Golden Smog y su «Stay Golden», una recopilación incompleta pero deliciosa

La historia de la música popular está repleta de los llamados «súper grupos», bandas en las que se juntan diferentes artistas por amistad y con ganas de hacer algo juntos. De Crosby, Stills, Nash & Young a The Travelling Willburys, pasando por Monsters of Folk o The Highwayman, sin olvidar en España el caso de Corizonas, surgido de la unión de Los Coronas y Arizona Baby. Algunos de estos casos desarrollan una carrera propia, otros son un momento puntual, un ramalazo con resultados diversos. El caso que nos ocupa es el de Golden Smog, un «súper grupo» del Country-Folk, y más, que comenzaba a florecer a finales de los ochenta y que daría lugar, años después, al «Americana». Golden Smog incluyó a Dan Murphy (Soul Asylum), Gary Louris y Marc Perlman (The Jayhwaks), también vinculado a estos últimos estaba Kraig Johnson, Jeff Tweedy (Wilco), Chris Mars (The Replacements), Jody Stephens (Big Star) y Noah Levy. La banda comenzó haciendo versiones y cambiando de integrantes, hasta que fueron estableciéndose y decidieron sacar discos con material propio. Primero fue Down by the Old Mainstream (1995) y luego Weird Tales (1998). Aquí acabaría la primera etapa de la banda, que es la que recoge este recopilatorio que nos ocupa, Stay Golden, Smog. The Best of Golden Smog. The Rykodisc Years (2008), y es que la banda volvería con un fantástico Another Fine Day (2006) producido por Paco Loco y grabado en sus estudios, recordemos que Gary Louris pasaba buena parte de su tiempo en España en esos años. Pero esa historia la dejamos para el año que viene porque ese disco, y el EP que le sucedió, no están en este recopilatorio ya que abarca los años en Rykodisc. Es una recopilación extensa, dieciocho canciones, que viene a recoger su producción de esos años en los que prima el Country – Folk marca de la casa de buena parte de sus integrantes. Hay composiciones de todos los integrantes y canciones que suenan a The Jayhawks, fundamentalmente, pero también a los primeros Wilco. Hay armonías vocales y acústicas así como ciertos encuentros con el Power Pop. Una banda que merece la pena recuperar con canciones muy atractivas.

Comienzan con una barbaridad de Louris, «Until You Came Along», canción que va del Country – Folk al Power Pop más melódico con el juego de las diferentes voces de la banda, una canción que está entre las mejores del grupo y que The Jayhawks han tocado en ocasiones. En la misma línea, pero menos Country – Folk es «Looking Forward to Seeing You» (Johnson), aunque regresan a ese sonido con el medio tiempo «Ill Fated» (Murphy) en el que destacan las guitarras, otra de las grandes canciones del disco. «Lost Love» (Tweedy) podría encajar en los Wilco de la época con la incorporación de instrumentos más tradicionales y «Jennifer Save Me» es un tema pausado de Louris y Johnson de nuevo con las melodías como protagonistas. «Making Waves» (Johnson) es un medio tiempo que recuerda a The Jayhawks y en «Glad & Sorry» hacen una versión de un tema de Ronnie Lane (Small Faces, Faces) en la que juegan con las armonías y las guitarras. «V» (Louris y Johnson) es una canción también muy destacada que va hacia el Power Pop y «To Call My Own» (Murphy) es más rockera, se nota el toque de Murphy.

El Country Folk más tradicional toma de nuevo el rumbo del disco con «Pecan Pie» (Tweedy) y «Won’t Be Coming Home» (Louris con Mark Olson) es como una canción de The Replacements pero con la pausa puesta. «Red Headed Stepchild» (Murphy y Perlman) es más acelerada, tiene más furia rockera, aunque con «He’s a Dick» (Johnson, no sabemos a quién va dedicada) recuperan el tono más pausado. «Radio King» (Tweedy y Louris) es una canción acústica que cuentan con pedal steel incluida, aunque se queda en un tema bonito que no destaca en el conjunto. «Please Tell Me Brother» (Tweedy) es acústica e intimista, pero con «If I Only Had a Car» (Johnson y Louris) alcanzan otra de las cimas del disco, con un tono muy nostálgico y melancólico que cala. Repiten con una revisitación de «Until You Came Along» de 1997, más acelerada y festiva, incluyendo violín. Y se cierra el disco con una canción inédita, «Love and Mercy», de nuevo a varias voces.

Descubrí este recopilatorio casi de casualidad, fue en un Corte Inglés de Valladolid un frío noviembre de 2008, me encontraba allí por viaje de trabajo. Golden Smog nos habían dejado una gran sensación con Another Fine Day, un disco maravilloso. Una banda a recuperar, canciones que también llegaron antes de tiempo, antes de que el «Americana» se pusiera de moda.

The Long Ryders, «Psychedelic Country Soul»

Son The Long Ryders uno de esos grupos que tuvo la mala suerte de no estar en el momento adecuado en el lugar preciso. Y es que The Long Ryders pueden situarse como uno de los pioneros del luego llamado «Americana» aunque su sonido tiene más matices, con presencia del Power Pop y muy vinculados al californiano Paisley Underground. De 1983 a 1987 fue su momento cumbre y dejaron el poso de una banda mítica que influiría en numerosas formaciones posteriores. Durante las siguientes décadas, salvo algunas reuniones puntuales, la banda no funcionaría y la carrera en solitario de su líder, Sid Griffin, tendría un mayor recorrido. Pero su regreso se ha producido tras muchísimo tiempo sin material nuevo con este Psychedelic Country Soul, un disco luminoso que a través de doce canciones nos lleva del Power Pop al Country Rock pasando por otros estadios. Nosotros no estábamos nada familiarizados con los angelinos pero nos han convencido de sobra con este disco donde priman las melodías, los juegos de voces y las guitarras.

Comienzan potentes con «Greenville», una canción que empieza con un sonido más de raíces pero que deriva hacia el Power Pop con un estribillo fantástico. En «Let It Fly» mantienen la apuesta, es un medio tiempo más clásico del sonido de raíces, recuerdan a unos Jayhawks inspirados y cuentan Debbi y Vicki Peterson de The Bangles a los coros, también siendo relevantes las cuerdas. En «Molly Somebody» retornan a sonidos más de Power Pop, también de forma destacada, y en «All Aboad» se deslizan hacia el Rock, con unas guitarras más punzantes que nos recuerdan a Tom Petty and the Heartbreakers. «Gonna Make It Real» es un medio tiempo de Country Rock donde destaca la melodía e «If You Want to See Me Cry» es una canción casi acústica con el apoyo de unas cuerdas de fondo.

La segunda parte se inicia con la más rockera, aquí el protagonismo es para las guitarras eléctricas, «What the Eagle Sees». «California State Line» es más acústica de nuevo, muy del «Americana» y con presencia destacada del pedal steel. En «The Sound» vuelven a imprimir más aceleración siendo una de las mejores canciones de la segunda mitad del disco, sonido más rockero con contrapuntos a cargo de nuevo del pedal steel. Llega el turno para la relectura del «Walls» de Tom Petty and the Heartbreakers, de su disco de 1996 que era la banda sonara de She’s the One, donde vuelven a participar a los coros las hermanas Peterson y que está muy ajustada. En el cierre aparece «Bells of August», un tema de nuevo del «Americana», un medio tiempo intimista, y termina el disco con «Psychedelic Country Soul», una canción que mezcla el Power Pop y el «Americana», de nuevo con un sonido que nos recuerda de nuevo a The Jayhawks.

Destacado disco de The Long Ryders, un regreso muy celebrado y que nos ha dejado una importante colección de canciones. Esperemos que no se queden en un hecho puntual.

Ryan Adams y su complicada relación con el amor

En estas semanas Ryan Adams ha anunciado que en 2019 publicará tres discos, recordando su 2005 con Cold Roses, Jacksonville City Nights 29. Son esos años en los que Ryan Adams se convertirá en uno de los máximos iconos del «Americana», esa mezcla del Folk y el Country que marcaría buena parte de la primera década del siglo XXI. Adams, del que en Los Restos del Concierto somos muy seguidores, no paraba de publicar discos y de ir atesorando una discografía extensa y prolífica, irregular aunque con mejores momentos que peores. El disco que nos ocupa lo publicó en 2004 y estaba previsto inicialmente como dos EPs bajo el título de Love Is Hell, pero cosas de la discográfica se convirtió en un extenso largo de dieciséis canciones, yo tengo por aquí el primero que publicó en 2003 y luego ya pasó directamente al largo. Adams venía de un disco controvertido, el Rock N Roll (2003) donde se ponía muy guitarrero y se dejaba imbuir por sonidos dominantes en aquellos años, recordemos que Adams era buen amigo de los integrantes de The Strokes, y dejaba un poco de lado el intimismo y el pulso acústico, más presentes en el anterior Demolition (2002). Pues bien, Adams no tardaría muchos meses en dar salida a su Love Is Hell, recogiendo los dos EPs publicados prácticamente a la par que Rock N Roll, y el título lo dice todo, un Adams de nuevo desmenuzando cuestiones amorosas, como ya había hecho en su debut en solitario Heartbreaker (2000) y repetiría en su último trabajo hasta la fecha, el destacado Prisoner (2017) sobre su divorcio.

En Love Is Hell encontramos a un Ryan Adams melancólico y nostálgico, confirmando que estaba más cerca de Springsteen que de Dylan, y con sonidos en algunos momentos que hoy nos recuerdan a The War On Drugs, como en su anterior trabajo precisamente. Adams demuestra su capacidad aunque no es menos cierto que el disco se hace largo. Hay de todo pero priman las canciones de corte intimista y acústicas, pero también algunos medios tiempos ascendentes que están entre lo mejor de su discografía. El primer corte, «Political Scientist» es un tema que marca el tempo del disco, una canción in crescendo pero con bastante carga dramática. «Afraid Not Scared» es más acústica y del «Americana» aunque no deja la intensidad y la forma dramática al cantar. En «This House Is Not For Sale» acelera a través de una combinación de eléctricas y acústicas que funcionan. Y recupera del Rock N Roll la brutal «Anybody Wanna Take Me Home», mi canción favorita de Adams, que la alarga y en la que prima la nostalgia con una letra maravillosa, sin olvidar la melodía del comienzo. En «Love Is Hell» hay un mayor peso para las guitarras eléctricas y tiene un punto al Springsteen de los ochenta, siendo una de las mejores canciones del disco, mientras que sorprende con una versión intimista de «Wonderwall» de Oasis, fraseando al comienzo incluso, desnudándola casi por completo.

No funciona tan bien «The Shadowlands», a pesar de su tono atmósferico y su melancolía, aunque recupera el pulso con «World War» en la que vuelve a los sonidos del «Americana». En «Avalanche» introduce al comienzo el piano y luego le mete una mayor intensidad pero en «My Blue Manhattan» no alcanza ese nivel, canta en falsete, y es una canción que se le queda un tanto coja, pecando incluso de una cierta grandilocuencia. «Please Don Not Let Me Go» es de nuevo muy del «Americana», sonido más acústico, por momentos parece querer seguir la estela de Nick Drake, y toques Country en la guitarra. En «City Rain, City Streets» vuelve a presentar una canción muy menor, es un sonido de nuevo como ochentero pero mezcla numerosos elementos que no acaban de funcionar. En «I See Monsters» regresa al minimalismo y se apoya en una sutil sección de viento aunque no es una canción que tampoco cale. Pero, a pesar de un final un tanto fallido o menos inspirado, hay tiempo para otra joya como «English Girls Aproximately», el toque Country – Folk para una canción redonda que te deja huella, con Marianne Faithfull a los coros. El cierre es para «Thank You Louise», de nuevo muy acústica e intimista, y para «Hotel Chelsea Nights» en la que tienen más presencia las guitarras eléctricas, una canción que también tiene un punto experimental.

Sin darnos cuenta, Ryan Adams nos había conquistado otra vez con uno de sus discos más tristes (y tiene unos cuantos). Han pasado quince años de este Love Is Hell y sí que se puede observar que, en su conjunto, le sobran algunas canciones como hemos señalado, pero es un trabajo notable con grandes momentos que se disfrutan. Ahora esperamos los tres discos de este año que nos ha prometido Ryan Adams.