Soundgarden se apuntaron a la épica con «Superunknown»

1994 fue un año tremendo, vale que teníamos apenas veinte años y lo veamos de cierta manera, pero recordemos que veníamos de la entronización del Grunge y todo aquello que se «vendía» como alternativo. Luego, llegó el suicidio de Kurt Cobain y todo aquello se fue por otro lado. Pero, volviendo a 1994, hace unos días comentábamos aquí el EP acústico de Alice In Chains Jar of Flies y ahora le toca el turno a la otra gran banda de las cuatro de Seattle que coparon las portadas y revistas: Soundgarden. Chris Cornell, Kim Thayil, Ben Shepherd y Matt Cameron llevaban en activo desde 1984 y habían ido ascendiendo desde el underground hasta fichar por una major como A&M para su segundo disco, Louder than Love (1989), aunque su punto de inflexión llegaría con Badmotorfinger (1991), disco imprescindible y brutal. También habían conseguido notoriedad con su incursión en la Banda Sonora de la película Singles (1992), de la que ya hemos hablado y que retrataba de forma muy banal la escena de Seattle, y también con participación de Chris Cornell y Matt Cameron junto a Pearl Jam en Temple of the Dog, el homenaje a Andrew Wood (Mother Love Bone), gran amigo de Cornell. En su único disco, el homónimo de 1991, el peso compositivo cayó en Cornell. El sonido de Soundgarden siempre había sido más duro, tenía un componente también más pesado, e incluso en algunos momentos leí que se les comparaba con Black Sabbath, pero no cabe duda que la música de Soundgarden no dejaba indiferente. Para su cuarto disco, Soundgarden se lo tomaron con calma pero cuando llegó Superunknown habían firmado un trabajo referente de la época. En el mismo, la banda construía un disco más pesado y oscuro con canciones que superaban en no pocos casos los cinco minutos. Seguramente perdía la urgencia y aceleración de Badmotorfinger pero ganaban en profundidad y épica. No es menos cierto que también era un disco más accesible y que podía llegar a un público mayor con singles más efectivos. Pero Cornell seguía cantando con esa voz tan característica, esos agudos, Thayil demostraba su virtuosismo con la guitarra, y Shepherd y Cameron constituían una base rítmica brutal.

 

Con más de setenta minutos de duración, y la mayor parte de las tareas compositivas en manos de Cornell, el disco comenzaba con «Let Me Drown», un comienzo acelerado con la base rítmica dando caña, una de las canciones referentes del disco que no sería la que marcaría el ritmo del mismo. «My Wave» ya muestra el camino que seguirá, más pesado, más lento y pausado, aunque al final se vienen arriba y meten mayor distorsión, aunque también muy reiterativa. «Fell on Black Days» comienza como balada sugerente para acabar en un medio tiempo con Cornell lanzando sus agudos característicos, para mí otras de las grandes canciones del disco. «Mailman» también es más pesada, la sección rítmica apabulla, pero en «Superunkown» aceleran aunque de forma domesticada, destacando de nuevo un Cornell ya desatado. «Head Down» transmite por su parte angustia, es una canción de más de seis minutos en la que Cornell canta de forma diferente y en la que también tienen un matiz distinto las guitarras de Thayil.

A continuación enlazan los que fueron sus dos singles referentes. Primero «Black Hole Sun», que salió posteriormente, un medio tiempo oscuro y durísimo, con un vídeo que recuerdo que me generaba bastante aflicción. Luego llegaba el turno de «Spoonman», que fue el primer single, una canción fantástica y animada, las guitarras de nuevo brillando alto, y un tema que llegaba a un público más amplio. «Limo Wreck» apuesta por la épica y vuelven a sonido más pesados, casi Stoner, un medio tiempo al que le sigue en la misma línea «The Day I Tried to Live», especialmente en el caso de la épica, con Cornell de nuevo demostrando su capacidad vocal. En «Kickstand» aceleran y hacen un tema con ramalazos Punk y Hardcore en poco más de minuto y medio. «Fresh Tendrils» retorna a la épica aunque de nuevo con puntos diferentes en las guitarras.

El último tramo del disco comienza con «4th of July», una canción más oscura y pesada de nuevo, con un punto un tanto perturbador. En «Half» apuestan por sonidos hindúes para un tema que firma Shepherd, siendo una canción más anecdótica. «Like Suicide» es casi el cierre del disco, siete minutos que se hacen un tanto cuesta arriba, siguiendo la línea del disco. Finalmente, hay una canción «casi escondida» que es «She Likes Surprises», que comienza de forma más introspectiva aunque luego se aceleran y vuelven a la intensidad guitarrera.

Superunknown colocó varios millones de discos y fue número 1 en Estados Unidos. Soundgarden habían comenzado de los primeros en Seattle pero les había costado sobresalir un poco más. Sin embargo, su éxito sería efímero. Lamentablemente, el final del Grunge les barrió y su siguiente disco, Down on the Upside (1996)que incidía en la línea de su predecesor, fue valorado de forma más negativa de forma injusta. En 1997, la banda se separó por sorpresa y el resto es historia. Chris Cornell formaría Audioslave con los integrantes de Rage Against the Machine, desarrollando una carrera también exitosa. Matt Cameron ingresaría en Pearl Jam, donde sigue, posiblemente su destino natural. Hubo una vuelta de Soundgarden en 201o, publicando en 2012 King Animal, un disco correcto pero ya fuera de contexto. Lamentablemente, Cornell falleció en 2017 y hasta ahí llegó la historia de una de las grandes bandas de la primera mitad de los noventa. Soundgarden fueron también enormes y Superunknown seguramente fue su obra cumbre.