«Lullabies to Paralyze» o el mantenimiento de la tensión de Queens of the Stone Age

No hace falta poner en valor a Queens of the Stone Age (QOTSA), una de las principales bandas de Rock de las últimas décadas. Josh Homme, el imponente líder de la formación, había destacado con Kyuss y su Stoner Rock, también agrupados en la categoría de Desert Rock, abrasivo y de guitarras expansivas, y en 1996 formaría QOTSA donde irían integrándose diferentes miembros, en un carrusel de músicos que incluyen entre los colaboradores Dave Grohl, Mark Lanegan o Nick Oliveri. La formación de los últimos dos discos, que han mostrado la evolución de la banda hacia sonidos más accesibles, es la consolidada con Dean Fertita, Troy Van Leeuwen, Michael Shuman y Jon Theodore. Pero, el camino ha sido largo, tras el debut de 1998 llegó su mejor disco seguramente, Rated R (2000), sucedido por Songs for the Deaf (2002). El cuarto trabajo sería el que nos ocupa, publicado en 2005, Lullabies to Paralyze puede considerarse como parte de esa trilogía, encuadrándose en los discos de otro proyecto en el que participa Homme, Eagles of the Death Metal con Oliveri. Luego tocaría el turno a un menor Era Vulgaris (2007). A partir de ahí, seis años sin material nuevo, aunque Homme estaría en Them Crooked Vultures con Grohl y John Paul Jones. También llevaría a Arctic Monkeys a otra dimensión con la producción de Humbug (2009). La vuelta sería con los destacados …Like Clockwork (2013) y Villains (2017), con este disco lo vimos en 2018 en el Mad Cool de Madrid. En Lullabies to Paralyze, Homme, Van Leeuwen y Joey Castillo formarían el núcleo duro de la grabación, apareciendo Lanegan, el guitarrista Alain Johannes, Billy Gibbons de ZZ Top, Shirley Manson de Garbage, o un Jack Black que aporta las palmas en «Burn the Witch». Homme hace un disco oscuro que se va abriendo a medida que avanza, aunque no deja de tener ese tono más Stoner de los primeros discos de la QOTSA.

«This Lullaby» cuenta con la voz de Lanegan, con un tono oscuro que se acerca a Tom Waits con la acústica de Homme. En «Medication» mete furia en menos de dos minutos de canción que contrastan con la apertura. Y en «Everybody Knows that You Are Insane» se descuelgan con una de las mejores canciones del disco, guitarras más expansivas y tono más atmosférico que le otorga a la canción un punto más melódico. En «Tangled Up in Plaid» hay un tono más tétrico con un punto teatral incluso, sin dejar el sonido denso. «Burn the Witch» incide en los sonidos anteriores pero se endurecen más e «In My Head» es una de las canciones más potentes del disco, corrosiva incluso, con una intensidad que se sustenta en el tono melódico. «Little Sister» es una canción más rockera con unas guitarras que, como en el conjunto del disco, se convierten en las protagonistas.

La segunda parte sigue en lo más alto con «I Never Came», una canción Stoner en la que Homme canta en falsete. Para «Someone’s in the Wolf» se va a más de siete minutos, con un sonido más teatral y dramático de nuevo. Sigue con los temas extensos, «The Blood Is Love» supera los seis minutos de duración e incide en la contundencia. Menos conseguida nos parece «Skin on Skin» que es más expansiva y enrevesada. «Broken Box» es más melódica y rockera, más accesible si cabe. La versatilidad aumenta con «You Got a Killer Scene There, Man…», con Homme de nuevo en falsete y con Manson haciendo de contrapunto, contando con un sonido más versátil. «Long Slow Goodbye» cierra el disco siendo una de las mejores de todo el trabajo, una canción expansiva y épica.

Gran disco este cuarto de QOTSA, con un Josh Homme y su banda que seguían en un gran estado de forma. Luego, llegaría la trayectoria ya señalada y la evolución en los dos últimos discos. Pero, no cabe duda que QOTSA es una de esas bandas que hay que escuchar, no defraudan.

«Rated R», el despegue de Queens Of The Stone Age

Aunque en 1996 los californianos Kyuss anunciaban su disolución, sería poco después cuando su inquieto guitarrista Josh Homme pondría en marcha su siguiente proyecto, para el que inicialmente contó con dos excompañeros como Nick Oliveri al bajo y Alfredo Hernández a la batería además de la guitarra de Dave Catching. Con el tiempo por los Queens Of The Stone Age pasarían otros muchos músicos, además de un montón de colaboraciones, hasta convertirse en algo parecido a un supergrupo cuyo único componente permanente es el propio Homme, pero lo cierto es que la calidad nunca se ha resentido y hasta ahora han grabado ocho más que estimables discos.

En 1998 debutarían con un trabajo homónimo en el sello independiente de Stone Gossard (Pearl Jam), y obtendrían un éxito que les permitiría dos años después grabar su primer disco para Interscope, este «Rated R» que definitivamente les alzaría a la primera línea del rock. Producido por el propio Homme junto a Chris Goss, con el que ya habían colaborado en su debut y con quien continuarían trabajando hasta el «Era Vulgaris» de 2007, lo grabaron en los míticos y rockeros estudios Sound City de Los Angeles y obtendrían un sonido crudo y aguerrido, algo más virado al pop que en su debut, pero sin desprenderse de la dureza stoner de la que provenían, y en él concentrarían en número respetable los primeros hits de su carrera.

A ritmo de guitarras monocordes abre el disco Feel Good Hit Of The Summer, una irónica y provocadora retahíla de narcóticos en la que colabora Rob Halford (vocalista de Judas Priest) a la que siguen The Lost Art Of Keeping A Secret, con mayor presencia de bajo y otros elementos, y Leg Of Lamb igualmente grave y variada a las guitarras. Después llegan las dos primeras voladuras: la tremenda Auto Pilot cantada por Nick Oliveri, pura cadencia descendente y profunda, y Better Living Through Chemistry, cuyo inicio va sumando instrumentos con brilantez hasta una segunda parte instrumental espectacular.

Monsters In The Parasol se desarrolla a base de insistentes guitarrazos y en la dura Quick And To The Pointless vuelve a cantar Oliveri con el contraste femenino de Wendy Rae Moan. Otro hit, aunque a menos revoluciones, es In The Fade, en la que sobresalen el bajo, el piano y la voz de Mark Lanegan. En Tension Head Oliveri rompe la voz en uno de los cortes más duros antes de desenchufar para la instrumental Lightning Song y cerrar con la densa y grande I Think I Lost My Headache y su batiburrillo de metales final.

Desde aquel 2000, la figura de Josh Homme ha seguido creciendo y volviéndose más ecléctica (sin desmarcarse del rock) hasta convertirse en una de las más respetadas del actual panorama musical, siempre con los QOTSA como punta de lanza, pero también apoyado en diferentes proyectos como las Desert Sessions, Them Crooked Vultures o Eagles Of Death Metal, además de como productor y colaborador de otros en los que siempre ha dejado huella su particular impronta. Las últimas noticias que hay de él son el lanzamiento a finales del pasado año de una nueva grabación de las Desert Sessions después de más de quince años, a la vez que continúan los rumores de una posible reunión de Them Crooked Vultures y de un inminente disco de QOTSA, pero a falta de confirmación nosotros seguimos celebrando su música mientras disfrutamos recordando la que posiblemente sea su más completa colección de canciones.

Mini Mansions, «Guy Walks Into a Bar…»

Los veranos son tiempos de calma que no suelen dejar muchas novedades, especialmente Agosto, mientras que se esperan los grandes lanzamientos de otoño. Este año, uno de los discos que ha aparecido destacado ha sido el de Mini Mansions Guy Walks Into a Bar…, tercer trabajo del grupo de Michael Shuman, bajista de Queens of the Stone Age, que aquí asume el protagonismo de la banda, junto a Zach Dawes (The Last Shadow Puppets) y Tyler Parkford, junto con el apoyo de Jon Theodore (The Mars Volta y Queens of the Stone Age). Los norteamericanos han tenido también visibilidad este verano porque han girado por España, abrieron para Muse, y su disco ha contado con mayor presencia en los medios que sus dos entregas anteriores (2010 y 2015). Guys Walks Into a Bar…es un disco que se escucha fácilmente y que cuenta con canciones de estribillos pegadizos en los que amalgaman diferentes influencias, aunque la sombra de Arctic Monkeys está ahí, especialmente la de su último disco, el controvertido Tranquility Base Hotel & Casino (2018). De hecho, están más cerca de estos que del sonido de Queens of the Stone Age, aunque no del de su último trabajo. No es un disco que vaya a pasar a la Historia pero sí que es un disco que te alegra la tarde, y tiene algunas canciones muy pegadizas.

La primera parte es muy adictiva, con un comienzo fulgurante que es «Should Be Dancing», una canción apabullante que también tiene un cierto sonido cercano a la New Wave. «Bad Things (That Make You Feel Good)» incide en esa línea con un toque más electrónico. «Don’t Even Know You» es un medio tiempo más melódico con Shuman cantando en falsete, tema con un punto Pop atractivo. Por su parte, «Forgot Your Name» lleva a los sonidos del inicio del disco, con una melodía bien construida y que tira descaradamente al Pop con efectos electrónicos incluidos. «I’m In Love» es más abrasiva, más electrónica, aunque no alcanza los niveles de las canciones anteriores. El cierre de la primera parte es para «Time Machine» que se queda en tierra de nadie, Pop electrónico con ínfulas Rock pero que no acaba de funcionar.

La segunda parte desciende varios peldaños en su calidad, «Works Every Time» es un medio tiempo que gana con las escuchas pero que no acaba de levantar. «Living in the Future» es una insustancial canción de Pop electrónico y «Gummybear» tiene un tono atractivo pero tampoco acaba de convencer, con Shuman tirando de nuevo de falsete. Sin embargo, el nivel asciende de forma clara con «Hey Lover», compuesta y cantada con Alison Mosshart (The Kills, The Dead Weather), una canción con una gran cadencia y que es de las mejores del disco, destacando la interpretación de Mosshart. «Tears in Her Eyes» cierra el disco, un medio tiempo más angustioso y oscuro que te deja igual.

Interesantes Mini Mansions a pesar de una segunda parte en la que el disco no está a la altura de la primera, exceptuando la ya señalada «Tears in Her Eyes». Una pena porque la primera tanda es bastante potente. Seguro que en directo suenan como un cañón.