Cuando Pearl Jam comenzaron una nueva etapa o veinte años de «Binaural»

No sabemos cuánto tiempo vamos a esperar a que tengamos en nuestras manos Gigaton, el nuevo disco de Pearl Jam, y no nos importa porque no es una prioridad. Cada vez que toca la llegada de un disco de Pearl Jam entran las dudas, los miedos y el mirar hacia atrás…hacia la década de los noventa y sus grandes discos. El onceavo disco de Pearl Jam, previsto para el 27 de marzo pero con el escenario actual se retrasará su lanzamiento físico, ha tenido unos adelantes que, especialmente «Dance of the Clairvoyants», han sido recogidos de forma tibia. Bueno, nosotros no somos de escuchar adelantos, esperamos al disco y no nos hacemos ilusiones. Luego, me puedo equivocar, minusvaloré en sus inicios Lightning Bolt (2013) y, con el tiempo, le saqué más sustancia de la que tenía. Pero, consideremos que Pearl Jam ya marcaron su leyenda con Ten (1991), Vs. (1992) y Vitalogy (1994); que se mantuvieron arriba con el menos valorado, especialmente en su momento, No Code (1996); y que lanzaron un gran quinto disco como fue Yield (1998). Y, ¿a partir de ahí?, ¿cómo afrontaron Vedder, McCready, Gossard y Ament el siguiente paso? Primero, con un cambio de gran calado ya en 1998 Jack Irons había dejado su puesto en la batería a todo un Matt Cameron. La baja de Irons, que había sustituido a Dave Abbruzzese en 1994, este sí que no había tenido una salida amistosa, decidió que no quería salir de gira justo al comienzo de la promoción de Yield. No había un sustituto más adecuado que todo un Matt Cameron, por entonces Soundgarden ya no estaban en funcionamiento y la noticia causó una gran conmoción a los seguidores ya que era uno de los mejores baterías del momento. Cameron ha seguido en la banda desde entonces y ha sido clave en el sonido de Pearl Jam, su estilo en la batería se ha dejado notar.

Además de este cambio, Pearl Jam venían de haberse enfrentado en años pasados a Ticketmaster, del ensimismamiento de Vedder y de la desaparición del Grunge. Pearl Jam eran una de las grandes bandas de Rock del mundo pero, para mucha gente, eran unos dinosaurios. El siguiente paso discográfico, por lo tanto, no era nada fácil y podría entrar en eso que se denomina «disco de madurez», si esto tiene algún sentido. Pero, estaba claro que Pearl Jam no lo tendrían fácil. Y, curiosamente, pese a la entrada de Cameron, Binaural (2000) fue un disco más pausado y contenido, con toques psicodélicos e incluso progresivos. Pearl Jam tomaron el camino de la introspección en comparación con sus discos anteriores, ya se observaba incluso en el diseño del disco y en las imágenes del interior. A mí me costó mucho, lo reconozco, es un disco que tuve tiempo en una especie de «nevera» o segundo plano, aunque lo recuperé con el DVD Touring Band 2000 (2001), que adquirí en 2003 o 2004. Hoy, viendo la discografía de Pearl Jam, Binaural es un disco que estaría entre la mitad mejor de la segunda parte de la carrera de los Seattle. Obviamente, muchas valoraciones se basan en las expectativas que uno tenga sobre su grupos y artistas favoritos y, en el año 2000, esperábamos otro «Do the Evolution». Pero nos encontramos con un tono más atmosférico aunque también con parte de la garra de Pearl Jam. Se cumplen, por lo tanto, veinte años de este Binaural que repasamos en Los Restos del Concierto, dentro de una serie que estas semanas dedicaremos a otros aniversarios de Pearl Jam.

El comienzo del disco es contundente, «Breakfall» es un un Rock de toda la vida al que le sigue la más conseguida «God’s Dice», aunque con guitarras más melódicas en una composición por completo de Ament. «Evacuation» cuenta con unas guitarras más endurecidas, Vedder cambia el tono de su voz y la batería de Cameron cobra protagonismo, no en vano compone la música. «Light Years» es un medio tiempo más contenido, agarra ya un punto más épico que crecerá en intensidad con «Nothing As It Seams», que será una de las mejores canciones del disco, más expansiva y atmosférica en una nueva composición de Ament. Esta cadencia se impone en «Thin Air», escrita por Gossard, en el que la batería de Cameron aporta el punto más épico. «Insignificance» juega al eclecticismo, junta la fuerza de las primeras canciones del disco y el tono del resto, en una composición en exclusiva de Vedder.

La segunda parte comienza con «Of the Girl» de Gossard, otra de las canciones destacadas, y una de las poquísimas de esta mitad que no es de Vedder, destacando las guitarras y la forma de cantar de un Vedder que demuestra su buena forma. «Grievance» comienza con más fuerza y el tono de la voz es diferente al resto del disco, aunque luego se ponen más melódicos. «Rival» de Gossard inicia un tramo final que va perdiendo fuelle, en este caso un sonido más pesado que no acaba de funcionar. «Sleight of Hand», con música de Ament, es más experimental pero acaba abrazando una suerte de épica. Y con «Soon Forget», Vedder se abona al intimismo, ukulele incluido, aunque tampoco deja poso. Se levanta un poco el final del disco con «Parting Ways», aunque tampoco es para tirar cohetes, una canción épica y atmosférica a partes iguales que incorpora cuerdas al final. Cuenta con un tema oculto, «Writer’s Block», un instrumental para cerrar.

Binaural inauguraría una nueva etapa de Pearl Jam, la de madurez si se quiere llamar así, pero no cabe duda que es un disco que costó en su momento, un disco que se salía en cierto modo de la trayectoria anterior. Como si hubiesen echado un poco el freno tras Yield. Ese mismo año 2000, Pearl Jam pasarían uno de sus peores momentos, con serias dudas de que la formación continuase, por el impacto de la tragedia en el Festival de Roskilde (Dinamarca) cuando nueve asistentes a su concierto perdieron la vida al producirse una avalancha. Las imágenes dieron la vuelta al mundo, especialmente una de Vedder arrodillado en el escenario llorando. La banda acudió al funeral y siguen teniendo relación con las familias, como se ha visto en algunos documentales de la formación, dedicándoles homenajes como la canción de Riot Act (2002), «Love Boat Captain». Aquel concierto también marco un antes y un después en las medidas de seguridad de estos acontecimientos.

Lo que decíamos al principio, la actual crisis del Covid-19 nos deja sin lanzamientos discográficos físicos pero no vamos a dejar de escribir sobre Pearl Jam. Pronto, más entregas.

 

«In Hiding», Pearl Jam y Bukowski

En 1998, Pearl Jam publicaban su quinto disco, Yield, del cual ya hablamos el año pasado en Los Restos del ConciertoYield será seguramente el último gran disco de los de Seattle, un disco que precedía al controvertido en su momento No Code (1996), pero que era un fantástico trabajo igualmente. En Yield, Pearl Jam apostaban claramente por un sonido más épico si cabe, con una combinación de canciones rápidas y, especialmente, medios tiempos acelerados. Atrás quedaba la urgencia de comienzos de los 90, aunque siempre apare como en la mítica «Do the Evolution», o en «Brain of J.». En el otro lado, «Given to Fly», «Whislist», «All Those Yesterdays», etc. Sí, eran unos Pearl Jam más maduros, el tiempo pasa para todos y todas. Uno de los elementos que también cabe destacar en el disco es el peso de la Literatura en la inspiración de varias canciones. Así, la siempre recurrente, y de la que hemos hablado, «El maestro y Margarita» de Míjail Bulgákov era la influencia en «Pilate» cuyas letras eran de Jeff Ament y la filosófica «Ishmael» de Daniel Quinn marcaba «All Those Yesterdays» que había escrito Stone Gossard.

Pero para cerrar esta sección del verano de 2019 dedicada a canciones literarias nos vamos a centrar en «In Hiding», uno de los últimos cortes del disco y cuya letra es de Eddie Vedder y la música de Gossard. Vedder declaró en su momento que la letra estaba inspirada en los libros y la figura de Charles Bukowski, padre del «realismo sucio» y referente para varias generaciones con sus obras directas, auténticas e impregnadas de un elevadísimo nihilismo y un no menos presente existencialismo, sin olvidar su cinismo característico. Seguramente, muchos identifiquen su obra con el sexo, las drogas, etc., pero hay muchísimo más. Libros como «Cartero», «Factótum», «Mujeres», sus cuentos y poemas, etc., siguen leyéndose. Vedder señaló que Sean Penn le había pasado una cita de Bukowski y que eso le dio pie para un tema un tanto autorreferencial, Vedder siempre ha sido un tipo con un alma un tanto torturada, con esa dialéctica entre la posición del individuo y los requerimiento de la sociedad que tantas veces ha explorado. Sin embargo, en otras ocasiones ha dado algunas interpretaciones más abstractas, que también casan con la temática de la canción. Allí, Vedder escribe versos un tanto claustrofóbicos, muy de posicionarse ante el mundo (la sociedad) y ante uno mismo. De hecho, nada más explícito que el título, «In Hiding», «Escondido». La música, que recordemos la firma Gossard, mece la letra de Vedder en una base de guitarras al comienzo para ir ascendiendo a medida que la voz de Vedder crece, con una segunda parte en la que aumenta la intensidad y la épica, pero sin abandonar un recorrido un tanto sinuoso.

No solo Pearl Jam se han inspirado en Bukowski, por ejemplo Modest Mouse llamaron a una de sus canciones de 2004 directamente «Bukowski», al igual que otras bandas como The Boo Radleys que fueron explícitos en «Bukowski Is Dead», publicada en 1995, un año después de su muerte; U2 lo harían para «Dirty Day» del Zooropa (1993); y si alguien se puede identificar con el personaje y parte de la filosofía de Bukowski en la música ese no es otro que Tom Waits, que se inspiró directamente en el escritor en «Frank Wild’s Years» de 1983.

«Backspacer», uno de los discos más urgentes de Pearl Jam

Siempre nos cuesta escribir de nuestros grupos y artistas favoritos y más si es el más, en mi caso Pearl Jam. Obviamente, a estas alturas de la película y como hemos señalado en otras ocasiones, Pearl Jam no tienen nada que demostrar. Fueron un torbellino a comienzos de los noventa, supieron tomar su camino y quitarse pesos de encima, y luego…bueno, luego han seguido sacando discos, espaciándolos cada vez más, y siendo una garantía en directo, los mejores sin duda, como vimos en el Mad Cool del año pasado, por ejemplo. Pero sí que es cierto que sus discos desde por lo menos Binaural (2000) no han destacado, siendo su último gran disco Yield (1998). Ojo, que siempre hay cosas buenas, y que cada uno ponga el punto de inflexión donde quiera. Binaural (2000) y Riot Act (2002) pusieron un paréntesis hasta la llegada de Pearl Jam (2006), un trabajo que se abonaba a la épica y que contaba con buenas canciones. En 2009 Pearl Jam regresarían con un nuevo trabajo, un disco que se caracterizaría por un sonido más acelerado, casi con ramalazos Punk y Hard Core, un disco de poco más de treinta y cinco minutos pero que tampoco sería muy valorado por la crítica. En este décimo aniversario del disco, regresamos a un trabajo que ha dejado pocas canciones en la memoria y que posiblemente sí que estaría entre los tres trabajos menos logrados de Vedder, Ament, Gossard, McCready y Cameron, aunque gustos son colores. El peso de la composición del noveno disco de Pearl Jam cayó en mayor medida en Eddie Vedder y frente a una mayor presencia de la épica en Pearl Jam, en Backspacer optaron por rejuvenecer su sonido, lo que pasa es que en algunos momentos se quedó un poco por el camino. Y eso que Vedder se desgañita, grita por momentos, y las guitarras de Gossard y McCready suenan punzantes.

El comienzo es para una «Gonna See My Friend», un tema urgente con toques Punk pero con reminiscencias Pop, es una canción en la que Vedder juega con su voz y Cameron vuelve a demostrar el gran batería que es. Con «Got Some», con música a cargo de Ament, suben la apuesta y el nivel, es una canción que funciona mejor y que te deja con ganas de más, tratan de acelerar con sonidos más Punk. En «The Fixer» apuntan más hacia la melodía y les sale una canción notable, aunque no alcanza la categoría de clásico, con Vedder desgañitándose, canción por cierto cuya música cae del lado de Cameron, McCready y Gossard. Cameron y Gossard repiten en «Johnny Guitar» comienzan con fuerza pero en la segunda parte la canción se les cae. Curiosamente, una de las canciones más recordadas del disco es «Just Breathe», delicioso medio tiempo que nos recuerda a lo que hizo Vedder en Into the Wild (2007) y que es una canción muy emotiva con Vedder cantando con un gran sentimiento por encima de una instrumentación prácticamente acústica. En «Amongst the Waves» se lanzan paradójicamente a la épica, música de Gossard con Vedder cambiando de forma de cantar y con una preeminencia de las guitarras que parecen sacadas del Pearl Jam.

La segunda parte se les cae un poco. La tendencia con la que cerraban la primera parte se confirma con «Unthought Known», canción tipo «río» con algunos cambios de ritmo tras ese comienzo más lento y pausado. Sin embargo, con «Supersonic» aceleran para volver al Punk y al Hard Core, tema que firma Gossard y que funciona aunque no debemos dejar de señalar que juegan a no arriesgar. Tras el paréntesis anterior, vuelven a la épica con el medio tiempo «Speed of Sound», con unas guitarras que quieren ser luminosas. El tramo final corresponde a las dos canciones menos inspiradas del disco. Por un lado, «Force of Nature» en la que parece que han puesto el piloto automático y que cuenta con un sonido más pesado, firmada la música por McCready. Por el otro lado, y como cierre, «The End», que es como una letanía con Vedder en primer plano, emocionante es, eso no lo vamos a negar, y con una instrumentación muy sutil.

Obviamente, no es el disco que devolvería la gloria a Pearl Jam, desde un punto de vista compositivo, como tampoco lo fue su última entrega hasta el momento, un Lightning Bolt (2013) con el que fuimos un poco duros. Backspacer no es un mal disco, pero al final se va cayendo, una pena. No sabemos si Pearl Jam volverán a sacar música nueva, rumores existen, alguna canción suelta, pero han pasado ya seis años. Mientras tanto, podemos recordar este Backspacer que cumple diez años.