«Days Like This» o la luminosidad de Van Morrison

La relación con nuestros artistas y bandas favoritas suele estar marcada por la variable generacional, los que son de la época, los que coinciden generacionalmente. Pero, obviamente, también están aquellos y aquellas que no son de tu generación y que los coges por el camino y, luego, vas descubriendo sus obras pasadas. Es el caso de Van Morrison, que nos tocó conocerlo en el tramo central de la década de los noventa. Sí, un poco tarde. Vale que conocíamos el «Gloria» y recuerdo que Too Long in Exile de 1993 fue saludado como un regreso por todo lo alto. Luego llegó una actuación en 1994 en una entrega de premios británica que echaron en Canal + que me dejó impactado. Y, a partir de ahí, ya no me pude quitar a Van Morrison de la cabeza, hasta hoy. Ese mismo año llegaría un directo impactante, A Night in San Francisco, que me compré varios años después. Pero, en 1995 Van Morrison comenzó un lustro también productivo a más no poder. De ese año a 2000 sacó ¡siete discos! y el recopilatorio de descartes The Philosopher’s Stone (1998). De todos estos discos, tres no eran colaborativos: Days Like This (1995), el mejor que fue The Healing Game (1997) y Back on Top (1999). A mí es una trilogía que me gusta mucho, es un Van Morrison poderoso y con esa mezcla de sonidos que van del Soul al Jazz, pasando por el Rhythm & Blues o los toques acústicos del Folk más luminoso.

Reconozco que me llamó la atención la portada del disco, en ella Van Morrison aparece con la que era entonces su mujer, Michelle Rocca, que también aparecía en la portada del disco de homenaje que le hicieron en 1994, No Prima Donna: The Songs of Van Morrison, bueno, aunque estuvo él involucrado en el mismo, seleccionando canciones y artistas, entre las que se encontraban Sinead O’Connor, Elvis Costello, Lisa Stansfield, Marianne Faithfull o Liam Neeson, entre otros. El matrimonio de Morrison y Rocca llegaría hasta 2018, pero esa es otra historia. El caso es que son años en los que Van Morrison se rodeaba de unos músicos tremendos. En este Day Like This están Pee Wee Ellis, James Hunter, su hija Shana Morrison o el fantástico Brian Kennedy, que hacía unos contrapuntos de voces increíbles, el vozarrón de Morrison frente a la delicadeza de Kennedy. Disco de sonido clásico, los vientos se imponen en todo momento. Vamos con ello.

«Perfect Fit» es una gozada, cancionaza con la armónica de Van Morrison y los vientos como protagonistas, y Kennedy dando la réplica. Luego llega el medio tiempo «Russian Roulette», en la misma línea, pero aquí con una guitarra acústica que encaja a la perfección, sin olvidar la armónica. Y en el tono intimista de un Astral Weeks aparece «Raincheck», ese sonido místico con su tono Folk. «You Don’t Know Me» es más intensa, tiene mayor protagonismo Shana Morrison, siendo de corte más clásico. El poderío vuelve con la tremenda «No Religion», una de las mejores canciones del disco, el Hammond impactante y el dúo entre Morrison y Kennedy fantástico, siempre fue una de mis canciones favoritas del disco. «Underlying Depression» rebaja el tempo, es un medio tiempo elegante y con un saxofón destacado.

La segunda parte comienza con la chispeante «Songwriter», una canción del R&B en la que los vientos destacan. Y llega «Days Like This», un tema que te engancha a la primera, un medio tiempo ascendente de nuevo con esos vientos poderosos y con una interpretación de Van Morrison impactante. De nuevo Shana Morrison toma protagonismo en «I’ll Never Be Free», que da paso a un cierre de traca. Primero con «Melancholia», una canción melancólica en la que cantan Morrison y Kennedy de nuevo y que va creciendo con los vientos. Luego llega «Ancient Highway», casi nueve minutos de canción que comienza con un saxo jazzístico pero que va hacia tonos más complejos y en la que el Hammond vuelve a brillar. Y, al final, otra de las joyas del disco, los más de seis minutos de «In the Afternoon», melancolía y la armónica de Van Morrison otra vez lanzada.

1995, como decíamos, y a mí este disco me enganchó, como lo haría el The Healing Game, más oscuro y mejor todavía, y Back on Top. Años maravillosos sin duda, con un Van Morrison con esa estética tan Soul y Blues, gafas de sol, traje negro, sombrero…A partir de ahí, todo fue ir descubriendo grandes discos y canciones que siguen acompañando e, incluso, vuelve a demostrar que tiene fuerza como con su último disco, Three Chords and the Truth (2019), aunque por el camino haya puesto el piloto automático más de lo que nos hubiese gustado. Pero es Van Morrison.