«New Adventures in Hi-Fi» o la mirada crepuscular de R.E.M.

Era 1996 cuando R.E.M. publicaron el que sería su último disco como cuarteto. Bill Berry, el batería, había sufrido un aneurisma cerebral en 1995, en plena gira del Monster (1994). Berry superaría el momento crítico y se uniría a Michael Stipe, Mike Mills y Peter Buck pero hasta 1997. El caso es que R.E.M. llegaban a ese momento con una carrera consolidada como una de las principales bandas del mundo del Rock. Hemos escrito mucho sobre los de Athens en Los Restos del Concierto, de los que somos fervientes fans, pero no cabe duda que New Adentures in Hi-Fi (1996) les llegó en un momento un tanto complejo. Con el tiempo, este disco ha quedado como uno de los grandes de R.E.M. y su última gran obra, desde entonces entraron en el bache creativo del periodo Up (1998), Reveal (2001) y Around the Sun (2004), aunque siempre daban un fogonazo que te hacía albergar esperanzas (que luego no se cumplían), hasta el digno final de Accelerate (2008) y Collapse Into Now (2011). Pero, volvamos a 1996, R.E.M., que habían firmado un contrato récord con Warner en 1994, habían volado alto con Out of Time (1991) y Automatic for the People (1992), con canciones que se incorporaron al imaginario colectivo. Monsterdel que ya hemos hablado en Los Restos del Concierto, fue un disco oscuro y guitarrero que yo defiendo, pero no era lo que «se esperaba». El caso es que con el relativo pinchazo del Monster, la enfermedad de Berry, etc., R.E.M. volvieron al estudio para crear un disco atemporal y crepuscular donde aparecen varias facetas de la banda. Están los más clásicos de los ochenta, los de los medios tiempos intensos y melancólicos, y también hay un punto electrónico y más experimental. Pero, en definitiva, es un disco que sugiere ese tono crepuscular que hemos comentado, como de cierre de una etapa.

Bajo el muy sugerente título de «How the West Was and Where It Go Us», R.E.M. comienzan su décimo disco con un tono ambiental, atmosférico y un tanto minimalista, en el que aparecen apuntes electrónicos y que funciona de forma hipnótica. Con «The Wake-Up Bomb»se lanzan a un Rock enérgico, un cambio de tono con las guitarras como protagonistas y con un Stipe que canta con garra, una de las canciones escondidas del grupo. «New Test Leper» es una canción muy de la banda, con ese punto melancólico y pausado que se convirtió en una de las señas de identidad. Regresan a los sonidos más electrónicos con «Undertow» que luego deriva hacia el punto más oscuro que le daban en el disco anterior. Y en «E-Bow the Letter» se apuntan a una de sus potencialidades, esas canciones emocionantes y melancólicas, épicas e intensas, aquí con unas texturas increíbles y con la colaboración de una Patti Smith que regresaba a la primera línea de la música tras sus años dedicada a cuidar de sus hijos tras el fallecimiento de su marido, Fred «Sonic» Smith. «Leave» se lanza por encima de los siete minutos, casi todas las canciones anteriores estaban por encima de los cinco, y es un tema que cuenta con diferentes niveles, hay una parte de efectos electrónicos pero luego son claves las guitarras, colaborando en la canción Scott McCaughey en los teclados, como en otras canciones. «Departure» es un tema clásico de la banda, muy de los ochenta, y con una deriva hacia el Power Pop que se observa en la duración más reducida de la canción, además de ser otra de esas canciones que se quedan en un segundo plano dentro de otras que tuvieron más repercusión.

La segunda parte comienza con «Bittersweet Me», otro clásico de la banda, una maravilla de canción que crece con un tono melancólico al comienzo que luego deriva en un punto más rabioso. «Be Mine» tiene un tono diferente, contrastando la voz delicada de Stipe con la guitarra de Buck, aunque luego la canción se expande tras un comienzo más minimalista. «Binky the Doormat» retorna al modelo de canción de varias capas con una base rítmica más sincopada, aunque luego se apuntan a unas guitarras más expansivas con un sonido más Rock. «Zither» es un interludio instrumental que da paso a «So Fast, So Numb», muy guitarrera y con un Stipe que va más contenido. En «Low Desert» retornan a un punto más oscuro, son un protagonismo de nuevo de las guitarras y con unas texturas que funcionan. El cierre es para es otra de las canciones más conocidas del disco, una «Electrolite» que es un medio tiempo delicado y en el que imprimen la pausa.

En 1996, compré el CD de New Adventures in Hi-Fi sin dudar. En aquel tiempo, tenías como referencia el impactante «E-Bow the Letter» que nos remitía a Automatic for the People, del que el disco de 1996 podría ser el hermano menor. Aunque igual en aquel año no le prestamos tanto atención como merecía, sería con los años cuando nos imbuiríamos en este trabajo, el último gran disco de R.E.M., una de las grandes bandas de la historia de la música. Y esa portada, esa imagen en blanco y negro, muy crepuscular con ese horizonte desértico que se pierde y con el contraste del movimiento. Melancolía y fuerza, nostalgia y garra, intensidad y épica. Todo junto. ‘¡Qué buenos eran R.E.M.!

 

 

 

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