La Casa Azul, «La gran esfera»

Con La Casa Azul nos ha pasado algo curioso. Los llevamos siguiendo desde un lejano 2005 cuando veíamos sus vídeos en la versión española de la MTV (sí, todo esto suena raro ahora), y nunca hemos dejado de estar atentos a lo que hacían. Guille Milkyway siempre ha demostrado ser un tipo inquieto y talentoso, no se ha acomodado en zonas de confort que le han funcionado, y su evolución ha sido interesante. Del Pop naif de sus comienzos a la música electrónica de la actualidad, ha ido quemando etapas. Pero, a mí me han gustado mucho, y lo siguen haciendo, canciones pero no acababa de decidirme por sus discos, los escuchaba en Internet, y no me decía. Y he tenido en la mano para comprar varios, así como a un click de ratón. Hay muchas canciones que encantan de La Casa Azul y que sigo escuchando. De su primera etapa, aquella en la que Milkyway se «escondía» tras un grupo y que representaba su lado más Pop, es imposible no quedarse con «Como un fan», «El sol no brillará nunca más», «Superguay», etc. Son canciones redondas en las que las letras de desamor y melancólicas ya tienen su presencia. Luego hizo un salto con «La revolución sexual», posiblemente su mejor canción, una evolución hacia sonidos más bailables que, posteriormente iría acercando a la electrónica. Milkyway dio la cara, aquel vídeo de «La revolución sexual», y sumó canciones como la elegantísima «Esta noche sólo cantan para mí». Y no cejaría en los años siguientes con la sofisticada «La polinesia meridional» o la no menos destacada «Todas tus amigas». Por el camino, ganó un Goya en 2010 por su rumba «Yo, también», una canción que compuso para la película del mismo título, otra de mis canciones favoritas de Milkyway con una letra fantástica. Luego, hubo salto televisivo, fue profesor en Operación Triunfo y en la edición de 2017 «La revolución sexual» fue una de las canciones que cantaron los concursantes, recordando que hablamos de la edición que ganó Amaia. Sin embargo, La Casa Azul se resistían a publicar un anunciadísimo nuevo disco desde hace años, el que nos ocupa La gran esfera, a pesar de ir dando adelantos como «A T A R A X I A», «Podría ser peor», «El momento» y «Nunca nadie pudo volar». En todas ellas había un salto más electrónico en el sonido de La Casa Azul, con sonidos más Eurodance y con resonancias de Daft Punk incluidas. Adelantaban un trabajo grande, todas son grandes canciones. Las letras ahondaban en una cierta desesperanza de la rutina y lo cotidiano, lo que situaba a Milkiway en modo cronista. Ciertamente, es difícil no sentirse identificado con algunas de esas letras, arrastrados por las urgencias diarias. Por lo tanto, cuando por fin se anunció la publicación de La gran esfera, las expectativas eran muy elevadas merced a esos adelantos. Sin embargo, el disco tenía muy difícil cumplirlas y lo hace a medias, es un disco notable pero en algunos momentos se muestra irregular, y se entiende que Milkyway haya tardado tiempo en perfilarlo. Es un disco que me gusta, y con unas cuantas canciones que están entre sus mejores composiciones, de eso no hay duda, pero le ha faltado algo. También es un disco sombrío, de nuevo esas letras, aunque no es menos cierto que tiene su punto de esperanza, como veremos en cada canción. Milkyway no cierra las puertas al amor y a los lazos y lealtades fraguadas en la batalla, a pesar de las dificultades y de acercarse al precipicio, quién sabe si caer por el mismo, pero las canciones, a pesar de su melancolía, también dejan un halo de luz, por dónde vayamos es otra cosa y en ocasiones no sabes a qué carta se ha quedado el propio Milkyway. Pero bueno, todo esto son interpretaciones de un sábado muy pronto, vamos con las canciones.

Comienza La gran esfera con una canción que marcará el ritmo del disco, una soberbia «Podría ser peor», canción muy del Eurodance y con sonido festivo pero con una letra amarga y melancólica. En la misma línea, pero con un Pop más electrónico y con la letra en el mismo tono, llega «El final del amor eterno». Y «A T A R A X I A» es más compleja en su sonido, cuesta entrar en un sonido mucho más electrónico, con ese ritmo machacón, y con una letra que tampoco deja lugar a dudas. «El colapso gravitacional» baja un tanto el ritmo, el sonido es más festivo y melódico incluso, aunque no de lado un ritmo machacón. Y «El momento» se convierte en uno de los hitos del disco, una canción muy en la línea de unos Daft Punk atenuados y con una letra brutal, de esas de puntos de inflexión y de crisis que no tiene un final feliz, no en vano Víctor Lenore la eligió entre las diez canciones de desamor para San Valentín.

La segunda parte del disco llega con otra canción fantástica, «Nunca nadie pudo volar», una letra reinvidicativa para una canción donde vuelven a primar los sintetizadores y un ritmo muy marcado que funciona de locura. «Ivy Mike» llega con un punto de sofistificación mayor, rompe con el ritmo y es una canción «lenta» aunque luego crece con fuerza. El tercio final del disco cae bastante, se nota que no alcanza la altura de las canciones anteriores. En «Hasta perder el control» incorpora vientos y tiene un sonido más verbenero, siendo obviamente una canción de desamor. Aumenta más ese grado en la más electrónica y acelerada «Saturno (todo vuela)» y «Gran Esfera» es seguramente la canción que más se acerca, aunque de lejos, al tono más Pop y naif de los inicios de La Casa Azul.

Hay muy buenas canciones en este La gran esfera y Guille Milkyway demuestra ser un gran compositor, y un tipo que evoluciona hacia sonidos cada vez más electrónicos. Un disco duro en sus letras que, en el tramo final, se cae en cierto sentido. Pero, cuidado, deja un trabajo notable y con algunas canciones que no te las puedes quitar de encima.