Hiss Golden Messenger, «Terms of Surrender»

Otra amalgama deliciosa de virtuosas sensibilidades reunidas una vez más por el genio de un M.C. Taylor que lleva años editando joyas cada vez más apreciables entre la urgencia del estruendo comercial. Por nuestra parte, tras el descubrimiento de sus dos referencias de 2017 (‘Heart Like a Levee’ y ‘Hallelujah Anyhow’) nos fuimos dejando seducir por el grueso de su prolífica carrera al frente de Hiss Golden Messenger que ya completa once referencias de estudio (a una por año de existencia) y que en los últimos años ha ido ganando relevancia.

Además de las habituales colaboraciones en la formación, como las de los hermanos Cook (Brad en la producción además de Phil), destacan las aportaciones de gente como Aaron Dessner (The National) o Jenny Lewis entre otros, para conformar un folk límpido y sutil, con medido y variado componente eléctrico y con la sensibilidad vocal a flor de piel. Con dominio de la temática personal (familia, entorno, salud), también hay espacio para la social como la fantástica I Need a Teacher, que abre el disco con contundencia rítmica y reivindicación educativa. Luminosa y triste, la bella Bright Direction (You’re a Dark Star Now) da paso a la más enérgica y ligera My Wing. Ejemplos de contención y sugerencia son el ritmo denso de Old Enough To Wonder Why (East Side-West Side) y la crudeza bluesera de Whip. Los teclados y el moderado volumen de Cat’s Eye Blue introducen una pausa antes de dedicar a su hija la animosa Happy Birthday Baby y a una amiga Katy (You Don’t Have To Be Good Yet). Aires blues y conflictos interiores componen Down at the Uptown y un piano triste enfrenta la adversidad en el intenso cierre que da nombre al disco.

Un placer escuchar estas nuevas canciones que una vez más abstraen por la magistral interpretación, sensible y elegante, de una banda repleta de talentos entregados a la causa de un Taylor que no relaja el nivel en esta última entrega que puede situarse a la altura de sus magníficos precedentes.

20 canciones de 2018 (del 20 al 16)

Es final de año y toca hacer las tan denostadas como esperadas listas, esas listas en las que recogemos nuestros discos, películas, libros, etc. preferidos del año que acaba. En Los Restos del Concierto continuamos con nuestra costumbre de elegir las canciones que más nos han gustado y esta vez las hemos ampliado a veinte. Son valoraciones subjetivas de los discos que hemos reseñado a lo largo de un año que no ha sido para tirar cohetes en la escena musical, aunque siempre hay cosas interesantes, y que recogen un elevado eclecticismo en nuestras elecciones aunque en general ha habido bastante concordancia.

En esta primera tanda, mucha diversidad, de jóvenes promesas a veteranos ilustres y propuestas diferentes.

20. Phil Cook, «Miles Away»

Todo un descubrimiento las canciones de este virtuoso de la guitarra y el banjo, miembro fundador de los extintos Megafaun y solicitado músico de sesión, que solo ha editado dos discos en solitario, el segundo de los cuales («People Are My Drug») nos ha impresionado este año por su frescura y buenrollismo además de por su naturalidad instrumental. Junto a la fantástica Life, afable y canalla reinterpretación de un clásico del desaparecido Allen Toussaint, nos quedamos con Miles Away, tema de lanzamiento del disco cantada y compuesta junto a Amelia Meath de Sylvan Esso y que te atrapa con su delicada nostalgia y unas voces cálidas y atinadas. Javier Castro Senosiain

19. Luluc, «Heist»

Desde Australia llega la siguiente canción, compuesta por el dúo Randell/Hassett que tan buena impresión nos causó en sus dos anteriores discos y que, fieles a su estilo, volvieron a merecer alabanzas con su disco de 2018 «Sculptor» con un cancionero que, si bien no es redondo, vuelve a contener preciosidades como este tema íntimo y austero que armado con apenas teclados, vientos y delicadas voces va creciendo tímidamente hasta quebrarse en un final emocionante y contagioso. Javier Castro Senosiain

18. Zahara, «Hoy la bestia cena en casa»

Primera de las canciones de la lista perteneciente a un disco que no hemos podido reseñar. Zahara publicó en noviembre «Astronauta», un trabajo del que había adelantado Hoy la bestia cena en casa, un giro estilístico y en las letras, dejando en este tema de lado un poco el costumbrismo al que nos tenía acostumbrado. La canción es un cañonazo, te pone a bailar y la letra tiene carga de profundidad. Un tema muy adictivo que se te mete en la cabeza y que fue una sorpresa del otoño. En breve, «Astronauta» en Los Restos del Concierto. Sergio Andrés Cabello

17. Ben Harper & Charlie Musselwhite, «When I Go»

De nuevo Ben Harper grabó con Charlie Musselwhite un excelente disco a añadir al extraordinario «Get Up» de 2013, demostrando otra vez que pocos saben desplegar como él las raíces de la música norteamericana, y si es junto a una leyenda de la armónica en excelente forma como Musselwhite, mejor que mejor. Este año grabaron un «No Mercy in This Land» pleno de aciertos y abierto por un coro lejano que precede al fabuloso y enfebrecido reef de guitarra que insistente sustenta la voz de Harper junto al sabio acompañamiento de la armónica. Una sabrosa ración de blues intemporal y directo. Javier Castro Senosiain

16. Janelle Monaé, «Screwed»

Pues hubo dudas, hubo dudas. Ya lo contamos en la crítica de «Dirty Computer», un disco que estaba ahí en la lista pero que no acababa de entrar. Pero cuando ya nos decidimos, Janelle Monáe te atrapa en uno de los discos más destacados del año. R&B moderno, Funk, ribetes Soul, etc., para una artista destacada. Y nos quedamos con Screwed, en la que participa Zoë Kravitz, una canción que, como en otros casos en el disco, nos remite directamente a un genio como Prince, muy presente en la obra de Monáe. El juego de las dos voces y esa guitarra que podría salir de los mejores trabajos del recordado Prince se ponen al servicio de una gran canción. Sergio Andrés Cabello

Phil Cook, «People are my Drug»

Ilustre músico de sesión, especialmente habilidoso a la guitarra y el banjo además del piano, no fue hasta 2015 que Phil Cook dió el paso hasta la primera línea para empezar a firmar las canciones bajo su nombre con el precioso debut «Southland Mission». También acompañado entonces en la producción por su hermano Brad Cook, con quien compondría hasta 2012 la desaparecida banda de folk psicodélico Megafaun además de coincidir con Justin Vernon (Bon Iver) en DeYarmond Edison hasta 2006, vuelve con una excelente muestra de habilidad, cultura y gusto musicales.

En esta ocasión combina las creaciones propias (cuatro) con las versiones (cinco) para componer un conjunto perfectamente engarzado con la colaboración de su banda The Guitarheels, además de repetir aportación vocal de Amelia Meath (Sylvan Esso). Habitual en las grabaciones de Mathew E. White, Hiss Golden Messenger o Blind Boys of Alabama entre otros, en apenas diez días reunió a la banda y grabó estas nueve canciones que rebosan energía y emoción. Además de sus composiciones propias, en solitario o en colaboración, incluye versiones de Randy Newman, Allen Toussaint o MC Taylor, en un conjunto de indudable sabor clásico cuya escucha resulta fresca e incluso espontánea. Así, de entre las composiciones propias cabe destacar el animado blues inicial Steampowered Blues o la suave composición junto a Amelia Meath de la simple y preciosa Miles Away, la potencia emocional de la balada Another Mother´s Son o la rítmica interpretación al piano de Deeper Kind. El gospel tiene un especial protagonismo en varias canciones como en Tide of Life o en He Gives Us All His Love. Completan el disco las más folkies Now That I Know, plena de melodía y ritmo y la lenta y acogedora Tupelo Child para concluir con la maravillosa Life, que crece fluida hasta el grupal y contagioso cierre.

Efectiva inyección de energía positiva la que desprenden estas canciones que nos han descubierto a un más que brillante intérprete. Música con las justas pretensiones en este infeccioso divertimento que desde la sonrisa de su autor nos alcanza como parte de esa gente a la que hace alusión el título.