‘Mierda de música. Un debate sobre el clasismo, amor, odio y buen gusto en la música Pop’, VVAA

Ha caído en mis manos casi por casualidad el libro Mierda de música. Un debate sobre el clasismo, amor, odio y buen gusto en la música Pop (Blackie Books) que fue publicado la pasada primavera. Reconozco que lo había tenido en mis manos en más de una ocasión en librerías y que me gustó el famoso experimento de Carl Wilson en Música de mierda (Blackie Books) que aquí en Los Restos del Concierto reseñó Javier Castro con maestría. Recordemos esa obra de Wilson sobre Céline Dion y cómo superaba sus prejuicios para exponerse a una obra como la de la canadiense y, especialmente, su disco Let’s Talk About Love (1997) donde se encontraba aquella canción tan machacada como fue ‘My Heart Will Go On’. Wilson logró una de las obras más fascinantes de las que abordan la música en los últimos años y continuó con un debate que aquí había abierto Víctor Lenore con el interesante Indies, Hipsters y Gafapastas (Capitán Swing, 2014). Desde entonces, el debate ha seguido abierto y la superación de prejuicios y estereotipos, un cierto entonamiento del ‘mea culpa’ y el eclecticismo posmoderno ha dado lugar a una suerte de culpabilidad y señalamiento inverso. Pero ese no es el tema.

En Mierda de música los de Blackie Books cuentan con doce firmas muy reconocidas de diferentes ámbitos, desde la propia música a la literatura pasando por el periodismo o la sociología, para abordar la cuestión. Y la obra funciona perfectamente, aunque ya es a gustos de cada uno con qué aportaciones se quede. En realidad, parte de los autores y autoras lo hacen desde el reconocimiento de sus debilidades en esa música que nos gusta y que no hemos querido reconocerlo personalmente; otros lo abordan explícitamente y se reconocen como integrantes de una tribu viviendo el proceso de ocultamiento de la identidad para recuperarla, como es el caso de Sergio del Molino; y también hay homenajes sinceros como el de Rodrigo Fresán a Raphael, elevado en estos momentos a los altares del reconocimiento pero durante décadas denostado por las generaciones más jóvenes (¿os imagináis a todos/as los que fueron al Sonorama a ver a Raphael diciendo en los noventa que les gustaba?, yo no).

Pero mis favoritos son la interesante reflexión, y que viene a poner un punto de vista necesario y crítico, de la filósofa Marina Garcés al cuestionar ciertos aspectos de estas visiones. Siempre lúcido, Nacho Vegas también construye un texto muy acertado con una visión política necesaria. La escritora y crítica Marta Sanz aborda la cuestión desde una doble perspectiva, por un lado la teórica, no muy alejada de la de Garcés, y por otro lado la personal. Como uno es sociólogo, no puedo dejar de valorar la brillante reflexión de César Rendueles, tratando de ir un paso más allá y dando una vuelta de tuerca a la postura de Wilson.

En definitiva, una obra interesante y diversa, con varios puntos de vista sobre un objeto de estudio y de discusión fascinante. Obviamente Pierre Bourdieu aparece en numerosas ocasiones en una cuestión que va más allá del gusto sino que se encuadra en varios debates transversales de las Ciencias Sociales. Seguimos debatiendo sobre una cuestión compleja que no tiene una respuesta fácil. Y menos estos días de diciembre en nuestra querida tierra riojana…, pero como todos los años.