Sobriedad y contención de Ricardo Lezón en el Menhir

Menhir, Logroño (La Rioja), 30 de marzo de 2019

Llegaba Ricardo Lezón a Logroño casi un año después de su concierto en Bodegas Olarra, y en esta ocasión lo hacía al Menhir en una propuesta acústica. A unos pocos metros, en el Stereo, las coordenadas eran totalmente diferentes, siguiendo su ritmo imparable de conciertos, en este caso con el Swing de Dr. Maha’s Miracle Tonic, de los que vimos el final de su actuación. Pero volvamos al Menhir, que ha presentado recientemente su programación para las próximas semanas, en la que aparece Alex Ubago, una propuesta sorprendente para los sonidos a los que nos tienen acostumbrados en el Menhir. Ricardo Lezón encaja en los mismos y llegaba para presentar su fantástico Esperanza (2017), trabajo firmado en solitario dejando descansar a unos McEnroe que también habían pasado años atrás por el Menhir y que publicarán nuevo trabajo en unas semanas. El Menhir contó con un público entregado al concierto de Lezón, que fue lo previsto, una actuación en la que repasó buena parte de Esperanza pero también hubo espacio para canciones de McEnroe, muy celebradas, y para alguna otra de formaciones anteriores.

Lezón se mostró muy contenido en su actuación, pocas interacciones con el público, y justificación aludiendo a su origen norteño, es de Getxo, aunque tras su concierto departió con todas las personas que se acercaron a felicitarlo por su concierto. Con su guitarra acústica y la presencia de un músico de acompañamiento para apuntalar levemente su sonido, Lezón basó su actuación en el poderío de sus letras y en el ambiente generado, intimista e introspectivo, dejando de lado cuerdas y vientos que aparecen en Esperanza. Convincente y emocionante, sonaron fantásticas «Ella baila», para mí su mejor canción, la muy sentida «Lobos», «Arena y Romero» en la que se echaba de menos la voz de su hija Jimena y esa épica del final pero se solventaba con la fuerza de su letra, «La paz salvaje» encajaba más con el ambiente al igual que «Noche en Noviales». Además, desnudó «Gracia» del trabajo conjunto entre The New Raemon y McEnroe Lluvia y truenos (2016) y en el bis finalizó con «Las Mareas» del disco de McEnroe de su disco Las orillas (2012), celebradísima por buena parte del público.

Echamos en falta «Chet Baker» al final, otra de las canciones más destacadas de Esperanza, pero nos fuimos con emoción del Menhir. Luego pasamos al Stereo donde Dr. Maha’s Miracle Tonic estaban cerrando su actuación con una estética y sonidos de otra época y que nos devolvieron a la realidad tras la inmersión en los sonidos de Lezón. Acierto del Menhir con el concierto de Lezón, en la senda de otras noches que recordaremos como las de Josh Rouse, The New Raemon o Julián Maeso, entre otras.

Fastball y una tarde de Rock americano en el Stereo

Stereo Rock & Roll Bar, Logroño (La Rioja), 3 de marzo de 2019.

En Los Restos del Concierto teníamos una deuda pendiente (bueno, hay más, pero está era de las más gravosas) con el Stereo, uno de los bares musicales de referencia ya no sólo de nuestra ciudad y región sino de más allá. Desde su reapertura hace casi un año, los responsables del Stereo han lanzado una programación de conciertos que llega a alcanzar incluso los cuatro por semana, como en la que entra, tal y como nos comentaba el propio Alfredo. Tras unas obras que se alargaron mucho más de lo que a todo el mundo le hubiese gustado, comenzando por ellos mismos, el Stereo no es que volviese con fuerzas renovadas sino que está sacando toda la artillería, por seguir tirando de tópicos, y no paran porque este miércoles 6 llegan The Parson Red Heads y el 17 de este mismo mes The Zeros, entre otros muchos. Pues bien, nosotros todavía no habíamos podido acercarnos al Stereo a ningún concierto, y llegó el concierto de Fastball y no nos lo podíamos perder.

Fastball es una de esas formaciones que tuvo la mala suerte de llegar antes de tiempo. Y es que, si hubiesen aparecido unos años más tarde podrían haberse insertado en todo el tema del «Americana», aunque su sonido es más diverso. En el caso de Fastball, formados en Austin (Texas) a mediados de los noventa, la fama les llegó en 1998 con un hit como la adictiva, fronteriza e hipnótica «The Way» dentro de su segundo disco All the Pain Money Can Buy. Javier Castro recordaba en su artículo sobre la canción eclipsó a ese muy buen disco en aquella sección del verano de 2017 que llamamos «Tengo un Hit». A finales de los noventa, el Rock de raíces norteamericanas no estaba en su mejor momento, con las esperanzas depositadas en Counting Crows o Sheryl Crow y compañía desvaneciéndose, con gente como Matchbox 20 que prometían más de lo que llegaron a dar por su cambio de ritmo, con estrellas fugaces como Hootie & The Blowfish, con The Wallflowers en Jakob Dylan que también eran un «parecía que…», etc. Con «The Way», Fastball se hicieron un hueco pero fue también efímero, desapareciendo prácticamente del mainstream pero ellos no han dejado de grabar, cuentan con seis discos siendo el último Step Into Light (2017), y de girar. Y de esta forma, en la gira del vigésimo aniversario de All the Money Can Buy, llegaban al Stereo dentro de un extenso recorrido por nuestro país.

Tony Scalzo, Miles Zuniga y Joey Shuffield, junto con un bajista de acompañamiento, ofrecieron una divertida y potente tarde y casi noche de Rock norteamericano en el que predominaron las guitarras pero en el que también se desviaron, de forma muy atractiva, por sonidos más vinculados al Power Pop, allí estaban las influencias de Big Star y The Posies, entre otros muchos. El cuarteto se lanzó a todo trapo con Scalzo y Zuniga muy cercanos y compaginándose en las voces principales. Obviamente, del disco que estaban conmemorando sonaron una buena parte de sus canciones, más de la mitad, destacando claramente «The Way», «Out of My Head», «Fire Scape» o «Slow Drag». El resto del repertorio, más desconocido para la mayoría de los presentes, fue gravitando entre los sonidos más clásicos del Rock americano y el Power Pop ya señalado, como «I Will Never Let You Down» de su último trabajo, de donde también hay que destacar la enérgica «We’re On Our Way». Pero la cosa no quedó ahí, el cierre trajo dos bises con versiones incluidas, desde el «Volver, Volver» interpretado por Zuniga a todo trapo hasta el «Listen to Your Heart» de Tom Petty & The Heartbreakers, homenaje justo y obvio por las reminiscencias de su música en los texanos. Y una canción que no logré identificar con la que Scalzo hizo las delicias del público.

Una buena tarde y casi noche la que pasamos disfrutando de la música de Fastball en el maravilloso Stereo, uno de esos lugares en los que siempre te sientes como en casa y que prometemos visitar con más frecuencia, ya tocaba.

No se puede parar a Vetusta Morla

Palacio de los Deportes de La Rioja (Logroño, La Rioja), 3 de enero de 2019, Actual 2019

Había una sensación de nostalgia en nuestras mentes ante la llegada de Vetusta Morla por tercera vez a Actual y es que han pasado diez años desde su primera actuación, cuando eran una promesa emergente y sus integrantes salían a vender sus discos en el puesto de merchandising. Aquella misma noche de 2009 ya se puedo ver el potencial de la banda madrileña, defendiendo el sobresaliente Un día en el mundo (2008) que ha sido confirmado en la década siguiente, cumpliendo dos de trayectoria, sembrando los mimbres en la primera. Vetusta Morla también protagonizaron el multitudinario concierto de 2015 de Actual en la Plaza de Toros de Logroño, presentando La deriva (2014), en otra noche tan fría como la de ayer. Decíamos que había nostalgia porque parece mentira cómo pasa el tiempo pero también mucha expectación para un Palacio de los Deportes lleno. Tocaba el turno de defender Mismo sitio, distinto lugar (2017), que sonó prácticamente entero, sólo se quedaron fuera «Mismo sitio, distinto lugar» y «Punto sin retorno». Antes de la salida de Vetusta Morla actuaron Beware y el Pop de Carlos Sadness, que contaba con no pocos y pocas fans entre el público. Pero la mayoría iban a ver a Vetusta Morla que desplegaron un concierto impecable de veinte canciones en casi dos horas que fueron un no parar. Con Pucho, carismático y dinámico como siempre, las guitarras y más de Guillermo Galván y Juan Manuel Latorre, el bajo de Álvaro B. Baglietto, la imponente batería de David García «el Indio» y las percusiones y programaciones de Jorge González, Vetusta Morla desplegaron un concierto épico, intenso y muy electrónico pero sin perder su esencia y esa misma sensación que nos dejaron hace diez años.

Comenzaron con tres temas de su último disco, la ambiental y ascendente «Deséame suerte», que ya empezó a ser coreada por el público lo que sería una tónica del concierto, la fantástica «El discurso del Rey» y la adictiva «Palmeras en La Mancha», una de nuestras favoritas. Se fueron hacia la La deriva con la soberbia y celebradísima «Golpe maestro», aquello era un no parar aunque decidieron poner un poco de freno con «Maldita dulzura» de Mapas (2011), aunque era un espejismo porque la emoción y la intensidad seguiría con «Cuarteles de invierno» (La deriva) y uno de los momentos de la noche, «Copenhage» de su debut, uno de sus temas más conocidos y en ese momento era imposible no volver la vista atrás y recordar ese mismo momento en 2009. Con el concierto por todo lo alto en ese momento siguieron con «Fuego» y regresaron a su último disco con la intensa «Guerra Civil», la más electrónica «La vieja escuela» y «23 de junio», un vals que sirvió de nuevo para poner una pausa que sería rota por «La deriva» y «Mapas». Tocaba ir cerrando la primera parte del concierto con las revisitaciones de «Sálvese quien pueda» y «Valiente», con buena parte del público en la grada ya puesto en pie que dieron lugar a una desatada «Fiesta mayor».

No tardaron mucho en regresar para un breve bis de tres canciones que comenzaron con la épica «Consejo de sabios» de su último trabajo y que finalizaron con «El hombre del saco» de Mapas (2011), otra de las favoritas del público y con la no menos valorada y emocionante «Los días raros» del mismo disco, con un estribillo coreadísimo. Un final de lujo sin duda alguna.

No se puede entender lo que ha ocurrido en el Pop Rock español en la última década sin tener en cuenta a Vetusta Morla, pero la banda siempre se ha mantenido fiel a sí misma y han seguido en una línea coherente. Sí, ahora son más grandes, su puesta en escena es más ambiciosa y como músicos también han crecido, aunque ya estaban muy curtidos cuando empezaron a tener notoriedad, pero lo que decíamos al comienzo, nos queda la misma sensación que hace diez años, estar viendo a seis tipos que se lo están pasando muy bien en el escenario y que lo transmiten a través de grandes canciones. Aunque nos fuimos con la sensación de la nostalgia por los diez años pasados, ese sentimiento era claramente superado por haber disfrutado de un gran concierto.