«Supernatural» y el retorno de Santana muy bien acompañado

En el binomio 1999-2000, en la frontera del nuevo siglo, la música popular tuvo un invitado insospechado entre sus protagonistas más destacados. Era una época en la que todavía se vendían muchos CDs, las radios y los vídeos eran muy importantes para la visibilidad de un artista. Las ventas podían contarse por millones y nuestro protagonista casi llega a los veinte en todo el mundo, una barbaridad incluso para la época. En 1998, Carlos Santana contaba con 51 años, su banda Santana había sido incluida en el Rock and Roll Hall of Fame pero era una leyenda. Guitarrista inconmensurable y talentoso, creador del «Rock Chicano», Carlos Santana y su banda habían fusionado el Rock and Roll con los sonidos latinos y con presencia del Blues, el Jazz e incluso lo que sería después la etiquetada como World Music. Presentes en la primera edición de Woodstock en 1969, a partir de su segundo disco, Abraxas (1970), llegarían unos años 70 en los que estaban en primera línea con canciones como las versiones de «Black Magic Woman», la icónica «Oye como va», entre otras. Santana tenían un sonido muy reconocible y la guitarra de Carlos Santana era la protagonista aunque no absoluta porque también tenían una presencia destacadísima las percusiones. Sin embargo, Santana no tuvo unas décadas de los 80 y 90 del siglo XX especialmente relevantes. No pararon de publicar discos, mientras la formación también iba cambiando de integrantes y seguía girando. En 1992 ya no estaban en Columbia, su sello de toda su carrera hasta el momento, y ficharon con Milagro (1992) por Polydor. Desde entonces, no habría ningún disco con material nuevo de Santana hasta 1999 con el Supernatural que nos ocupa. Por allí apareció uno de los grandes ejecutivos de la industria discográfica, Clive Davis, que había sido el primero que confío en Santana cuando los fichó para Columbia, y surgió el proyecto de un disco colaborativo con algunos de las principales bandas y artistas del momento y que publicaría Arista. Santana serían acompañados por numerosas estrellas del momento lo que le daba una mayor visibilidad al disco, pero no creo que intuyesen el impacto del mismo con los números 1 de «Smooth» y «Maria Maria». Esas dos canciones, y en el ámbito hispanohablante «Corazón espinado», pusieron en el mapa un gran disco con una lista de colaboradores y colaboradas de diferentes estilos que, bajo el paraguas del inconfundible estilo de Santana, lograron un grandísimo éxito.

El disco comienza con un «(Da Ya) Yaleo» que es una gran canción representativa del eclecticismo de Santana, con la guitarra de Carlos Santana destacando junto a la percusión y a los vientos del final, quedando la parte vocal para Tony Lyndsay, vocalista durante muchos años de la banda. En «Love of My Life» son Dave Matthews y Carter Beafourd de la Dave Matthews Band, que entonces estaban en la cima de su popularidad, para dar lugar a un medio tiempo intenso. El mismo camino sigue con «Puts Your Lights On» con Everlast, aunque en este caso el sonido se endurece. En «Africa Bamba» apuesta por la fusión de estilos, canción cantada en español que fue compuesta junto al artista senegalés Touré Kunda. Y llega el turno de «Smooth», un hit incontestable con un Rob Thomas de Matchbox Twenty que entonces eran uno de los grupos más destacados. La canción dio con todas las teclas, ascendiendo en intensidad y con percusiones y vientos sobresaliendo. Pero mi debilidad del disco es «Do You Like the Way» en la que Lauryn Hill devuelve colaboración tras la presencia de Carlos Santana en The Miseducation of Lauryn Hill (1998). Hip Hop, Soul y Rock se unen en una grandísima canción en la que también está CeeLo Green, muy intenso en su interpretación. El otro hit del disco fue una «Maria Maria» que contó con la participación en la composición y producción de Wyclef Jean y con las voces de The Product G&B, también asociados a Jean. Es una canción que vuelve a mezclar elementos del Hip Hop y lo hace también de forma brillante, con protagonismo para esa guitarra española que marca el tempo de la canción.

En la segunda parte, el inicio es para «Migra» que también destaca por su eclecticismo. Además de la guitarra omnipresente de Carlos Santana y de las percusiones, aparece el acordeón y la canción contó en su composición con la participación de todo un Rachid Taha. Le sigue una convincente «Corazón Espinado» con los mexicanos Maná que también tuvo su éxito en nuestro país, también era la época en la que Maná habían logrado ser una de las bandas más importantes de la música en español. Eagle-Eye Cherry, hijo de Don Cherry y hermano de Neneh Cherry, era una de las estrellas emergentes del momento, tenía una carrera prometedora que se quedó a medio camino, pero tuvo su hueco en Supernatural con «Wishing It Was», una canción que también apuesta por sonidos más contemporáneos y que también funciona. El cierre del disco es para tres canciones como la instrumental «El Farol», basada en todos los elementos que conforman el sonido de Santana; la pausada «Primavera», que llega incluso a tener un punto de la Bossa Nova; y «The Calling», con el «duelo» de guitarras entre Carlos Santana y Eric Clapton que va aumentando en intensidad a medida que discurre la canción. El disco tiene una canción escondida, «Day of Celebration», en la que destaca la guitarra española del comienzo.

«Smooth», «Maria Maria» y «Corazón Espinado» pueblan esos meses de tránsito de 1999 a 2000 pero no debemos quedarnos sólo con estos singles. Supernatural es un gran disco que cuenta con muchas canciones destacadas y, veinte años después, sigue sonando fresco. Santana se puso de moda y, en 2002, los mismos protagonistas, Santana y Clive Davis, reclutaron otra nómina de colaboradores para la continuación de Supernatural, titulada Shaman, pero ni la lista era tan destacada ni las canciones tan potentes. Disco todavía más ecléctico si cabe, destacaba una Michelle Branch con «The Game of Love» que ascendería alto en el Billboard. Junto a ella, Seal, Macy Gray, P.O.D., Chad Kroeger de Nickelback, Dido, Ozomatli y, cerrando el disco, Plácido Domingo. Sus ventas fueron claramente inferiores, no llegó a los cuatro millones aunque sí que el disco fue número 1 en Estados Unidos. Santana volvieron a un segundo plano pero no dejó de lado la fórmula que le devolvió a la primera línea con All That I Am (2005) en el que, bajo la producción de nuevo de Davis, aparecieron Branch, Big Boi de Outkast, Mary J. Bigle, Steven Tyler de Aerosmiht, will.i.am de The Black Eyed Peas, Kirt Hammet (Metallica), Joss Stone o Los Lonely Boys, entre otros. A partir de ese momento, su ritmo discográfico es menor y en 2019 vuelven a ser noticia con la publicación de un sorprendente Africa Speaks, una mirada hacia el continente africano con la producción de Rick Rubin y la española Concha Buika a las voces, y componiendo buena parte del disco. Este trabajo ha logrado un amplio reconocimiento de la crítica y, las canciones que hemos escuchado, suenan muy bien, así que lo tenemos en nuestra lista. Pero fue Supernatural uno de los puntos de inflexión clave en la carrera de Santana, y veinte años lo hemos recordado.

Lauryn Hill y «The Miseducation of Lauryn Hill», ¿por qué no seguiste por ahí?

Se cumplen estos días veinte años el debut en solitario y único disco de estudio de Lauryn Hill, el segundo fue el MTV Unplugged No. 2.0 (2002), uno de los mejores discos de finales de los noventa y uno de esos discos que nunca te cansas de escuchar. Podemos calificar de obra maestra a The Miseducation of Lauryn Hill (1998) y no exageramos, una cima del Hip Hop y el neo Soul, un trabajo que se salía de los cánones de su tiempo y que nos lleva a preguntarnos cómo hubiese discurrido la carrera de Hill de haber contado con una trayectoria «normal». Y es que lo que ocurrió con Lauryn Hull es un misterio, como decía el amigo Rafa Sarralde en Facebook. Cuando Hill publicó el comprometido The Miseducation of Lauryn Hill venía de haber triunfado por todo lo alto con el segundo disco de Fugees, The Score (1996), junto a Wyclef Jean y Pras Michel y que colocó dieciocho millones de discos en todo el mundo. Con un Hip Hop accesible, muy atmosférico, con influencias del Reggae y de los orígenes haitianos de Jean y Michel, se salieron con temas como «Ready or Not», «Fu-Gee-La» o la versión del «Killing Me Softly». Pero la carrera de Hill venía de antes y lo hacía como actriz en el mundo del cine, siendo su participación en Sister Act 2 (1993) su contribución más destacada como una de las alumnas díscolas de Whoopi Goldberg. No pasaría mucho tiempo hasta que sin haber cumplido los veinte años, Hill nació en 1975, formase parte de Fugees aunque el éxito daría lugar a la guerra y lucha de egos que también delimitarían la breve vida de este proyecto, aunque luego con idas y venidas y alguna gira. Para cuando Hill publicó The Miseducation of Lauryn Hill, Jean ya había debutado en solitario con The Carnival (1997), en el que participaron Hill y Michel, y el segundo lo haría unas semanas después de Hill con Guetto Supastar, aunque en este no estaría presente Hill.

Hill hizo el mejor disco de los tres y, como decíamos, una obra maestra, un trabajo que ella compuso y produjo. Un disco aclamado por la crítica que se iba muy por encima de los setenta y cinco minutos y al que no le sobra ninguna canción. Un disco que se basa en la potente voz y presencia de Hill y en unas canciones que reflejan la diversidad de sus influencias, hay Hip Hop en la línea de lo que hicieron Fugees pero también reminiscencias Soul, Reggae y otras más acústicas. Ya desde la preciosa portada el disco y desde el propio título, en referencia a la obra The Mise-Education of the Negro de Carter G. Woodson, esa «mala educación» de Hill te atrapa con letras inspiradas que, en algunos casos, también parecen hacer referencia a la situación que se vivió en los Fugees. Me encanta esa Intro, ese momento en el que el profesor pasa lista y llega a Hill, que no está en clase, él le va llamando mientras su voz se pierde en la lejanía y comienza la brutal «Lost Ones» y ese primer verso cantado por Hill con una rabia contenida: «It’s funny how money change a situation». «Lost Ones» es el primer trallazo del disco, un tema de Hip Hop en el que Hill frasea con un estribillo fantástico y una base rítmica poderosísima. Pero luego Hill cambia el tono con una balada más clásica, «Ex-Factor», reminiscencias del R&B para un tema muy emocionante. En «To Zion» se embarca en sonidos más gospelianos y cuenta con la guitarra acústica de Santana. Y llega otro trallazo, la imbatible «Doo Wop (That Thing)», una canción que lo tiene todo, esa mezcla de sonidos, esos vientos Soul, esa forma de rapear de Hill y no quiero olvidar el gran vídeo con el que presentó el primer single del disco. En «Supestar» se escora hacia el Reggae, con unas bases muy destacadas y haciendo referencia al «Light My Fire» de The Doors, combinando de nuevo sus fraseos con estribillos más armónicos.

«Final Hour» puede ser uno de esos temas más escondidos y también de los más redondos, mezcla de Hip Hop y Jazz con presencia destacada de los vientos y la flauta. Por su parte, «When It Hurts So Bad» es un tema de soft R&B, es más sutil y de nuevo tiene también un cierto toque jazzístico. «I Used To Love Him» cuenta con la colaboración de Mary J. Blige, entonces en lo más alto de su carrera, de nuevo con unas bases muy destacadas. «Forgive Them Father» remite al trabajo de los Fugees, es seguramente la canción que más se aproxima a ellos, con influencia también del Reggae. En «Every Ghetto, Every City» realiza un tema muy del R&B más moderno para la época pero incorpora unos elegantes toques Soul y en «Nothing Even Matters» participa D’Angelo, que había debutado dos años antes con Brown Sugar, siendo una canción que se escora al neo Soul y que tiene también su punto ambiental.

«Everything Is Everything» es otra de las cimas del disco, una canción de gran fuerza en la que incorpora las cuerdas y en la que vuelve a rapear de forma brillante. El teórico cierre del disco sería «The Miseducation of Lauryn Hill», Soul suave para culminar una obra maestra, tema muy atmosférico y con una destacada presencia tanto de las cuerdas como del Hammond, pero no, todavía le quedaban dos temas escondidos. El primero, una versión del «Can’t Take My Eyes Off You» que popularizó Frankie Valli y que Hill lleva a su terreno quitándole la exuberancia de la versión de Valli, esos vientos, pero a cambio otorgándole una sutileza fascinante. Y finaliza, ahora sí y porque no cabían más canciones, con «Tell Him», canción de enorme delicadeza y con Hill cantando de forma destacada.

Como hemos señalado, aclamado por la crítica y con más de diez millones de discos vendidos en todo el mundo, número 1 en Estados Unidos, Lauryn Hill se convertía en una figura capital, por superando a gente como una Whitney Houston en decadencia, a Toni Braxton, o a los grupos vocales como En Vogue, comparándose con la incipiente Erykah Badu, mostrando el camino a Macy Gray y mientras Beyoncé estaba a punto de debutar con Destiny’s Child, aunque ninguna llegaría a la categoría de este disco. Se casó con Rohan Marley, uno de los numerosos hijos de Bob Marley, y tuvo cinco hijos con él, es madre de seis. Mientras tanto, se esperaba con ganas un nuevo disco de Lauryn Hill que no llegaba y con las expectativas muy altas. El disco llegaría en 2002 en forma de MTV Unplugged No. 2 y supuso una conmoción porque Hill aparecía en tono acústico y con un tono de cantautora Folk disruptivo con respecto a su debut. La crítica no fue muy benevolente y sus ventas fueron discretas. Reconozco que me dejó descolocado pero, unos años después, le di una oportunidad y me encantó, sigo escuchándolo. Había tardado cinco años y presentaba una obra muy diferente, cimentándose el «misterio Hill» que ha seguido alimentándose a lo largo de estos años. Los Fugees volvieron a girar, Hill no ha dejado de hacerlo en solitario con una poderosa banda y ahora está haciéndolo conmemorando el vigésimo aniversario de su debut, pero nada de material nuevo y siendo noticia por sus líos con el fisco norteamericano, por su divorcio con Rohan Marley en 2012, y por diversas polémicas como la que protagonizó en 2003 en su actuación navideña en el Vaticano cuando se mostró crítica con la Iglesia Católica en vivo y en directo y delante de toda la alta curia vaticana. Y es que Hill siempre ha sido una rebelde y como tal ha manejado su carrera y su trayectoria. De hecho, en estos días de aniversario de su debut en solitario, numerosos artículos y reportajes también la recuerdan y aluden también a su problemático e imprevisible carácter que también ha dado lugar a unos cuantos titulares. Nos queda la pregunta de qué hubiese pasado de haber seguido otro tipo de carrera, cómo se habría encuadrado entre Beyoncé, Solange o la fantástica Janelle Monáe, entre otras. De lo que no cabe duda es que Lauryn Hill protagonizó uno de los debuts en solitario más importantes de las últimas dos décadas y que nos dejó una obra maestra.

Wyclef Jean tenía un plan pero lo cambió

En 1996 un trío de Hip Hop se convirtió en una de las revelaciones de la temporada. Eran Fugees y con su segundo, y último, disco llegaron al número 1 con ventas millonarias. Lauryn Hill, Wyclef Jean y Prass Michel facturaron The Score, un disco accesible y de grandísima calidad que contó con singles de calado como ‘Fu-Gee-La’ y ‘Ready or Not’ y versiones que se colaron en todos los sitios, especialmente el ‘Killing Me Softly’ de Roberta Flack y, en menor medida, el ‘No Woman, No Cry’. Su primer disco, Blunted or Reality (1994), había pasado muy desapercibido pero con The Score alcanzaron una visibilidad que pronto finalizaría cuando cada uno de sus integrantes decidió iniciar su carrera en solitario. Aquí hemos rendido homenaje en más de una ocasión a Lauryn Hill, para Los Restos del Concierto autora de uno de los discos de la década de los noventa, el The Miseducation of Lauryn Hill (1998). Pero ahora nos toca ocuparnos del debut de Wyclef Jean, un Wyclef Jean presents the Carnival que cumple veinte años y en el que todavía los Fugees seguían contando con un cierto espíritu comunitario.

Wyclef Jean había nacido en Haití y emigró a Estados Unidos cuando estaba entrando en la adolescencia. Sus orígenes siempre lo han acompañado hasta el punto de marcar su carrera musical ya que fue candidato a la presidencia de su país en 2010. La presencia de ciertos ritmos caribeños está en su música y ha habido discos suyos de claro carácter antillano. Sin embargo, para su debut en solitario Jean apostó por la mezcla de sonidos que se hacía presente en los Fugees. Allí había Hip Hop pero también Soul, sonidos más acústicos y versiones y revisitaciones de temas que pueden parecer lejanos en principio, y más en aquellos años, a los sonidos del Hip Hop. A Jean le salió además un disco que se iba a los setenta y cuatro minutos, con veinticuatro temas, muchos de ellos interludios de turno.

Para su debut se rodeó de numerosos colaboradores y colaboradoras, comenzando por sus compañeros Lauryn Hill y Pras Michel, Celia Cruz, The Neville Brothers, el habitual John Forté, entre otros muchos. Y de allí surgieron versiones como el ‘Guantanamera’, tremenda, o la no menos fantástica ‘We Trying to Stay Alive’ donde revisitaban el mítico ‘Stayin’ Alive’ de los Bee Gees. Y allí también estaba la delicada ‘Gone Till November’, un tema fantástico que en su vídeo contó con todo un Bob Dylan sentado junto a Jean en un aeropuerto con una cara muy de Dylan. Pero había más temas destacados como ‘Mona Lisa’, ‘Street Jeopardy’, ‘Yele’ en la que canta en francés, o el cierre con la también muy antillana ‘Carnival’. No es menos cierto que el disco también pecaba de un cierto barroquismo y que esos interludios pueden resultar un tanto pesados, pero el debut de Wyclef Jean fue su mejor disco en solitario, aunque no alcanzó ni de lejos el reconocimiento de los Fugees.

En ese 1997 los Fugees se separarían y cada uno iría por su lado, aunque hubo un encuentro breve entre 2004 y 2006. Jean siguió publicando discos pero cada vez fue perdiendo más presencia aunque no dejaba de sacar algunos buenos singles, pero que también fueron quedando en un segundo plano, eso sí, sin dejar de lado su tono político. Su último disco precisamente ha sido en 2o17 Carnival III: The Fall and Rise of a Refugee. También se convirtió en especialista en colaborar con otros artistas de todo tipo como Destiny’s Child, Santana, Gloria Estefan o Shakira, entre otros muchos. Curiosamente, también colaboró con una banda que pudo tomar el testigo de Fugees, pero salvando mucho las distancias, como fueron los Black Eyed Peas, pero me quedo con los Fugees de largo. Wyclef Jean podría haber seguido el camino comenzado por su debut pero decidió coger otros.