Nirvana en acústico o los veinticinco años del «MTV Unplugged in New York»

No, no vamos a comenzar diciendo «¿dónde estabas tú el 5 de abril de 1994?», ya lo hemos hecho. No, casi podríamos decirte «¿dónde estabas tú la primera vez que escuchaste el sonido acústico de «About a Girl»?». Yo, seguramente, lo vería en los programas de vídeos de «Los 40 Principales» que emitía entonces Canal + en abierto. Nirvana ya no existían mediante el trágico final de Kurt Cobain. El Grunge estaba en su fase final y la sombra de los Punk Rock ya acechaba. Recuerdo que compré MTV Unplugged in New York a la vez que Dookie (1994) de Green Day. Ese mes de diciembre de 1994 también caerían Vitalogy de Pearl Jam, Amorica de The Black Crowes y No Need to Argue de The Cranberries. ¿Sorprendía que Nirvana hubiesen accedido a hacer ese «desenchufado» para la MTV?, ¿formaba parte de todo el proceso de dudas y sentimientos encontrados que atormentaban a Cobain? Bueno, en aquellos años grabaron programas como aquel casi todo el mundo, de Pearl Jam a Bob Dylan, pasando por R.E.M., Neil Young y Springsteen. Por ese lado, nada que decir. Pero, sin duda alguna y viendo la trayectoria de Nirvana y la personalidad de Cobain, no cabe duda que habría dudas y negociaciones duras. MTV Unplugged in New York venía precedido del ruidista In Utero (1993) que había sido producido por Steve Albini, y se convirtió en un disco icónico tanto por ser el trabajo póstumo de Cobain como por la accesibilidad de sus canciones. Es un disco que veinticinco años después sigue sonando impactante y emotivo, unas canciones desnudas y con una estructura acústica e intimista que contrastan con una voz de Cobain que, en no pocas ocasiones, muestra una rabia contenida. Hay varios detalles como la selección de las canciones, faltan algunos de sus éxitos; la presencia de versiones, hasta seis de los catorce del disco, tres de ellas de los Meat Puppets, banda underground con la que giraban, contando con Cris y Curt Kirwood de la misma en las canciones, todo un gesto; y también es la primera vez que muchos vimos a Pat Smear, que se había convertido en el cuarto integrante de Nirvana. Y también queda para el recuerdo la chaqueta de lana que lucía Cobain.

El protagonismo del disco se lo lleva Cobain, una muestra igual de lo que nos habría deparado su carrera, arropado por Krist Novoselic y un contenido Dave Grohl. A Smear también se une el chelo de Lori Goldston en varias canciones, junto a los ya mencionados hermanos Kirwood. Comenzar con «About a Girl», la única canción de Bleach (1989), era toda una declaración de intenciones. Una preciosa canción Pop que adquiere otra dimensión en su versión acústica y ese comentario del comienzo de Cobain, haciendo referencia a una canción de su primer disco que nadie conocía. Cuando tiran con «Come As You Are», uno de sus grandes éxitos y que en acústico mantiene su fuerza, parece que van a ir en esa dirección pero giran hacia la intimista «Jesus Doesn’t Want Me for a Sunbeam» de The Vaselines, con Novoselic tirando de acordeón. Una de las sorpresas del disco es la versión de «The Man Who Sold the World» de David Bowie, que adquirió una nueva notoriedad al intensificar Nirvana el tono de la canción que le había insuflado Bowie, siendo más dramática. Nirvana dotarían a piezas del In Utero de otros ropajes, es lo que ocurrió con «Pennyroyal Tea», donde el contraste entre la suave instrumentación y la voz de Cobain es notable. «Dumb» también se transforma con respecto a su origen del mismo disco, con un protagonismo destacado para el chelo, y con «Polly» retornan a Nevermind (1991), una canción en la que tienen gran peso los coros y el bajo de Novoselic.

La segunda parte comienza con «On a Plain», también del Nevermind, que es de las pocas en las que se acelera el tempo en el disco, no en vano su origen es más Punk. Emociona mucho la interpretación de «Something in the Way», uno de los mejores momentos del disco, con el chelo dándole una personalidad más fuerte. Llega el turno para las tres canciones de Meat Puppets que tocaron y en la que contaron con los hermanos Kirwood, como hemos señalado. Canciones que quedan desnudas y que eran desconocidas para el gran público pero que también destacan. Son «Plateau», «Oh Me» y «Lake of Fire», aunque en ocasiones a los Meat Puppets se les recuerda como los tipos que acompañaron a Nirvana en este disco. El final nos trae una relevante «All Apologies», de nuevo Cobain hace una gran interpretación, y la versión «Where Did You Sleep Last Night», una canción tradicional aquí con la lectura del clásico Lead Belly, que es un cierre emocionante.

MTV Unplugged in New York vendió millones de discos y, durante meses, sonaron sus canciones en las radios. Fue el cierre de la carrera de Nirvana, luego saldrían más discos en directo, recopilatorios, etc., aunque su carrera no ha ofrecido muchos descartes o canciones inéditas. Veinticinco años después, se ha reeditado este acústico pero yo prefiero quedarme con el viejo CD que compré allá por diciembre de 1994 en una fría tarde de viernes o sábado de diciembre. Nunca dejé de escucharlo.

 

 

 

«In Utero» y la rabia de Nirvana

Era 1993 y éramos muy jóvenes, pensábamos que la invasión del Grunge sobre la música popular, las listas y todo lo demás iba a dar lugar a un nuevo escenario. Nos comprábamos todo lo que salía a lo que le ponían la etiqueta de «Indie», «Alternativo» o la propia de «Grunge». Sí, fueron años divertidos pero no sabíamos, ni siquiera lo podíamos intuir, que a todo aquello le quedaban dos telediarios y que la industria musical y la música tomarían otros derroteros. Pero volvamos a 1993. No hay que contar que Nirvana ya habían hecho «saltar la banca» con Nevermind (1991). Pearl Jam, Soundgarden, Alice In Chains y muchas bandas más aparecen en la MTV y, en nuestro país, hasta en Los 40 Principales. Además, la supuesta rivalidad de Nirvana y Pearl Jam hace las delicias de la prensa, presentándose a los primeros como paradigmas de la autenticidad y a los segundos como representantes de un Rock más «mainstream» (aquí, ya sabéis, vamos con Pearl Jam desde el minuto 1). En 1993, esa «batalla» llegaría con la publicación de sus siguientes discos con pocas semanas de diferencia, 21 de septiembre para In Utero y 19 de octubre para Vs. (Las ventas de Pearl Jam superaron notablemente a las de Nirvana). De sobra es conocido que Cobain no había quedado muy satisfecho con la producción de Butch Vig en Nevermind ya que, para Cobain, el sonido de la banda no se reflejaba toda la crudeza. Nirvana buscarían para su tercer disco una nueva dirección y la encontrarían en el icónico Steve Albini, uno de los representantes más destacados del underground norteamericano de los ochenta con Big Black. Albini había trabajado ya con Pixies, Urge Overkill, The Breeders, PJ Harvey, etc., y no se iba a andar con sutilezas, aplicando sus técnicas de producción para sacar toda la fuerza y angustia que Nirvana, y en particular Cobain, llevaban dentro, siendo seguramente uno de los grandes retos de la carrera de Albini. Ni que decir tiene que, parte de los que esperaban un «Smells Like Teen Spirit» segunda parte, o un «Come as You Are» de nuevo, se quedaron de piedra con la salida de «Heart-Shaped Box», y con uno vídeo del que no tengo un buen recuerdo.

A mí también me dejó un tanto estupefacto pero también por la enorme fuerza de la canción, como veremos posteriormente. In Utero alcanzó lo más alto de las listas desde el minuto 1 pero estaba claro que no iba a contar con unos singles como los de Nevermind y, es una hipótesis, no creo que Nirvana los buscasen. De hecho, las ventas de este trabajo fueron la mitad en Estados Unidos que las de su predecesor. El disco es acelerado, no hay mucho espacio para la sensibilidad más Pop de Cobain, aunque estaba, y la sensación de angustia y oscuridad es una presencia constante. Pero es un grandísimo disco y posee muy buenas canciones, algunas de las cuales alcanzarían una nueva dimensión con el acústico MTV Unplugged in New York (1994), al que le tocará su revisitación el año que viene en su veinticinco aniversario.

«Serve the Servents», una de mis canciones favoritas del disco, es un comienzo que ya anuncia lo que viene, ruido y guitarras y una forma de cantar de Cobain con mucha rabia. En «Scentless Apprentice» la furia continua, la batería de Dave Grohl es tremenda al comienzo y la voz de Cobain se quiebra a la par que las guitarras están afiladísimas. Llega el turno para la angustiosa «Heart-Shaped Box», que ya hemos señalado que pilló a mucha gente con el pie cambiado, tema muy oscuro y poco dado a la celebración. No sé si «Rape Me» sería una canción que se publicaría hoy, una denuncia brutal con un mensaje contundente, con un Cobain gritando de forma desencajada al final. Otra de mis favoritas es «Frances Farmer Will Have Her Revenge In Seattle», guitarras distorsionadas para rendir homenaje a la actriz Frances Farmer, originaria de Seattle y con una biografía desgraciada al querer levantarse contra las convenciones sociales de su época, las décadas centrales del siglo XX, sufriendo un duro tratamiento psiquiátrico con lobotomía incluida. Con «Dumb» da un breve respiro al ser un tema más melódico, ese sonido del chelo que también le da un toque de oscuridad, y que contribuye a construir una gran canción.

En «Very Ape» no llegan a dos minutos de fuerza Punk y con «Milk It» se lanzan a sonidos todavía más contundentes, aunque es un tema más complejo en su estructura en el que juegan con los ritmos y tonos. «Pennyroyal Tea» es otra de las canciones más destacadas de todo el disco, muchísima potencia y guitarras de nuevo destacadísimas. En «Radio Friendly Unit Shifter» toman protagonismo las guitarras distorsionadas y en «tourette’s» retoman el sonido Punk con Cobain fuera de sí en poco más de minuto y medio. Casi finaliza el disco con una fascinante «All Apologies», vuelve a aparecer el chelo, con un inicio maravilloso y una fantástica melodía. Pero queda una canción escondida tras veinte minutos, una rareza titulada «Gallons of Rubbing Alcohol Flow Through the Strip», una locura ruidista de más de siete minutos.

Kurt Cobain, Krist Novoselic y Dave Grohl son historia de la música y, posiblemente, estaba en el aire el futuro de la banda pero nadie espera que In Utero fuese su último disco. Aventurar qué hubiese pasado es meterse en ciertas hipótesis incontrastables. El 5 de abril de 1994, apenas unos seis meses después de publicar su último trabajo, Cobain se suicidaba y comenzaba otro periodo. Nirvana siguen siendo hoy una banda totalmente reivindicada y su legado permanece inalterable.