Luluc, «Sculptor»

Sin duda que el hallazgo discográfico que más me impactó del 2014 fue el segundo disco de este dúo australiano compuesto por Zoë Randell y Steve Hassett que te conquistaba a base de tímidos y acogedores abrazos musicales, desde la frágil voz de la Randell y los discretos arreglos de Hassett junto a Aaron Dessner de The National.

Recién aterrizados en Sub Pop seis años después de su también excelente debut con «Dear Hamlyn», autoproducido en 2008, se daban a conocer más ampliamente con el ya mencionado «Passerby» (cómo evitar un recuerdo para la maravillosa Without a Face) y comenzaban a recabar numerosos halagos que no les han urgido a la hora de grabar este tercer álbum ni a variar las coordenadas con respecto a los anteriores, si bien introducen ligerísimos elementos sintéticos que no llegan a alterar la percepción básicamente acústica de sus canciones.

La maravillosa voz de Zöe ya acapara la atención desde el inicio y pule la densa intensidad que va adquiriendo Spring, al igual que en Heist, que se arma paulatinamente sobre el órgano, los vientos y las preciosas voces. La emoción de Kids se sostiene sencillamente sobre la guitarra y el órgano y en Controversy musican con éxito un fragmento literario de la novela «My Brother Jack» del también australiano George Johnston.

Tanto Cambridge (algo larga), como Me and Jasper (con J Mascis a la guitarra) y Genius (con una percusión más jazzera a cargo de Jim White) suponen el tramo más flojo del disco que nuevamente remonta en el trío final. Son preciosos los arreglos de guitarra y piano de Moon Girl o los ligeros añadidos agudos a la desnudez de Needn’t Be antes continuar en la misma línea de profundidad instrumental con que cierra Sculptor.

De nuevo acompañados en varias interpretaciones por Aaron Dessner, además de otros músicos ya mencionados y alguno más, vuelven a surgir las inevitables comparaciones con la música de Low y la voz de Mimi Parker, pero Luluc se definen mejor en los rasgos de un indie-folk, de amable pero fuerte personalidad, que se nutre de esa y otras influencias en su íntimo recorrido musical que, bajo una apariencia uniforme, cobija un montón de bellos y emocionantes detalles.