Shame, «Drunk Tank Pink»

La categoría Post Punk sigue siendo una de las más utilizadas en el mundo del Rock cuando salen bandas que tiran de esos sonidos de finales de los setenta y comienzos de los ochenta. El canon que popularizaron Joy Division y que luego tuvo todas las derivas que se quieran señalar, en función de si el acento se pone en lo melódico o en la velocidad de las guitarras, por ejemplo, no ha dejado de estar vigente. Intensidad, oscuridad, afectación, sección rítmica imponente y guitarras que contrastan, canciones con las que también se salta y se baila. Sonidos que transmiten una insatisfacción con el mundo. Lo dicho, el Post Punk no ha parado. Ahí tenemos a los sobresalientes Fontaines D.C. o a unos Idles que se escoran más hacia el Punk. También está la banda que nos ocupa, Shame, que con su segundo disco, Drunk Tank Pink, ha confirmado lo que venía a ofrecer en el primero, Songs of Praise (2018), conquistando a la crítica. Un cantante, Charlie Steen, que frasea con voz grave como Joe Talbot (Idles), guitarras incisivas y una sección rítmica en la que, en este caso, destaca una batería que marca un ritmo constante. También recuerdan a unos Sleaford Mods, otra banda que hace de la crudeza una seña de identidad. Drunk Tank Pink es un disco notable que hará las delicias de los que se vuelcan con este tipo de sonidos y que no deja espacio a la sutileza. Seguramente Shame sean más previsibles que Fontaines D.C., pero no cabe duda que es toda una inyección de energía y rabia posmoderna.

El inicio es para una punzante y corrosiva «Alphabet» en la que la sombra de Idles es poderosa y con la combinación de las guitarras y la base rítmica al servicio de la voz de Steen que frasea. «Nigel Hitter» cambia de registro, tiene un punto Pop, pero es una excepción en el disco, la canción sigue tirando de esa gravedad característica. «Born in Luton» es una canción muy incisiva, incluso parece contar con algún punto progresivo, para acabar abrazando el sonido afectado y oscuro. En «March Day» hay un tono más melancólico para llevar el fraseo de Steen al mismo lugar y «Water in the Well» comienza de forma más pausada y luego sube la intensidad. En «Snow Day» mantienen el mismo esquema, pero aquí hay una canción más lograda.

La oscuridad se impone de forma más clara en «Human, For a Minute» que es una canción más afectada, con las guitarras destacando de nuevo. En «Great Dog» hay un sonido más acelerado y se van de nuevo al sonido a lo Idles, acelerando el tempo. Esta canción se junta con «6/1» donde las guitarras son más luminosas. El cierre del disco es para «Harsh Degrees» que incide en las señas de identidad del disco aunque con un punto más Punk y termina con los más de seis minutos de «Station Wagon», una canción más compleja que comienza con un tono pausado y con Steen cantando de forma más «afectada» si cabe, un interludio melódico, para luego lanzarse a un cierre poderoso.

El Post Punk, como decíamos al principio, sigue atrayendo a jóvenes bandas de Rock que insisten en ese sonido oscuro y afectado, pero también incisivo y corrosivo, que también parece propio para los tiempos que vivimos. Shame son otra muestra interesante.

Fontaines D.C., «A Hero’s Death»

Algún día tendríamos que hacer un largo y extenso artículo sobre el Post-Punk, esa etiqueta tan fantástica que aplicamos a todo lo que suene a Joy Division y compañía, que tenga un bajo contundente y angustioso, y con una voz grave, en buena parte de los casos, y que no ha dejado de funcionar desde finales de los setenta. El caso es que el segundo disco de los irlandeses Fontaines D.C., A Hero’s Death, encaja en la etiqueta como lo hacía su debut del año pasado, el reconocidísimo Dogrel. Tuvimos este disco en la lista pero, con todas las novedades que hay, se nos pasó. La verdad es que lo pillé antes de salir A Hero’s Death y no me decepcionó, en absoluto. Además, estos grupos también se encuadran en una especie de resurgimiento, aunque me parece un tanto excesivo decirlo así, de sonidos más Punk de los que los siempre recomendables Idles son uno de sus máximos exponentes. Con respecto a Fontaines D.C., el sonido oscuro que aparece en su debut se acentúa en A Hero’s Death que es un gran disco. Grian Chattin canta siguiendo los cánones del estilo y las guitarras de Carlos O’Connell y Conor Curley se clavan, a la par que la base rítmica, Tom Coll a la batería y Conor Deegan al bajo, se muestra eficiente. Si hace unas semanas decíamos que el segundo disco de Rolling Blackouts C.F. no había estado a la altura de su primer trabajo, en el caso de Fontaines D.C. no podemos decir lo mismo, al contrario, casi nos atrevemos a señalar que nos gusta más. Vamos con el Post-Punk, que nunca nos deja.

Y nada expone mejor ese estilo que el comienzo del disco, una «I Don’t Belong» que tiene a la sección rítmica como protagonista y con un tono angustioso y opresivo en la forma de cantar de Chattin, que incluso nos recuerda a los mejores Interpol. En «Love Is the Main Thing» aceleran las guitarras, como en parte de su debut, pero vuelven al Post-Punk con un sonido oscuro que encuentran en las guitarras su base. Tremenda es «Televised Mind», una canción que no deja la línea de las anteriores y que suena con más contundencia si cabe. En «A Lucid Dream», Chattin se acelera y las guitarras se imponen como referentes de otra gran canción. Entre lo mejor del disco «You Said», un viaje a los ochenta en forma de ese sonido oscuro del disco pero aquí con un punto más melódico. El primer giro llega con «Oh, Such a Spring», una canción que aporta una luminosidad sorprendente si nos fijamos en el tono del disco.

La segunda parte se inicia con una ecléctica «A Hero’s Death», hay como una mezcla de estilos, las guitarras meten una marcha más y Chattin incluso frasea. En esa misma línea en la forma de cantar se enmarca «Living in America», pero la voz se oscurece de nuevo y las guitarras se siguen consolidando como una seña de identidad clara de la banda. La potencia aumenta otra vez con la más cañera «I Was Not Born» y el final es para dos temas que cambian el tempo por completo, como al final de Dogrel. Dos canciones minimalistas y nostálgicas que a mí me convencen muchísimo y que no sabría cuál elegir. La primera es «Sunny», que incide en la melancolía, y la segunda es «No» cuyo grado de tristeza es mayor si cabe.

Gran disco este A Hero’s Death, una obra que muestra la solvencia de un estilo que, como decíamos, nunca se ha ido y siempre ha encontrado nuevas bandas y artistas que lo cultiven. Fontaines D.C. es una de ellas y de las mejores en los últimos años.