Bigott, ‘Candy Valley’

Es bueno y es (muy) breve lo último de Bigott, un nuevo ejercicio de indie recalcitrante, del sonido que en los noventa discurría inocentemente y del que van quedando pocos ejemplos con la autenticidad del díscolo genio zaragozano. Apenas veinte minutos en los que Borja Laudo se muestra algo más «serio» de lo habitual, como ya podía apreciarse en su anterior trabajo ‘My Friends Are Dead’, con un menor desenfado, pero con el mismo acierto y sencillez a los que nos había acostumbrado en sus ocho referencias anteriores.

Tras sus dos brillantes trabajos con Jeremy Jay en la producción, se hizo acompañar en esta ocasión del productor americano David Loca (Part Time) en una grabación que tuvo lugar a finales del año pasado en Los Angeles para, junto a Tony Leal e Izak Arida, conformar una banda a cuatro de la que extrae una efectividad Lo Fi en la que las guitarras conservan el protagonismo y la voz suena algo más profunda y el característico inglés castizo de Laudo queda un poco diluido.

Será necesariamente breve nuestra reseña de esta nueva lista de canciones que se abre con Strangers by the Wall y la tónica ligera de guitarras sencillas que se prolonga algo más eléctrica y exclamada en Don´t Know Why. El baile llega a lomos del funk en Don´t Stop the Dance antes de que Atmosphere introduzca algo de gravedad y distorsión. Juega con el bajo y unas bellas guitarras en la optimista y favorita Take It Easy, tras la que Movin’ On nos devuelve al baile con calma. El punto final lo ponen con fluidez y suavidad las guitarras de Walk in the Hood (otra favorita) y la más densa y arreglada Stranger Eyes.

Cuesta seguirle la pista al zaragozano que en esta pequeña gozada nos obliga (a veces) a tomárnoslo en serio y nos recrea con una nueva demostración en la que, tras la misma apariencia despreocupada, se vuelve a adivinar un talento, un gusto y un bagaje que no dejamos de disfrutar y que ciertamente podrían ser más reconocidos.