Prince, «Originals»

Prince nos dejó hace ya más de tres años, un 21 de abril de 2016, dejando tras de sí una de las carreras musicales más apasionantes y fecundas de la historia del Pop. Prince llevaba desde finales de los setenta trabajando sin parar, era un destajista, y se había hecho imposible seguir la pista de sus lanzamientos que alcanzaron la cifra, atención, de treinta y nueve discos de estudio. Casi nada. Es cierto que el control de calidad era relativo, que muchos de estos discos pasaban desapercibidos, y que sus estrategias de relación con las discográficas y de lanzamientos estaban condicionadas por su experiencia emancipatoria de comienzos de los noventa. Cuando fallece un artista, siempre queda la ocasión de buscar en los archivos grabaciones que no vieron la luz en su tiempo y otros materiales. En el caso de Prince, se intuía que en Paisley Park tenía que contar con ingente material debido a su ritmo de trabajo. Sin embargo, desde su fallecimiento no han salido muchas novedades, lo que muestra también una contención y respeto a la hora de dar salida a su archivo, guardado en una cámara acorazada (The Vault). Si en 2018 salió Piano and a Microphone 1983, nueve demos que incluían versiones y temas propios al piano, en 2019 ha aparecido una joya como es el Originals que nos ocupa. Ojo, estamos ante un disco brutal, un disco que refleja el enorme talento y lo visionario que era Prince en esa década de los ochenta y primeros noventa del siglo pasado. Son demos de canciones que fueron interpretadas por otros artistas y bandas, la mayor parte mujeres y bajo el paraguas de Prince. Algunas ya eran muy conocidas, otras se quedaron en el olvido, y esta recuperación es muy pertinente, sin olvidar que Prince también produjo algunos de los discos en las que se encontraban. Además, es un trabajo de alto voltaje, Prince jugando con esa ambigüedad y provocación que tanto le gustaba.

«Sex Shooter» no deja lugar a la imaginación, es una canción muy del Prince de los ochenta que compuso para Apollonia 6, trío efímero que creó Prince, y en su interpretación juega con el falsete para una canción de claro contenido Funk. No para el ritmo con «Jungle Love», en este caso para The Time, grupo que también formó a comienzos de los ochenta, otra canción tremenda y claramente Funk con un bajo protagonista. «Manic Monday» es una de las canciones más conocidas del disco, fue un hit en manos de The Bangles, y aquí Prince se lanza a su lado más Pop en una interpretación no muy alejada de la The Bangles. «Noon Rendezvous» la escribió junto a Sheila E., percusionista y cantante, y aquí Prince tira de minimalismo, con la base del piano y basando la fuerza de la canción en una gran interpretación de Prince. «Make-Up» es otro ejemplo de la factoría Prince de la época, un sonido más electrónico en una canción que fue interpretado por Vanity 6, otro efímero trío femenino creado por Prince en la primera mitad de los ochenta. En cuanto a «100 MPH», de la banda Mazarati (formada por el bajista de The Revolution, Brownmark), tiene un comienzo épico de guitarras eléctricas para tomar el protagonismo un bajo muy Funk. Y, una de las canciones que se sale del tono del disco, y del tipo de intérpretes, es «You’re My Love» que fue grabada por Kenny Rogers, icono del Country. Aquí Prince se sale en una balada tremendamente «azucarada» en la que hace una interpretación soberbia.

El comienzo de la segunda parte del disco regresa a Sheila E. en una destacada «Holly Rock», exuberante y con un estribillo contagioso. «Baby, You’re a Trip» es una balada en la que Prince frasea y tira de falsete y que fue grabada por Jill Jones, otra cantante en la órbita de Paisley Park. En cuanto a «The Glamorous Life», tercera aportación de Sheila E., sigue la línea Funky aunque aquí incorpora un saxofón jazzístico al comienzo, pero es una canción que también refleja ese sonido de Prince en los ochenta. Sin duda alguna, una de las canciones que más destacan del disco es «Gigolos Get Lonely Too», de The Time, un medio tiempo elegante y muy sutil. Otro de los temas que se conocían era «Love…Thy Will Be Done» que compuso con Martika para su fallido segundo disco. Es una canción que recuerdo cuando salió en 1991, y que entonces me pareció maravillosa (creo que me compré incluso la casete). Si en la interpretación de Martika había una cierta ingenuidad, en la de Prince pesa una mayor sensualidad, clavando la canción. El Funk regresa con «Dear Michaelangelo», también de Sheila E., y que juega con el personaje de Miguel Ángel para una letra explícita. El disco se va cerrando con «Wouldn’t You Love To Love Me?» que grabó la cantante Taja Sevelle, aquí Prince sigue son el Funk y tira de falsete. El final es para «Nothing Compares 2 U», la canción que encumbró al estrellato a Sinéad O’Connor merced a la enorme potencia de la misma, su descarnada interpretación y un vídeo icónico con su rostro en primer plano. La canción ya había formado parte del disco homónimo de The Family en 1985, otro proyecto en la órbita de Prince. O’Connor llevó la canción a su terreno, el desgarro con la que la canta sobre una base instrumental más minimalista y desnuda, pero Prince (esta canción estaba ya en The Hits I en 1993), la lleva al terreno de la épica con una instrumentación orquestal y con una interpretación no menos destacada. Yo, de siempre me quedé con la versión de Prince.

Fantástico disco este Originals que no recoge, ni mucho menos, el trabajo de Prince como compositor para otros y también productor. Se quedan fuera canciones que hizo, o en las que participó, para Mavis Staples, Stevie Nicks, Chaka Khan, Madonna, No Doubt, Joe Cocker, Cindy Lauper, entre otras, aunque aquí no se sabe si existen demos con su interpretación. Lo que está claro es que ese The Vault tiene que guardar muchas cosas pero los responsables de su legado están haciendo una labor contenida y justa. Estaría bien una recopilación de la obra de Prince de 1995 a 2016, existe una extensa antología de 1995 a 2010 en versión digital, pero se echa en falta una en formato físico que ponga en valor ese periodo, caracterizado por la irregularidad aunque seguro que hay muchas canciones para recordar. Y es que Prince fue uno de los más grandes, un artista único.

 

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