Los años dorados de Van Halen

Hacía tiempo que teníamos en mente escribir sobre Van Halen a través de este recopilatorio de 1996, titulado Best of – Volume I. El 6 de octubre llegó por la noche la noticia del fallecimiento del guitarrista y líder de la banda Eddie Van Halen. Tenía sesenta y cinco años y la causa de su muerte ha sido un cáncer de garganta contra el que llevaba tiempo luchando. Van Halen no necesitan presentación, fue una de las grandes bandas del mundo del Heavy de los ochenta y primeros noventa. Aquellas bandas que fueron ridiculizadas como del «Hair Metal» y que combinaban Hard Rock, Glam, etc. Pero, además, Van Halen supieron adentrarse en sonidos más Pop y accesibles con la incorporación de sintetizadores. Van Halen dieron paso a una serie de discos y hits claramente reconocibles, algunos de los cuales como «Jump» con ese sonido tan ochentero pero que no puedes dejar de escuchar. Junto a Kiss, Bon Jovi, Whitesnake, Mötley Crüe y los Aerosmith renacidos, marcaron una época, a los que habría que añadir en otros niveles a Metallica, AC/DC, etc. También fue una banda que se caracterizó por sus trifulcas internas a pesar de una estabilidad en sus integrantes. Ocho miembros en más de cuatro décadas de historia que se basaron en dos grandes etapas por sus respectivos vocalistas: David Lee Roth y Sammy Hagar. Junto a ellos, Eddie y Alex Van Halen, fundadores de la banda junto al bajista Mark Stone que estuvo de 1972 a 1974, y Michael Anthony que dejó la formación en 2006. Además, una etapa olvidada en los noventa con el cantante de Extreme Gary Cherone (1966 a 1999) y Wolfgang Van Halen, hijo de Eddie y bajista sustituto de Anthony. Sin duda alguna, para los seguidores más ortodoxos será David Lee Roth el frontman icónico por excelencia de la banda. Las coordenadas del banda eran claras, sonidos contundentes, voces de sus cantantes muy reconocibles, con sus diferencias, y un Eddie Van Halen conformado como uno de los guitarristas de referencia de esa época, con el adjetivo de virtuoso ganado con merecimiento. Los riffs pirotécnicos de las canciones de Van Halen serán, sin duda alguna, una de las claves de la banda, con su estilo y su forma de correr por el mástil de la guitarra. Eddie Van Halen llegaría a ser reclutado por Michael Jackson para poner la guitarra en el «Beat It».

Van Halen triunfarían desde finales de los setenta hasta comienzos de los setenta hasta los inicios de los noventa cuando, como tantos otros, quedaron en un segundo plano con el Grunge. Además, de 1991 a 1995 no publicaron ningún disco. A su debut impactante con Van Halen (1978), siguen discos que les consolidan como una de las bandas predominantes del momento. Unas canciones logradísimas, el carisma de David Lee Roth y la guitarra de Eddie Van Halen, los confirman como una banda de ventas millonarias. Sin embargo, en 1984 salen de una cierta zona de confort con el disco que lleva por título el año y en el que incorporan sintetizadores, allí está «Jump» y otra serie de singles que se vieron aupados por la incipiente MTV. También fue el último disco que grabaron con David Lee Roth durante décadas, comenzando este su carrera en solitario. Los Van Halen decidieron reclutar un nuevo vocalista y encontraron a Sammy Hagar, que contaba con una carrera que no había sido tampoco especialmente exitosa, dando un matiz diferente a la banda con una voz potente pero más aguda que la de Roth, aunque con menos carisma. Sin embargo, la etapa de Hagar comienza triunfante con 5150 (1986) y se mantiene con OU182 (1988), con un cambio en el modelo de las portadas, aquí en blanco y negro con los integrantes de la banda, diferentes a las anteriores que, en algunos casos, no tenían un pase. Con el terremoto del «underground» en ciernes y el Grunge llamando a las puertas, Van Halen llegan a comienzos de los noventa como otras muchas bandas del periodo, un tanto desubicados pero todavía logrando grandes ventas con su disco de 1991 For Unlawful Carnal Knowledge. Ese Hard Rock guitarrero que exhiben sigue contando con numerosos seguidores pero también son señalados por parte de la crítica que abraza los nuevos valores imperantes. A partir de ahí, un descanso de la banda de cuatro años hasta que llega un Balance en 1995 y, en 1996, Hagar sale de la formación. Ese 1996 supone el recopilatorio que nos ocupa con, sorpresa, David Lee Roth de vuelta a la banda para grabar dos nuevos temas. Best of – Volume I se acerca a los grandes éxitos de la banda desde un punto de vista cronológico, lo que permite ver su evolución y el paso de Roth a Hagar.

No podían comenzar de otra forma que no sea con «Eruption», Eddie Van Halen en estado puro, casi dos minutos de riff pirotécnico y virtuoso. Enlaza con una rocosa «Ain’t Talkin’ ‘bout Love», la batería de Alex Van Halen suena poderosa y Roth canta con garra, junto con la omnipresencia guitarra de Eddie. Sonido más endurecido si cabe con la más Heavy «Runnin’ with the Devil», otra canción clásica de su cancionero. «Dance the Night Away» se suaviza y se hace incluso más pegadiza y «And the Cradle Will Rock…» muestra una guitarra que raspa a la par que incide en la pirotecnia, mientras que Roth está inmenso. «Unchained» va mostrando el camino que vendrá, un sonido más accesible si cabe, y llega el momento de «Jump», esa inclusión de los sintetizadores que comentábamos, una canción imbatible. «Panama» es otro hit, sonidos de nuevo con combinaciones Pop y marchamo ochentero con una sección rítmica también destacada.

El cambio llega con «Why Can’t This Be Love», aquí ya está Hagar y la canción es otro éxito, aunque aquí encontramos menor rocosidad en el sonido, algo que ya estaba iniciándose en la última etapa de Roth antes de su salida tumultuosa. Muy melódica es «Dreams» que también cuenta con una fuerte presencia de los teclados, al igual que «When It’s Love», donde se acercan a un medio tiempo, dentro de los cánones de Van Halen, e incluso le dan una pizca de épica. Los noventa entran con un «Poundcake», una canción de más cinco minutos que incide en mayor medida en un sonido más endurecido. Aunque luego, «Right Now», supone una vuelta a tonos más melódicos, yéndose también por encima de los cinco minutos. El cierre del disco va llegando con «Can’t Stop Lovin’ You», de nuevo una apuesta por la melodía pero ya con un sonido fuera de foco de las corrientes imperantes de la época. En la banda sonora de la película Twister (1996) colocan «Humans Being» que implica un regreso a los sonidos primigenios de Van Halen. Y las dos canciones del final son para las nuevas grabaciones con David Lee Roth, que quedan lejos del resto del disco. «Can’t Get This Stuff No More» retorna a los orígenes de nuevo con un Hard Rock que es «marca de la casa» y «Me Wise Magic» se va por encima de los seis minutos con un sonido que quiere darse un barniz de modernidad, con un tono más duro, pero que no acaba de cuadrar. No son malas canciones, pero no dejan huella.

A partir de entonces, y con este recopilatorio de ventas millonarias, Van Halen fichan a Gary Cherone de Extreme como vocalista. La cosa no funciona para nada, Van Halen III (1998) cosecha críticas negativas y ventas muy bajas para los umbrales de Van Halen. En 2003 el que retorna es Sammy Hagar, aunque no habrá grabación de disco y sí nuevo recopilatorio en 2004, The Best of Both Worlds, y gira correspondiente. Pero, de nuevo la relación con Hagar se deteriora y en 2007 el que retorna es Roth. De esa crisis también sale el bajista Michael Anthony que es sustituido por Wolfgang Van Halen. Esa formación seguirá girando y publicará en 2012 A Different Kind of Truth. 

Van Halen fueron una banda clave de un momento muy determinado, un grupo que hizo del sonido duro y de guitarras su seña de identidad, pero con una vocación muy generalista, lo que les permitió llegar a un público más amplio, especialmente en Estados Unidos. Y, Eddie Van Halen siempre saldrá como uno de esos guitarristas icónicos del Rock.

Un comentario en «Los años dorados de Van Halen»

  • 10 octubre, 2020 a las 16:27
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    Muy buen artículo, Sergio. Es uno de los músicos que en su día nunca seguí, pero que ahora interesa sin duda explorar. Lo que no cabe duda es su virtuosismo como guitarrista.

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