Conn Bux, «Portrait in Red»

Conn Bux no para, es un tipo inquieto que en los últimos años no deja de mostrar una versatilidad a la que, por otra parte, ya nos tenía acostumbrados. A finales de 2020 llegó el EP que nos ocupa, Portrait in Red, cuatro canciones que suenan urgentes y poderosas. Hace menos de un año, ya reseñamos el destacado Shine no Starsun disco temático y exigente, que iba ganando fuerza con las escuchas, sucesor del más directo y orgánico que grabó con una nutrida banda, The Deltic Underscore, en 2017. En Portrait in Red han participado Dan Díez en la producción y Miguel Pérez en los teclados, habituales en otros trabajos de Bux. Como decíamos hace unas líneas, es un disco más urgente que tiene un sonido más de los noventa, hay también incluso algunos toques más industriales que le dan un tono más pesado en algunos momentos, funcionando muy bien.

Es lo que ocurre con la primera canción del disco, la inquietante por ese tono industrial que comentábamos, «The House’s Catching Fire», que cuenta con una producción muy conseguida y que te va calando. «Stay Back» cambia el tono en cierto sentido, es una canción más rockera con las guitarras en un plano destacado, aunque también cuenta con varias capas, algunas más vinculadas al sonido más habitual de Bux. En cuanto a «For What It’s Worth», Bux cambia el tono de su voz y deriva hacia un sonido más épico y afectado, retorna hacia las pautas de la primera canción, aunque también cuenta con una mayor versatilidad que «The House’s Catching Fire». Y el cierre es para «The Monster’s Club» que nos lleva hacia un tono más Hard Rock de raigambre noventera, una canción explosiva y pirotécnica.

Como siempre, Conn Bux nos muestra su talento en cada una de sus propuestas. En esta ocasión, un EP de cuatro canciones que te deja con ganas de más. Sonidos también más duros para tiempos extraños como los que vivimos.

 

Conn Bux, «Shine no Stars»

Hace ya tres años y pico, Conn Bux publicó un fantástico disco con su banda The Deltic Underscore. Bux tiraba de sonidos rockeros que, en algunos momentos, llevaban incluso a reminiscencias de The Black Crowes. Aquel disco y sus directos fueron eléctricos y brutales. Ahora, Bux ha regresado con una entrega totalmente diferente en la forma pero menos en el sonido aunque hay evidentes diferencias. Para empezar, Bux ha grabado Shine no Stars sin banda, contando con dos habituales como son Francisco Larrea «Larry» a las baterías y percusión y Miguel Pérez Plaza a los teclados. Las voces y el resto de los instrumentos corren a cargo de un Bux para un disco que tiene mucho de temático. Un disco temático que emprende una serie de miradas sobre distintos temas vitales a través de la excusa argumental de un astronauta que deja atrás la tierra, además del recuerdo de su padre fallecido, al que está dedicado el disco, como recuerda en su crítica de Mondosonoro, Kepa Arbizu. Ya la portada nos muestra unas figuras distorsionadas, unas imágenes sugerentes que suponen una puerta de entrada a un disco que funciona como una unidad, como bien señalaba Arbizu. Bux explora a lo largo de diecisiete canciones las temáticas indicadas, con un tono intimista por momentos y en general melancólico, dejándose llevar por una senda en la que brillan de forma destacada alguno de los temas, pero cuya unidad se impone a cada una de las partes. No supone esta reflexión minusvalorar las canciones, al contrario, supone poner en valor el esfuerzo creativo de un Bux que, posiblemente, haya creado su mejor disco hasta la fecha, con un nivel que estaba ya muy elevado. Hay de todo en el disco de Bux, pero priman las influencias del Blues Rock, sonidos rockeros con reminiscencias a las bandas británicas de los sesenta y setenta, junto con toques psicodélicos. Y, por encima de todo, destaca el conjunto y la coherencia del disco.

«Shine no Stars I» es un gran comienzo con un inicio atmosférico instrumental, con esas voces de fondo, y a continuación mete guitarras que enlazan con el sonido del Blues Rock  junto con el sonido de órgano y con un punto psicodélico. Enlaza con «The World and Me», una canción que mantiene el sonido anterior pero donde tira de la épica con esas guitarras y la forma de cantar de Bux que le da un punto destacado. En «Just Once Around the Moon» adopta un tono sombrío con los teclados de Pérez Plaza en primer plano para avanzar hacia un sonido más orquestal. En «I Am» adopta un sonido más progresivo y aquí el protagonismo es para la percusión de Larrea, toques más setenteros pero adoptando también ritmos eclécticos. Una de las canciones más destacadas del disco es «The Winds Came Down», con ese comienzo con la acústica y luego va creciendo en intensidad. «Can’t Come Back» es más rockera y rompe con la dinámica nostálgica del disco al darle más fuerza a las eléctricas. «The Great Nothing» es un instrumental con sonido envolvente y atmosférico que da paso a una nueva versión de «Shine no Stars», más coral e incluso orquestal.

«Dead Man» ahonda en los sonidos clásicos del Rock británico de los setenta mientras que «To Rose» es más pausada, muy emotiva y minimalista, con la voz de Bux de fondo. «Shine no Stars III» es un nuevo interludio instrumental en el que aparece ukulele, dando paso a «We’re not Animals» en la que Bux se desata con sonidos que de nuevo nos remiten al Rock de los setenta y con una presencia destacada del órgano. «Tell Me What About the Weekend» retorna a un tono minimalista, de corte más reflexivo, la instrumentación va hacia un punto más ambiental. Y aprovecha ese gancho para enlazar con «Lay Down», que aprovecha el piano de Pérez Plaza para ascender de forma brillante siendo otra de las piezas más destacadas de todo el disco. Pero es un paréntesis para volver a sonidos más intimistas con «Time’s Up», sustentada en el piano y la voz de Bux de fondo. El disco se cierra con la cuarta y quinta revisitación de «Shine no Stars», muy diferentes. Mientras que la primera es muy rockera, pisa de nuevo el acelerador, la segunda es un cierre instrumental.

Conn Bux ha creado un disco fantástico, un trabajo que no deja indiferente y que, con las escuchas, va creciendo. La calidad de las canciones y, especialmente, el sentido de coherencia y de unidad, nos llevan a uno de esos discos de los que vas descubriendo matices poco a poco. Es un disco exigente, un disco que muestra el talento de un Bux que parece no tener límites como ha demostrado con este Shine no Stars.