Y Mark Lanegan se destapó: quince años de «Bubblegum»

Todo un veterano de la escena rock norteamericana, testigo privilegiado del  salvaje Seattle de los ochenta y noventa al que sobrevivió a base de carisma e independencia, y dominador de una voz estremecedora que se apodera de cualquiera que sea el objeto de su interpretación, la figura imperturbable de Mark Lanegan se ha ido agrandando a través de los múltiples proyectos en los que ha participado desde que formara hace casi treintaycinco años los capitales Screaming Trees. Sería muy largo de enumerar todos los compañeros de viaje que ha alternado en estos años; desde proyectos compartidos, como sus discos junto a Gregg Dully (The Gutter Twins), Duke Garwood o Isobel Campbell, a sus colaboraciones habituales con los Queens of the Stone Age o The Twilight Singers y otras más esporádicas con gente de la electrónica como Soulsavers, UNKLE o Moby.

Fue en 1990 cuando se estrenó en solitario con un disco reposado («The Winding Sheet») que se alejaba de la energía grunge de su primera banda, iniciando así una andadura que nunca ha alcanzado más allá de un éxito moderado salvo excepciones como el disco que nos ocupa, con el que obtuvo la mayor resonancia mediática y comercial sin llegar a abandonar unas cifras siempre modestas. Así que no sería hasta el verano de 2004 que el de Washington culminó su sexta referencia en solitario con este «Bubblegum» para el que contaría con la colaboración de un montón de amigos; desde el soporte en la producción de Chris Goss y Alain Johannes hasta las apariciones constantes de primeras figuras del rock como PJ Harvey, Duff Mackagan e Izzy Stradlin (Guns & Roses), Gregg Dully, Josh Homme y Nick Oliveri (QOTSA)… sin olvidar la omnipresencia de su por entonces esposa Wendy Rae Fowler.

Sin duda su mejor disco, le llevaría a alcanzar el puesto treintaynueve de las listas independientes norteamericanas y a incluir un sencillo en listas oficiales por primera y única vez hasta la fecha con Hit the City. Tentado por la electrónica se decidió a introducirla discretamente, sin abandonar los géneros tradicionales que había desarrollado en sus anteriores trabajos en solitario, y a fe que le dio resultado. Tampoco abandonó la densidad ni la oscuridad de su sonido, como queda claro desde el inicio con Your Number Isn’t Up, antes de dar paso al irresistible riff de Hit the City, el pelotazo del disco que canta junto a PJ Harvey.

A continuación la mano de Josh Homme se deja notar en Wedding Dress, que introduce los sintetizadores y está cantada fantásticamente, y después Methamphetamine Blues lo hace con ritmo a base de metales y electricidad. Alcanza algo más de emoción One Hundred Days, de sencillez inicial que asciende con nuevos instrumentos y elementos vocales. Después destaca el blues lento y austero de Strange Religion, magnífico en voces y en emociones, antes de ponerse canalla en la enérgica Sideways in Reverse de poderosas guitarras, y cantar otra vez junto a la Harvey en Come to Me. Like Little Willie John es otro excelente blues lleno de ritmo y sabor, al que sigue la electrónica más fría de Can’t Come Down.

De lo más destacado del disco viene contenido en Morning Glory Wine, pausada y emocionante, ascendente y de una efectiva discrección guitarrera, y en la tremenda Head, electrónica y guitarrera hasta obtener el mejor ritmo. La enorme potencia sintética de Driving Death Valley Blues adelanta el cierre intenso, surfero e instrumentado de Out of Nowhere.

Asimilado por su voz e imponencia (como bien pudimos comprobar en el Azkena de 2004) a la estela de grandes de la canción norteamericana como Johnny Cash o Tom Waits e incluso a Leonard Cohen, continuaría una carrera que en constante evolución le ha llevado a grabar discos algo más irregulares como «Blues Funeral» o el más flojo «Phantom Radio» antes de lanzar en 2017 el que ha sido su último trabajo en solitario, el excelente «Gargoyle» en el que componía un fantástico tándem junto al joven guitarrista Rob Marshall, con quien ha empezado a grabar un nuevo disco para ser presentado este año (quién sabe si en el BIME para el que Lanegan ya ha sido anunciado). Entretanto seguiremos disfrutando de sus numerosas canciones excelentes, muchas de ellas contenidas en esta enorme colección que quince años después de su alumbramiento sigue concentrando lo mejor de su producción.

15 canciones de 2017 (del 10 al 6)

La parte central de nuestra lista nos trae dos clásicos de Los Restos del Concierto como son Beck y Mark Lanegan Band. También una representación del disco sobre el que más hemos debatido entre nosotros, el tercer trabajo de un Father John Misty que ha alcanzado un elevadísimo reconocimiento de la crítica sobre el que no nos ponemos de acuerdo. Y dos descubrimientos de este año como Lukas Nelson & the Promise of the Real y Real Estate.

10. Father John Misty, ‘So I’m Growing Old in Magic Mountain’

Incluida en uno de los discos del año Pure Comedy, complejo y ambicioso todo compuesto por fábulas esclarecedoras y posiciones críticas ante la modernidad y sus consecuencias (con especial énfasis en la realidad norteamericana), sus diez minutos podrían considerarse la afirmación de la filosofía existencial que proclama todo el disco y en ellos culmina intensamente la emoción que se va destilando en cada canción. Javier Castro Senosiain

 

9. Lukas Nelson & Promise of the Real, ‘Find Yourself’

Que el Folk-Country-Rock, o lo que era el ‘Americana’, no para de darnos alegrías es una realidad. Ryan Adams sacó un esplendoroso disco, Prisonery menos no se puede decir del de Jason Isbell & the 400 Unit, por cierto que a las puertas de entrar en lista, y sin olvidar a un Chris Stapleton que publicó dos trabajos. Pero fue el homónimo de Lukas Nelson & Promise of the Real el que nos convención en mayor medida y eso que Nelson lo tenía complicado por el peso de la herencia familiar y porque sus trabajos anteriores no habían destacado. Pero aquí se salió y prueba de ello es un tema como la fantástica y envolvente ‘Find Yourself’, con una esplendorosa Lady Ga Ga. Tremendo. Sergio Andrés Cabello

 

8. Mark Lanegan Band, ‘Beehive’

Tras el coqueteo electrónico de sus últimos discos el enorme Mark Lanegan regresaba a los dominios del rock, excelentemente acompañado por varios de sus habituales en su mejor trabajo en años, un Gargoyle en el que alcanzaba sus mayores cotas de contundencia y expresividad en compañía del guitarrista Rob Marshall (Exit Calm) con quien colaboraba, entre otras, en esta inquietante y oscura Beehive, indiscutible hit destinado a convertirse en insignia del disco y sus directos. Javier Castro Senosiain

 

7. Beck, ‘I’m So Free’

Uno de las canciones que sobresalen en el tan esperado Colors es este pelotazo capaz de insuflar energía y positividad hasta hacer saltar al más pintado. Se hizo larga la espera pero mereció la pena por este nuevo trabajo de Beck en el que reafirma su versatilidad entregando un puñado de canciones animosas y directas, de infalible contagio, entre las que se pueden contar dos o tres excelencias pop, con este ‘I’m so Free’ a la cabeza. Javier Castro Senosiain

 

6. Real Estate, ‘Darling’

Una de las sorpresas que nos llegó en primavera fue el cuarto disco de Real Estate, In MindCon Real Estate nos pasó como con tanta otra gente, que no nos habíamos enterado de la existencia de esta formación norteamericana. Pero fue escuchar una canción tan adictiva como ‘Darling’, una delicia Pop con esas melodías tan conseguidas ya desde esas notas del comienzo, que nos rendimos a ellos. Un muy buen disco y con ‘Two Arrows’ disputándole a ‘Darling’ la posibilidad de formar parte de esta lista. Sergio Andrés Cabello