeza pero que resultan más accesibles que en ocasiones anteriores. Canciones bonitas desde el inicio, lo mejor del disco, compuesto por las fantásticas Cíclope y En el centro del baile, ambas oscuras y profundas, más rítmica la segunda. A continuación las guitarras deslizantes de Wittgenstein aligeran el conjunto para recuperar densidad en Charleston (flores y dolores), algo más ágil en el estribillo. Les siguen dos bellezas como Cielos estrellados, atinada en los arreglos vocales y de cuerdas, y la colaboración de la cantaora sevillana Rocío Márquez en la dolorosa Un posible final. La segunda mitad gana en contundencia con piezas como La broma del tiempo o las más oscuras y rockeras Signos de vida y Océanos. La constancia del bajo y las bonitas cuerdas marcan Melodrama histórico así como el protagonismo del piano para echar el cierre con la redentora Tengo el as.

Observador sensible, una vez más Ramón Rodríguez expone su personal muestrario de pasiones y sentimientos, presididos en mayor o menor medida por la desolación pero en general bastante complicados, que pueden no llegar a una mayoría pero sí satisfacer y mucho a quien se sienta identificado en ellos. De las tinieblas y la aparente frialdad en el sonido junto a la precisión poética de las letras resulta una mezcla que inicialmente puede parecer exigente pero que descubre unas particulares belleza y cercanía a nada que le dedicas una atención que merece de sobra.

20 canciones de 2018 (del 20 al 16)

Es final de año y toca hacer las tan denostadas como esperadas listas, esas listas en las que recogemos nuestros discos, películas, libros, etc. preferidos del año que acaba. En Los Restos del Concierto continuamos con nuestra costumbre de elegir las canciones que más nos han gustado y esta vez las hemos ampliado a veinte. Son valoraciones subjetivas de los discos que hemos reseñado a lo largo de un año que no ha sido para tirar cohetes en la escena musical, aunque siempre hay cosas interesantes, y que recogen un elevado eclecticismo en nuestras elecciones aunque en general ha habido bastante concordancia.

En esta primera tanda, mucha diversidad, de jóvenes promesas a veteranos ilustres y propuestas diferentes.

20. Phil Cook, «Miles Away»

Todo un descubrimiento las canciones de este virtuoso de la guitarra y el banjo, miembro fundador de los extintos Megafaun y solicitado músico de sesión, que solo ha editado dos discos en solitario, el segundo de los cuales («People Are My Drug») nos ha impresionado este año por su frescura y buenrollismo además de por su naturalidad instrumental. Junto a la fantástica Life, afable y canalla reinterpretación de un clásico del desaparecido Allen Toussaint, nos quedamos con Miles Away, tema de lanzamiento del disco cantada y compuesta junto a Amelia Meath de Sylvan Esso y que te atrapa con su delicada nostalgia y unas voces cálidas y atinadas. Javier Castro Senosiain

19. Luluc, «Heist»

Desde Australia llega la siguiente canción, compuesta por el dúo Randell/Hassett que tan buena impresión nos causó en sus dos anteriores discos y que, fieles a su estilo, volvieron a merecer alabanzas con su disco de 2018 «Sculptor» con un cancionero que, si bien no es redondo, vuelve a contener preciosidades como este tema íntimo y austero que armado con apenas teclados, vientos y delicadas voces va creciendo tímidamente hasta quebrarse en un final emocionante y contagioso. Javier Castro Senosiain

18. Zahara, «Hoy la bestia cena en casa»

Primera de las canciones de la lista perteneciente a un disco que no hemos podido reseñar. Zahara publicó en noviembre «Astronauta», un trabajo del que había adelantado Hoy la bestia cena en casa, un giro estilístico y en las letras, dejando en este tema de lado un poco el costumbrismo al que nos tenía acostumbrado. La canción es un cañonazo, te pone a bailar y la letra tiene carga de profundidad. Un tema muy adictivo que se te mete en la cabeza y que fue una sorpresa del otoño. En breve, «Astronauta» en Los Restos del Concierto. Sergio Andrés Cabello

17. Ben Harper & Charlie Musselwhite, «When I Go»

De nuevo Ben Harper grabó con Charlie Musselwhite un excelente disco a añadir al extraordinario «Get Up» de 2013, demostrando otra vez que pocos saben desplegar como él las raíces de la música norteamericana, y si es junto a una leyenda de la armónica en excelente forma como Musselwhite, mejor que mejor. Este año grabaron un «No Mercy in This Land» pleno de aciertos y abierto por un coro lejano que precede al fabuloso y enfebrecido reef de guitarra que insistente sustenta la voz de Harper junto al sabio acompañamiento de la armónica. Una sabrosa ración de blues intemporal y directo. Javier Castro Senosiain

16. Janelle Monaé, «Screwed»

Pues hubo dudas, hubo dudas. Ya lo contamos en la crítica de «Dirty Computer», un disco que estaba ahí en la lista pero que no acababa de entrar. Pero cuando ya nos decidimos, Janelle Monáe te atrapa en uno de los discos más destacados del año. R&B moderno, Funk, ribetes Soul, etc., para una artista destacada. Y nos quedamos con Screwed, en la que participa Zoë Kravitz, una canción que, como en otros casos en el disco, nos remite directamente a un genio como Prince, muy presente en la obra de Monáe. El juego de las dos voces y esa guitarra que podría salir de los mejores trabajos del recordado Prince se ponen al servicio de una gran canción. Sergio Andrés Cabello