Stone Temple Pilots o la dificultad de encabezar la segunda hornada del Grunge

Suele ocurrir con cualquier movimiento, sea del tipo que sea, que o eres de los primeros y pioneros o, si surges tras ellos, serás etiquetado como copia. Con el Grunge no podía dejar de pasar y, claro, si no eras Nirvana, Pearl Jam, Soundgarden, Alice in Chains y podemos estirar hasta algunos grupos más, pues te caía el «sambenito». En ocasiones, estaba claro que se recogían las influencias de la época y bandas como Candlebox o Collective Soul, por poner dos ejemplos, pues tenían sentido en ese momento (y, ojo, tengo sus discos de aquellos años). Otros casi consiguen superar el estigma pero…pero siempre quedaron en un segundo plano a pesar de sus triunfos. Es el caso de Stone Temple Pilots, una banda que, en su momento, me quedó un tanto lejos del radar, y no me explico los motivos. También es cierto que sonaron menos en España que otras bandas, pero tampoco… Stone Temple Pilots se subieron a la ola del Grunge, o les subieron, porque ya venían de antes, desde finales de los ochenta. Y, esto también es un tanto curioso, porque no hay mucha diferencia entre ellos y los de la primera línea. Incluso, para muchas personas Stone Temple Pilots estarían por encima de otras bandas míticas de aquellos años. Con un sonido más metalero si cabe, supieron ganarse a la audiencia con el muy millonario Core (1992). Para ello, las armas eran unas guitarras pesadas, canciones que encajaban con el espíritu de la época, y un cantante que también contaba con carisma, Scott Weiland, aunque no tenía el mismo espíritu torturado de Cobain, Vedder y compañía. Eso sí, el camino fue el mismo que muchos de ellos, falleciendo en 2015. Core, publicado por Atlantic y con Brendan O’Brien a la producción (habría que escribir un día su historia porque estuvo en casi todo en esos años: Pearl Jam, Red Hot Chili Peppers, The Black Crowes, Temple of the Dog, Soundgarden, The Jayhawks, etc., en calidad de productor o ingeniero), tenía las ideas claras. Lo mismo que Purple (1994), otro éxito sin paliativos. Pero, de nuevo, 1994 supone el punto de inflexión y, a partir de ese momento, la estrella de los Stone Temple Pilots comienza a declinar aunque siguen vendiendo con Tiny Music…Songs from the Vatican Gift Shop (1996), aunque la crítica no será muy benévola (bueno, Pitchfork según Wikipedia, les dio un 0,8 sobre 10). Aguantan dos discos más, con un sonido más diversificado y abierto, y en 2003 llega el recopilatorio que nos ocupa, Thank You. Para entonces, Weiland se junta con unos amigos (Slash, Duff McKagan, Matt Sorum y Dave Kushner) para formar Velvet Revolver con los que publicará dos discos de Rock duro aunque la aventura durará cuatro años. Y, sí, Weiland no pasará por buenos momentos. El retorno en 2008 de Stone Temple Pilots se salda con disco homónimo en 2010. Pero Weiland y el resto de la banda, que se mantiene estable todos estos años con Dean y Robert DeLeo y Eric Kretz, acaban mal, muy mal, juicios incluidos. El caso es que Chester Bennington de Linkin Park sustituye a Weiland. Pero los acontecimientos se precipitan. Ya hemos señalado que en 2015 fallece Weiland y Bennington se suicida en 2017. El caso es que Stone Temple Pilots siguen, fichan a Jeff Gutt, veterano que había participado en el Factor X norteamericano y consiguen seguir publicando discos, dos más, el último Perdida en 2020, semanas antes del inicio de la pandemia de la COVID-19, un disco que tuvo buenas críticas siendo señalado como más intimista y Folk incluso. Pero, lo que nos ocupa en este artículo es Thank You, la recopilación fantástica del periodo de 1989 a 2003, el de la formación mítica con Weiland como protagonista, cuando se convirtieron en una de las bandas claves del momento. Y, de acuerdo, no tendrían el capital simbólico de muchas otras, pero algunas de estas canciones te sirven para rejuvenecer unas décadas.

El recopilatorio se centra en sus tres primeros discos, de las quince canciones diez se van al Core (que tiene cuatro canciones), al Purple (tres) y al Tiny Music…Songs from the Vatican Gift (tres). El resto, repartidas entre la inédita de turno, una versión acústica del «Plush» del Core para la MTV, y dos canciones para No. 4 (1999) y una para Shangri-La Dee Da (2oo1). Comienzan con «Vasoline», uno de sus clásicos de 1994, pesada y acelerada con unas guitarras potentes que es muy del espíritu de la época, incluso esa batería recuerda a Red Hot Chili Peppers. A continuación, «Down» de 1999, se cuela entre las canciones de sus primeros discos, y es una de las que te sorprenden, muy Rock duro y con la batería lanzada. «Wicked Garden» ya es de Core y aquí ya tiran de afectación aunque sí que tienen un sonido más Hard Rock. «Big Empty» tira de pausa en el inicio aunque luego va jugando con diferentes texturas para acabar con la épica del momento. Y «Plush» del Core es uno de esos momentos más importantes del recopilatorio, canción con toda la fuerza del Hard Rock pero metidos ya en plena dinámica del Grunge.

«Big Band Baby» ya es de su tercer disco, más accesible y con guitarras más afiladas aunque ya con el Grunge de retirada. Con «Creep» retornan al Core, una canción más pausada pero también afectada de nuevo, resumiendo el ambiente de esa época como hemos señalado anteriormente. La vuelta al tercer disco con «Lady Picture Show» nos remite a una canción más floja, aunque mantienen ese juego entre las guitarras y la afectación en la forma de cantar de Weiland, aquí no funciona tan bien. Lo mismo ocurre con la acelerada y predecible «Trippin’ on a Hole in a Paper Heart», que tampoco acaba de funcionar como en los dos primeros discos. Palidecen las dos anteriores con la fantástica «Interstate Love Song» que tiene giros y matices, pero sin dejar el toque «alternativo» y que entiendes cómo, con canciones como esta, llegaron tan lejos.

El tramo final comienza con la inédita de «All in the Suit That You Wear», una gran canción que es muy canónica pero que funciona a la perfección, con la potencia de la banda. Del Core llega «Sex Type Thing», más metalera y pesada, así como con menos espacio para las sutilezas, en la que todavía se observan los orígenes de la formación californiana. Del 2001, «Days of the Week», un giro radical de estilo para una canción Power Pop que no acaba de convencer. Y lo mismo ocurre con «Sour Girl», de 1999, aquí un medio tiempo que se va hacia la Psicodelia sesentera y que deja indiferente. El final es para la versión acústica ya señalada del «Plush», intensa, desnuda y emotiva.

Tras años y años sin hacer caso a Stone Temple Pilots, lo dicho, se disfruta esta recopilación que recoge los principales éxitos de la banda. Seguramente siempre les perseguirá esa sombra de haber llegado un poco después que la primera línea del Grunge, incluso también un cierto malditismo por el fallecimiento de Weiland y Bennington. Lo cierto es que son canciones como «Plush» que es fácil entender que calasen en aquellos años… hace tantos.

 

El intenso debut de Garbage

Estas semanas se está hablando del veinticinco aniversario, madre mía, del disco debut de Garbage, que contó con un título homónimo. Aquí ya hablamos hace un tiempo de Garbage, una banda que siempre nos ha gustado mucho, así como de su segundo disco, el Version 2.0 de 1998. En algunos de los artículos y comentarios que hemos leído estos días por Internet, todos ellos poniendo en valor a esta banda, se hacía referencia a que se les criticaba en su momento, se les señalaba como grupo «prefabricado», etc. La verdad es que no lo recordaba, pero sí que creemos, como mantuvimos en el artículo de hace unos años, que Garbage se adelantaron un poco a su tiempo o que pusieron algunas bases de ese sonido que mezclaba guitarras y sonidos electrónicos. Lo que sí que recuerdo es que Garbage no comenzaron a despuntar hasta 1996 y que se les señalaba como el grupo del productor de Nirvana, Butch Vig. Sorprendía, por tanto, un sonido más electrónico de la mano de una banda en la que estaba Vig, que contaba con una cantante escocesa de gran carisma y presencia como Shirley Manson, con Duke Erikson a las guitarras y al bajo y Steve Marker a las guitarras. Los tres integrantes masculinos habían coincidido en proyectos como Fire Town y Spooner, y ya veteranos, mientras que Manson venía de un efímero grupo llamado Angelfish, que publicó un disco en 1994. De la unión de los cuatro nació Garbage, en un momento en el que el Grunge iba dejando paso al BritPop y al Neo Punk, por lo que las guitarras eran la nota predominante, pronto llegarían Prodigy y The Chemical Brothers. Pero Garbage tenían grandes canciones y un sonido propio, una cantante de primer nivel, y unos estribillos que se colaban. Recordamos el debut de Garbage, un disco que no ha envejecido para nada y que sigue sonando estimulante. Rock, sonidos electrónicos e industriales, Grunge, todo junto en una coctelera para uno de los grandes discos de debut de la década.

Ya el inicio es una declaración de intenciones, «Supervixen» comienza con un riff de guitarra poderoso, con Manson demostrando su poderío y con un tono oscuro casi industrial y Post Punk. Para continuar, «Queer», meten un poco el freno, más pausado pero igual de efectivo, un sonido más electrónico y con Manson destacando. Y llega un hit como es «Only Happy When It Rain», más melódica y rockera, con un punto más Pop, que te conquista. «As Heaven Is Wide» es una clara apuesta por la electrónica más endurecida, adelantándose al Rock electrónico.

Manson se pone provocadora en la poderosa «Not My Idea», una canción de guitarras contundentes y muy pegadiza. En «A Stroke of Vow» paran el tempo, van hacia un sonido más experimental y pausado que luego crece en intensidad, una canción más Pop que da paso a otro de los hits, «Vow». Aquí aceleran de nuevo, Manson frasea en algún momento puntual y las guitarras rasgan. Y qué podemos decir de «Stupid Girl», un sonido sincopado con las guitarras de nuevo al servicio de la voz de Manson y un ascenso imparable.

El tercio final del disco desciende un poco el nivel del disco con respecto a las dos partes anteriores, aunque raya a gran altura. Primero con «Dog New Tricks», más guitarrera y contundente si cabe. Luego el Pop electrónico de «My Lover’s Box», una canción que tiene un punto más angustioso y que deriva en la épica guitarrera de la época. «Fix Me Now» es rockera con la base electrónica aunque al final deriva hacia un tono más Pop que queda menos logrado. Aunque se dejan para el final una canción diferente, la melancólica y melódica «Milk», un medio tiempo que convence.

Garbage debutaron vendiendo millones de discos y se convirtieron en una banda referente de la segunda mitad de los noventa y del cambio de siglo. El ya mencionado Version 2.0 fue más exitoso y en Beautiful Garbage (2001), en la lista del año que viene, incidieron en la electrónica. Su disco de 2005, Bleed Like Me, mostraba el desgaste de una banda que se separó y que no volvió a publicar discos hasta 2012, aunque giraron. Para 2021 han anunciado nuevo trabajo, tras otro en 2016. Estaremos atentos. De momento, nos quedamos con su incontestable debut.

 

«Ragged Glory» o Neil Young & Crazy Horse adelantan el Grunge

En 1990, el Grunge todavía estaba en la marginalidad, no aparecía en los medios de comunicación a pesar de que ya existían discos de algunas de las bandas más importantes de Seattle, capitaneadas por el sello Sub Pop en gran medida. Nirvana habían publicado Bleach en 1989, Soungarden ya llevaban dos discos, mientras que Alice in Chains debutarían en 1990. Pearl Jam se estaban formando ese mismo año tras el fallecimiento de Andrew Wood de Mother Love Bone, que no eran Grunge del todo en mi opinión. El caso es que Neil Young iba a reunir de nuevo a Crazy Horse para grabar uno de sus discos más enérgicos y que se puede calificar como protogrunge, lo que le valió ser denominado el «padrino del Grunge». A fin de cuentas, la influencia de Neil Young en parte de estas bandas era un hecho. Young había dado un golpe en la mesa en 1989 con «Rockin’ in the Free World» de su disco Freedom, que le devolvía en plena forma. Los ochenta fueron una década de muchas idas y venidas para un Young que vivió su conflicto con Geffen por entregar discos que no respondían a lo esperado. Recordemos que Geffen le demandó. Creó otra banda de acompañamiento como fue The Blue Notes con los que grabaría This Note’s for You (1988) y en la que incorporó una sección de vientos. Pero, durante esa década su discografía no llega a la altura de los setenta. Incluso con Crazy Horse grabaría en 1981 Re·ac·tor y no los reuniría hasta Ragged Glory para grabar en estudio. Y es que el final de década, Young, junto a Frank «Poncho» Sampedro, Billy Talbot y Ralph Molina iba a crear uno de los discos más importantes de su carrera, de nuevo con David Briggs a la producción, una demostración de que estaba lejos de ser un dinosaurio tras casi un cuarto de siglo de carrera. Young sacó toda la artillería para un disco cargado de guitarras pesadas y expansivas, hay varias «canciones río», que mostrarían su garra. Captó el momento de cambio musical que se venía y mostró que él ya estaba aquí.

Comienzan con una de esas «canciones río» que decíamos, «Country Home», siete minutos expansivos con unas guitarras pesadas que son su seña de identidad. Con «White Line», no llega a los tres minutos, apunta un punto Country y destaca la batería de Molina. «Fuckin’ Up», que versionarían Pearl Jam en el futuro, es un trallazo, cañera y muy Grunge, con unas guitarras de nuevo poderosas y pesadas. Más melódico se muestra en la extensa «Over and Over», una canción logradísima. Y se va a los diez minutos con «Love to Burn», de nuevo expansiva con las guitarras y los coros de la banda.

La segunda parte comienza con la versión de «Farmer John», de Don and Dewey que tiene su interpretación canónica en la banda garajera The Premiers. Young tira de la vía ruidista a la que sigue otro tema poderoso, «Mansion on the Hill», más melódica pero igual de intensa. En «Days that Used to Be» destaca el uso de las voces y tira de una épica que nos recuerda a lo que hará muchos años más tarde en el reivindicativo Living with War (2006). «Love and Only Love» son otros diez minutos de guitarras contundentes y expansivas de nuevo, allí te deja de nuevo exhausto. Y el cierre es para un himno épico, con un tono espiritual, como es «Mother Earth», mensaje ecologista con una guitarra de inicio emocionante.

Ragged Glory fue acogido con fervor por la crítica y Young se convertía en el «padrino del Grunge». Nadie como Pearl Jam se sintieron tan vinculados con el canadiense, a él le acompañaron en 1995 en el ya recordado aquí Mirror Ball. Young siguió en esos años con la hiperactividad acostumbrada y en 1992 regresó al Harvest (1972), como suele hacer periódicamente, con Harvest Moon (1992). Sin embargo, en 1996 tras Broken Arrow con Crazy Horse como Sleeps with Angels (1994), Young se tomaría un respiro no habitual en él en cuanto a discos de estudio se refiere, no regresaría hasta Silver & Gold (2000). Lo que está claro es que Ragged Glory es uno de los grandes discos de Neil Young, en este caso con Crazy Horse, y que treinta años después suena igual de fresco y contundente.