VVAA, «A Cellarful of Motown! Vol. 5»

Todos los lunes me lanzo a por la columna «Universos paralelos» de Diego A. Manrique en El País. Es una de esas fuentes de descubrimiento de artistas, discos, libros sobre música, y más. Hace unos meses, ya hicimos referencia a la recopilación de «Jangle Pop» Strum & Thrum, y ahora le toca el turno a otra de sus recomendaciones, las recopilaciones de rarezas de la Motown llamadas A Cellarful of Motown, a las que dedicó una columna coincidiendo con su volumen quinto a comienzos de 2021. Manrique cuenta la historia de estas recopilaciones que van por su quinta entrega. A continuación, hago un resumen de la misma. Manrique señala que el sello Caroline consiguió los permisos para recuperar estas grabaciones y, de 2002 a 2010, estuvieron publicando cuatro volúmenes, dobles. Universal, que cuenta con los derechos del catálogo de Motown, decidió sacarlos de forma digital, a mayor precio y sin la información que aparecen en los CDs. Manrique celebra que Caroline haya retomado ese acuerdo con Universal para llegar a un quinto volumen de la serie una década después del cuarto, que no pude tampoco evitar adquirir. La verdad es que cuesta imaginar todo lo que tuvo que ser aquella maquinaria de Motown que puso en marcha Berry Gordy Jr., una figura con muchas luces y sombras que en Detroit aplicó principios fordistas de la industria del motor para crear uno de los principales imperios de la música popular. Suele ocurrir que los sellos transmiten también mucho capital simbólico, mostrando ese valor añadido que le otorgamos a sus productos. Conviene no olvidar que esto es una industria y que no son ONGs, aunque tampoco tenemos que perder el romanticismo. Los sellos como Motown pertenecen como esa garantía de calidad y como el símbolo de una época y de un sonido. Obviamente, no todo es bueno ni puede serlo.

La lista es importante. No entenderíamos a Elvis Presley sin Sun Records. No entenderíamos el Soul sin Motown ni Stax. No entenderíamos a Aretha Franklin ni Led Zeppelin sin Atlantic Records. No entenderíamos el Grunge ni a Nirvana sin Sub Pop. También las obras de Bob Dylan y de Bruce Springsteen estarán ligadas siempre al icono de Columbia/CBS. Como Island despegó la carrera internacional de Bob Marley. En España, DRO para los ochenta y primeros noventa o Nuevos Medios para el «nuevo Flamenco», son algunos de los sellos que no podemos olvidar. Lógicamente, nos podríamos ir hasta el infinito, y en la actualidad el escenario ya hace tiempo que ha cambiado tanto que hablar en estos términos es un ejercicio de nostalgia. De nuevo aparece la sombra del Soul para hacer referencia a un sello que ha impreso una marca de identidad como es Daptone Records. Se me olvidan muchísimos, pero, como hemos comentado, es un mundo de otra época.

La lógica mitificación de Motown se produce por su impacto en la música popular, por lanzar el Soul a ser un sonido masivo, por su incidencia en el contexto de los años sesenta, pero también están esas visiones de la maquinaria creada por Gordy, que representaría dos dimensiones de ese modelo norteamericano: los valores del esfuerzo y del triunfo y el capitalismo como ideología. Lógicamente, The Supremes, Marvin Gaye, The Temptations, etc., no surgen por ciencia infusa y detrás de todo aquello había millones de horas de trabajo a través de un engranaje que tenía casi todo previsto. Compositores, con trío Holland-Dozier-Holland a la cabeza pero también con Smokey Robinson o Nickolas Ashford y Valerie Simpson, de los que hablamos hace poco al escribir sobre Marvin Gaye y Tammi Terrell, entre otros muchos. Y aquí el modelo estaba en el Brill Building también. Músicos con grandes formaciones como The Funk Brothers. Intérpretes, y la nómina no la vamos a repetir. Y ese estilo que también cuidaba Gordy, la imagen, la forma de vestir, los bailes, etc. Todo en uno en un sistema que tuvo sus etapas y que, en la década de los setenta, se quitaría parte de ese corsé con la evolución de los tiempos dando lugar a clásicos mayúsculos como los de Gaye o Stevie Wonder.

A Cellarful of Motown! es una colección para amantes de la música, y en especial del Soul, que muestra todo lo que tendría que haber allí porque las horas que tuvieron que meter debieron ser ingentes. Gordy planificó su método y lo puso en marcha, como señala Manrique, a través de un sistema de evaluación que determinaba si una canción podría ser un single. Además, Manrique también indica que «no se desperdiciaba nada». Muchísimos nombres de los que aparecen en el volumen cinco, que es el que nos ocupa, no nos sonarán de nada pero muestran a las claras ese sonido tan Soul, esos vientos y tonos orquestales, esa fuerza de las voces masculinas y femeninas. Ese patrón tan reconocible. Hay canciones instrumentales a cargo de The Funk Brothers, fantástica «The Truth Does Hurt», y también aparecen figuras de la talla de Marthe Reeves & The Vandellas, The Temptations, Gladys Knight, Marvin Gaye en dúo con Kim Weston, o Edwin Starr. No vamos a detenernos en las cuarenta y tres canciones que recoge el disco doble del volumen cinco pero sí vamos a destacar la intensa «A Toast to the Lady» de Frank Wilson. También la brutal «Don’t Let Me Lose This Dream» de las explosivas Martha Reeves & The Vandellas que repiten con la más Pop «I Love the Way He Loves Me». The Temptations demuestran su clase en «I Gotta Find a Way (To Get You Back)». Los dúos de Marvin Gaye y Kim Weston son maravillosos, una «That’ll Be the Day» y la muy orquestal «Just Too Much to Hope For». Un descubrimiento es «Without Love You Lose a Good Feelin'» de Brenda Holloway, o también la recuperación «Hold Me Oh My Darling» a cargo Ann Bogan, tema que habían grabarían Gaye y Terrell. Bogan también aporta una destacada «There Are Things». Barbara McNair muestra el sello de la casa con «All I Want Is a Little Bit of Love». Terry Johnson aporta un sonido más Pop Rock en «Tomorrow’s Child» y Hear of Stone se adentran en el Funk con una creciente «(Come Round Here) I’m the One You Need». Incluso hay espacio para la épica con «You’ll Never Cherish a Love So True (Til You Lose It)». Y, como señalaba Manrique, Motown no se ceñía únicamente al Soul y había espacio para otros sonidos como el Garaje de The Underdogs, grupo blanco que cuenta en esta recopilación con «I Want a Love I Can See». O la Psicodelia que se observa en The Dalton Boys y «I Had a Woman». Como curiosidad, dos compositores como Eddie y Brian Holland también aportan canciones interpretadas por ellos.

Viendo los títulos de las canciones, y siguiendo el canon de Motown de esos años de los sesenta, estaba clara que la temática en la que incidía el sello hacía referencia a las relaciones amorosas, al enamoramiento y la pérdida. No sabían nada… Luego llegarían discos y canciones más comprometidos social y políticamente. Mientras tanto, a disfrutar de estas joyas escondidas que tienen en el sótano de la Motown, junto a Tamla. Y que haya más, por favor.

 

 

Marvin Gaye y Tammi Terrell, Motown y la «inocencia» de la América de los sesenta

2021 es el año del cincuenta aniversario de un disco imprescindible de la historia de la música, el What’s Going On de Marvin Gaye. Recientemente, la revista Rolling Stone lo eligió como el mejor disco de toda la historia del Pop y del Rock, en la actualización de su lista. Tendremos tiempo en breve de llegar a esa obra maestra que tanta influencia ha tenido en las generaciones siguientes, y del que ya hablamos con su versión en directo editada hace poco más de un año. Gaye, un artista mayúsculo, sudó lo suyo para conseguir que la Motown de Berry Gordy Jr., entonces también su cuñado, publicase un disco que rompía con la imagen de un Gaye como artista de Soul meloso y accesible para todos los públicos. Gaye era uno de los grandes de la Motown de la década de los sesenta, con Gordy liderando una máquina imbatible que conquistó a la clase media blanca norteamericana y cuya influencia se deja sentir todavía, y lo que te rondaré. Gaye estaba en un momento de crisis por todo lo que estaba ocurriendo, nunca mejor dicho, con la conflictividad social, la situación de los Derechos Civiles y el enorme esfuerzo que había realizado la comunidad negra, Vietnam y también devastado por el fallecimiento de Tammi Terrell. Aquí es donde queríamos llegar, a la pareja que formaban Gaye y Terrell y que representaban esa imagen de un nuevo Estados Unidos. Viendo la imagen que ilustra este artículo, no cabe duda que era un ideal muy atractivo. Los dos eran guapos, elegantes y tenían unas voces tremendas, a la par que unas canciones imbatibles. Terrell había fallecido en 1970 de cáncer, a la edad de veinticinco años. El impacto en Gaye fue tremendo y fue uno de los motivos de esa grabación histórica, de las canciones que trataban de dar respuesta a esa situación, respuesta que no existía. Terrell se había convertido en la pareja artística de Gaye en tres discos: United (1967), You’re All I Need (1968) e Easy (1969). Antes, Gaye había grabado con Mary Wells y con Kim Weston, haciéndolo en 1973 con Diana Ross, la corte ya de la Motown, aunque ya había pasado la época dorada. Sin embargo, con Terrell alcanzaría la excelencia en hits como «Ain’t Not Mountain High Enough» y «Ain’t Nothing Like the Real Thing», entre otras, que mostraban una enorme química entre los dos, como se vería en sus trabajos conjuntos. Gaye y Terrell representan con sus discos y canciones una cierta ingenuidad que siempre asocio a la Motown y al Soul que desarrolló la disquera de Detroit. Ingenuidad en el sentido de lo que transmitían, una imagen idílica que te transportaba a una esperanza de futuro mejor. El Soul de Motown es clave para la historia de la música y para el Pop, marca cánones que no han cambiado. Hablan de ilusión, de amor, de esperanza, pero también de lucha y de reivindicación. Y, sí, todo ello bajo la batuta de un Gordy que no era un angelito. Pero, lo que juntó con compositores de la talla de Holland, Dozier y Holland, con artistas tan tremendos como los señalados, ufff… Motown era mucha Motown, incluyendo su subsidiaria Tamla obviamente, que es donde el dúo publicó sus discos, como hizo Gaye con los suyos. Sin embargo, en las canciones que Gaye y Terrell grabaron juntos no solo había Soul sino mucho Pop orquestal muy de la época, con esas cuerdas y vientos que envolvían canciones en los que la combinación de sus dos excelentes voces daba el punto definitivo.

El disco que nos toca hoy en la sección de «Recopilatorios» es un doble CD de 2001 con toda la discografía del dúo, los tres discos señalados más algunos extras, destacando interpretaciones en solitario de Tammi Terrell. El disco lleva por título The Complete Duets y es el reflejo de una época que comentábamos anteriormente, y de la calidad de un sonido empastado por la combinación de las dos voces, un sonido Soul pero también de Pop orquestal fascinante. Cincuenta y dos canciones ni más ni menos. Una gozada de las que te tienen atrapado durante todas las escuchas. Entre todas las canciones, hay temas de los equipos habituales de compositores de Motown así como otras versiones de clásicos del Soul y del Pop. Sin duda alguna, es United el mejor trabajo de los tres. Comienzan con «Ain’t No Mountain High Enough», todo un hit y que marca el canon del sonido del dúo. De ese disco también destaca el Soul escorado más hacia otras derivas, muy sureño, de «You Got What It Takes», los vientos de «If I Could Build My World Around You», o su interpretación del «Somethin’ Stupid» que fue popularizado por Frank Sinatra y Nancy Sinatra ese mismo año, y que Gaye y Terrell clavan. Maravillosa está Terrell en «Hold Me Oh Darling», destaca el Pop orquestal de «Two Can Have a Party» y el Soul de «Little Boy, Little Ole Girl». Una de las cimas el disco es la intensa e inmensa «If This World Were Mine», un medio tiempo de corte más íntimo. Dentro del disco, el cierre es para «Oh How I’d Miss You», descomunal y exhuberante.

Un año después, You’re All I Need refrendaría la propuesta comenzando por la maravillosa «Ain’t Nothing Like the Real Thing», firmada como el inicio del primer disco por el matrimonio Nickolas Ashford y Valerie Simpson, siendo una muestra más de ese Soul acompasado y meloso con vientos envolventes. Será el primero el que firme otros temas como «Keep on Lovin’ Me Honey» o el clásico «You’re All I Need to Get By», con las dos voces en ascenso. «You Ain’t Livin Till You’re Lovin'» es otra de las canciones más conocidas del disco, y en «Give In, You Just Can’t Win» encontramos un Soul más chispeante con las cuerdas como protagonistas. En «When Loves Comes Knocking at my Heart» se atisba un punto de Funk que adorna otro tema «marca de la casa». El tercer disco, Easy (1969), ya baja un peldaño aunque la fórmula sigue funcionando. Ashford y Simpson firman la mayor parte de las canciones. Como anteriormente, abren con un temazo como es «Good Lovin’ Ain’t Easy to Come By», otro Soul arrebatador. «Californial Soul» está entre lo mejor del disco con un tono más melódico. Del resto, caben destacar «The Onion Song», un Soul luminoso; la muy accesible «What You Gave Me»; su versión del hit de The Four Tops «Baby I Need Your Loving»; o «I Can’t Believe You Love Me», una canción que acelera. El disco doble incluye otras trece canciones que son, mayoritariamente, interpretaciones de Terrell en solitario, la cual solo grabó un disco, Irresistible (1968). Cuatro de las trece son de ese disco, los singles, y el resto tomas que no habían surgido todavía de canciones grabadas con Gaye.

Como hemos señalado, Terrell falleció en 1970 y Gaye ese mismo año publicaría That’s the Way Love Is, el último trabajo en el que se ceñiría al modelo de Motown porque luego, como veremos más adelante, llegaría el punto de inflexión que fue la obra maestra What’s Going On. Mientras tanto, a disfrutar de los prolíficos tres años que alumbraron la unión profesional de Marvin Gaye y Tammi Terrell. Un sonido más inocente, un reflejo de una época y de una esperanza que, en muchos sentidos, se vio truncada, y no solo en el trágico fallecimiento de Terrell.

 

 

 

Marvin Gaye, «What’s Going On Live»

Marvin Gaye. No hay que decir nada más. Hace unos meses se editó el concierto en directo que Gaye ofreció el 1 de mayo de 1972 en Washington D.C. en la gira de presentación de su icónico What’s Going On (1971), un disco con el que fue un paso más allá en su carrera. Gaye, una de las grandes voces del Soul, representante del sonido Tamla-Motown, era uno de los artistas más importantes de la época con su sobresaliente voz y estilo, esos falsetes y agudos, y se había consagrado también con sus maravillosos duetos con Tammi Terrell, cantante que falleció por enfermedad, quedando muy impactado Gaye por dicho suceso. Era el inicio de la década de los setenta, el mundo estaba en una transformación muy significativa y los ideales del «Paz y Amor» y los suelos de los sesenta se habían ido sepultando. La Guerra del Vietnam, la lucha por los Derechos Civiles, los asesinatos de John F. Kennedy y Martin Luther King, entre otros, no mostraban precisamente un panorama muy alentador. Ante este escenario, junto con los problemas personales de Gaye, además del fallecimiento de Terrell; el hundimiento de su matrimonio con Anna Gordy, la hermana de Berry Gordy, el gran jefe de Motown; y otros problemas con el propio sello discográfico así como alguna adicción no resuelta, no situaban a Gaye en un momento muy optimista. De esta forma, Gaye propuso una obra que no gustó nada a Gordy porque estaba caracterizada por un marcado tono social y político. Con el explícito título de What’s Going On, Gaye capturaba tanto su situación personal como el espíritu de una época. El resto, es Historia, el disco se convirtió en un éxito y una inspiración de la que han bebido artistas y bandas hasta nuestros días, que le pregunten a nuestro admirado Michael Kiwanuka.

El disco en directo que nos ocupa es un documento fantástico, un concierto en el que Gaye y su banda emocionan con una intensidad a flor de piel. No hay espacio apenas para la exuberancia, todo fluye en un ambiente muy espiritual en el que los vientos y los coros ocupan un segundo plano, el principal es para la voz de Gaye y su piano. En el disco, interpreta todo el disco exceptuando la infalible «Mercy Mercy Me (The Ecology)», desconocemos las causas de esta ausencia, una pena. Comienza con un medley de nueve canciones de los sesenta que enlaza en apenas catorce minutos, y entre las que están «That’s the Way Love Is», «You», «I Heard It Through the Grapevine», «Ain’t Nothing Like the Real Thing», entre otras. Interpretadas con el tono del concierto, con gran sensibilidad y variando el tempo de las mismas, enlaza con «Right On» y ahí ya no para seguir con la espiritual «Wholy Holy», uno de los momentos más espirituales del concierto. Nada podemos decir de «Inner City Blues (Make Me Wanna Holder)», reivindicativa en su carácter político, llamando la atención sobre el papel del Gobierno con los barrios más desfavorecidos, y la lleva a más de nueve minutos, enlazando en el tramo final con una acompasada «What’s Going On» con el público entregadísimo en ambos casos. En la misma línea, y alejado de su Soul de los sesenta, «What’s Happening Brother», con Gaye adoptando una voz más grave, y «Flyin’ High (In the Friendly Sky)» vuelve a la sutileza. «Save the Children» y «God Is Love» se van enlazando, en esta última con más potencia instrumental y con Gaye soberbio. Tras un breve diálogo, el concierto termina con las repeticiones de «Inner City Blues», más acelerada y con fuerte presencia de los vientos, adoptando el tono Funk de la época, y con una «What’s Going On» más canónica e igual de inmensa.

Uno no sabría con quién quedarse, si con Otis Redding, con Sam Cooke o con Marvin Gaye. Por la forma en la que llegamos a cada uno de ellos, tendría que poner una X entre Redding y Gaye, tan distintos y tan complementarios, pero este disco en directo de Gaye me tiene tan entregado que, en la actualidad, se decanta la balanza a su lado, no quiere decir que no vuelva a caer hacia Redding. En la década de los setenta, Gaye seguiría siendo un artista relevante pero, a pesar de haber grabado discos y canciones que todavía son clásicos, continuaría arrastrando sus fantasmas personales, adicciones, problemas con la Hacienda norteamericana, etc. De esta forma, Gaye dejaría Motown y se trasladaría a vivir a Europa. El resto, también es sabido, Gaye falleció asesinado por su propio padre el 1 de abril de 1984 tras una fuerte pelea. Un día después, el 2 de abril, Marvin Gaye habría cumplido 45 años. Tremendo. Uno de los grandes artistas ya no del Soul sino de la música popular, siempre necesario y reivindicable, como en este gran concierto que se ha recuperado a finales del año pasado. (El siguiente vídeo no corresponde al concierto de Washington sino a otro celebrado en Chicago en ese mismo año).