‘2 + 2 = 5’ de Radiohead

Igual que hemos hecho otros años, en este 2019 vamos a estrenar sección veraniega. Esta vez la vamos a dedicar a algunas canciones que de forma directa o indirecta se han inspirado en obras literarias; algunas a través de la utilización de fragmentos de esas obras y otras tomándolas como referencia a la hora de construir las letras. Esta serie incluirá una pequeña muestra de las que nosostros conocemos y, por supuesto, cualquier aportación siempre será bienvenida. Para empezar una de Radiohead.

Abriendo el álbum más reivindicativo de los de Oxford hasta la fecha, el «Hail To The Thief» de 2003, aparecía esta pieza inspirada en la novela distópica «1984» de George Orwell. Su título hace referencia al símbolo de la irrealidad utilizado en la novela y representa las falsedades con que a veces el poder intenta controlarnos. En el disco todas las canciones tenían un subtítulo que en este caso era «The Lukewarm» que, también  literario e influido por la obra de Dante, hace referencia a la capacidad adormecedora del poder y la tibieza a la que puede conducirnos con sus usos.

Sustentada en las guitarras y la voz de Thom Yorke, la canción tiene una estructura lineal y ascendente que culmina en una descarga de energía cortada en seco al final. Fue el tercer sencillo de un disco con el que Radiohead se apartaban de la experimentación de los dos discos posteriores al seísmo que supuso «OK Computer» y en el que retomaban con éxito algunos convencionalismos del rock.

Lee Fields & The Expressions, «It Rains Love»

Lee Fields & The Expressions han regresado con un nuevo disco bajo el brazo, It Rains Love, continuación de su notable Special Night (2017). Fields se ha quedado solo prácticamente en la primera línea de ese Soul «vintage» que protagonizaron especialmente Sharon Jones con sus Dap Kings y Charles Bradley. Del fallecimiento de Jones y Bradley, y de sus discos, hemos hablado largo y tendido en este blog. Somos muy del Soul clásico, ya lo sabéis, y la moda que puso en el mapa Amy Winehouse ha dado lugar a grandes nombres. La ceniciénticas historias de Jones y Bradley, el sello Daptone Records, la transformación de Nathaniel Rateliff & The Night Sweats, y el propio Fields. También hay espacio para historias más heterodoxas, de Leon Bridges a Alabama Shakes, pasando por propuestas en el límite como la de Nick Waterhouse. Sonidos cocinados con voces potentes, secciones de viento poderosas, coros sensuales, etc., han dado lugar a grandes discos esta última década y media. Sus críticos suelen señalar que no aportan nada, que se limitan a repetir patrones de antaño, que es un revival. Vale, pues de acuerdo, pero tampoco creo que pretendan hacer otra cosa, canciones con ese sabor del Soul clásico, con ribetes Funk setenteros, con reminiscencias a Motown, Stax, sonido Philadelphia, etc. Como decíamos, Lee Fields regresa con sus Expressions para darnos otra receta de esa música maravillosa que es el Soul. No inventa la rueda, el disco puede sonar monotemático por momentos, pero no es menos cierto que te deja un sabor fantástico.

El comienzo es para la gran «It Rains Love», una canción canónica con la voz de Fields brillando, como en todo el disco, junto con la contundencia del bajo y unos vientos que marcan la pauta. En «Blessed with the Best» sigue en la misma línea (si algo funciona, ¿para qué vas a cambiarlo?), aquí con un ritmo más sincopado a cargo de la sección rítmica y con unos vientos de fondo. «Two Faces» muestran unos coros protagonistas y «You’re What’s Needed in My Life» se acerca al medio tiempo pero sin llegar a serlo, Fields frasea por momentos y luego acelera en intensidad. En «Wake Up» otorga protagonismo a la percusión del comienzo pero luego entra un punto más melódico y también una sección de cuerdas. «Will I Get Off Easy» es una balada potente, con toda la carnosidad del Soul clásico.

La segunda parte comienza con un «Love Prisioner» que en su comienzo parece dirigirse al Funk más setentero pero luego lo lleva hacia el Soul. Sin embargo, en «A Promise Is a Promise» se mantiene en la primera línea, aprovechando la fuerza de la percusión. «God Is Real» es la canción más heterodoxa del disco, tiene una cierta cadencia Reggae y se apoya fundamentalmente en el órgano y la percusión, aunque luego van entrando otros elementos, aunque en cierto sentido se queda a medio camino. No ocurre lo mismo con «Love Is the Answer», una balada que recoge todos los elementos del género, aunque su letra se queda muy reducida para un mensaje claro, pero con una banda en plena forma. El cierre es para una emocional e intensa «Don’t Give Up», Fields se desgañita en una canción que se apoya en la sección de cuerdas para dar entrada posteriormente a los vientos.

A mí, personalmente, que me den más discos como los que hacen Lee Fields & The Expressions porque siempre te alegran el día. El Soul tiene que estar ahí siempre, llevar su llama es complicado pero va pasando el testigo de generación en generación y de artistas en artistas. Amy Winehouse se fue muy pronto, la vida fue muy cruel con Sharon Jones y Charles Bradley, pero nos queda gente con Lee Fields & The Expressions.

Richard Hawley, «Further»

En el año que celebra veinte desde que abandonara Pulp para iniciar su andadura en solitario, y cuatro después del lanzamiento de ‘Hollow Meadows’, el cantante de Sheffield (ya casi icono de su ciudad natal) nos propone su disco más urgente y recogido, un álbum de once canciones que se bastan con tres minutos para confirmar una clase y una maestría al alcance de pocos de sus contemporáneos.

Así, sin desprenderse de la melancolía que tanto le engrandece ni dar un vuelco a las referencias y medios a los que nos tiene acostumbrados, se muestra un punto más reflexivo y nostálgico en cortes que se inspiran en su padre fallecido, sus hijos, la soledad o el propio paso del tiempo. No es un disco rupturista pero sí vivo e inquieto (por primera vez no lo titula con el nombre de una localización de Sheffield), y sigue sonando de maravilla arropado en la producción y la interpretación por Colin Elliot y Shez Sheridan y de nuevo con las aportaciones oprquestales de  la Up North Session Orchestra.

El disco lo abre un duro riff en Off My Mind, en la línea de otras de las piezas más rockeras como Is There a Pill?, potente y ambiciosa en emociones, una Time Is que va profundizando en la energía a medida que avanza o la lograda muestra de rock clásico Galley Girl. Alone suena muy bien en un ritmo más ligero y My Little Treasures es una pequeña muestra de enorme calidez. Las bellas Further y Emilina Says emocionan desde la tradición y un sonido delicado, al igual que el broche puesto por Doors. Completan el listado el aroma soul de la bella balada Not Lonely y el ejemplar y amable medio tiempo característico del de Sheffield Midnight Train.

En resumen, treintayseis minutos de disfrute efectivo en los que Hawley vuelve a mostrarse a la altura del referente en el que se ha convertido. Crooner o no (parece que no le hace mucha gracia que le denominen así), entrega otro logro de particular clasicismo con el que mantiene de sobra el nivel de calidad a que nos tiene acostumbrados.