Alicia Keys, «Alicia»

Tengo una gran debilidad por Alicia Keys. Desde su debut en 2001 con Songs in A Minor, del que hablaremos en 2021, Keys ha mantenido una carrera de siete discos que han jugado desde el R&B hasta el Soul, pasando por sonidos más urbanos. En realidad, tener que coger la antorcha de las voces femeninas de la música negra se antoja complicado. Si te están midiendo con Aretha Franklin y compañía…pues complicado. Pero, no es menos cierto que grandes artistas no han logrado mantenerse como lo ha hecho Keys. Lauryn Hill, Macy Gray o Erykah Badu tenían el talento suficiente, pero no quisieron o no pudieron, habiendo entregado clásicos. Otras muchas, quedaron en un segundo plano a pesar de haber logrado grandes discos como Toni Braxton, Mary J. Blige, entre otras. Pero, Alicia Keys ha mostrado más consistencia y en su discografía no hay bajonazos. Aunque su última entrega de 2016, Here, no generó un entusiasmo generalizado, a mí me parece un gran disco, más orgánico y desnudo. Cuatro años después, Alicia Keys retorna a sendas anteriores con Alicia, séptima entrega de su carrera cuyo lanzamiento se vio condicionado y retrasado por la pandemia de la COVID-19. Nos encontramos con un disco en el que aparecen las diferentes caras de Keys, con grandes canciones, y con numerosos colaboradores, coproductores y cocompositores.

«Truth Without Love» es el inicio con un sonido orquestal de los setenta y el piano omnipresente de Keys, con su voz rapeando. «Time Machine» es un tema fantástico de R&B, muy urbano con unas bases rítmicas muy poderosas, siendo una de las mejores canciones del disco. En «Authors of Forever» sigue con las bases potentes aunque aquí tira de un sonido más melódico, muy ochentero por otra parte, lo que le da un tono diferencial. «Wasted Energy» cambia el ritmo hacia sonidos más Reggae y del Afro Beat, un medio tiempo creciente que cuenta con la colaboración de Diamond Platnumz. «Underdog» es uno de los platos fuertes del disco al contar con la colaboración de Ed Sheeran en la composición y en la guitarra, siendo una canción muy Pop con el eclecticismo de turno. «3 Hour Drive» es una balada más insustancial sustentada en su gran voz, con unas bases menos logradas, con la colaboración Shampa. Las bases modernas siguen presentes en «Me x 7» con Tierra Whack, aunque con un ritmo más pausado. En «Show Me Love» cuenta con Miguel y se escora hacia un R&B más canónico, que le funciona muy bien.

La segunda parte comienza con una notable «So Done» con Khalid, más efectista si cabe, pero de nuevo un R&B con bases más modernas que la anterior. En «Gramercy Park» se va hacia el Soul más clásico con una mayor intensidad y con un cierto tono Góspel en los coros. «Love Looks Better» es un retorno a los ritmos del comienzo del disco, un sonido más endurecido y cambiando en la forma de cantar. En «You Save Me», con Snoh Aalegra, consigue una de las mejores canciones de todo Alicia apostando por su sonido más canónico y con el piano como protagonista central. En «Jill Scott», con la propia Scott, cambia de nuevo el tono con un R&B que tiene incluso un punto jazzístico. La penúltima canción es una intensa «Perfect Way to Die», que se basa en Keys interpretando al piano, y que es una de las canciones menos logradas. No ocurre lo mismo con «Good Job», una de las cimas del disco, que basándose en los mismos elementos, su voz y el piano en primer plano, consigue salirse.

Alicia Keys nunca decepciona y sigue sumando discos potentes. En este caso, posiblemente le sobraba alguna canción, pero también hay que destacar los sonidos más modernos, esos R&B en los que tira de Hip Hop y otras influencias, y en los que demuestra su versatilidad, pero sin dejar sus señas de identidad, su gran voz y su talento al piano.

Los años de triunfo de Lisa Stansfield

Nuestros recuerdos y afectos en el mundo de la música, como en todo, suelen estar marcados por los momentos en los que esos artistas y bandas aparecieron. A mí me pasa con algunos que me siguen gustando mucho. Es el caso de Simply Red (sí, ya sé, pero me gustan y habrá artículos), y por supuesto Lisa Stansfield. Stansfield no va a ser reconocida como una de esas grandes voces de la música Pop, no llegará a ese punto, pero durante unos años sacó unos discos de canciones Pop, con influencias Soul, R&B y Disco que la situaron en el mapa, vendiendo millones de discos. Encuadrada incluso en el Blue-Eyed-Soul, Stansfield también cuenta con una gran voz y en esos años compuso, porque componía ella con su pareja Ian Devaney, hitos como «All Around the World», «This Is The Right Time», «Change», «Set You Loving Free», etc. El cambio de década, de los ochenta a los noventa, fueron suyos, pero luego, como a tantos otros y otras, se diluyó su figura exceptuando por un fogonazo potente que fue su cuarto disco, Lisa Stansfield, en 1997. Pero vayamos al comienzo de nuevo. Los primeros años de Stansfield pasan en Blue Zone, junto a Devaney, una banda que publica un disco en Arista, titulado Big Thing (1988). Desapercibidos, se apuesta por Stansfield en solitario aunque Devaney y Andy Morris, el otro integrante de Blue Zone siguen en el proyecto. Affection sale en 1989 y vende millones de discos. Stansfield muestra una imagen de cotidianidad y sencillez con unas canciones Pop con sonidos Soul y Disco que se convierten en auténticos hits. Sigue luego Real Love (1991) que, en la misma línea y con el mismo equipo, no logra repetir el éxito. Aquí, la carrera de Stansfield se da va diluyendo, So Natural (1993) no tiene mucha trascendencia. Pero, en 1997 sorprende con un gran Lisa Stansfield. Desde entonces, cuatro discos más en un cuarto de siglo, el último Deeper en 2018, en una segunda o tercera línea, y su participación en algunas películas. De lo que no cabe duda es que Lisa Stansfield tuvo un comienzo fulgurante y que se le daban mejor las canciones pegadizas y bailables que las baladas románticas y los medios tiempos. Biography: The Greatest Hits se publicó en 2003, es muy completa, tiene todos sus éxitos sin seguir un orden. Vamos con ella.

Comienza con «Change», del Real Love, una canción que va en ascenso, comienza de forma lenta pero luego se convierte en un cañonazo con vientos y cuerdas incluidos en una gran labor de producción. Luego llega «Someday (I’m Coming Back)», un tema de música Disco que estaba incluida en la banda sonora de El guardaespaldas (1992), que en su momento no recordaba pero que es una de esas joyas escondidas en el disco. «This Is The Right Time» es una canción pegadiza a más no poder, una maravilla producida por Coldcut, que fue uno de sus primeros éxitos. Y en 1997 regresó con «The Real Thing», elegante y vibrante, esas cuerdas tan elegantes y un sonido más Soul. «People Hold On» fue la canción que grabó con Coldcut antes de lanzarse en solitario, pelotazo de música Disco ochentera muy de la época. En «In All the Right Places», de la banda sonora de Una proposición indecente (1993), muestra que esta clase de baladas no le funcionan tan bien, ciertamente se queda en una canción empalagosa.

Mejor le queda «So Natural» de su tercer disco, aunque no puede estar a la altura de sus hits, a pesar de que al final remonta gracias a las cuerdas. De 1991 llega «Time to Make You Mine», una canción muy producida y en la que Stansfield canta de forma más sensual. Una de mis debilidades es «Live Together» de 1989, una cancionaza que tiene un punto Soul y que es muy atractiva, y que la recuerdo de aquellos años, cuando salió como single a comienzos de los noventa. «Little Bit of Heaven» llega de su tercer disco, de nuevo la producción llevada más allá y con un ritmo machacón al principio que luego deriva hacia un todo más melódico y gana mucho, una sorpresa después de tantos años. «Set You Loving Free» es otra de mis favoritas de Stansfield, procedente de su segundo disco tiene unos vientos muy logrados y unas cuerdas que le dan un toque de los setenta. De las más modernas en el tiempo de la recopilación, «Let’s Just Call It Love», un R&B en el que mantiene sus bases pero que ya no tiene la misma fuerza.

El tercio final del disco comienza con su imprescindible versión del «Never, Never Gonna Give You Up» de Barry White, a mí me parece que es brillantísima porque Stansfield agarra la esencia de la canción y la lleva a su terreno, perteneciente a su disco de 1997. También aparece su intenso dúo con George Michael con «These Are the Days of Our Lives», que cantaron junto a Queen en el homenaje a Freddie Mercury en Wembley en abril de 1992. «Down in the Depeths» es la versión del tema de Cole Porter en el disco colectivo para recaudar fondos contra el SIDA Red Hot + Blue de 1990, donde tira de un sonido más canónico de Big Band. «All Woman» de 1991 es una muestra más de que las baladas propias no eran lo suyo, aquí destacan las cuerdas. Y el cierre es para «All Around the World», dejada para el final, su mayor éxito, un número 1 mundial que juega con un medio tiempo ascendente e intenso.

Seguramente Lisa Stansfield no esté entre las artistas más recordadas de la época, aunque no sea de la categoría «One Hit Wonder», y su carrera posterior a la década de los noventa no haya tenido mucha repercusión, pero aquellas canciones siguen sonando fantásticas. Lisa Stansfield tenía algo y lo demostró con una colección entre la que se colaron algunas maravillas.

«Days Like This» o la luminosidad de Van Morrison

La relación con nuestros artistas y bandas favoritas suele estar marcada por la variable generacional, los que son de la época, los que coinciden generacionalmente. Pero, obviamente, también están aquellos y aquellas que no son de tu generación y que los coges por el camino y, luego, vas descubriendo sus obras pasadas. Es el caso de Van Morrison, que nos tocó conocerlo en el tramo central de la década de los noventa. Sí, un poco tarde. Vale que conocíamos el «Gloria» y recuerdo que Too Long in Exile de 1993 fue saludado como un regreso por todo lo alto. Luego llegó una actuación en 1994 en una entrega de premios británica que echaron en Canal + que me dejó impactado. Y, a partir de ahí, ya no me pude quitar a Van Morrison de la cabeza, hasta hoy. Ese mismo año llegaría un directo impactante, A Night in San Francisco, que me compré varios años después. Pero, en 1995 Van Morrison comenzó un lustro también productivo a más no poder. De ese año a 2000 sacó ¡siete discos! y el recopilatorio de descartes The Philosopher’s Stone (1998). De todos estos discos, tres no eran colaborativos: Days Like This (1995), el mejor que fue The Healing Game (1997) y Back on Top (1999). A mí es una trilogía que me gusta mucho, es un Van Morrison poderoso y con esa mezcla de sonidos que van del Soul al Jazz, pasando por el Rhythm & Blues o los toques acústicos del Folk más luminoso.

Reconozco que me llamó la atención la portada del disco, en ella Van Morrison aparece con la que era entonces su mujer, Michelle Rocca, que también aparecía en la portada del disco de homenaje que le hicieron en 1994, No Prima Donna: The Songs of Van Morrison, bueno, aunque estuvo él involucrado en el mismo, seleccionando canciones y artistas, entre las que se encontraban Sinead O’Connor, Elvis Costello, Lisa Stansfield, Marianne Faithfull o Liam Neeson, entre otros. El matrimonio de Morrison y Rocca llegaría hasta 2018, pero esa es otra historia. El caso es que son años en los que Van Morrison se rodeaba de unos músicos tremendos. En este Day Like This están Pee Wee Ellis, James Hunter, su hija Shana Morrison o el fantástico Brian Kennedy, que hacía unos contrapuntos de voces increíbles, el vozarrón de Morrison frente a la delicadeza de Kennedy. Disco de sonido clásico, los vientos se imponen en todo momento. Vamos con ello.

«Perfect Fit» es una gozada, cancionaza con la armónica de Van Morrison y los vientos como protagonistas, y Kennedy dando la réplica. Luego llega el medio tiempo «Russian Roulette», en la misma línea, pero aquí con una guitarra acústica que encaja a la perfección, sin olvidar la armónica. Y en el tono intimista de un Astral Weeks aparece «Raincheck», ese sonido místico con su tono Folk. «You Don’t Know Me» es más intensa, tiene mayor protagonismo Shana Morrison, siendo de corte más clásico. El poderío vuelve con la tremenda «No Religion», una de las mejores canciones del disco, el Hammond impactante y el dúo entre Morrison y Kennedy fantástico, siempre fue una de mis canciones favoritas del disco. «Underlying Depression» rebaja el tempo, es un medio tiempo elegante y con un saxofón destacado.

La segunda parte comienza con la chispeante «Songwriter», una canción del R&B en la que los vientos destacan. Y llega «Days Like This», un tema que te engancha a la primera, un medio tiempo ascendente de nuevo con esos vientos poderosos y con una interpretación de Van Morrison impactante. De nuevo Shana Morrison toma protagonismo en «I’ll Never Be Free», que da paso a un cierre de traca. Primero con «Melancholia», una canción melancólica en la que cantan Morrison y Kennedy de nuevo y que va creciendo con los vientos. Luego llega «Ancient Highway», casi nueve minutos de canción que comienza con un saxo jazzístico pero que va hacia tonos más complejos y en la que el Hammond vuelve a brillar. Y, al final, otra de las joyas del disco, los más de seis minutos de «In the Afternoon», melancolía y la armónica de Van Morrison otra vez lanzada.

1995, como decíamos, y a mí este disco me enganchó, como lo haría el The Healing Game, más oscuro y mejor todavía, y Back on Top. Años maravillosos sin duda, con un Van Morrison con esa estética tan Soul y Blues, gafas de sol, traje negro, sombrero…A partir de ahí, todo fue ir descubriendo grandes discos y canciones que siguen acompañando e, incluso, vuelve a demostrar que tiene fuerza como con su último disco, Three Chords and the Truth (2019), aunque por el camino haya puesto el piloto automático más de lo que nos hubiese gustado. Pero es Van Morrison.