The Psychedelic Furs, «Made of Rain»

La pandemia de la Covid-19, que todo lo ha trastocado, también afectó al ritmo de lanzamientos de muchas novedades discográficas, y eso que en la actualidad muchos discos se suben de forma digital aunque el formato físico puede tardar unos meses. De entre las novedades que se vieron retrasadas una de ellas Made of Rain, el retorno de los veteranos The Psychedelic Furs, que no habían publicado ningún disco desde 1991, aunque llevaban en activo de nuevo desde el año 2000, girando. La banda liderada por los hermanos Butler, Richard y Tim, había tenido éxito en la década de los ochenta con un sonido muy de la época, primero con la inevitable influencia del Post Punk pero también con la New Wave de fondo, junto con guitarras pesadas e intensidad y épica a raudales. Estamos hablando de gente que estaba en la misma liga que The Cure, Echo & The Bunnymen, etc., así como influencias de David Bowie, entre otros. En esos años sonaban canciones como «Heaven», «The Ghost In You». Finalmente, convertidos en trío con el guitarrista John Ashton, llegaron hasta 1991. En 2000 regresaron, aunque Ashton dejaría la formación en 2008. Ese mismo año entraría con ellos el guitarrista Richard Fortus que, en 2002, saldría para ingresar en Guns ‘N’ Roses, donde continúa, y en este Made of Rain hace labores de producción. Además, en 2005 regresaría a la banda Mars Williams que de 1983 a 1989 había sido el saxofonista de la misma.

Made of Rain comienza con «The Boy That Invented Rock & Roll», una canción de sonido épico caracterizado por la voz grave de Richard Butler, un sonido muy Post Punk y de tono muy atmosférico. «Don’t Believe» suena ya más a los ochenta, la voz sigue el mismo tono así como el resto de la canción, con una mezcla de Post Punk y New Wave. En el caso de «You’ll Be Mine», se escoran más hacia el Pop y la producción está más presente. Pero, con «Wrong Train» retornan al tono épico, aquí más melódico pero igual de introspectiva, muy potente gracias en gran parte a la aportación un sonido del bajo que sigue bebiendo de las fuentes Post Punk. «This’ll Never Be Like You» es un medio tiempo más ambiental, solemne y afectado, con una gran interpretación de Butler. En «Ash Wednesday» comienzan de forma épica pero hay varios giros en la canción, con algún pico muy ochentero, pero es una canción que queda un poco como en tierra de nadie.

La segunda parte comienza con «Come All Ye Faithful», canción más compleja a la que también le falta algo. En cuanto a «No-One», nos encontramos con la mejor canción de todo el disco seguramente, intensa y emocionante. En «Tiny Hands» se acercan a sonidos más Pop pero no acaban de desarrollarlos como en otros temas. En «Hide the Medicine» tiran de un cierto barroquismo para volver de nuevo a los ochenta, con un Butler de nuevo con tono afectado. «Turn You Back on Me» es más oscura, la bases es muy Post Punk aunque el tono es de nuevo más ambiental. Y el cierre es para la épica y expansiva «Stars», que mejora el tramo final.

Notable el regreso discográfico de The Psychedelic Furs, una lástima que se haya quedado en una especie de segundo plano, como hemos comentado al comienzo. No es una especie de revival ni se han quedado anclados en la década de los ochenta, aunque esas influencias están presentes y encajan muy bien con el sonido presentado en este Made of Rain.

 

 

El eclecticismo de Talking Heads

Si hace unas semanas en Los Restos del Concierto nos acercábamos a una recopilación de las mejores canciones de Blondie, toca hacerlo ahora a otra banda representante de la New Wave y de la efervescencia de ese New York de la segunda mitad de los setenta del siglo XX, aunque con un recorrido muy destacado en la década de los ochenta. Hablamos, obviamente, de Talking Heads, la banda liderada por David Byrne y formada por Chris Frantz, Tina Weymouth y Jerry Harrison. Talking Heads fueron también representantes del sonido de ese periodo y escena y luego evolucionaron hacia un eclecticismo mayor con una fuerte presencia de lo que sería considerado como «World Music» o el «Worldbeat». El caso es que este hecho les ha supuesto siempre, especialmente a Byrne, el estar bajo sospecha por una suerte de «apropiación cultural» en términos actuales y posmodernos, que sería más evidente en la carrera en solitario de Byrne. Ciertamente, la carrera de Talking Heads cuenta con numerosos temas que son clásicos y su influencia llega hasta la actualidad, grupos como Vampire Weekend, entre otros, por ejemplo no podrían existir sin Talking Heads. A mí siempre me pareció David Byrne como un tipo muy estirado, la verdad, no le tenía mucha simpatía, reconociendo sus grandes discos y trabajos. Vamos a esta recopilación de 2004 titulada The Best of Talking Heads que se presenta en orden cronológico, sin novedades. Un disco de los de «hacer caja» de las discográficas ya que la banda no existía desde hacía unos años, habían girado sin Byrne en la segunda mitad de los noventa, pero en 1991 tuvo lugar su separación con un Byrne que decidió dejarlo.

Comienzan con su single «Love Bulding on Fire» que tiene las influencias del Soul de la Motown con esos vientos tan característicos. Con «Psycho Killer» entramos ya en un clásico del Pop, una canción icónica de la New Wave, con el tono inquietante de Byrne al cantar, ese sonido del bajo, todo un acierto. En «Uh-Oh, Love Comes to Town» realizan otra canción Pop que bebe del Soul y «Take Me to the River» realizan una versión muy sincopada del clásico de Al Green, le dan un tono más experimental que les funciona perfectamente. «Found a Job» es una canción muy bailable y divertida, las guitarras son muy New Wave. En estas dos canciones, de More Songs About Buildings and Food (1978) ya estaba en la producción Brian Eno, pero en Fear of Music (1979), de nuevo bajo la producción de Eno, habrá un salto que se refleja en el tono Funk de «Life During Wartime», otro de sus grandes clásicos reconocibles.

En «Heaven» apuestan por un sonido de Pop más clásico, una balada intensa a la que le darán una pátina de modernidad. Y en «Memories Can’t Wait» hay un punto más oscuro, incluso gótico y Post Punk, angustioso. La evolución, de nuevo con Eno en la producción, sigue con Remain in Light (1980), en donde ya aparecen los elementos del «Worldbeat» y aspectos más bailables. La primera muestra es el clásico «Once in a Lifetime» que bebe directamente del Afrobeat. «Houses in Montion» continua con la experimentación, más eclecticismo si cabe y menos guitarras. Y «This Must Be the Place (Naive Melody)» recupera el sonido Funk y los elementos más étnicos, aunque esta canción ya pertenece a Speaking in Tongues (1983), sin Eno en la producción. «Girlfriend is Better» es otra de sus grandes canciones, un sonido Funk bailable, sin discusión.

Y también enorme es «Burning Down the House», otro clásico, sonido también de influencias Funk pero que cuenta con un mayor peso de los sintetizadores y con una percusión impactante, recordemos la poderosa versión de Tom Jones y The Cardigans muchos años después. «Road to Nowhere» tiene un inicio gospeliano para irse luego hacia el Pop, con una sección de vientos destacada, clave para otro hit. «And She Was» es una canción más ortodoxa y «Wild Wild Life», única referencia al True Stories (1986), es una vuelta a los orígenes de la New Wave para convertirse en otro de sus grandes éxitos. Las dos últimas referencias es para su disco de cierre, Naked (1988), con «Blind» que es un retorno a las influencias de la «Worldbeat», con un sonido Funk al comienzo, junto con vientos y percusiones. Y la última canción es para «(Nothing But) Flowers» en la que tira de sonidos latinos, una muestra del camino que luego abordaría en parte Byrne en solitario.

Seguramente para los fans y expertos en Talking Heads este recopilatorio será muy reducido y parcial, son los grandes éxitos de una banda que tuvo sus grandes momentos e influencias. Nos queda una lista de buenísimas canciones, sin duda alguna.

 

 

 

Blondie y sus años pletóricos

Era el año 1999 y una de las canciones que más sonó en aquellos meses fue «Maria» de Blondie. Ese single procedía de No Exit, el retorno de la banda tras diecisiete años sin sacar un disco nuevo, el último había sido The Hunter en 1982, cuando se separaron y regresaron en 1997. «Maria» era una canción efectista, pegadiza y que se coló en las listas llevando a Blondie a vender más de dos millones de discos. Para varias generaciones, Blondie no nos sonaba apenas, eran tiempos en los que no podías ir a Internet, o pocos podían hacerlo, y ver quiénes eran Blondie. Bueno, sabíamos que era una banda mítica de hacía dos décadas y algunos de sus hits nos sonarían de la infancia y la primera adolescencia. También sabíamos quién era Debbie Harry, que había tenido carrera en solitario y la habíamos visto en algunas películas también como la Hairspray (1988) de John Waters. El caso es que «Maria» devolvió a Blondie a la actualidad pero la esencia de Blondie estaba en su discografía de los años setenta y primeros ochenta, una banda que en ocho años publicó discos esenciales desde la New Wave de Nueva York pero que se abrieron a otros estilos, siendo muy eclécticos al incorporar la música Disco, el Rap, el Reggae, etc. De 1974 a 1982 publicaron seis discos con algunos tan destacados como el clásico Parallel Lines (1978). Esos ocho años, con Harry como icono, Chris Stein, Clem Burke, los tres miembros originales que permanecen en la formación, Jimmy Destri, Nigel Harrison, junto a otros músicos que fueron pasando por la banda, se convirtieron en referentes de una época y un lugar junto a Talking Heads, Ramones, Television, etc. De gran influencia, Harry fue una figura femenina de primer orden, liderando una banda de Rock, y su huella se deja ver de Madonna a Gwen Stefani. En este recopilatorio, optan por mezclar las canciones, comenzando por todos los hits, con especial presencia del Parallel Lines, mientras que The Hunter se queda con un tema (es el disco peor valorado del periodo) y Autoamerican (1980) con dos. Hay que decir que con estos dos discos se visibilizaba que la dirección de la banda no parecía tener un futuro muy claro, y más cuando la propia Harry había debutado en solitario en 1981 con KooKoo, un disco producido ni más ni menos que por Nile Rodgers y Bernard Edwards, o sea Chic. El Greatest Hits que nos ocupa fue publicado en 2002, aprovechando el tirón del éxito de tres años con «Maria» y recuperan sus grandes clásicos, con diecinueve canciones que muestran el repertorio de una banda que marcó una época.

El comienzo es arrollador ya que deciden tirar de sus cuatro grandes hits, de golpe y seguidos. Primero, «Dreaming», una maravilla de la New Wave, una canción de Power Pop con una batería imponente y la voz de Harry imbatible. Luego llega «Call Me», fuerza y garra con esos sintetizadores marca de la casa de Giorgio Moroder, con Harry compositor de la canción y también productor, sonido Disco mezclado con guitarras y Rock, que apareció en la banda sonora de American Gigolo (1980). «One Way or Another» nos muestra otra canción de Power Pop en la que Harry canta de forma arrolladora y con ese sonido de guitarras que se te clava. Y «Heart of Glass» es una canción Disco con un bajo Funk en la que incorporan las guitarras, junto con una Harry que cambia el registro vocal. Cuatro grandes hits que prácticamente cualquier aficionado a la música reconoce. También lo es la versión de «The Tide Is High» que hacen suya, con un sonido Reggae y en la que también destacan los vientos. «X Offender» corresponde a su debut del disco Blondie (1976) y es un Rock más clásico, igualmente precursor de la New Wave.

«Hanging on the Telephone» es otra versión que llevan a su terreno, una canción de Power Pop que también cuenta con un punto Punk en su urgencia. «Rip Her to Shreds» tiene un lado más oscuro, también de su debut, hay desparpajo y un estribillo que se te clava. Tremenda es «Rapture» con la que vuelven a demostrar que sabían sumarse a las tendencias, en este caso una canción de nuevo Disco con elementos del Funk y con vientos incluidos. «Atomic» es otra gran canción, de nuevo sonido Disco con las guitarras incorporadas. En «Picture This» también demuestran la vertiente que tenían sobre el Rock & Roll y el Pop primigenios, de los años cincuenta y sesenta, con un punto épico incluido. Más claro se ve en «In the Flesh» en la que hay unos coros fantástico y Harry canta con mayor sensualidad. Las reminiscencias sesenteras se ven acentuadas en «Denis», versión de un tema de Doo-Wop, «Denise» de Randy & The Rainbows que Blondie llevan a su terreno Pop.

«(I’m Always Touched By Your) Presence, Dear» es una canción compuesta por el bajista Gary Valentine y es más canónica de la New Wave. «Union City Blue» tendría un tono más pesado y Harry canta de forma apasionada. En «The Hardest Part» demuestran de nuevo su eclecticismo, hay vientos, sonido Disco, un bajo Funk, batería Punk, guitarras, etc. «Island of Lost Souls» es la única canción de su disco de 1982, ya señalado, una canción curiosa, un Calypso que tiene un tono veraniego y con una Harry que vuelve a cambiar de registro en su forma de cantar. En «Sunday Girl», otro tema del Parallel Lines, aparece de nuevo el tono de Pop de los sesenta aunque las guitarras son más poderosas. Y el cierre es para la señalada «Maria», única canción de su retorno de 1999, compuesta por Jimmy Destri, que es un hit irrenunciable, por mucho que nos acabase cansando y que cuenta con un estribillo adictivo, y con una Harry cuya voz es más madura.

Desde entonces, Blondie han seguido en activo y han publicado cuatro discos más que van desde The Curse of Blondie (2003) hasta Pollinator (2017). Estos meses también salieron las memorias de Debbie Harry, que en España han sido editadas por Libros Cúpula. Bajo el título De cara, recibieron críticas dispares. Pero Blondie es una de esas grandes bandas que siempre es necesario recuperar. Una banda que, como hemos comentado, supo estar en el momento y el lugar adecuado, construirlo, y adaptarse.