Wilco, «Ode to Joy»

Siempre es una gozada que Wilco publiquen nuevo disco, en el caso de Ode to Joy el número once ya de su carrera. Jeff Tweedy, John Stirratt, Glenn Kotche, Nels Cline, Mikael Jorgensen y Pat Sansone han vuelto con un trabajo «marca de la casa», siguiendo con el tópico, y es que Wilco no defraudan. Sus detractores dirán que suenan aburridos. Habrá seguidores que echen de menos aquellos discos en los que sorprendían como sus obras maestras. Pero Wilco son un valor seguro y Ode to Joy es un disco que se degusta con las escuchas, precisa de varias para sumergirte en las texturas que construyen unos músicos tan excelsos a partir de las composiciones de Tweedy. Son once canciones en las que van jugando con diferentes ambientes aunque casi todo el disco se basa en medios tiempos en los que Tweedy va cambiando su voz, ahora susurrante, luego en falsete, y destaca también la presencia de la batería y la percusión de Kotche. Están, por supuesto, las guitarras de Cline y el resto de la banda sigue a gran altura.

Comienzan con «Bright Leaves» que va marcar el tono de la primera parte del disco, con Tweedy susurrando y un tono musical espectral y atmosférica, siendo la batería de Kotche clave. En «Before Us» siguen en esa línea, aunque inciden luego en la parte más melódica, hay coros y acústica, siendo una de las canciones más emotivas del disco. «One and a Half Stars» parece querer avanzar hacia sonidos más melódicos y más Pop, pero conserva un tono oscuro, reforzado por la voz de Tweedy de fondo. «Quiet Amplifier» prosigue con la evolución, Jeff canta en falsete y aparecen nuevas texturas de sonidos. Y llega la ruptura con «Everyone Hides», canción fantástica en la línea más Ppp de Wilco, más luminosa y con la guitarra de Cline de nuevo protagonista. No bajan el nivel, y tampoco el camino, con «White Wooden Cross», que es más acústica que su predecesora pero también delicada y sutil, con esa percusión y ese piano en primer plano.

La segunda parte comienza con una vuelta a los comienzos del disco, «Citizens» parece crecer en intensidad sonora pero Tweedy vuelve a cantar de forma susurrante y el sonido es más atmosférico. Jeff regresa al falsete en «We Were Lucky», una canción en la que Kotche y Cline vuelven a hacer de las suyas. A continuación, «Love Is Everywhere (Beware)», posiblemente la segunda mejora canción del disco, un tema precioso y melódico con un sonido de la guitarra del comienzo que te atrapa. «Hold Me Anyway» no se queda a la zaga, otra gran canción melódica y que gira hacia sonidos más Pop, aunque las guitarras de nuevo se llevan el protagonismo. El cierre es para «An Empty Corner», una canción que remite a la primera parte, aunque aquí Jeff canta con más fuerza, hay un mayor peso de la acústica y la combinación de texturas instrumentales vuelve a mostrar el virtuosismo de Wilco.

Hemos tenido un año muy Wilco que ha terminado con un nuevo disco, tras su gira que les trajo al Azkena, el disco en solitario de Jeff Tweedy, sus memorias, los aniversarios de varios de sus discos, etc. Regresan en verano a Donosti y Murcia y, la verdad, dan ganas de acercarse a verlos a San Sebastián. De momento, Ode to Joy.