‘La cesta de la compra’ y el maldito éxito

Al fin y al cabo el éxito no deja de ser una circunstancia; nos puede hacer más o menos gracia pero no cabe duda de que entraña riesgos y que, una vez originado, controlarlo no deja de ser una ilusión. No siempre el éxito está justificado, desde luego hay casos que son inexplicables, pero la gestión de este sigue siendo un misterio más allá de las cualidades de, en este caso, el músico.

El caso de La cabra mecánica, con Lichis a la cabeza, y su La lista de la compra parece un ejemplo de éxito sobrevenido y desbocado, pero también de justicia, porque la carrera de Lichis ya había dado muestras de un enorme talento que al fin daba sus frutos después de diferentes proyectos. En concreto con La cabra mecánica había publicado tres discos animosos y mestizos cuando en este ‘Vestidos de domingo’, durante el verano de 2001, se ganaron a todas las emisoras a base de ingenio y desparpajo, y todo a raíz de la inspiración sobrevenida por una imagen de la folclórica, por entonces en decadencia, María Jiménez que culminaría en La lista de la compra, el hit que les aupó a un estrellato insospechado.

Como el propio Lichis afirmaría años más tarde cuando en 2009 le daba carpetazo, con el tiempo La cabra mecánica dejó de transmitir lo que de ella se esperaba y, lejos de identificarse con esa imagen provocada, me atrevo a decir, por la errática gestión del éxito (que culminaría con el No me llames iluso para el Cuponazo del que ha renegado en numerosas ocasiones) decidió emprender nuevos derroteros musicales. Pero antes debió lidiar con el éxito y las consecuencias que siguieron a esta estampa simpática y cañí, de arreglos sencillos e ingeniosa letra, que cerraba con brillantez junto a la propia María Jiménez. Sin duda una efectiva fusión de sones e imágenes ibéricas.

Y la historia siguió, cómo no. Tres discos después, uno de ellos en vivo, la banda se disolvió y Lichis publicaría en 2014 ‘Modo avión’, su disco más personal e influido por la tradición musical norteamericana, línea que continúa con ‘Mariposas’, publicado en marzo de este año. Lejos del ruido de los medios y exponiéndose más que nunca en sus letras, por estos nuevos derroteros Lichis va poco a poco deshaciéndose de pasados lastres y descubriendo una cara nueva para un valioso autor al que el éxito no sentó del todo bien.

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Baladón tremendo de No Doubt: ‘Don’t Speak’

Segunda mitad de la década de los noventa. El lío está a punto de comenzar, el Grunge es cosa del pasado (sí, sí, aunque parezca una locura con solo dos años de diferencia), el BritPop está arriba pero ya se ve que tampoco va a durar, Green Day y Offspring han revitalizado el Punk, los sonidos de raíces asoman la cabeza, pero nada comparado con lo que vendría más tarde ya que también están presentes en Hootie & The Blowfish, Counting Crows, Sheryl Crow, etc. Y hay más, los sonidos más electrónicos se van haciendo fuertes con The Prodigy, The Chemical Brothers, Fatboy Slim, etc. Por no olvidarnos de propuestas que como Limp Bizkit, mejor no recordarlos .Entre todo aquel batiburrillo se cuelan algunas bandas que beben de otras fuentes y que encajan en todo el lío montado, y una de ellas será No Doubt. Los californianos ya eran unos veteranos, Tragic Kindown (1995) era su tercer disco, aunque bien es cierto que el segundo era de ese mismo año. Formado en 1986 y consolidado a comienzos de los noventa, tenía una presencia escénica muy fuerte con Gwen Stefani, acompañada por Tony Kanal al al bajo, Tom Dumont como guitarrista y Adrian Young a la batería. En aquellos años todavía estaba en la formación Eric Stefani, hermano mayor de Gwen que dejaría la banda poco antes del éxito mainstream de la banda. Bebían del Ska, del Reggae, pero también eran capaces de abrazar sonidos más Pop. Por lo tanto, como decíamos en aquel contexto encajaban.

La primera vez que supimos de ellos fue con la adictiva ‘Just a Girl’ que jugaba con esos ritmos en el estribillo y tenía un componente reivindicativo. ‘Spiderwebs’ fue un segundo single que se vería ensombrecido por la colosal ‘Don’t Speak’. La canción era una balada sin parangón, un tema que dejaba de lado el Ska o el Reggae para irse a un Pop más funcional. La letra trataba de la ruptura entre Stefani y Kanal, que habían sido pareja, y Stefani hacía una interpretación impecable, aportando dramatismo en el estribillo. Había también soluciones ‘fáciles’, como esa guitarra española en torno a la mitad del tema y el in crescendo a continuación, que también eran eficaces desde el punto de vista del enganche del tema. El vídeo también ayudó, una historia de la banda y de la toma de decisiones, y en el que aparecía todo un Pat Smear. Llegaron al número 1 en medio mundo y se convirtieron en una de las bandas de moda de esos años. Incluso aparecieron bandas que seguían su sonido, todavía recuerdo a Save Ferris y su versión fantástica y maravillosa del ‘Come On Eileen’ de los Dexys Midnights Runners.

No Doubt no pudieron repetir su descomunal éxito, durante los siguientes cinco años estuvieron girando y escribiendo su nuevo trabajo que les llevó a controversias con su sello así como entre ellos. Finalmente, en 2000 apareció un menor Return on Saturn donde evidenciaban un giro en su sonido, ya no estaba Eric Stefani. Desde entonces, separaciones de la formación, reuniones para girar, y pocos discos, otro en 2001 y en 2012. Gwen Stefani también realizó una carrera en solitario que rompía bastante con lo que hacía en No Doubt.

‘Don’t Speak’ fue una de las grandes canciones de 1996, un tema que es carne de radios nostálgicas, pero que sigue funcionando. Triste pero bonita, ‘Don’t Speak’.

‘Nada fue un error’ o revisar para despegar

Todo el mundo conoce esta canción, el verano de 2005 fue suyo y las radios y televisiones la martillearon sin piedad hasta quedar irremediablemente grabada en nuestra memoria. Pero lo que menos gente sabe es que la versión que todos conocemos no es la primera sino que se trata de la revisión de la original grabada por Coti para su disco homónimo, junto a Andrés Calamaro, y que había pasado con más pena que gloria por tiendas y emisoras un par de años antes. Suele pasar, nadie puede predecir cuándo va a saltar la liebre, pero lo cierto es que esta canción lo tenía todo para triunfar, y esa evidencia debió de ser la que llevó a Coti a insistir en ella en una nueva versión más potente y en compañía de dos estrellas como Paulina Rubio y Julieta Venegas para su acústico ‘Esta mañana y otros cuentos’ (2005).

Esa primera versión de la que estamos hablando estaba incluída en el debut que el músico argentino había llevado a cabo después de algunos años dedicado con enorme éxito a la composición para otros artistas; canciones como Color esperanza de Diego Torres o Andar contigo de Julieta Venegas fueron escritas por él antes de iniciarse como solista en 2003 con ‘Coti’, sin duda un buen primer disco que contenía algunas canciones muy bellas. Todo parecía indicado para que el rosarino iniciara entonces una exitosa carrera orientada a la canción de autor.

Ya había colaborado con anterioridad en discos de Andrés Calamaro como guitarrista y había grabado un disco junto a Javier, el hermano de este, antes de debutar con un trabajo dulce y soleado, con influencia de músicas tropicales y brasileñas y de la canción italiana, en el que se incluían algunas de sus mejores canciones. Quizás fue por ello, por ese desaprovechado paso inicial y por los éxitos que había compuesto para otros artistas, que junto a Universal Music Spain decidió regrabarlas y volver a intentarlo con un concierto en acústico cuando apenas tenía dos discos propios en el mercado: su debut de 2003 y ‘Canciones para llevar’ de 2004.

Pero si había alguna canción que llamaba la atención en ese primer disco era esta colaboración con Calamaro, de letra sencilla, positiva y ajustada, a la que los arreglos rock y unos bellos juegos de voces dotaban de ritmo y emoción. Una canción que destacaba sobre el resto pero que no despegaría hasta dos años después, amenazando con eclipsar al resto de su obra y alcanzando un éxito desmesurado y difícil de gestionar cuyo reflejo siempre se proyectará sobre su carrera; un hit incuestionable que ya mereció triunfar en su primera versión.

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