Jeff Tweedy, «Love Is the King»

Jeff Tweedy, cabeza de Wilco, es un tipo que no para. Primero, con su banda con los que lleva un ritmo constante de publicación de discos y giras. Su último trabajo, Ode to Joy es de 2019 y, unos meses antes, pudimos verlos en el Azkena vitoriano, todo un sueño cumplido para un concierto magnífico. Es cierto que Wilco no alcanzan el nivel de sus clásicos, pero no es menos cierto que siempre se mantienen en sus trabajos. Por otra parte, Tweedy también va publicando en los últimos años sus memorias y ejerce de productor de otros artistas, labor que en la que últimamente se prodiga menos. No ocurre lo mismo con su carrera en solitario, que comenzó con su hijo Spencer en el disco de 2014 Sukierae, titulado Tweedy, y la acelerado con Warm (2018) y Warmer (2019), al que se incorpora el que nos ocupa, Love Is the King, en el que también colaboran sus hijos Spencer y Sammy. Como todo lo que hace Tweedy, genera atención y expectativa, fundamentalmente entre sus seguidores. Tweedy se inserta con este disco en la línea de sus trabajos anteriores y en lo que hace con Wilco. Es decir, no hay muchas sorpresas. Además, entra dentro de la categoría de «discos gestados durante el confinamiento» derivado de la pandemia de la covid-19, que implicó la cancelación de la gira de Wilco. Tweedy resuelve aunque de forma un tanto irregular por momentos, hay Country Rock, Folk, algo de experimentación, y una colección de canciones que están por debajo de Warm.

Comienza bien, el primer tramo del disco va de la acústica y pausada en su inicio «Love Is the King», que gana intensidad y coge fuerza sin dejar el semblante Folk, aunque también hay afectación en su forma de cantar. Para «Opaline» apuesta por un Country Rock más clásico con un tono melancólico e introspectivo, con la guitarra como protagonista. No deja esa senda en «A Robin or a Wren» que es una canción más cósmica. En «Gwendolyne» aparece una de las mejores canciones del disco, cambia el tempo hacia el Rock y con unas guitarras más incisivas, se podría decir que es más Wilco. «Bad Day Lately» tiene un comienzo minimalista y acústico que recuerda al comienzo del disco aunque luego adopta una dirección más eléctrica y crepuscular, pero no destaca. «Even I Can See», de nuevo introspectiva y casi fraseando, te deja frío, siendo un modelo que se repetirá en la segunda parte del disco.

Sin embargo, no ocurre ese hecho con «Natural Disaster» en la que acelera en modo Country Rock y cambia el tono de su voz incluso. Pero, en «Save It For Me» entra de nuevo en la introspección y es más funcional. Mejora con la más reconocible «Guess Again», la mezcla de guitarras acústicas y eléctricas le dan una luminosidad que brilla en el tramo final. Pero, las dos canciones de cierre te dejan también frío. «Troubled» vuelve a ese tempo más ensimismado, casi frasea, y «Half-Asleep» no acaba de ganarte por una instrumentación y unas guitarras que no parecen encajar.

Jeff Tweedy es uno de los grandes de la música popular de las últimas tres décadas y no suele fallar. Otra cosa es que alcance el sobresaliente siempre. Aquí se queda en un bien alto seguramente, con algunos momentos destacados, pero esperamos que vuelva pronto con otro disco de Wilco.

 

Wilco celebran «Summerteeth»

El año que se fue, el 2020 maldito, nos dejó también muchas reediciones de discos y una de ellas es la del clásico Summerteeth de nuestros admirados Wilco. En 2019 ya dimos cuenta del disco que supuso un primer punto de inflexión para Tweedy y compañía, tras los dos primeros discos más Country Rock, el ya comentado este año A.M. (1995) y el pendiente para 2021 en su veinticinco aniversario, el doble Hotel Arizona (1996). Vale que el punto definitivo llegaría con Yankee Hotel Foxtrot (2001), también objeto de revisión este 2021 en Los Restos del Concierto, pero Summerteeth comenzó a matizar los sonidos más de raíces para incorporar otros que ya estaban presentes en el cancionero de Wilco, como el Power Pop y el gusto por las melodías. Es la época en la que en Wilco estaban el fiel John Stirratt al bajo; el malogrado Jay Bennett como la otra gran fuerza creativa de la banda; y Ken Coomer a la batería. Es una formación muy alejada de la que luego se consolidará en el siglo XXI pero fue la que llevó a los de Chicago un paso más allá. De hecho, Tweedy y Bennett firmarían casi todas las canciones conjuntamente, aunque el segundo sería despedido por las tensiones en la grabación del cuarto disco de la banda, como se refleja en el documental I Am Trying to Break Your Heart: A Film About Wilco de Sam Jones, estrenado en 2002. Bennett había ingresado en Wilco en 1995 aunque su influencia se dejaría notar mucho más en este disco que nos ocupa. Wilco también venían de afianzar su reconocimiento con Mermaid Avenue (1998), el disco conjunto con el cantautor Billy Bragg que ponía música a unas letras inéditas del cantautor Woody Guthrie, y que tendría posteriores continuaciones. La reedición que nos ocupa es muy para fans. No hay grandes novedades ya que aparece el disco original y un CD con demos y versiones alternativas de los temas del disco, y algún descarte. Sin duda alguna, la «golosina» es un extenso doble disco en directo, veintiséis canciones, que te engancha y te demuestran la fortaleza de la banda.

Como decíamos, el disco original ya lo habíamos analizado hace poco más de un año. En el mismo, cierran con un remix de «A Shot in the Arm». El segundo CD cuenta con veinticuatro cortes, la mayor parte canciones del Summerteeth en versión demo, acústicas y desnudas, y algunas tomas alternativas. De las segundas, una «Summer Teeth» en un tono más ambiental, luego hay otra alternativa más «lo fi», y una «Phielden Suite» que suena más delicada con el piano como protagonista. «My Darling» está en tono más acústico y tiene un sonido más nostálgico si cabe. «Nothing’severgonnastandingmyway (Again)» se instala en un punto más psicodélico y sigue con esa raigambre Beatle. «Every Little Thing» apunta a más rockera, con las guitarras más contundentes y en «In a Future Age» es más ambiental e hipnótica. De las novedades, tremenda es «Viking Dan» con un Tweedy con garra y adelantando lo que vendrá después, con el siguiente disco. También son novedades, aunque han aparecido en otros discos posteriormente, como el de rarezas, la melancólica «All I Need» con un Tweedy más áspero; en «I’ll Sing It», que funciona más como un esbozo, desarrollan la canción partiendo del tono acústico. Por su parte, «Tried and True» funciona con su tono Pop que mira de nuevo a The Beatles.

Pero, como decíamos, lo más destacado es el directo de veintiséis canciones grabado el 11 de noviembre de 1999 en el Boulder Theater de Boulder, en Colorado. Allí encontramos a unos Wilco muy orgánicos y contundentes. Con tres discos, el primero de los tres con Billy Bragg, y el trabajo con Uncle Tupelo, Wilco confeccionan un set list impecable, cayendo diez canciones del Summerteeth. En el primer CD se lanzan con toda la fuerza y aceleración a nueve temas del disco que presentaban más otras cuatro del Being There y «I Must Be High» del A.M. Se salen, la verdad, combinando guitarras, piano y órgano. El comienzo con un inicio hipnótico y creciente de «Via Chicago» y luego caerán el ya citado, y acelerado, «I Must Be High», enlazada con una melancólica «How To Fight Loneliness» y luego «Hotel Arizona» que está sublime, como las coetáneas «Red-Eyed and Blue» y «I Got You (At the End of the Century)». El cierre encuadra «She’s a Jar», «A Shot in the Arm» y «We’re Just Friends» que enlaza con la grandísima «Misunderstood» que comienza con ese tono pausado y crepuscular para irse a las guitarras distorsionadas y un Tweedy ya desgañitado, casi ocho minutos de canción que finaliza de forma poderosa.

El segundo disco en directo comienza de forma más Country y acústica con dos canciones del disco con Bragg, «Hesitating Beauty» y «Christ for President», que enlazan con una «Passenger Side» de su disco de debut. Luego llegará el turno de «Can’t Stand It», la única del Summerteeth en este disco, más acelerada y rockera que la versión del disco con un Tweedy cuya voz se va rompiendo. En «Forget the Flowers» del Being There regresan al Country y «New Madrid » es la única concesión a Uncle Tupelo. Sigue «California Stars», del disco con Bragg, otra maravilla emocionante. Y, a partir de ahí, empiezan a expandirse en una especie de jam session con canciones del Being There como «Kingpin», más pesada y con efectos psicodélicos que cuenta con un Tweedy que interactúa con el público. «Casino Queen» la llevan a más de seis minutos con sonidos Rock, Country y Blues, con una parte en el tramo final que recuerda a Santana y en «Outta Mind (Outta Sight)» se salen de nuevo con toda la potencia que podían derrochar. Vuelven a Mermaid Avenue con «Hoodoo Voodoo», con un punto más psicodélico de nuevo y con más fuerza en los teclados. Y el cierre es para «Monday» de su segundo disco, de nuevo derrochando potencia.

Buen recuerdo el que nos han traído Wilco de su Summerteeth, uno de mis discos favoritos de Wilco. Un directo fantástico que te maravilla desde el primer corte. Veremos si 2021 nos trae alguna reedición más porque hay un par de aniversarios ya comentados.

La unión de Mavis Staples y Jeff Tweedy: «You Are Not Alone»

Mavis Staples es una de las grandes de la música norteamericana. Icono del Góspel y el Soul, Staples (1939) sigue en activo tras décadas de carrera, primero con The Staples Singers, conjunto familiar liderado por el gran Pops Staples, padre de Mavis, un sonido espiritual y gospeliano que se fue adaptando a los tiempos con el ya mencionado Soul, el Funk, etc. Además, también destacaron por su lucha por los Derechos Civiles, su compromiso con sus canciones durante décadas. Staples recuperó su carrera en solitario, como hemos comentado en otros artículos sobre discos de Staples, en Time Waits for No One (1989) que grabó en Paisley Park con Prince y su equipo, produciendo el propio Prince el disco y componiendo la mayor parte de las canciones. Sin embargo, y lamentablemente, no funcionó, aunque repitieron en 1993 con The Voice. Los siguientes pasos se fueron espaciando, un disco de homenaje a Mahalia Jackson que realizó en 1996 con Lucky Peterson, y un espiritual Have a Little Faith en 2004. Pero, el punto de inflexión llegó cuando en 2007 Ry Cooder produjo We’ll Never Turn Back, disco basado en canciones vinculadas a las reivindicaciones de los Derechos Civiles. Un trabajo político y social que recuperó a Staples para el gran público. Sin embargo, la cota más alta estaba por llegar cuando su paisano Jeff Tweedy le produjo y grabó en su estudio el disco de 2010 You Are Not Alone, contando con las colaboración de Pat Sansone, un trabajo maravilloso con la voz de Staples impresionante y con una selección de canciones impecable. Vamos a recordar este disco en su décimo aniversario, un disco que te cala en todas las células de tu cuerpo.

Comienzan con «Don’t Knock», una canción de Pops Staples que es un espiritual impecable y maravilloso. Luego llega la canción de Tweedy «You Are Not Alone» que da título al largo, una barbaridad emocionante, con una Staples susurrante y un sonido espiritual que mece un medio tiempo envolvente, los pelos de punta. Recuperan otro tema de Pops Staples con «Downward Road», Góspel con esos coros tan característicos. «In Christ There Is No East or West» es un tradicional espiritual que arregla Tweedy, llevándola al Soul con el sonido Rock también que imprime el líder de Wilco. «Creep Along Moses» es otra canción tradicional que supera la anterior, y era difícil, y que te transporta a una iglesia con esos coros de nuevo tan intensos y emocionantes. «Losing You» es de Randy Newman, canción en clave más Blues, más minimalista al apoyarse prácticamente en la guitarra eléctrica, aunque luego deriva hacia el Soul. «I Belong to the Band» es una gozada de canción, celebración intensa y con el contrapunto entre el Rock y el Góspel.

La segunda parte comienza con una fantástica «Last Train» de Allen Toussaint, canción muy setentera con un sonido Soul de gran fuerza y con el Hammond dando un toque diferencial. «Only the Lord Knows» es una composición del propio Tweedy que es más rockera, llevando Tweedy a Staples a su terreno. «Wrote a Song for Everyone» de John Fogerty tiene una instrumentación más potente con las guitarras destacadas. «We’re Gonna Make It» es una canción de Soul con un tono clásico que luego deriva al Góspel. El cierre es para la tradicional «Wonderful Savior» que adapta la propia Staples y que es una canción con las voces de Staples, Kelly Hogan y Nora O’Connor. Y cierra con la combinación de «Too Close / On My Way to Heaven», la primera un clásico con tono Blues que se une a la segunda, de Pops Staples, recuperando el tono más espiritual.

Tras este disco, Staples y Tweedy repitieron en One True Vine (2013), mientras que el siguiente paso lo daría con el notable Livin’ on a High Note (2016), aquí con producción de M. Ward y con una nómina de escritores y colaboradores de lujo, de Ben Harper a Justin Vernon. Pero Mavis Staples no ha parado, I All I Was Was Black (2017), de nuevo con Tweedy, y We Get By (2019), aquí con el propio Harper de productor. Siempre con su concienciación, con su sonido tan espiritual, Mavis Staples sigue demostrando que es muy grande.