«Ragged Glory» o Neil Young & Crazy Horse adelantan el Grunge

En 1990, el Grunge todavía estaba en la marginalidad, no aparecía en los medios de comunicación a pesar de que ya existían discos de algunas de las bandas más importantes de Seattle, capitaneadas por el sello Sub Pop en gran medida. Nirvana habían publicado Bleach en 1989, Soungarden ya llevaban dos discos, mientras que Alice in Chains debutarían en 1990. Pearl Jam se estaban formando ese mismo año tras el fallecimiento de Andrew Wood de Mother Love Bone, que no eran Grunge del todo en mi opinión. El caso es que Neil Young iba a reunir de nuevo a Crazy Horse para grabar uno de sus discos más enérgicos y que se puede calificar como protogrunge, lo que le valió ser denominado el «padrino del Grunge». A fin de cuentas, la influencia de Neil Young en parte de estas bandas era un hecho. Young había dado un golpe en la mesa en 1989 con «Rockin’ in the Free World» de su disco Freedom, que le devolvía en plena forma. Los ochenta fueron una década de muchas idas y venidas para un Young que vivió su conflicto con Geffen por entregar discos que no respondían a lo esperado. Recordemos que Geffen le demandó. Creó otra banda de acompañamiento como fue The Blue Notes con los que grabaría This Note’s for You (1988) y en la que incorporó una sección de vientos. Pero, durante esa década su discografía no llega a la altura de los setenta. Incluso con Crazy Horse grabaría en 1981 Re·ac·tor y no los reuniría hasta Ragged Glory para grabar en estudio. Y es que el final de década, Young, junto a Frank «Poncho» Sampedro, Billy Talbot y Ralph Molina iba a crear uno de los discos más importantes de su carrera, de nuevo con David Briggs a la producción, una demostración de que estaba lejos de ser un dinosaurio tras casi un cuarto de siglo de carrera. Young sacó toda la artillería para un disco cargado de guitarras pesadas y expansivas, hay varias «canciones río», que mostrarían su garra. Captó el momento de cambio musical que se venía y mostró que él ya estaba aquí.

Comienzan con una de esas «canciones río» que decíamos, «Country Home», siete minutos expansivos con unas guitarras pesadas que son su seña de identidad. Con «White Line», no llega a los tres minutos, apunta un punto Country y destaca la batería de Molina. «Fuckin’ Up», que versionarían Pearl Jam en el futuro, es un trallazo, cañera y muy Grunge, con unas guitarras de nuevo poderosas y pesadas. Más melódico se muestra en la extensa «Over and Over», una canción logradísima. Y se va a los diez minutos con «Love to Burn», de nuevo expansiva con las guitarras y los coros de la banda.

La segunda parte comienza con la versión de «Farmer John», de Don and Dewey que tiene su interpretación canónica en la banda garajera The Premiers. Young tira de la vía ruidista a la que sigue otro tema poderoso, «Mansion on the Hill», más melódica pero igual de intensa. En «Days that Used to Be» destaca el uso de las voces y tira de una épica que nos recuerda a lo que hará muchos años más tarde en el reivindicativo Living with War (2006). «Love and Only Love» son otros diez minutos de guitarras contundentes y expansivas de nuevo, allí te deja de nuevo exhausto. Y el cierre es para un himno épico, con un tono espiritual, como es «Mother Earth», mensaje ecologista con una guitarra de inicio emocionante.

Ragged Glory fue acogido con fervor por la crítica y Young se convertía en el «padrino del Grunge». Nadie como Pearl Jam se sintieron tan vinculados con el canadiense, a él le acompañaron en 1995 en el ya recordado aquí Mirror Ball. Young siguió en esos años con la hiperactividad acostumbrada y en 1992 regresó al Harvest (1972), como suele hacer periódicamente, con Harvest Moon (1992). Sin embargo, en 1996 tras Broken Arrow con Crazy Horse como Sleeps with Angels (1994), Young se tomaría un respiro no habitual en él en cuanto a discos de estudio se refiere, no regresaría hasta Silver & Gold (2000). Lo que está claro es que Ragged Glory es uno de los grandes discos de Neil Young, en este caso con Crazy Horse, y que treinta años después suena igual de fresco y contundente.

 

Mapache, «From Liberty Street»

Hace unas semanas fue Diego Manrique el que, en El País, hizo referencia al disco From Liberty Street de Mapache, un dúo formado por Clay Finch y Sam Blasucci. Lo que leí, incluida la referencia a la versión en castellano del clásico bolero «Me Voy Pa’l Pueblo», me interesó y me metí a buscar sus canciones. Y me atraparon. Finch y Blasucci parecen salidos del Laurel Canyon angelino de los setenta en el que andaba Neil Young, entre otros muchos. También hay muchos ecos de Gram Parsons y The Byrds en algunas de las canciones. Y es que la sombra del canadiense está presente en un disco que tiene mucho Folk y más sorpresas. Un disco acústico y minimalista que te conquista poco a poco y en el que el juego de las armonías que desarrollan Finch y Blasucci es fantástico. Mapache suenan a clásico, a un pasado que mucha gente ha tratado de recrear pero que no se consigue en no pocas ocasiones. Mapache lo hacen desde la sencillez y la austeridad, pero con autenticidad y con unas canciones que no te dejan indiferentes. Sí, te pueden sonar a Neil Young y a más cosas, pero te ganan.

Comienzan la pausada y atmosférica «Life on Fire», en la que incorporan a más músicos. Luego le llega el turno a la más Country «Read Between the Lines» donde tiran de las armonías a dos voces. Y la versión de «Me Voy P’Al Pueblo» está hecha con delicadeza y mimo, sin salirse de la senda de la canción. En «Cactus Flower» incorporan al dúo el violín, incluso en algún momento parecen irse hacia el Pop. También es muy bonita «See Through», otro Folk con matices Pop que vuelve a destacar con las dos voces. «Face Is Blue» sube el ritmo, un punto más psicodélico incluso, con pedal steel incluido. Y «Cowboy» es puro Neil Young, una canción crepuscular que es la mejor del disco, en mi opinión.

La segunda parte, en su conjunto, baja un peldaño el alto nivel de la primera. «Liberty Street Blues» es casi un instrumental, incorporan a más músicos y sólo tararean, el pedal steel le da un punto distintivo. «Me Da Muerte» es otro bolero, la vinculación con México, su cultura y música también es evidente, también cantada a dos voces en español. «Coyote» cuenta con un sonido mucho más Country y «Cherry Bard» es un Country Folk minimalista a dos voces que está entre mejor de la segunda cara. Lo mismo que «Igual», regreso al castellano y a los sonidos mexicanos, muy tradicional y delicada. En «To Play For All of You» regresan al sonido crepuscular apoyados en el pedal steel y cierra con «I Just Steal Away and Pray», una canción Country.

A mí me ha gustado mucho este From Liberty Street, uno de esos discos de artistas y bandas que sabes que no tendrán mucha repercusión pero que se quedan grabados y que retomarás dentro de un tiempo, como si no hubiesen pasado los meses. Un disco muy interesante, muy pausado y muy atractivo.

Neil Young y Pearl Jam se encuentran: «Mirror Ball»

En 1990, Neil Young publicó junto a Crazy Horse Ragged Glory, disco al que llegaremos en Los Restos del Concierto. Un disco duro y guitarrero, anticipando el Grunge que entraba. Neil Young era un superviviente y fue como una especie de «padrino» de un Grunge que, en aquellos momentos como cuando comienza todo movimiento o corriente, renegaba en gran medida del pasado. El caso es que aquel Ragged Glory supuso un golpe en toda la mesa de Young que regresaba con los Crazy Horse tras el Freedom de 1989 que contenía la inmortal y atemporal «Rockin’ in the Free World». Young había llevado una década de los ochenta ecléctica, como siempre. Pero volvamos al Grunge. El caso es que el hecho de que Neil Young y Pearl Jam se encontrasen era cuestión de tiempo. Pearl Jam siempre reconocieron el peso y el valor de Young. Y para la Historia ha quedado que Kurt Cobain se despidió en su nota de suicidio mencionando el verso «Es mejor quemarse que apagarse lentamente» de su canción «Hey Hey, My My (Into the Black)». Aquello dejó conmocionado a Young, por cierto. Mientras el Grunge dominaba la primera mitad de la década de los noventa y las guitarras sonaban atronadoras, Young regresaba al sonido del Country – Folk con Harvest Moon (1992). Young regularmente trata de volver a Harvest y aquí contó con sus Stray Gators (Ben Keith, Spooner Oldham, Tim Drummond y Kenny Buttrey). Y por ese disco pasaron Nicolette Larson, Linda Ronstadt o James Taylor. En 1993 se sumaría a los Unplugged de la MTV, aunque no fue de los más conseguidos de la serie. Y en 1994, en agosto concretamente, publicó Sleeps with Angels en el que retornaba con Crazy Horse y cuyo título hacía referencia a Cobain.

Como vemos, Young no había parado y seguía acumulando discos y más discos, cambiando de músicos, como siempre ha hecho. Pearl Jam, por su parte, eran el «no va más». Habían enlazado Ten (1991), Vs. (1993) y Vitalogy (1994). Casi nada. Además, se habían quedado al frente del Grunge pero tratando ya de escapar del mismo. Los integrantes de Pearl Jam han reconocido, en documentales y entrevistas, que fue la colaboración con Young la que los salvó ya que estaban en un momento en el que no sabían cómo gestionarlo. De hecho, en Mirrorball Eddie Vedder tiene un protagonismo reducido, exceptuando en «Peace and Love». El protagonismo es para Stone Gossard, Jeff Ament, Mike McCready y Jack Irons, que se había incorporado a Pearl Jam sustituyendo a un Dave Abbruzzese que salió de mala manera.

En Mirrorball, Pearl Jam se ponen al servicio de un Neil Young que parece ir conteniéndose pero que se desata en unas guitarras pesadas como las que aparecen en el comienzo de «Song X», unas guitarras muy expansivas y potentes. Crece la fuerza en «Act of Love» pero sin dejar de estar presente ese toque «pesado» aunque aquí acelera. En «I’m the Ocean» aparece ya una canción muy expansiva, de esas río tan presentes en la discografía de Young, más de siete minutos para una canción más rockera. «Big Green Country» es una concesión al Grunge, una de las más aceleradas y rápidas, con unas guitarras más urgentes. Pero con «Thruth Be Known» regresa al sonido expansivo del comienzo, aquí más doliente y expansivo. La primera parte del disco se cierra con una joya como es «Downtown», más rockera de nuevo y con un toque de paso de los sesenta a los setenta, haciendo referencias a Led Zeppelin y Jimi Hendrix.

La segunda parte comienza con un interludio que es «What Happened Yesterday», muy ambiental, que da paso a «Peace and Love», compuesta por Young y Vedder que va creciendo de forma expansiva con las guitarras finales como protagonismos. «Throw Your Hatred Down» sigue en esa línea y las guitarras se siguen recreando. «Scenery» se va casi a los nueve minutos, con una intensidad si cabe mayor, guitarras más atmosféricas y con riffs destacados. El cierre es para poco más de un minuto de letanía de Young bajo el título de «Fallen Angel».

En la biografía de Neil Young Shakey, escrita por Jimmy McDonough, se habla de ese momento, y alguien del entorno de Young le dice que cómo le hace eso a Crazy Horse, que Pearl Jam son muy muy buenos. Se muestra por parte de McDonough como un indicador de la forma de ser de Young, que va a lo suyo y no tiene muy en cuenta los sentimientos de los demás. En todo caso, Mirrorball es un disco fantástico, muy rockero y con las guitarras como protagonistas principales, sin concesiones. Tras Mirrorball, y marcados por esta experiencia, Pearl Jam publicarían No Code (1996), giro importante en su momento y disco que se ha engrandecido con los años. Young seguiría sin parar con la banda sonora de Dead Man (1996), la película de Jim Jarmusch protagonizada por Johnny Deep, y regresaría con Crazy Horse ese mismo año Broken Arrow. Young y Pearl Jam no han vuelto a grabar juntos pero han compartido escenario en numerosas ocasiones y Pearl Jam han tocado «Rockin’ in the Free World» en tantísimas ocasiones en directo que casi la han hecho suya. Destinados a encontrarse.