El Pop-Rock pegadizo de INXS

En ocasiones, no hay nada peor que quedarse en un punto extraño en el que parece que tocas la cima y, en realidad, no. Es un poco la sensación que tengo siempre con una banda como INXS. Sí, sí, tuvieron un gran éxito, hicieron hits tremendos y vendieron millones. Pero, sin embargo, no creo que nadie los reconozca tanto como a otras formaciones de la época y puede que hayan caído en el saco encasillador, en el peor sentido de la palabra, de los ochenta. Los australianos tenían un frontman muy potente, Michael Hutchence, que además contó con un fallecimiento temprano, pero no era un Bono o un Dave Gahan. Sus canciones eran pegadizas y, durante la segunda mitad de los ochenta encadenaron tres discos que tuvieron repercusión, comenzando por Listen Like Thieves (1985), punto de inflexión, con Kick (1987) facturando más de veinte millones de discos vendidos en todo el mundo. Sin llegar a esas cifras astronómicas, se quedó en la mitad, que está muy bien, el de 1990. Luego, como a tantas bandas, los noventa les cambiaron el paso y su capital simbólico no era tan elevado como para aguantar tan bien el temporal del Grunge y lo «alternativo» como otros grandes nombres. Luego, en 1997, llegó el trágico fallecimiento de Hutchence, diagnosticado como suicidio fruto de la depresión, junto con la dependencia de diversas adicciones. Sin embargo, INXS tienen varios valores a reivindicar, además de sus enormes discos y canciones. El primero, su evolución y trabajo en busca de un sonido propio, que lograron en esa segunda mitad de los ochenta con esas guitarras Funk. Segundo, llevaban juntos desde 1977, casi nada, con la formación integrada por los hermanos Farriss (Tim como guitarrista, Andrew a los teclados y Jon a la batería), Kirk Pengilly como guitarrista y saxofonista, Garry Gary Beers al bajo, junto con el ya mencionado Hutchence. De hecho, tras el fallecimiento de este último, la banda continúo con diversos vocalistas hasta 2012 pero sin repercusión, aunque no es menos cierto que venían de una trayectoria descendente. Volviendo a sus inicios, para 1985, año de su quinto disco, el ya mencionado Listen Like Thieves, el grupo australiano ya llevaba una trayectoria buscando un rumbo que se iría plasmando en ese disco. Hasta entonces, como comentábamos, ir tocando los palos del momento y logrando reconocimiento en Australia y ser conocidos en el mercado norteamericano. La recopilación que nos ocupa fue publicada en 2011 bajo el título de The Very Best. Son unas cuantas las que han salido de la banda, esta es bastante completa con veinte canciones que se centran en sus hits y sus grandes discos de la segunda mitad de los ochenta y comienzos de los noventa. Sin orden cronológico, hay cinco temas de Kick, cuatro de y de Welcome to Wherever You Are (1992) y tres de Listen Like Thieves. Es decir, dieciséis canciones de los cuatro discos que van de 1985 a 1992. El resto, dos de sus discos hasta 1985 y otras dos de los discos publicados de 1993 a 1997.

Para comenzar, «Need You Tonight», una de sus canciones más conocidas, esa guitarra de toques Funk será seña de identidad así como la fuerza de Hutchence, es un tema atractivo y sensual que también juega con los sintetizadores pero sin la oscuridad de propuestas como las de Depeche Mode. «Mystify» es del mismo disco, el Kick, pero ya juega en otra liga, ya que es un Pop Rock más clásico con un piano destacado y que también es otro de sus hits. «Suicide Blonde» puede que sea el más destacado de estos últimos, una canción impresionante que cuenta con varios elementos importantes como la sección rítmica desbocada, la guitarra de nuevo con ese punto Funk y la armónica como contrapunto. «Taste It» es de 1992 y se centran en un sonido más electrónico e incluso también con un tono bailable que contrasta con las guitarras poderosas en una de las canciones más potentes del recopilatorio. «Original Sin» es de su disco de 1984 The Swing, una canción muy buena con una clara influencia de la New Wave y también de los Talking Heads.

«Heaven Sent», que retorna a 1992, es una canción guitarrera, más rockera y con una producción muy potente, otro hit tremendo. Lo mismo que «Disappear» que tiene un punto de Rock americano y que es muy efectista con una producción marcadísima, especialmente en el tema de los teclados. «Never Tear Us Apart» comienza con un tono de Pop orquestal pero deriva hacia un Rock stoniano que cuenta con el apoyo del saxofón. «The Gift» es una de las canciones que se sale de los cuatro discos de 1985 a 1992. Concretamente, esta pertenece a su disco de 1993 Full Moon, Dirty Hearts, cuando INXS y tantos otros eran vistos como el pasado a superar, y es una canción muy buena, yo no la recordaba, tampoco les prestaba atención en esos años, y tiene mucha fuerza. «Devil Inside», del Kick, mantiene el tono ochentero con una producción de esa época y mostrando el paso del Post Punk a un sonido más Pop.

En «Beautiful Girl», con coros de Bono incluidos, apuestan por un sonido más rockero, el comienzo recuerda a «Waiting on a Friend» de The Rolling Stones, y también incorporan saxofón como contrapunto. «By My Side» tira de épica para un sonido grandioso y orquestal con cuerdas incluidas. «Kiss the Dirt (Falling Down the Mountain)» es la primera canción que aparece en el recopilatorio del Listen Like Thieves, de nuevo con ese punto New Wave y con la preeminencia de sintetizadores. A continuación, «Elegantly Wasted» del disco del mismo título de 1997, una canción que recupera su punto Funk de una década anterior pero ya estaban muy fuera del foco. A «New Sensation» es una de las canciones más brutales de la banda, del Kick y con la mezcla del tono stoniano, las guitarras Funk y la producción de los ochenta.

El tramo final se lanza con «What You Need», otra canción de 1985, canción más bailable donde incorporan el tono Funk con las guitarras y donde se percibe una influencia de Prince. «Listen Like Thieves» es otro de sus clásicos, aquí ya adelantan lo que vendría en sus dos próximos discos, con la New Wave todavía presente pero también con un bajo incesante y un Hutchence desatado. «Just Keep Walking» es de INXS, su debut de 1980, una canción claramente «deudora de su época», New Wave y Post Punk a partes iguales, incluso con un tono más oscuro pero que ya demuestra que había algo en esta banda. «Bitter Tears» del es la canción menos convincente de toda la recopilación con una producción muy de finales de los ochenta. El cierre es para su último gran hit, el «Baby Don’t Cry» de su disco de 1992, un tema muy Beatles con una gran producción, Pop mayúsculo y orquestal.

Recopilación muy completa para una banda que, con todo el éxito que tuvieron, que no fue poco, da la sensación de que quedaron un peldaño o dos por debajo de sus coetáneos, tipo U2 o Depeche Mode, a pesar de vender millones de discos, contar con canciones tremendas y hacer unos grandes directos. Una banda que se vio arrasada por el cambio de ciclo y, posteriormente, por la trágica muerte de Michael Hutchence, hecho que hacía muy difícil el hecho de seguir con la trayectoria anterior por el peso del carismático cantante. Seguramente INXS hubiesen vivido una segunda etapa de reconocimiento, pero es una hipótesis, mientras tanto queda una trayectoria a recordar y valorar.

«Sign o’the Times», otra reedición de lujo de un clásico de Prince

Andan empeñados los herederos de Prince en sacarnos la pasta con la reedición de sus discos. Estos años están siendo intensos en ese sentido porque, además, es que Prince era un destajista y no sabemos todo lo que pudo hacer. Aquí hemos tenido a las reediciones de Purple Rain (2017) y de 1999 (2019). El año pasado también llegó el grandísimo Originalsese disco con canciones de Prince que habían grabado otros artistas, fueron éxitos, y aquí regresaron de la mano del genio de Minneapolis. Y en el 2020 de la COVID-19, nos sorprendieron con una caja deliciosa de su época menos conocida, el Up All Nite with Prince: The One Nite Alone Collection. Pero, el plato fuerte para 2020 lo constituía la reedición de una de las obras clásicas de Prince: Sign o’the Times (1987). Ese Prince que en los ochenta iba avanzando sin pausa lanzó su última gran obra maestra con este disco doble, lo cual no quiere decir que en los años siguientes no fuese capaz de hacer grandes discos. La reedición de 2020 ha traído una versión sencilla remasterizada con un tercer disco de extras, que es el que abordaremos aquí, y la de lujo con 8 CDs, DVD, y que alcanza los 150 euros. Tremendo. Lo cierto es que es esa edición la que ha sido valorada con todas las calificaciones posibles por la crítica, y no me extraña porque tiene pinta de contar con no pocas canciones desconocidas y que están a la altura de las mejores obras de Prince. Otro punto de debate es qué aportan varios directos, remezclas y demos, pero eso ya lo dejamos para el completismo de cada uno. El caso es que Prince venía de finiquitar a the Revolution tras el Parade (1986), del que hablaremos en 2021. Recordemos que el ritmo de Prince era altísimo, desde 1978 sólo había faltado a la cita de disco anual en 1983, antes del Purple Rain (1984), y desde entonces sería muy infrecuente que no hubiese un disco de Prince al año, o más. De hecho, desde 1987 no publicó discos en 1993, 1997, 2000, 2005, 2008 y dejó un espacio más amplio en el periodo 2011-2013.

El caso es que Prince se salió de nuevo con un disco doble como Sign o’the Times. Allí, Prince demostraba todo lo que había avanzado a lo largo de la década de los ochenta. Es impresionante como Prince sigue sonando tan atemporal con un sonido tan marcado por un periodo. Prince era un adelantado y un visionario que iba más allá con su Funk, Rock, Pop, Soul, R&B que fue capaz de mostrar el camino a mucho de lo que vino después. Para el disco de 1987, contó con Wendy & Lisa, con Sheila E. y otras cantantes como Susannah Melvoin, Jill Jones y Sheena Easton. Había más músicos de the Revolution como Dr. Fink, Brown Mark, Bobby Z, Eric Leeds, junto a Atlanta Bliss. El sonido de la banda es poderoso, como siempre con Prince. Reencontrarnos con Sign o’the Times ha sido un lujo y esta reedición es fantástica, con un montón de canciones clásicas y con más de dos horas sin parar.

Comienza con «Sign o’the Times», un Funk fantástico y clásico que va subiendo a la medida que van entrando otros instrumentos de forma sincopada. «Play in the Sunshine» es una canción más Rock pero con un tono más Pop, con esos coros y con las guitarras eléctricas en primer plano. «Housequake» es más experimental con un sonido más explosivo y un tono Funk con los vientos como protagonistas. «The Ballad of Dorothy Parker» es un medio tiempo intenso que tira hacia el Pop pero con el Soul de fondo. Prince se sale como cantante con la excelsa canción Funk que es «It», mientras que «Starfish and Coffe» es una de mis debilidades de siempre, una canción de Pop psicodélico con una melodía maravillosa. «Slow Love» incide en un tono más clásico, una balada intensa con el sonido de las Big Band y con esos vientos tan potentes. En «Hot Thing» llega el Prince sensual y sexual, ritmo Funk brutal y un uso de sintetizadores a los que se contrapone el saxofón. El primer CD se cierra con una canción más Pop como es «Forever in My Life», cambia Prince su forma de cantar y utiliza aquí un tono más afectado.

El segundo CD sigue en la línea de la excelencia. En «U Got the Look», canción irresistible y que se te pega, el contrapunto en la voz lo pone Easton, destacando también la guitarra eléctrica. «If I Was Your Girlfriend» es otra barbaridad, todo el disco, pero aquí se adelanta al R&B de los noventa y Prince utiliza el falsete. «Strange Relationship» es una canción Funk, un sonido más endurecido en las bases pero también sobresalen las voces. En «I Could Never Take the Place of Your Man» se va más allá de los seis minutos para una canción de Pop fantástica, un sonido muy de los ochenta con esos arreglos pero también con una guitarra muy rockera. El Rock se hace más predominante en «The Cross», más potente si cabe y con mayor protagonismo de las guitarras, una muestra de que Prince se salía en todos los palos. Luego llegan los más de nueve minutos de «It’s Gonna Be a Beautiful Night», el Prince más épico y expansivo con los vientos en primer plano. Y se cierra el segundo CD y el disco original con el baladón intenso que es «Adore», un Prince que tira de falsete y con más de seis minutos de canción.

Tras este sofocón de canciones increíbles, para mí todas son un diez, el tercer CD de extras de la edición sencilla queda un poco en un segundo plano, y más si lo comparamos con todo lo que trae la edición que no nos podemos permitir. Están las canciones editadas como sencillos, en versiones más accesibles como son «Sign o’the Times», «If I Was Your Girlfriend», «Housequake» y «Hot Thing». De las novedades, «La, La, La, He, He, Hee» que compuso con Easton y que aparece en versión sencilla y extendida por encima de los diez minutos, siendo un tema característico de Prince con guitarras Funk. También llega «Shockadelica», un Funk más futurista y experimental que también cuenta con dos versiones, la larga se va por encima de los seis minutos. «U Got the Look (Long Look)» incide en un tono más futurista también con mayor peso de los sintetizadores. «I Could Never Take the Place of Your Man (Fade)» sigue con su Pop fantástico y «Hot Thing» cierra con dos versiones, una Dub, mientras que el remix se va por encima de los ocho minutos.

Como decíamos, la macroversión de la reedición debe contar con más canciones inéditas. Una pena. El caso es que discos como Sign o’ the Times demuestra el genio creativo de Prince, una bestia de la naturaleza. Luego, llegarían muchos más discos, algunos sobresalientes, pero nunca llegaría a alcanzar este nivel.

Khruangbin, «Mordechai»

Tenía mis dudas al adquirir Mordechai, el tercer disco del trío de Houston Khruangbin, nombre complicado de pronunciar. Me fascinó «Time (You and I)», una canción fascinante, pero tenía mis dudas con otros temas. La carrera de los texanos venía precedido de dos discos, The Universe Smiles upon You (2015) y Con todo el mundo (2018), así como de un EP con su paisano Leon Bridges, Texas Sun (2020), un trabajo que tiene algunas aportaciones interesantes. El trío, formado por un virtuoso Mark Speer como guitarrista, Laura Lee como bajista y voz, y Donald DJ Johnson a la batería, se caracterizan por un sonido instrumental y psicodélico en el que van jugando con distintas influencias. En su bagaje caben desde exploraciones vinculadas al Santana más espiritual a tonos Funk, Soul e incluso del Flamenco y la Rumba, habiéndose declarado seguidores de El Fary (!). Mordechai ha sido el salto adelante de los de Houston, aunque la crítica no ha sido tan benevolente con el disco, algunas han sido tibias. Nos encontramos ante un trabajo muy ambiental y atmosférico que, en algunos momentos, se hace un tanto pesado, como si se estuviesen gustando mucho. Curiosamente, es cuando abordan canciones con la voz de Lee, estas crecen, así como cuando se muestran más eclécticos. Es un disco interesante, pero tampoco creo que sean de los que te dejan una gran huella, aunque tiene algunas canciones fascinantes.

El comienzo del disco con «First Class» ya nos indica el tono dominante del disco, un sonido ambiental, acompasado y psicodélico, con un punto Funk. El bombazo llega con la irresistible, por no hablar de su video, «Time (You and I)», una canción que aborda el Funk Soul de los setenta con la voz de Lee destacando, para no parar de bailar. «Connaissais de Face» nos retorna al instrumental con texturas psicodélicas y atmosféricas. Y en «Father Bird, Mother Bird» se adentran en los sonidos de Santana, es uno de los mejores instrumentales del disco. Menos lograda está «If There Is No Question» que es más psicodélica si cabe, con una voz de fondo sutil.

La segunda parte comienza con una rumbera «Pelota», canción cantada en español y que convence, fantástica. «One to Remember» es muy expansiva, de nuevo un instrumental que, por momentos, se hace un poco plomizo. Y regresan al toque de Santana en la guitarra con «Daerest Alfred», más pausada si cabe. Sin embargo, vuelven a demostrar que tienen puntos muy fuertes en canciones Pop como «So We Won’t Forget», de nuevo con la voz de Lee, y que va creciendo. El cierre es para la más ecléctica «Shida», que retorna a lo instrumental pero que cuentan con sonidos latinos e incluso flamencos.

Como hemos comentado, un disco que tiene grandes aciertos pero que también te deja como un poco frío, como si se produjese alguna desconexión en algunos momentos. Eso sí, compensa con canciones como «Time (You and I)».