Dave Grohl, los Foo Fighters o el amigo inesperado (Part. I)

Hace unas semanas, Foo Fighters anunciarion que se tomaban un descanso. Tras el éxito de crítica y público de su séptimo disco de estudio, «Wasting Light» (2011), y la no menos triunfal gira, Foo Fighters ocupan un lugar en el mundo del rock que nadie esperaba en sus comienzos. Y es que esta es la historia de cómo Dave Grohl pasó de ser recordado como el batería de Nirvana al líder de Foo Fighters, dentro de una carrera aún más amplia. Siempre pensé que Foo Fighters eran un grupo más de singles impactantes que de discos completos. Sus discos no eran malos, ni mucho menos, pero siempre había dos o tres canciones muy potentes. Sin embargo, con «Wasting Light» hicieron el mejor disco de su carrera, el más homogéneo en cuanto a su calidad. Un largo camino desde 1995, cuando debutaron con «Foo Fighters», pero que podemos intuir que Dave Grohl tenía marcado, habiendo pasado a la gran mayoría de grupos que ocupaban los puestos más altos del rock, así como a otras promesas.

En 1991 Nirvana marcaron el inicio de una nueva era para el rock con el alumbramiento de «Nevermind». Para el segundo disco de estudio, Kurt Cobain y Krist Novoselic habían cambiado de batería, incorporándose en 1990 Dave Grohl. El suicidio de Cobain acabó con un grupo que tampoco tenía unas perspectivas muy favorables, incluso Dave Grohl ha declarado alguna vez que se veía fuera del mismo. Cuando se finiquitó Nirvana, Grohl, que siempre había permanecido en un segundo plano, aunque ya estaba componiendo, dio un paso al frente. Y eso que en esos meses que fueron desde la desaparición de Nirvana hasta la aparición de Foo Fighters, tocó con Tom Petty & The Heartbreakers, señalándose que iba a formar parte de ellos, y también corrió el rumor de que iba a ingresar en Pearl Jam (lo cual hubiese sido tremendo).

Sin embargo, Dave estaba preparándose para su debut con su nuevo grupo, sorprendiendo al hacerlo al frente de la banda como cantante y guitarrista. Compuso y tocó todos los temas en la grabación de «Foo Fighters» (1995), e incorporó a la banda a Nate Mendel al bajo, William Goldsmith a la batería y Pat Smear como guitarrista. La presencia de este último se antoja clave. Veterano músico de la escena independiente, saltó a la fama al incorporarse a Nirvana y aparecer en «MTV Unplugged in New York» (1994). Con Smear, el proyecto ganaba en credibilidad, pero no creo que mucha gente hubiese apostado por el mismo. Sin embargo, con un sonido más duro y tendente al hard rock, aunque sin olvidar la parte melódica, Foo Fighters se hicieron un pequeño hueco. Otro de los aspectos que destacaban en Foo Fighters, y que se ha mantenido, era su sentido del humor, a través de vídeos divertidos en los que sus miembros actuaban y se disfrazaban. Este aspecto suponía un evidente contraste con la angustia y la seriedad de Nirvana.

Seguro que fue una sorpresa para mucha gente ver a Dave Grohl en vídeos como «Big me». Al disco le fue bien, alcanzando el puesto 23 en el Billboard americano y triunfando en otras listas. Canciones como «I’ll Stick Around» y «This is a Call» destacaban en este primer disco y Dave no perdió el tiempo. Dos años después, en 1997, publicaban «The Colour and the Shape» y en el transcurso de la grabación del mismo William Goldsmith dejaba la batería a Taylor Hawkins, aunque él no quería. Con este disco, Foo Fighters dieron un salto cuantitativo y cualitativo. Es un buen disco y marcará la tendencia de la banda, con singles potentes como «Monkey Wrench», la fantástica «Everlong» o «My Hero». Aunque más ecléctico que su debut, seguía manteniendo las constantes de la banda: rock duro y con las guitarras al frente.

Insistiendo en unos vídeos muy divertidos y atractivos y con hits como «Monkey Wrench», «The Colour and the Shape» ascendió hasta el puesto 10 del Billboard, consolidando a la banda más allá de ser considerada como el «grupo del batería de Nirvana». Aunque 1997 marcaba una era en la que no eran buenos tiempos para la música de grupos como Foo Fighters, a las puertas de la llegada del «nu metal», cuyas consecuencias son muy controvertidas. Exceptuando Pearl Jam, que iban a su aire, el resto de combos del grunge estaban desaparecidos en combate. A otros, que podríamos encuadrar en el rock duro más mainstream, como por ejemplo Red Hot Chili Peppers o Metallica, ni estaban ni se les esperaban. Y las «vacas sagradas» del rock iban en caída libre, como por ejemplo U2 (etapa «Pop») o REM (estos a punto de iniciar su peor periodo creativo). Por lo tanto, Foo Fighters podían ocupar un hueco muy apetecible, y calidad no les faltaba. De hecho, también podían sonar en las emisoras más convencionales, aunque los tiempos ya estaban cambiando hacia Internet.

El tercer disco de Foo Fighters, «There Is Nothing Left to Lose» llegaba en otoño de 1999, pero en la banda ya no estaba Pat Smear, que había dejado el grupo tiempo atrás para dedicarse a otros proyectos. Una baja sensible, que desembocó en que el nuevo disco fuese grabado por Grohl, Mendel y Hawkins. Para los directos ficharon a Chris Schiflett, sustituyendo al reemplazo de Smear, Franz Stahl. El disco también alcanzó el número 10 en el Billboard americano. Sin embargo, creo que supuso un paso atrás en la calidad ya que, aunque la primera parte estaba bien con temas como «Learn to Fly», «Breakout», «Generator» o «Stacked Actors», el resto no destacaban. Sin embargo, Grohl y compañía seguían pasándolo bien, realizando vídeos como «Learn to Fly», uno de los más divertidos que han hecho interpretando los tres varios papeles, y consolidándose en directo.

«Learn to Fly» se convirtió en el primer número uno de la banda en singles de rock moderno en el Billboard, y el vídeo ganó el Grammy en esa categoría. El disco también lograría el Grammy al mejor disco de rock en 2001. No cabía duda que Foo Fighters había dado un salto más, cambiando de estatus, aunque también corrían el riesgo de quedarse estancados. Los siguientes pasos tendrían sus altibajos y Dave Grohl compondría de nuevo grandes himnos de estadio, además de colaborar en numerosos proyectos, hasta llegar a 2011 y su «Wasting Light». Pero eso lo dejamos para la segunda parte.

 

 

 

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