Prefab Sprout cierran etapa, «A Life of Surprises»

Pocas bandas, de las que he recuperado en los últimos años, me han impactado tanto como Prefab Sprout. Les tengo un cariño muy especial que crece con los años. Y es que sus canciones me llegan al corazón. Ya lo hemos comentado más de una vez, Paddy McAloon era un genio superlativo del mundo del Pop. Como a tantas otras formaciones, les tocó el cambio de década, de los ochenta a los noventa, y su estrella decayó. Prefab Sprout eran una de esos grupos que salían en los programas musicales de la época, sus vídeos más recordados eran los de «The King of Rock ‘n’ Roll» y «Cars and Girls» de su tercer disco, el colorista From Langley Park to Memphis (1988). La primera canción, y su vídeo, transmitía una imagen de la banda menos afectada de lo que realmente era, muy melancólica, aunque también tenía su carga de profundidad. El caso es que Paddy McAloon, su hermano Martin, Wendy Smith y Neil Conti sacaron una serie de discos que están entre lo mejor de ese periodo. Es curioso también el caso de esas formaciones de Pop de los ochenta que contaban con una segunda voz femenina de apoyo, otro ejemplo era el de Deacon Blue, banda reivindicable también. Prefab Sprout evolucionaron como el Pop de los ochenta pero siempre pareció que iban más allá, y Paddy McAloon no se conformaba con reproducir la fórmula. Debutaron con Swoon (1984) pero sería el segundo disco, Steve McQueen (1985) el que les situaría en el mapa. Aquel disco era una obra maestra, como veremos posteriormente. También queda para la historia su icónica portada, muy melancólica. Todo lo contrario que la de From Langley Park to Memphis, todo color, un disco en el que colaboraron Stevie Wonder y Peter Townshend. El tercer disco recuperaba el sonido más melancólico, no en vano estaba grabado justo después de Steve McQueen, y la portada es para una fotografía de Wendy Smith con rostro un tanto contenido pero apesadumbrado. El cierre de este periodo llegaría con el más experimental, pero también impresionante como vimos en Los Restos del Concierto hace un tiempo, Jordan: The Comeback (1990). Paddy McAloon tuvo un arrebato más artístico y se lanzó hacia un disco extenso, más de una hora, que no fue muy comprendido en su momento por el público aunque sí por la crítica. A mí me parece una barbaridad. Llega el punto del recopilatorio que nos ocupa, A Life of Surprises: The Besto of Prefab Sprout, publicado en 1992 y que toma su título de una canción de Protest Songs. 

Nos encontramos ante una recopilación que va mezclando canciones de sus discos hasta la fecha, con representación equilibrada con cuatro canciones para Steve McQueen, From Langley Park to Memphis y Jordan: The Comeback. Swoon Protest Songs están de forma testimonial, una cada uno, y hay dos inéditos. La verdad es que es un disco muy compensado aunque siempre echaré en falta «Looking for Atlantis», una de mis canciones favoritas de Prefab Sprout. Comienzan con «The King of Rock ‘n’ Roll» que, como decíamos, tiene un toque melancólico detrás de una cierta trivialidad, y con ese comienzo de la canción tan icónico. Luego llega «When Love Breaks Down», para mí la mejor canción de la banda, ya lo hemos comentado en más de una ocasión, la melodía, la forma de cantar de McAllon, el toque de Smith, etc., lo tiene todo. «The Sound of Crying» es una de las novedades y casi parece una hermana de «When Love Breaks Down», aunque no tan profunda sí que es otra melodía Pop nostálgica maravillosa. «Faron Young» es una de las canciones que rompen con la tónica de una banda que también tuvo su eclecticismo, es más acelerada e incorpora algún sonido Country aunque luego retorna al Pop. «Carnival 2000» es más festiva y se nota la evolución con ese toque electrónico pero con una base de Bossa Nova que funciona muy bien.

«Goodbye Lucille # 1 (Johnny Johnny)» es otra maravilla Pop que comienza de forma suave y luego va creciendo en intensidad. En «I Remembar That» adoptan un sonido más clásico y con un punto de canción de los cincuenta, con McAllon en plan crooner. «Cruel» es la única canción de su debut y es otra preciosidad, tiene un punto de sofistificación, incluso también aparecen esas influencias de la Bossa Nova muy sutiles, y la forma en la que McAloon y Smith empastan sus voces es una delicia. Y qué podemos decir de «Cars and Girls», una canción que de nuevo nos remite a la melancolía aunque bajo la estructura de un sonido más Pop, una canción que hacía referencia a las canciones de coches y chicas tipo las que hacía Springsteen, según McAloon. Y la melancolía se impone todavía más en «We Let the Stars Go», otro de esos medios tiempos que tan bien les funcionaban y aquí con Smith destacando en el contrapunto a McAloon.

«Life of Surprises» es más festiva, se sale del tono anterior y «Appetite» es más melódica y sofisticada. «If You Don’t Love Me» es otra canción de desamor que te va emocionando a medida que va creciendo, siendo la otra inédita del disco. «Wild Horses» es más pausada y tranquila con una base instrumental más sutil. En «Hey Manhattan!» presentan una canción orquestal y de nuevo el juego de las voces entre Smith, casi siempre en un segundo plano, y McAllon está sublime. El cierre del disco es para «All the World Love Lovers», toda una declaración, otro tema orquestal y de crooner al comienzo y que va girando hacia un sonido Pop.

El resto de la historia de Prefab Sprout es conocida. La banda siguió funcionando aunque de forma más intermitente y con sus integrantes abandonándola, quedándose solo un McAloon que sufrió importantes achaques de salud. En 1997 publicaron Andromeda Heights, en el que ya no estaba el batería Neil Conti. Para The Gunman and Other Stories (2001) ya no estaba Wendy Smith. En 2003, McAloon firmaría en solitario un disco más experimental como fue I Trawl the Megahertz, aunque años después sería reeditado bajo el nombre de Prefab Sprout. Y habría tiempo para dos trabajos más, con Paddy McAloon como miembro original de la banda: Let’s Change the World with Music (2009) y Crisom/Red (2013).

Paddy McAloon ha sido también noticia estos años por sus enfermedades, casi estuvo a punto de quedarse ciego por el deterioro de sus retina, y fue diagnosticado de tinnitus, esta de tipo auditivo. McAloon y Prefab Sprout entraron hace mucho tiempo en la lista de una de las bandas más importantes de los ochenta. Canciones que te llegan muy dentro y que no puedes dejar de escuchar. Su influencia se ha dejado sentir en la última década en ciertas bandas que han retomado sonidos de los años ochenta, siendo Prefab Sprout una de las bandas más citadas como referencia. Y si ellos no pusieron en este recopilatorio «Looking for Atlantis», nosotros sí en este post.

 

Bart & The Bedazzled, «Blue Motel»

Bart Davenport es un veterano de la escena Folk norteamericana pero que, como otros tantos, ha decidido adentrarse en otros sonidos más Pop y también ha mirado a la década de los 80 del siglo pasado que vive una especie de revivalismo interesante, ya lo comentábamos hace poco aquí con el último trabajo de Josh Rouse. Davenport construye una nueva banda, Bart & The Bedazzled, para presentarnos un fantástico Blue Motel que te traslada a nuestros queridos y reivindicados The Style Council o Prefab Sprout, está muy bien que sean grupos como estos los que marcan las influencias de estas propuestas. Bart & The Bedazzled traen una colección de canciones elegantes y atractivas, con un sonido de guitarras muy interesante, con una voz de Davenport que funciona muy bien y con otros toques sutiles como la presencia del saxofón o los coros femeninos. Pero, lo más importante, es que hay unas cuantas canciones de nivel.

El comienzo es para un «Blue Motel» que te pone en la pista del disco, canción muy de los 80 con una melodía Pop sacada directamente de The Style Council y con unas guitarras muy elegantes. Menos convincentes se muestran en el casi medio tiempo «Hallowen By the Sea», más sutil si se quiere pero que funciona peor. En «What’s Your Secret (Cleo)» la apuesta es por un sonido más ligero pero con unas guitarras que están muy bien, más animadas que en el tema anterior, aunque el tono de voz de Davenport sea un tanto nostálgico, y hace su primera aparición el saxofón como contrapunto en el tema. En «Life Under Water» la melancolía es mayor, tiene un tono como muy de crooner la forma de cantar de Davenport, más intimista, y el saxofón sigue siendo clave. Con «The Amateurs» recupera el dinamismo, guitarras animadas de nuevo y con unos coros bien insertados. Y el cierre de la primera parte es para «Your Sorrow» que, sin dejar de mirar a los ochenta, tiene un tono diferente, posiblemente más arriesgado y diferente en relación al conjunto del disco.

La segunda parte comienza con la mejor canción de las once, «The House That Built Itself», un temazo, una maravilla Pop que cuenta con un comienzo un tanto oscuro, ese órgano que suena de fondo, pero que luego se transforma en un tema vital y fascinante. «Time Machine for Two» tiene un punto más oscuro, es más ambiental y la melancolía es protagonista de nuevo. «Single Life» es un tema instrumental, con el saxofón como protagonista, que es muy intimista y que nos recuerda a esas películas de los ochenta que tenían como protagonista al medio urbano y las calles oscuras alumbradas por farolas. El cierre es para la más optimista «Crownups», regresa a las guitarras Pop, y para la melancólica, la sombra de Prefab Sprout que no cesa, «Vampire», con coros femeninos incluidos.

Disco para disfrutar, un trabajo que gana con las escuchas este Blue Motel de Bart & The Bedazzled y que te conquista con sus sonidos Pop. Imagino a Paddy McAloon escuchando estos discos y sonriendo.

 

Josh Rouse, «Love in the Modern Age»

Se está convirtiendo en algo habitual en los últimos años la mirada de muchas bandas y artistas hacia los sonidos Pop de los ochenta. Parece como si, de repente, hubiesen recordado aquellos sonidos muy marcados por los sintetizadores. Esas influencias que podrían haber sonado no hace mucho como una herejía, ahora se reivindican y se adoptan. Puede que el éxito de The War On Drugs tenga algo que ver, también la mirada nostálgica hacia nuestra infancia, adolescencia y juventud, de Stranger Things a la explotación ilimitada del universo Star Wars. Pues bien, nuestro querido Josh Rouse también ha ido en esa dirección, y ha reconocido que motivado por los discos que escuchaba en esos años, con Love in the Modern Age, dejando en parte a un lado los sonidos más Folk y derivando hacia un trabajo que bebe directamente de los grandísimos Prefab Sprout o de Blue Nile, entre otros. El resultado es un disco que se escucha fácilmente, que tiene unas cuantas buenas canciones pero que tampoco estará entre sus trabajos más destacados. Podemos decir casi que es un ejercicio de estilo, de recuerdo y de homenaje, y que funciona pero también se le ve alguna costura.

El comienzo es un tema facilón, que no deja de sonar bien, un «Salton Sea» adocenado con sintetizadores en algunos momentos chirriantes, muy de los ochenta. En «Ordinary People» no deja el «sonidito» de turno que se contrapone a un tema más pausado, muy del Soft Pop. En «Love in the Modern Age» arriesga más, con esa voz susurrante del comienzo, una canción que gana con las escuchas y que tiene un saxofón de contrapunto interesante. Y la joya del disco es un tema que podría haber firmado perfectamente Paddy McAloon (Prefab Sprout), una canción de gran elegancia Pop con un tono melancólico y unos coros maravillosos, y de nuevo ese saxofón del final. Por su parte, en «Women and the Wind» nos encontramos uno de los pocos temas que nos remiten al Josh Rouse más previsible, el del sonido acústico con esos toques elegantes de Pop y Soul, una canción muy convincente.

La segunda parte es más irregular, comenzando por una «Tropic Moon» que no acaba de funcionar, de nuevo vuelta a los ochenta con esos sintetizadores protagonistas y con un tono más ambiental. Retoma su sonido más reconocible de nuevo con una simpática y divertida «I’m Your Man», que también está entre lo mejor del disco. En «Hugs and Kisses» regresa a los sonidos más ochenteros en el comienzo aunque luego quiere llevarlo de nuevo a su terreno, quedándose en una especie de «tierra de nadie». Y el cierre es para «There Was a Time», también caracterizado por su «facilidad» y previsibilidad, cerrando así su homenaje a la década de los ochenta.

Josh Rouse casi nunca defrauda, y Love in the Modern Age, no es una excepción pero también da la impresión de ser un experimento, insisto en el punto de homenaje o recuerdo, que a veces se toma por el camino más fácil. Pero también es verdad que hay algunas canciones muy destacadas y que el tono del disco nunca decae.