«Tusk» o el más difícil todavía de Fleetwood Mac

Llega el final de nuestra serie dedicada a Fleetwood Mac, primero con su recopilatorio de 1988, y luego con la trilogía de discos clásicos: Fleetwood Mac (1975), Rumours (1977) y Tusk (1979). Con el quinteto en lo más alto, en la cima de todo, el siguiente paso era el complicado. Tusk es el menos conocido de los tres discos, aunque vendió millones de discos pero lejos de su antecesor. Es un disco doble en el que el protagonismo es para un Lindsey Buckingham que firma nueve canciones del disco, seguido por Christine McVie con seis y Stevie Nicks aporta cinco. Hay un cambio incluso en las fotografías de la banda en la que nota la evolución. Si en el primer disco del quinteto en 1975 se observa una situación de igualdad, en Rumours Nicks ocupa el centro, en Tusk es Buckingham el que se sitúa en esa posición, con una postura dominante. Es Buckingham el que marca el ritmo del disco, con sus sonidos más clásicos pero también con toques Punk y otros tonos más eclécticos. Imagino la cara de la discográfica de Fleetwood Mac cuando vieron era un disco doble y que los costes de producción debieron irse de lo previsto. Pero, entonces, Fleetwood Mac eran una de las bandas más grandes del planeta, también con sus excesos. Superando la tormenta sentimental, llega un tremendo disco, veinte canciones que dan forma a un Tusk que vuelve a mostrar la enorme calidad de esta banda.

McVie se sale con una impresionante «Over & Over», medio tiempo precioso e intenso. Buckingham da la réplica con una Country y acelerada «The Ledge». En «Think About Me», McVie apuesta por un sonido más Rock, se sale un poco de los caminos más transitados de la compositora e intérprete, y le queda un tema tremendo. «Save Me a Place» (Buckingham) se va hacia el Folk, muy acústico e intimista, incluso por momentos parece recordar un poco a Neil Young. Nicks hace su aparición con otra canción «marca de la casa», «Sara», en la que tira de sus recursos, esa voz medio rota, ese sonido misterioso, ese tono tan característico, otro clásico. «What Makes You Think You’re The One» es un Buckingham más Rock, la batería de Fleetwood es poderosa y el sonido es abrasador. Nicks se va hacia la pausa con «Storms», minimalista e intimista. Y en «That’s All For Everyone» Buckingham demuestra que no se va a acomodar, siendo una canción más compleja pero también atmosférica, destacando el juego de las melodías. «Not That Funny» se lanza a influencias incluso Punk en la guitarra, pero siempre dentro del sonido Fleetwood Mac, demostrando que Buckingham tenía la mirada en lo que se movía. «Sisters of the Moon» de Nicks es una canción muy de la época, es Rock con un bajo Funk e incluso creando una atmósfera que se transforma en garra.

Nicks también firma «Angel», una canción que incidiría en la misma línea que la anterior pero con un toque más Pop, siendo un tema muy logrado. «That’s Enough for Me» de Buckingham retorna al Country, aunque con más fuerza y acelerando como en otras canciones. «Brown Eyes» de McVie sí que incide en los medios tiempos de su cosecha y «Never Make Me Cry» es una canción suya también, todavía más lenta y que seguramente haya envejecido peor. «I Know I’m not Wrong» (Buckingham) es un Country Rock que sigue la tónica de fuerza de estas canciones en el disco. «Honey Hi» (McVie) es otro medio tiempo, en esta ocasión con percusiones y con las voces de nuevo destacadas. Nicks regresa con «Beautiful Child», balada intensa y emocionante, curiosamente muy imbuida por el tono de McVie, con la participación del resto de voces. Convencional resulta el Soft Rock de Buckingham en «Walk a Thin Line», aunque demuestra galones con una «Tusk» imprescindible, con esas percusiones y vientos. El cierre es para McVie con «Never Forget», canción de su tono pero más alegre, un Soft Rock que deriva hacia el Pop y con unas melodías muy bien construidas.

Como hemos comentado, Tusk fue un disco doble que fue exitoso pero que no llegó, ni mucho menos, a los niveles de los dos discos anteriores, aunque su calidad está a la altura. Tras este trabajo, tocó el turno a un Live en 1980. Esa década contará con Mirage (1982), el disco menos logrado de aquel periodo aunque con grandes canciones, y tras cinco años de descanso, Tango in the Night (1987) supondría otra cima de su carrera aunque ya en otra dirección, sin dejar de perder las esencias. En definitiva, Fleetwood Mac hicieron una trilogía impactante de 1975 a 1979, tres discos imprescindibles que definieron lo mejor de su repertorio.