Tame Impala, «The Slow Rush»

Reconozco que no, que no me interesaba mucho la psicodelia de Tame Impala desde que surgieron a principios de la segunda década del siglo XXI. No sé explicar los motivos por los que me dejaban muy indiferente. Estaba claro que Kevin Parker era uno de esos tipos que son listos y supo tocar varias fibras para llevarse a la crítica de calle. Lo cierto es que en el Mad Cool de 2018, mientras que estábamos esperando para ver a Pearl Jam, en otro escenario tocaban Tame Impala y no sonaban mal, junto a un espectáculo de luces como muy impactante. Pero ahí se quedó la cosa hasta que llegó The Slow Rush, cinco años después de su anterior trabajo el aclamado Currents, y los artículos de prensa incidían en el cambio de estilo de Parker y su banda, en un abrazo a la música de los ochenta. Ninguna novedad porque mucha gente lo está haciendo en los últimos años. Anda que si le llegan a decir a la década de los ochenta que iban a tener esta suerte de reivindicación…con toda la caña que le han metido. El caso es que escuché dos de los adelantos y me gustaron, me gustaron mucho. Y sí, las influencias de la música Pop de los ochenta se observan pero matizado por el estilo de los australianos. Eso sí, Parker se nota que está disfrutando creando música muy ambiental y basada en los sintetizadores, hipnótica por momentos, y que en, sus diferentes estilos, le emparenta con el controvertido último trabajo de los Artic Monkeys. Vayamos con este más que notable The Slow Rush que ya desde esa portada tan apropiada abre la puerta a otra dimensión.

«One More Year» es un comienzo atmosférico y ambiental, electrónico totalmente, y que conecta con unos ochenta más evidentes si cabe en «Instant Destinity», una canción en la que Parker canta en falsete y en la que los teclados y sintetizadores son los protagonistas. «Borderline» es más melódica, dentro de la senda del disco, aunque tiene un punto más festivo que sus predecesoras. En «Posthomus Forgiveness», una de las canciones que se van por encima de los seis minutos, pone la pausa y se apunta a una suerte de épica casi dramática pero luego hace una pausa, rompe el ritmo, y entra en otro nivel que refuerza la canción. Con «Breathe Deeper» dan un salto, una de las mejores canciones del disco, muy pegadiza, tiene un punto incluso discotequero, siendo de las más pegadizas del disco. En «Tomorrow’s Dust» abordan sonidos más electrónicos y que incluso tiene un punto festivo.

La segunda parte tiene un comienzo arrollador con tres de las mejores canciones del disco. Primero «On Track» que es un Pop intenso y melódico, saliéndose un poco de la senda del disco. Luego llega «Lost In Yesterday» en la que se aprecia claramente el sonido de los ochenta, de nuevo Parker se desata (un poco) e incluso mete algo de la guitarra eléctrica. Y muy pegadiza y bailable, incluso se puede identificar alguna reminiscencia Funk, es «Is It True», todo un hit. «It Might Be Time es más ambiental y atmosférica, lo que le da una pausa tras el carrusel anterior. «Gimmer» es una canción instrumental que apenas supera los dos minutos y que da paso a un cierre expansivo y extenso con «One More Hour», para mí otra de las cimas del disco, una canción muy río que es épica y grandilocuente.

Tame Impala, Kevin Parker en definitiva, han realizado un disco que no te deja indiferente y que, si conectas con él, da muchas alegrías. Parker se aleja de sus orígenes, veremos si es un alto en el camino o un punto de inflexión.